Una radiografía del poder: liderazgo y gestión desde la perspectiva de género

Por Verónica Ethel Rocha Martínez

Introducción

A nivel global las organizaciones experimentan cambios vertiginosos que les instan a pensar en mejores formas de coordinar sus recursos para lograr sus objetivos con miras a desarrollarse y crecer en un panorama globalizado. Por tanto, las necesidades de los colaboradores en estos entornos son fluctuantes y conllevan nuevos retos desde otras perspectivas.

Una de estas perspectivas es la de género, la cual se articula al revisar la gestión y el liderazgo dentro de la representación de las empresas en el contexto mexicano, entendiendo que las actividades sustantivas de quienes detentan el poder en ellas determinan el clima organizacional y, por tanto, las oportunidades de desarrollo entre hombres y mujeres. Es importante destacar cómo la relación entre las actividades de liderazgo implica actitudes y valores que determinan las relaciones entre los colaboradores de cualquier organización.

Es así que la existencia de sesgos de género en la idea de liderazgo sustentado por hombres en las empresas y en los proyectos generados para beneficiar a la población dentro de la gestión pública, pueLeer más

El proceso de masculinización en “Cartas de un viajero” de George Sand

Una alternativa literaria

 

Por Karol Loaiza[1]

La Francia del siglo XIX atravesó diversos cambios políticos luego de la revolución francesa ocurrida en el siglo anterior. Esto abrió paso a posiciones más liberales dentro de todo el territorio, que llevaron a cuestionar el manejo gubernamental y ocasionaron nuevas sublevaciones que buscaban una reforma monárquica. A pesar de esto, la cultura francesa y el orden social establecido era conservadora, a la luz del dominio que la iglesia católica ha mantenido en todo el continente europeo desde la cristianización con los dogmas religiosos que se forjaron en la edad media. Ya que aún no era común la constitución de los estados laicos en países que se regían bajo una monarquía con una religión oficial. Sumado a esto, los pensamientos revolucionarios traídos por la ilustración solo acogían al hombre, y aunque Olympe de Gouges en el siglo XVIII había presentado una versión parafraseada de los derechos universales del hombre, pero direccionados hacia la mujer, los cambios en busca de la emancipación femenina en el país no eran notables. Las mujeres aún sufrían el sometimiento por parte del sistema falócrata, y su participación en el andamiaje de estas sociedades era secundario.

El campo de las artes no era diferente porque no se contemplaba la incorporación de la mujer en la academia y alguna tendencia a participar en dichos espacios resultaba infravalorada. Así, mientras se erguía el romanticismo en Francia, que resaltaba la fragilidad femenina y la superioridad masculina, entra entonces la estrategia de asumir la androginia o, por defecto, la masculinización como una alternativa literaria para las mujeres escritoras. De esta manera, es factible demostrar en “Cartas de un viajero. Extractos” (1998) escrita por George Sand, en una traducción de Anita Gómez de Cárdenas, el anulamiento de cualquier rasgo de feminidad por parte de la autora para someterse a un proceso de masculinización escritural.

En este orden de ideas, esta obra epistolar se acoge a esta masculinización recordando que al hombre le correspondían las estancias públicas y a la mujer las privadas. Por esto solo las Leer más

Una comparativa discursiva

Por Naieli Macías Santibáñez

Alberto Olmos, un escritor español de 48 años, escribe desde 2015 en El Confidencial una columna titulada, Mala Fama. El resto de su currículum publicado en Wikipedia, lo describe como un autor exitoso por tener múltiples publicaciones, un par de premiaciones y menciones honoríficas; así que, por decir lo menos, es un autor que tiene una mediana presencia literaria en un círculo que es pequeño. No sería impertinente entonces sostener que “en su casa lo conocen”, y sobre este contexto se nombra autor y crítico literario; entre sus influencias literarias enlista exclusivamente hombres, todos autores con títulos prestigiosos. Su selección desborda una evidencia de lugares comunes que reposan en lo clásico e infalible de lo que se ha considerado LA literatura y lo que LA literatura ES. Estos reconocimientos han sido y siguen siendo sostenidos sobre los perennes pactos entre escritores y lectores, recalcando aquí, del género masculino. Esto, Olmos lo pondrá en evidencia con su artículo que titula “Chicas, ¿no estáis hartas de vosotras mismas? La producción editorial de autoría femenina ha alcanzado la redundancia más agotadora, publicado en El Confidencial, el pasado 30 de octubre del 2023.

