Apuntes sobre la minificción en Áncash, Perú

Por Juan Martínez Reyes[1]

 La minificción, también llamado microrrelato, es una forma narrativa que se caracteriza por su brevedad, su narratividad y su ficcionalidad. Esto es corroborado por Rojo (2016), quien señala de manera muy específica que la minificción “es una forma literaria muy breve, narrativa y ficcional”. (p. 376).

Sin embargo, un aspecto que aún no se define es la extensión que debería tener un microrrelato, algunos, como Rojo, afirman que no debe poseer más de 1500 caracteres, que equivaldría aproximadamente a unas 300 palabras.

Perú no ha sido ajeno a este fenómeno literario, pues según las fuentes encontradas y a través del estudio bibliográfico del investigador y escritor Rony Vásquez (2012), entre los antecedentes de la minificción están los siguientes libros: Fábulas Quechuas (Caracas – 1906) de Adolfo Vienrich, El tonel de Diógenes (México – 1945) de Manuel González Prada, donde se encuentra el texto “Memoranda”, Contra el secreto profesional (Lima – 1973) de César Vallejo, donde se encuentran algunos microrrelatos, como éste que no tiene título: “Conozco a un hombre que dormía con sus brazos. Un día se los amputaron y quedó despierto para siempre”.

De igual modo, existen algunas revistas donde se incluyeron algunos microrrelatos, como lo señala Rony Vásquez (2012), entre las más antiguas están: Variedades. Revista Semanal Ilustrada (1905), Studium N°2 (1920), Rascacielos (1926), Revista Amauta N° 18 (1928), entre otras.

En lo que respecta al departamento de Áncash, el pionero de la microficción fue Julio Ortega Cuentas, quien publicó su libro Diario Imaginario (1988). Años después, Carlos Eduardo Zavaleta Rivera publica Cuentos brevísimos (2003), que posteriormente se edita en Lima en el 2007. Para abordar el estudio de la minificción en Áncash, lo hemos dividido en dos segmentos, la minificción costeña y la minificción andina, para hacer el deslinde.

  1. La minificción costeña

El origen del microrrelato en Chimbote se remonta a hace más de tres décadas, con la publicación del libro Diario Imaginario (1988) de Julio Ortega Cuentas. Quince años después, aparece El aullar de las hormigas (2003) de Ítalo Morales. Tres años después, se publica Lindero Prohibido (2006) de Gonzalo Pantigoso, donde están presentes algunos microrrelatos. Ese mismo año, Enrique Tamay, publica en Lima el libro de microrrelatos De infidelidades y demás yerbas (2006) y cuatro años después, se publica una edición en Chimbote. En el año 2009, Róger Antón Fabián publica Paraíso recuperado. Historia libresca de un ladrón. En ese mismo año, Christian Ahumada Heredia participa con un microrrelato en la Antología de cuento Catástasis (2009), también, en ese año, Julio Ortega Cuentas publica dos microrrelatos en la Antología Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana (2009). En el 2010, aparece la Antología Pocas Pulgas. Microficción ancashina, donde figuran microrrelatos de Christian Ahumada, Róger Antón y otros autores de Áncash. Ese mismo año, Óscar Colchado Lucio publica Sabidurías del Cuto Sánchez (2010). En el 2011, se publica el libro Nostalgias de un viajero de Edin Flores Correa. Y, en el 2013, se publica la Antología Microcuento Érase una vez un microcuento con Diversidad Literaria en España, donde está presente un microrrelato de Pablo Moreno Valverde, quien publicó también en la Antología Lecturas del PerúEscritores del siglo XXI de la Universidad Poitiers (Francia 2014), entre otras.

Posteriormente, aparecen algunos microrrelatos en las antologías del Grupo Literario Isla Blanca, en el libro El resplandor de la tarde (2015), donde se presentan algunos textos de Gonzalo Pantigoso y Gloria Díaz. En ese año, Ricardo Ayllón publica en Chimbote en Línea diez microrrelatos navideños. Al año siguiente, se publica Desde el silencio (2016), donde figuran los microrrelatos de Gonzalo Pantigoso. En la antología Navío al viento (2017), están los textos de Norma Jiménez, Pablo Torres y Félix Ruiz. De igual modo, en la Marea N° 23 (2017), están presentes los microrrelatos de Gonzalo Pantigoso, Pablo Torres, Gloria Díaz, Sixtilio Rojas y Norma Jiménez. Ese mismo año, Patricia Colchado Mejía, publica dos microrrelatos en la Antología de microrrelatos policiales Dispara usted o disparo yo de la Revista Brevilla de Chile. En 2018, la Casa de la Literatura Peruana publica la Antología de Microrrelatos Bibliotecuento, donde se compila los microrrelatos ganadores y finalistas de los años 2016 y 2017, en el cual aparece “El enigma” de Juan Martínez, quien recientemente ha publicado su plaqueta de microrrelatos Juego Final por Ediciones Awen (Venezuela – 2021). En el 2020, Elvis Cerrinos publica el microrrelato “Deslúcida” en la Revista Íkaro de Costa Rica, y hasta el momento, sigue publicando en diversas revistas digitales. Ese mismo año, el microrrelato “El loco” de Luis Hervias figura la Antología de Microrrelatos Pluma, tinta y pape”, en España.

