Por Rogelio Dueñas
No hay canto sin llanto.
Es el misterio de la llaga el que estructura la metáfora.
Ramón Martínez Ocaranza
Nota introductoria
Me provocan náuseas todos esos individuos que con falsa ingenuidad sostienen que el glamour del reconocimiento y la bonanza económica son inherentes al ejercicio poético. Como si no supieran que para que eso suceda el poeta debe ajustarse, en mayor o menor medida, a los designios de las élites políticas y culturales. Como si en verdad ignoraran que cuando el poeta decide reflejar en su obra una realidad que contraviene los valores e intereses de la clase dominante, muchas de las veces debe asumir la miseria y el ninguneo como consecuencias; sin importar cuan renovadoras o propositivas sean sus creaciones.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos que la cultura hegemónica lleva a cabo para sepultar las voces de los poetas que gozan de una rábida y descarnada autenticidad, sus obras brillan. Tarde o temprano se abren paso y se propagan. De agua nueva su condición a cuestas llevan, ahogando la calumnia vertebral de la poesía a sueldo.Leer más