No es de sorprender que estos títulos aparezcan con cierta frecuencia, más de lo que se esperaría. La polémica alimenta el consumo para que se realicen compras en físico o ahora, con el uso de medios de comunicación masivos, de títulos enardecientes, como tipo de nota roja, se jale a lxs consumidorxs a dar click en el enlace, estrategia mejor conocida como click-bait, y así conseguir circulación en los medios y redes de comunicación. El ciclo es infalible porque es práctico y rápido. Se toma el tópico en tendencia y se explota bajo la excusa de un análisis crítico, para atizar el diálogo entre las personas interesadas. Pero es sólo eso, mover lo que ya está en llamas. Estas personas no son quienes inician la hoguera, no se benefician ni perjudican por el calor que ésta emana, por el contrario, resultan el invasor que llega a remover los leños —sin que nadie lo haya pedido o siquiera fuera considerado necesario—, con la posibilidad de ahogar el fuego, ahumando a todxs a su paso. Y cuando es un hombre el que atropelladamente llega a participaLeer más

Visibilizar y reconocer a las mujeres en STEM en los medios de comunicación

Por Angélica Mayoral Campillo[1]

¿Has escuchado hablar del Efecto Matilda? Esto se refiere a la discriminación y prejuicio que se produce en contra de los logros de las mujeres científicas cuyas aportaciones suelen atribuirse a los hombres, mientras ellas permaneces negadas del reconocimiento por su trabajo. El más claro ejemplo de lo anterior es la propia historia del término, pues durante muchos años el concepto Efecto Mateo (refiriendo una crítica a la estructura social de la ciencia que se basa en jerarquías de poder) se asoció a una contribución del sociólogo Robert Merton. Sin embargo, con el tiempo, la científica e historiadora de la ciencia Margaret W. Rossiter denunció que en realidad su escrito se realizó con base en la investigación doctoral de la socióloga Harriet Zuckerman a quien Merton únicamente citaba a pie de página. Fue entonces cuando se estableció el término Efecto Matilda en honor a Matilda Joslyn Gage, una de las primeras activistas que luchó por los derechos de las mujeres.

A lo largo de la historia de la humanidad, los campos de conocimiento han estado cargados de desigualdad de género e invisibilización de mujeres. Esto tiene mucho que ver con la forma androcéntrica hegemónica tradicional de ver el mundo. Estos sesgos masculinos consideran inferior aquello relacionado con lo femenino y están presentes, entre otros espacios, en los discursos académicos y de la comunicación masiva. De hecho, uno de los factores que influyen en la participación de mujeres en STEM (por sus siglas en inglés Ciencia, Tecnología, Matemáticas e Ingeniería) tiene que ver con la parte social, destacan como instancias socializadoras la escuela, la familia y los medios de comunicación.

Por ejemplo, según un informe de la UNESCO (2019), “las niñas pueden sentirse desalentadas a seguir disciplinas STEM si sus pares y su entorno inmediato las ven como inapropiadas para las mujeres”. El mismo informe también señalaLeer más

¿Quiero o no quiero ser madre?

Resistencias y conflictos en torno a la maternidad

Por Anabel Flores Ortega

 

«Ser mujer va más allá de la maternidad.
La feminidad se encuentra en la diversidad de experiencias
y elecciones que nos hacen únicas.»
– Simone de Beauvoir

 

Este ensayo, tejido con las hebras de mi propia existencia, emerge como una manifestación de lo que Haraway (1991) denomina conocimiento situado. Es un tapiz que se entreteje con las fibras de mi experiencia, una travesía atravesada por un complejo entramado subjetivo. Como destellos en la penumbra, mi realidad se revela, como bien lo expresa Amuchástegui (2001), «teñida por los métodos que seguimos para conocerla, y éstos, a su vez, son marcados por la subjetividad del o la investigadora» (Amuchástegui, 2001: 103). Cada palabra, cada reflexión, se despliega como pétalos de un jardín secreto que solo yo conozco en su totalidad. Es un acto de desnudar mi propia narrativa, permitiendo que la subjetividad impregne cada rincón de este relato. Así, en el acto de narrar, se despliegan los matices de mi perspectiva única, marcada por las huellas de las elecciones, los anhelos y las cicatrices que componen mi historia.

