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El padre que no queremos ser: Desaprendiendo la paternidad con John Cheveer

Por Alan Román[1]

Muy bien, es hora de que hablemos de patriarcado. Sí, sé que este término parece sobreexplotado últimamente, pero si reconocemos una masculinidad hegemónica, ésta no podría serlo sin el patriarcado. Comencemos con lo más sencillo, que en la mayoría de los casos es donde más confusiones hay. El patriarcado es un sistema social por el cual los hombres tenemos ventajas y privilegios sobre las mujeres (Lerner, 1990) implicando una jerarquía tanto institucional como cultural masculina. Y ya los estoy escuchando: “¡Yo nunca en la vida he tenido privilegios sobre las mujeres a mi alrededor! ¡Yo he tenido que partirme el lomo por lo que tengo como cualquier otra persona!” Si, Emanuel, ya te oímos, ahora sigue leyendo. Estas son aseveraciones comunes, pero erróneas, porque sí tenemos privilegios, sí tenemos que cuidarnos menos, que pensar menos en nuestras acciones, pero lo que ocurre es que muchas de las situaciones son cotidianas y nadie nos ha enseñado a observar o criticarlas, sino todo lo contrario, se han empeñado en reproducir los estatutos que reafirman este sistema. Lo que termina por formarnos como varones egoístas, machistas y discriminadores.

Parte de la labor para normalizar los preceptos patriarcales la ejecutan los medios y productos culturales, es decir, las películas, las novelas, las telenovelas, los libros, etc. Ahí solemos encontrar historias donde se resalta la acción masculina, relegando la femenina a tropos secundarios, y son los mismos productos culturales los que han creado el monolito sagrado del padre todopoderoso. La figura que aplica una paternidad dura, ríspida, como un modelo perfecto para reproducir la masculinidad hegemónica (Rodríguez, Pérez y Salguero, 2010). Crecemos con una figura masculina, real o ficticia, que nos hace crecer y añorar imitarlo, para en un futuro nosotros ser los que inspiremos a nuestra progenie. Por ello parece que los hombres no podemos dejar de ser padres, no podemos quitarnos el estigma del deber cumplir como proveedores y ejemplos a seguir, que hará de nosotros hombres completos, aunque nuestro mismo desequilibrio emocional afecte al de nuestros hijos o pupilos. Pero los productos culturales no son los únicos responsables de esta construcción de deseo paternal, sino las propias experiencias sociales Leer más

Un diálogo sobre el Patrimonio Documental como símbolo de la memoria

Imagen tomada de archivogeneral.zacatecas.gob.mx

Por Carla Isabel Rodríguez Saucedo[1]

Resumen

A través de las eras, el ser humano se ha valido de diversos métodos de comunicación para transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones, implementando sonidos, señas, formas, colores, etc., sin embargo, estos se hayan atados a un significante sociocultural que limita el entendimiento universal. No es si no hasta la invención del papel que podemos dar cuenta de los sucesos acontecidos en épocas pasadas y posteriormente, y ampliar la recepción de los mensajes gracias a la invención de la imprenta.

Introducción

El impacto que ha precedido el uso del libro como un medio de comunicación masivo ha cambiado el devenir de la humanidad y la forma en cómo interactúan unos con otros. Actualmente, se producen cerca de 340 millones de libros en México, por lo que el esfuerzo por conservar el acervo documental es titánico, ya que las capacidades necesarias en espacios como bibliotecas, museos o librerías se ven rebasadas en comparación con la fuerte oferta y cada vez menor demanda. ¿Cómo es posible definir qué libros conservar y cuáles no? ¿Cuáles pueden ser considerados patrimonio y lograr un estatus lo suficientemente relevante para sobrevivir al paso del tiempo y a los cambios socioculturales?

Fotografía: Carla I. Rodríguez. PRÓLOGO GALEATO. RELACIÓN DE LA VIDA DE LA V. MADRE SOR MARÍA DE JESÚS, 1759. Resguardado en la Biblioteca de Colecciones Especiales Elías Amador, Zacatecas, Zac.

El patrimonio documental forma parte de una larga lista de bienes culturales que se consideran importantes para el desarrollo y entendimiento del ser humano. Esto antecede a la construcción simbólica que envuelve la cultura y el entorno social de una comunidad, en la cual se ven inmiscuidos diversos aspectos de identidad, lengua y creatividad, englobando así una larga lista de componentes, conocimientos y bienes de distinta índole, tanto materiales como inmateriales.

Por ello, desde hace ya un par de décadas, la UNESCO, así como otras instituciones nacionales y académicos especialistas, se han encargadoLeer más

Nicte-Há Ziüg | Poemas

Nicte-Há Ziüg (1996). Poeta de piel morena. Habita en un cruce de fronteras, bajo las faldas del Huizachtepetl en el Valle de México. Es psicóloga social comunitaria, y desde la palabra colectiva construye espacios de autonomía creativa con niñas y mujeres. A partir de 2020, ha generado una serie de círculos y talleres para el acompañamiento feminista desde la escritura creativa y la cartografía corporal (Resonar por los bordes, 2020; Territorios poéticos desde la memoria corporal; Cuerpas entramadas: bordándonos entre la cuerpa y la palabra; Escribir para encontrarnos; Memorias poéticas desde el cuerpo-territorio, 2021); y de manera conjunta y autogestiva publicó el “Cuadernillo de poesía para mujeres que escriben» (Vol. 1 Raíz; Vol. 2 Tallo, 2021), y “Resonar por los bordes: Mujeres escribiendo desde las periferias” (2022). Actualmente forma parte de la Escuela Feminista Comunitaria de Creación literaria, convocado por la Colectiva Ingrávida.

 

La era de la ciclicidad sangrante

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