1.1 Características de la minificción costeña

Para este estudio estamos considerando textos que no pasen de dos páginas o su equivalente a quinientas palabras.

A) Formas y Modos:

  • INTERTEXTUALIDAD:

Este recurso consiste en la relación existente entre dos textos de diferentes autores, dicha correspondencia se puede manifestar a través de hechos o personajes.

En la Marea N° 23 (2017), encontramos el microrrelato de Pantigoso, “Suicidio divino”, presentado desde la perspectiva del personaje mitológico de Aquiles, un semidiós: “Fue entonces que al ver la flecha disparada por Paris, con la esperanza de recibir la redención humana, decididamente le entregó la fragilidad de su talón”.

En el microrrelato “El origen” (publicado en la Marea N° 23) de Gloria Díaz, también se maneja este recurso, donde nos presenta una parte del Génesis de la Biblia, es decir, a los primeros habitantes de la Tierra; Adán y Eva. En el texto se lee: “Él estaba muy ocupado en la cosecha de los frutos y ella, hastiada de la belleza y la inmensidad del paraíso, recorría a solas cada tramo del edén”.

  • LA REESCRITURA:

Consiste en tomar un texto para crear uno nuevo, teniendo en cuenta la estructura o contenido del primero.

Este recurso literario es empleado por Ricardo Ayllón, en su microrrelato “Vigilia”, donde hace alusión a “El dinosaurio” de Monterroso, consta de diez palabras, incluyendo el título: “Cuando el niño despertó, Papa Noel todavía estaba allí”.

  • EL FINAL SORPRESIVO:

Es uno de los recursos más utilizados por los autores de minificción. El final sorpresivo consiste sn concluir una historia de forma inesperada. Esta técnica narrativa es manejada por Edin Flores, en su microrrelato “Juego” (publicado en Nostalgias de un viajero): “Todo está preparado para dar inicio a la ejecución del reo… La palabra ¡DISPAREN! está a punto de eclosionar en los labios del general. Demasiado tarde. El niño obedeciendo el llamado de su madre, abandona los soldados de plástico que le había regalado su padre”.

Otro autor que emplea este recurso es Elvis Cerrinos, en su microrrelato “Deslúcida” (publicado en la Revista Íkaro de Costa Rica): “La indiferencia reina ante su presencia. Su cabeza sin cabellera alguna, la hace terrorífica y sus ojos parecen volar como resortes. Sus movimientos se han detenido. Sus pilas necesitan ser recargas o cambiadas”.

De igual modo, Luis Hervias en su microrrelato “El loco” (publicado en la Antología de Microrrelatos Pluma tinta y papel en España) maneja también esta técnica: “Mientras transitaba por el oscuro sendero, Heriberto encontró la zapatilla de su hijo. Impulsado por la idea de hallarlo siguió caminando. Una sombra energúmena le aguardaba. Tiempo después, el desquiciado joven nunca se enteraría que, al asesinar a su persecutor, estaba quedándose huérfano”.

  • ELIPSIS:

Este recurso demanda de la complicidad del lector para poder completar la historia. Además, en algunos textos, debido a su extrema brevedad, exige los conocimientos previos del lector en las diferentes áreas del saber: historia, filosofía, literatura, arte, entre otros. Citamos los siguientes microrrelatos:

“La última travesía” de Pantigoso: “Y al final de todo… la barca, el barquero y tú: con una moneda invisible, en cada uno de tus ojos cerrados”.

También tenemos el microrrelato “Duelo”, de Torres, que consta de siete palabras incluyendo el título: “Quiso disparar, pero ya era inmaterial”.

