Por Angélica Mancilla García
Durante las últimas semanas, he visto a amigas y compañeras de distintos grupos —incluso de quienes se asumen feministas— usar la frase “mujeres cis” para hablar de sí mismas y, en general, de las mujeres que nacimos con sexo femenino. El problema con esto, me parece, es que otra vez estamos dejando que se nos categorice a partir de un paradigma contra el que hemos luchado históricamente: el género. Así, pues, el presente texto es una reflexión que invita a entender de dónde viene dicho calificativo y por qué las mujeres no somos ni podemos ser “cis”.
Antes de explicar el significado de la palabra “cis/cisgénero” y de dónde viene, me parece pertinente —porque nunca es suficiente— recodar algunos de los aportes más importantes del movimiento feminista y, por tanto, de la teoría feminista. Para ello, si bien recurriré a conceptos desarrollados por la teoría feminista radical —porque sus conceptos nos permitieron nombrar aquello sobre lo que se había reflexionado desde siglos atrás—, también retomaré algunas categorías propuestas por la antropóloga mexicana Marcela Lagarde, así como algunos planteamientos de la filósofa argentina María Lugones, desde el pensamiento feminista descolonial; Leer más