Estado y capitalismo, dos caras de la misma moneda

Una mirada desde Saskia Sassen

Por Jorge Eduardo Yáñez Lagos[1]

Introducción

El presente artículo analiza el rol del Estado en la configuración del sistema económico capitalista contemporáneo, a partir de los planteamientos de Saskia Sassen (2015) expuestos en Territorio, autoridad y derechos: de los ensamblajes medievales a los ensamblajes globales.

En tal sentido, según Sassen (2015), durante el siglo XVI la tendencia de conservar y aumentar la riqueza contribuyó al establecimiento de políticas mercantilistas; y consecuentemente, a la conformación de Estados fuertes. Posteriormente, en diferentes siglos y países europeos, el Estado Nacional cumplió un papel central en el ascenso de la burguesía[2] y del capitalismo nacional, fundamentado en una geografía imperial económica. Por tanto, desde sus inicios pos medievales, el capitalismo precisaba conquistar mercados extranjeros mediante la colonización y el dominio militar; logrando identificar una política de Estado en la conformación inicial del capitalismo.

Desde esta perspectiva, Max Weber (1997) en su obra Economía y Sociedad, también reconoce, a lo largo de la historia de la humanidad occidental, cómo el surgimiento de los Estados nacionales contribuyó a la creación del capitalismo moderno. Así pues, el Estado nación ha sido históricamente el contenedor en la fase inicial de acumulación capitalista (Restrepo, 2001). Por ello, sin la existencia previa del Estado, el capital no habría podido crear condiciones colectivas de producción y consumo (Harvey, 2014).

Lo descrito se muestra visiblemente durante el siglo XIX[3] y parte del siglo XX; ya que a medida que el capitalismo se masificaba a escala mundial, también acarreaba una expansión en el rol del Estado. Particularmente, en este período histórico se evidencian elementos del Estado Benefactor y el “capitalismo regulado”[4].

Sin embargo, a partir de la década de 1980, una amplia mayoría de países a nivel mundial implementaron reformas estructurales con el propósito de liberalizar sus economías, distanciándose de décadas de proteccionismo y controles gubernamentales. De esto, se podría argumentar que, las políticas de liberalización económica buscaban explícitamente separar la economía de la política y lo social; y precisamente, subordinar estas dos últimas esferas a la primera.

A modo de ejemplo, en Chile, inicialmente se implantó el modelo de desarrollo que privilegia el crecimiento de la economía, la apertura externa, la ampliación del mercado y la incursión del sector privado en el ámbito social. Específicamente, se estableció una política social subordinada a la económica, con un Estado de tipo Subsidiario. Asimismo, a partir del caso chileno, cabe preguntarse actualmente si ¿los Estados nacionales se encuentran subordinados al sistema económico capitalista en su versión de libre mercado?

Contexto general

En el actual escenario de la globalización, el sistema mundial capitalista se caracteriza por una eliminación de los espacios físicos, conformando economías transnacionales bajo el principio de la maximización de beneficios y con una noción de Estado mínimo. En relación a esto, se manifestó el cambio de un Estado Benefactor a un Estado Subsidiario. Mejor dicho, según Sassen (2015), la globalización económica ha ejercido una fuerte presión para la desregulación de una serie de mercados, sectores económicos y fronteras nacionales, conduciendo a la privatización de las empresas y funciones del sector público[5].

En este contexto, Sassen (2015) señala que los gobiernos de distintos países y sus respectivos Bancos Centrales se encuentran más preocupados por complacer a los mercados financieros. También, se visualiza el papel estratégico de gobernabilidad no estatal en el mercado global de capitales que desempeñan las empresas privadas. De esta manera, aparentemente, el poder gubernamental podría verse debilitado frente al dominio de los mercados financieros.