De igual modo, este microrrelato inédito de Pablo Moreno, uno de los más breves en la narrativa de Chimbote, titulado “Julio César”: “Munda, me espera”.

  • IRONÍA:

Es otro de los elementos más empleados en la minificción. Consiste en sugerir significados al poner en contraposición dos entidades singularmente opuestas.

Entre los autores que manejan la ironía como un recurso narrativo, encontramos a Enrique Tamay, en su microrrelato, “Confesión de parte” (publicado en el libro “De infidelidades y demás yerbas”): “Me lo tengo bien merecido: yo también le quité la mujer al mejor de mis amigos”.

Otro autor que emplea la ironía es Pablo Torres, en su texto “Imprevisto” (publicado en la Marea N° 23): “En breves instantes todos morirían en aquel avión. La bomba explotaría como él lo había previsto. Mientras escapaba disfrutaba al pensar que solo él sobreviviría, pero su paracaídas nunca se abrió”.

Igualmente, otro autor que maneja este recurso es Sixtilio Rojas, en su microrrelato “Sueño cerrado” (publicado en la Marea N° 23): Hoy su nieto no sale de los videojuegos y el campo deportivo se alquila por horas”.

De igual modo, Morales en su microrrelato “El unicornio” (publicado en El aullar de las hormigas): “El caballo, al mirarse en el espejo, decidió averiguar en qué momento la yegua le fue (parcialmente) infiel”.

También podemos citar el microrrelato “Escarnio”, de Ayllón: “¿Y qué planes para Navidad?”, graznó, cachaciento, el pato, recordándole una vieja rencilla al pavo.

B) Rasgos formales

  • NARRADOR:

En la minificción costeña, encontramos que los autores emplean dos tipos de narradores: narrador omnisciente (tercera persona) y narrador personaje (primera persona).

  • NARRADOR PERSONAJE: Citamos los siguientes textos con esta característica:

Por ejemplo, en el microrrelato “La cueva”, de Norma Jiménez: “Cuando me capturó la ronda campesina gritaba a una sola voz: jitaricushum, jitaricushum…”

De igual modo, encontramos el microrrelato “Visita nocturna”, de Juan Martínez: Otra vez aquella figura siniestra se acerca. Resplandecen sus ojos escarlatas en la oscuridad. Estoy pasmado de terror. Ciertamente esta vez me llevará. Ya no es una pesadilla”.

También podemos mencionar el microrrelato “Cuento de la Sierra Madre”, de Julio Ortega: “El hombre que me lleva preso busca sin prisa un atajo donde poder dispararme y cumplir con su tarea. Conoce este camino y sabe que a la vuelta de unas rocas la sierra se despeja…”

Igualmente, citamos el microrrelato “Me duele tu olvido”, de Félix Ruiz: “Era inmenso el cariño que me brindabas. Mi rostro era sonrosado porque tu amor circulaba por todo mi cuerpo. Yo me nutría con tus besos y mi dicha era inmensa en tus brazos que me mecían…”

Además, encontramos el microrrelato “Contemplación”, de Christian Ahumada: “Su mirada me inquieta, sus ojos parecen inspeccionarme con minuciosidad, buscan algo en lo más recóndito de mí, no me abandonan. No cabe la menor duda: aquel joven me observa, me acecha en silencio, lentamente…”

  • NARRADOR OMNISCIENTE:

Citamos los siguientes microrrelatos donde se ha utilizado este tipo de narrador:

“Encuentro abrupto”, de Flores: “Cuando Pedrito asomó la cabeza, se percató que la tétrica y espeluznante realidad a la cual se incorporaba, no era ni siquiera la sombra de aquel mundo de ensueño que acababa de dejar. Entonces comenzó a llorar”.

“El último deseo”, de Pantigoso: “Al fin iba cesar el miedo, el terror, la zozobra. El cruel sanguinario era conducido al patíbulo. Aquel pueblo viviría tranquilo a partir de ahora…”

“La bella pasajera”, de Ortega: “Iba él en sentido contrario ese mediodía entre la clara muchedumbre a la hora de los regresos al deber o la deuda…”

“La promesa”, de Gloria Díaz: “No obstante la promesa de amarse por toda la eternidad, la implacable enfermedad se llevó al hombre de su vida…”

“Ineptitud”, de Ayllón: “El viejo casi ciego se sintió burlado mientras los duendes le leían las cartas de los niños, la tecnología de esos juguetes era real, o los enanos que trabajaban para él planeaban matarlo de impotencia”

“Zapato rojo”, de Sixtilio Rojas: “Fue intensa su alegría cuando encontró su zapatito. Ahora cumpliría su sueño de ponérselos con su vestido rojo…”

“La pistola”, de Patricia Colchado: “En el primer capítulo, el escritor hizo una descripción del despacho del protagonista. Dominaba la habitación un gran escritorio. Había una pistola escondida en el fondo del último cajón…”

Así pues, a través de este corpus hemos podido comprobar que existe una predilección por narrar historias manejando un narrador omnisciente.

2. La minificción andina

En lo que respecta a la zona andina, el primer libro de minificción es Cuentos brevísimos (2003) de Carlos Eduardo Zavaleta Rivera. Dos años después, aparecen los libros Algunas mentiras y otros cuentos (2005) de Daniel Gonzáles Rosales y Taller de Bagatelas (2005) de Román Obregón Figueroa. En el 2019, se publica El viaje y otros microrrelatos de Enrique de la Cruz. Al año siguiente se edita La fiesta (2020) de Omar Robles Torre, donde figuran dos microrrelatos.

2.1 Características de la minificción andina

A) Formas y Modos

  • INTERTEXTUALIDAD:

El manejo de este recurso se presenta en el microrrelato “Confesión de David”, de Enrique de la Cruz, quien hace alusión a dos personajes bíblicos: “No es que sea diestro con la honda. Simplemente Goliat era un blanco enorme”.

Otro autor que usa la intertextualidad es Daniel Gonzáles, en su microrrelato “Eva, Adán; hoy”, dos personajes bíblicos muy conocidos:

“Sentada frente al espejo, descubrió la vanidad. Se vio perfecta. Miró por la ventana y supo lo que quería. Dio sus pasos sin mirar atrás. No quiso oír. Cruzó el umbral y cerró tras de sí la puerta, segura de no volver. Él solo otra vez, pensó que era vano esperar. Entonces tuvo que inventarla”.

  • ELIPSIS:

He aquí un microrrelato que maneja la elipsis.

¡Sálveme, por favor!, de Zavaleta: “Un hombre pobre y hambriento ve desde lejos a una posible suicida prepararse a saltar de un puente de Miraflores…”

  • FINAL SORPRESIVO:

Aquí presentamos algunos textos que manejan esta técnica narrativa:

“Tiempos difíciles”, de Enrique de la Cruz: “– Hoy tampoco comeremos – dijo tristemente el padre a su familia al llegar a casa. Ya era el quinto día que no cazaba un solo turista en el bosque”.

“Por la calle paralela”, de Obregón: “Le decían Patucho, siempre sediento de ron. Dormía donde sus corvas doblaban la borrachera en sueño de roca. Ayer, cuando despertó, no tuvo sed como otras veces. ¡Qué raro! Las calles estaban pobladas de gente que hacía tiempo no veía. Sin detenerse a pensar ni preguntar, emparejó sus pasos a los de los peregrinos. Nadie hablaba. Patucho comprendió que los espíritus no necesitan comunicarse con palabras ni gestos”.

  • FINAL ABIERTO:

¡Sálveme, por favor!, de Zavaleta: “Un hombre pobre y hambriento ve desde lejos a una posible suicida prepararse a saltar de un puente de Miraflores.

Corre a disuadirla, pero es en vano, ella gesticula y avanza en sus deseos, tanto, que él dice una frase extraña, tal vez dictada por otro:

—No lo haga —dice, forcejeando con la mujer—. ¡No lo haga por usted, sino por mí, por favor, sálveme a mí!”

B) RASGOS FORMALES:

  • NARRADOR:

En lo que respecta al tipo de narrador utilizado por los autores andinos, encontramos el narrador omnisciente y el narrador personaje.

  • NARRADOR OMNISCIENTE:

Aquí mencionamos los siguientes microrrelatos que manejan este tipo de narrador:

“La lección”, de Obregón: “Los pobladores de la barriada olvidada sembraron migajas de pan y cosecharon racimos de esperanza. El mandatario de la nación recibió uno de esos racimos y, por primera vez, quedó turbado”.

“El amor paralelo”, de Zavaleta: “…Cuando comprobó que ella no había salido por ninguna de las grandes puertas, corrió a la sacristía y pudo trasmitir su miedo y al fin su desesperación…”

“El baile”, de Robles: “Una canción de finas melodías sale de los parlantes de la discoteca. Se decide a sacar a bailar a la chica más linda de todas, la toma por la cintura, la sujeta fuerte, le susurra algo al oído, ella sonríe…”

“Eva, Adán; hoy”, de Gonzáles: “Sentada frente al espejo, descubrió la vanidad. Se vio perfecta. Miró por la ventana y supo lo que quería. Dio sus pasos sin mirar atrás. No quiso oír. Cruzó el umbral y cerró tras de sí la puerta, segura de no volver. Él solo otra vez, pensó que era vano esperar. Entonces tuvo que inventarla”.