No obstante, Saskia Sassen (2015) enfatiza que las políticas liberalizadoras representadas en el mercado global de capitales necesariamente deben ejecutarse a través de los gobiernos. Para Sassen (2015), de ahí que la globalización se está desarrollando a través de los Estados nacionales. De este modo, el Estado posibilita la formación de los mercados globales y da un espacio para las operaciones de las empresas privadas. En otras palabras, son los propios Estados quienes facilitan la globalización mediante la convergencia al neoliberalismo y el establecimiento a una nueva etapa del capitalismo global.

Respecto a esto, Sassen (2015) expresa que la globalización económica depende su existencia y significado de los Estados. Bajo esta lógica, el Estado sigue siendo sustancial en el ámbito económico. Precisamente, en este caso, el Estado conserva su función de agente clave para delegar autoridad a poderes supra y sub nacionales.

Por tal razón, los Estados se constituyen como elementos claves en la instauración del orden global. Los Estados realizan la labor de implementar las políticas liberalizadoras; y así, se conforma un Estado desnacionalizado con políticas estatales desnacionalizadas (Sassen, 2015).

Por consiguiente, se muestra un desplazamiento de la función estatal en crear las condiciones necesarias de competitividad para la economía global. Al mismo tiempo, Sassen (2015) establece que los Estados nacionales han producido los instrumentos para la constitución de nuevas formas de autoridad. Dichos instrumentos, pueden ser normas legislativas que legitiman el sistema económico.

Un caso concreto a lo anterior lo constituye Chile. La dictadura de Pinochet, asesorada por un grupo de economistas formados por Milton Friedman, permitió introducir políticas que incluían una mayor injerencia del mercado y el sector privado. Esto se reflejó en las siete modernizaciones del año 1979 y en la Constitución Política de Chile de 1980 que estableció el derecho a la libertad de producción y de comercio (artículo 19).

En concordancia a lo expuesto y para propósitos analíticos del presente artículo, se cruzaron cifras del Índice de Libertad Económica (2019) y el consumo del gobierno como porcentaje del PIB (2019) de algunos países. En general, se podría establecer que el Índice de Libertad Económica (2019) identifica los países cuyas economías se encuentran menos intervenidas por el Estado. En contraste, también se parte del supuesto que el consumo del gobierno como porcentaje del PIB serviría para medir el tamaño del Estado. De esta manera, se puede clasificar una singular correlación: los países con economías más libres, también tienen un alto porcentaje de su PIB en gasto público[6] (véase tabla 1; y en especial, los países escandinavos).

Índice de libertad económica, 2019. Gasto público (% PIB), 2019.
Grados de libertad económica País (ranking) Puntaje
Libre (4) Suiza 81.9 33,7%
(5) Australia 80.9 36,6%
Mayormente libre (7) Reino Unido 78.9 41,0%
(8) Canadá 77.7 40,6%
(11) Islandia 77.1 41,9%
(12) Estados Unidos 76.8 35,1%
(13) Países Bajos 76.8 41,9%
(14) Dinamarca 76.7 49,6%
(19) Suecia 75.2 49,3%
(20) Finlandia 74.9 53,3%
(24) Alemania 73.5 45,4%
(26) Noruega 73.0 51,8%
(30) Japón 72.1 37,4%
Moderadamente libre (57) España 65.7 41.9%
(62) Portugal 65.3 42,7%
(71) Francia 63.8 55,6%
(80) Italia 62.2 48,7%

Tabla 1. Índice de libertad económica y gasto público (% PIB).

Fuente: Elaboración propia con base en The Heritage Foundation (2019) y Datosmacro (2020).

A partir de estos datos, se podría explicar que el Estado surge como un espacio esencial para la instauración y desarrollo de las condiciones de la globalización económica empresarial. Por ejemplo, a partir del requerimiento de una fuerza laboral competitiva para el mercado global, los Estados requieren invertir en educación pública (Sassen, 2015). En otras palabras, el Estado y el modelo económico capitalista global de libre mercado se interrelacionan y dependen el uno del otro, en contraste, necesariamente, uno no se encuentre subordinado al otro.