“Noé y el diluvio” de Enrique de la Cruz: “Al despertar, Noé supo que el diluvio había sido solo un sueño provocado por la falta de agua en el desierto”.

  • NARRADOR PERSONAJE:

Entre los textos que emplean este tipo de narrador podemos mencionar los siguientes:

“El abrazo del oso”, de Zavaleta: “Vi el más tremendo y cruel abrazo de oso en una civilizada calle de Miraflores, y no se trataba de un circo, ni tampoco había un oso. El más alto de los alumnos del próspero colegio Champagnat tenía por costumbre, a la hora de salida, el llevarse del cuello a otro alumno…”

“Confesión de David”, de Enrique de la Cruz: “No es que sea diestro con la honda. Simplemente Goliat era un blanco enorme”.

En conclusión, en lo que concierne a la microficción en Áncash, podemos afirmar que los microrrelatos cumplen con los tres rasgos importantes señalados como características de este género: la brevedad, la narratividad y la ficcionalidad. Además, resulta factible reconocer a Julio Ortega Cuentas como el autor que inaugura el género de la minificción en Áncash, quien también fue pionero en otro género, la novela.

Aunado a ello, es importante hacer la distinción de que existe una notable diferencia en cuanto a producción de obras de minificción en la costa, en comparación con la zona andina.

A su vez, sobre la forma de la ficción, observamos que algunos de los recursos que más se utilizan en la minificción ancashina son la intertextualidad y la ironía. Mientras que el tipo de narrador más frecuente por parte de los autores de minificción ancashina es el narrador omnisciente.

Es importante señalar que la forma de difusión de los microrrelatos en Áncash se da a través de libros, blogs, páginas web, revistas digitales y antologías. Lo que hace posible localizar y reconocer una larga lista de autores que se desenvuelven en este género. Así pues, los autores que cultivan la minificción en Áncash son: Julio Ortega, Carlos Eduardo Zavaleta, Ítalo Morales, Enrique Tamay, Gonzalo Pantigoso, Enrique de la Cruz, Román Obregón, Róger Antón, Christian Ahumada, Óscar Colchado, Daniel Gonzáles, Pablo Moreno, Edin Flores, Ricardo Ayllón, Patricia Colchado, Omar Robles, Norma Jiménez, Gloria Díaz, Félix Ruiz, Sixtilio Rojas, Pablo Torres, Luis Hervias, Elvis Cerrinos y Juan Martínez.

 

 

 

Bibliografía.

Pujante, (2013) El microrrelato hispánico (1988 – 2008): teoría y análisis. Tesis doctoral.

Rojo, V. (2006) La minificción ya es lo que era: una aproximación a la literatura brevísima. Cuadernos de Literatura. Pág. 374 – 386. http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.cl20-39.mnel

Rojo, V. (1997) Breve manual para reconocer minicuentos. (1ra. ed.). México: Universidad Autónoma Metropolitana.

Vásquez, R. (2012) Bibliografía de la creación y crítica literaria sobre la minificción peruana. El Cuento en Red. Estudios sobre la ficción breve. Pág 58.

 

[1] Juan Martínez Reyes (Chimbote – Perú). Se licenció en Lengua y Literatura (Universidad Nacional del Santa). Integra el Grupo Literario “Isla Blanca” (Chimbote). Participó en la Antología de cuentos “Desde el silencio” (2016) y “Navío al viento” (2017). Antologado en la Revista Poética Marea N° 23 (2017), Marea N° 24 (2018), Marea N° 25 (2019), Marea N°26 (2021). Publicó su plaqueta de microrrelatos “Juego Final” (Venezuela – 2021). Ha publicado en revistas literarias de diversos países: Perú, Chile, Colombia, Argentina, Venezuela, Bolivia, Costa Rica, Honduras, México, Estados Unidos y España. Finalista en el II Concurso de Microrrelatos Bibliotecuento, organizado por la Casa de la Literatura Peruana (2017) y finalista en el Primer Certamen Literario Internacional Lone Star, organizado por Poetas Houston (Estados Unidos, 2020).

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