En estas circunstancias, también resulta paradójico observar el caso de los países escandinavos (Finlandia, Suecia, Dinamarca, Noruega e Islandia). Generalmente, se parte de un supuesto de que los países escandinavos tienen Estados de Bienestar fuertemente desarrollados. Sin embargo, estos Estados nacionales también tienen economías capitalistas catalogadas como libres o mayormente libres[7].

Entonces, siguiendo esta línea argumentativa, Sassen (2015) identifica en el Estado contemporáneo las siguientes características:

  1. Orden institucional que hace hincapié en el ascenso de la autoridad privada, que incluye la privatización de dominios exclusivos del Estado. Pese a esto, las formas de autoridad privada se constituyen como un elemento esencial en un nuevo campo de poder del Estado. En palabras simples, la privatización y la desnacionalización son capacidades intrínsecas del Estado que tienen los ministerios de economías y los bancos centrales.
  2. La autoridad privada como nuevo orden normativo ingresa en la esfera pública, donde son representados como objetivos o políticas de naturaleza pública. Esto significa, que las instituciones estatales reorientan sus políticas hacia las exigencias de la economía global de mercado.
  3. El territorio nacional y la autoridad estatal asumen nuevos significados. A partir de la reconfiguración de los mercados desde la década de los ochentas, la lógica del mercado global de capitales circula en el dominio público, por lo que se termina instalando como una política de Estado.

Asimismo, según Weiss (1998 citado en Sassen, 2015), los Estados contemporáneos serán mucho más relevantes en el avance de la economía mundial. Por tal razón, se entiende que en las crisis fiscales como en los períodos de crecimiento económico, los gobiernos poseen una serie de facultades para la formulación de políticas macroeconómicas. De hecho, el gran crecimiento económico en el escenario de posguerra mundial reflejó el poder de los Estados para fijar políticas macroeconómicas (Sassen, 2015).

De esta forma, Sassen (2015) logra identifcar la raison d’état o razón de Estado (la racionalidad intrínseca del Estado), la cual durante la historia del capitalismo ha presentado diversas encarnaciones. En tal sentido, se puede argüir que actualmente también existe una razón de Estado para la economía capitalista en su versión de libre mercado.

Conclusiones.

Por lo descrito, en la mayoría de los países la economía global de libre mercado se ha legitimado a través del Estado. De algún modo, trabajan conjuntamente formando parte de una misma lógica global y con un mismo propósito. Estado y capitalismo surgieron y conviven de forma parecida, como “dos caras de una misma moneda” (Weiss, 1997: 4 citado en Sassen, 2015: 4).

De esta manera, se reitera que las dinámicas de la globalización operan a través de las políticas estatales. Son los propios Estados quienes posibilitan la globalización económica. En efecto, las garantías de los derechos del capital surgen históricamente de un tipo determinado de Estado. Bajo esta perspectiva, las empresas privadas se adaptan al ámbito extracontractual de la legislación nacional de cada país; y de este modo, las empresas globales no siempre pueden escapar a las obligaciones impuestas por el Estado (Sassen, 2015).

En relación a esto, Harvey (1985) también expresa que la intervención gubernamental en los países capitalistas tiene dos funciones principales. Primero, el Estado debe mantener el funcionamiento adecuado del intercambio de mercado. Segundo, de forma contrastada, el Estado debe mejorar las consecuencias destructivas que provienen del mercado autorregulador. De allí que Harvey (1985) arguye un creciente rol del Estado en un contexto de progresiva acumulación de capital, de aumento del poder de producción, de mayor presencia del mercado y de una urbanización del campo a una escala mundial, entre otras características.

En definitiva, la intención del presente artículo ha sido demostrar que la dualidad entre Estado y capitalismo hace referencia a una falsa dicotomía. De esto se entiende que la economía de libre mercado es un instrumento al servicio del Estado. Al mismo tiempo, el Estado también crea deliberadamente mecanismos de mercado; vale decir, las economías de mercados se crean intencionalmente desde los Estados. Entonces, se logra entender que no habría capitalismo moderno en su versión de libre mercado sin un Estado racional moderno; y viceversa.

Bibliografía.

Expansión/Datosmacro.com (2020). Obtenido el 26 de abril de 2020 en https://datosmacro.expansion.com/estado/gasto

Harvey, D. (1985). Urbanismo y Desigualdad Social. Siglo XXI editores. https://colectivociajpp.files.wordpress.com/2012/08/harvey-david-urbanismo-ydesigualdad-

Harvey, D. (2014). Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo. Madrid. IAEN. Contradicción 11: Desarrollos geográficos desiguales y producción del espacio. https://www.traficantes.net/sites/default/files/pdfs/Diecisiete%20contradicciones%20-%20Traficantes%20de%20Sue%C3%B1os.pdf

Miller, A.; Kim, J.; Roberts, M. & Tyrell, P. (2019). INDEX OF ECONOMIC FREEDOM. 25TH ANNIVERSARY EDITION. The Heritage Foundation. Washington, DC

Restrepo, D. (2001). Dimensión espacial y política de la reestructuración capitalista. En: Revista Economía, Sociedad y Territorio, vol. III No, 9. México, pp. 93-126. http://www.cid.unal.edu.co/files/news/050923_reestructuracionespacialpolitica-dario.pdf

Sassen, S. (2015). Territorio, autoridad y derechos: de los ensamblajes medievales a los ensamblajes globales. Katz editores Madrid.

Tokman, V. (2004). Una voz en el camino. Empleo y equidad en América Latina: 40 años de búsqueda. Santiago: Fondo de Cultura Económica.

Weber, M. (1997). Economía y Sociedad. Bogotá: Fondo de Cultura Económica.

  1. Sociólogo y licenciado en Sociología de la Universidad de Playa Ancha (UPLA) de nacionalidad chilena, con diplomado en Desarrollo, Pobreza y Territorio (Universidad Alberto Hurtado) y estudiante de la especialización en Análisis de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL). Cuenta con experiencia en el ámbito de las políticas públicas, relacionadas a la superación de la pobreza y la prevención al consumo de alcohol y otras drogas. También, posee experiencia laboral a nivel de consultoría en Colombia.
  2. Para Sassen (2015), la aparición de la burguesía como sujeto histórico, condujo a la formulación de una nueva economía política mediante el apoderamiento de las instituciones estatales. En concreto, la burguesía se identificaba con el Estado y viceversa.
  3. En particular, Saskia Sassen (2015) detalla como la coordinación interestatal fue fundamental en el establecimiento del capitalismo a escala mundial.
  4. “Se trata de un sistema proteccionista con base en la esfera nacional (dentro de un marco internacional) y fundado en la participación del Estado en una amplia red de carteles internacionales con el objeto de regularlos” (Sassen: 2015: 196).
  5. Por ejemplo, en Chile entre 1974 y 1980 se privatizaron 557 empresas, de las cuales, se identifican los bancos, las pequeñas y medianas empresas manufactureras. Consecutivamente, entre 1985 y 1989 se privatizaron 39 grandes empresas, especialmente del área servicios (Tokman, 2004).
  6. Según Datosmacro, un 35% del PIB en gasto público de un Estado es calificado como “alto”. Por lo tanto, este punto es relevante, porque de los países visualizados en la tabla 1 en promedio tienen un gasto público de un 43% (considerado “muy alto”).
  7. De manera particular, en la tabla 1, se observa en los países escandinavos el alto grado de libertad económica que tienen, pudiendo calificarlos como países capitalistas; y al mismo tiempo, el alto gasto público (% PIB) que poseen sus respectivos Estados.

 

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