En este ejercicio de conocimiento situado, las palabras no son meros instrumentos, sino pinceles que delinean los contornos de mi realidad vivida. Se exploran las sinuosidades de la subjetividad, donde las emociones se entrelazan con las ideas, dando forma a un paisaje donde la objetividad se diluye en la paleta de la experiencia personal. Este ensayo no es solo un ejercicio intelectual; es una danza de la subjetividad, una celebración de la complejidad y la riqueza que reside en el acto de conocer desde la propia vivencia.

Es un eco de mi historia, resonando en las páginas como un testimonio de la intersección entre la subjetividad y el saber, entre el ser y el conocer. En el centro de esta danza literaria, se erige un tema específico: la maternidad. Es un hilo dorado que se teje con esmero, una reflexión profunda que se sumerge en las aguas turbias y claras de este vasto océano de experiencias. La maternidad, como un jardín de flores y espinas, se revela en sus matices, en los momentos de éxtasis y las sombras de la incertidumbre.

 

El mandato de ser madre

A lo largo de mi existencia, he escuchado palabras que resuenan en mis oídos como suaves susurros: «Aunque ahora no lo sientas, verás que un día anhelarás ser madre». También, entre las mareas del tiempo, se entrelazan frases que danzan en mi mente: «Aún estás a tiempo», «Te arrepentirás si permites que el tiempo escape», «El tiempo corre para las mujeres». El tiempo, un enigma que se desliza como sombra, ha sido transformado por la sociedad en un antagonista de la feminidad. Se tejen imaginarios que susurran a los vientos: «Las mujeres envejecen peor que los hombres», «Una mujer mayor ya no sirve, pues no Leer más

Identidades en guerra

Una propuesta de estudio de los machismos cotidianos interiorizados en la identidad

 

Por Kelly Bocanegra Martínez[1]

 

“Prepara el desayuno”, dijo mi hermano; estaba sentado en la barra de la cocina, mientras yo preparaba mi propio desayuno antes de impartir mis clases virtuales. “Haz tu propio desayuno”, le respondí molesta. Ambos trabajábamos por la mañana, así que lo justo era que cada uno hiciera su desayuno o que lo preparáramos entre los dos.  Fue un suceso tan banal, sin embargo, al cabo de un rato empecé a sentir culpa y a cuestionar la forma en que le respondí, quizás exageré y pude haberle preparado el desayuno. Pensaba en lo grosera que había sido; en que, tal vez, lo había hecho sentir mal. Él siempre había sido atento conmigo, así que yo debí, simplemente, preparar su desayuno, nada me costaba.

Me sentí en conflicto conmigo misma por una situación tan simple que seguramente él ni siquiera recuerda. Entré en un proceso de negociación: por un lado, estaba la Kelly que creció con la idea de que, por ser mujer, tenía el deber de servir a mi hermano, la actual figura de autoridad masculina en la casa; por el otro, estaba la Kelly con conocimientos sobre temas de género y feminismos, consciente de que esa demanda sobre el desayuno no era arbitraria, sino una imposición que no podía simplemente aceptar. Me preguntaba: ¿le hago el desayuno aun conociendo el complejo simbólico que esa demanda significa y donde los roles de género juegan un papel crucial? ¿O sostengo mi postura de negación para evitar que esas prácticas de imposición y dominación se sigan reproduciendo?

Situaciones cotidianas como esa son las que me permitieron establecer y desarrollar el proyecto de investigación en curso. Lo que me faltaba era establecer aquello que hacía falta por nombrar: ¿qué era eso que entraba en conflicto cuando se presentaban situaciones como ésta? Mi propuesta es la identidad. Específicamente, hablo de la identidad de las mujeres, a quienes se nos ha impuesto roles y características a seguir que definen nuestro actuar, pensar y vivir en sociedad. Es verdad que tanto hombres como mujeres padecemos este problema, vernos en la obligación de seguir con estándares construidos socialmente y que definen y diferencian lo masculino yLeer más

La invención de la mujer*

Por Sofía Alvarado[1]

 

I.

Luego de copiar ocho veces La guerra y la paz a mano, 1300 hojas cada vez, es decir, 10400 páginas en total, Sofía reclama como suya la novela.

Sofía Tolstói, copista y esposa de León Tolstói, transcribe a máquina todo cuanto escribe el marido. Dice en uno de sus diarios: “en la transcripción del mismo escrito hecho por décima vez no queda nada”.

Este pequeño acto, ocurrido en lo cotidiano, no tuvo ninguna trascendencia, igual que hacer una sopa o lavar la ropa, sus palabras quedaron guardadas en aquel diario confesional. Le han dicho antes que sería la esposa ideal para un escritor, “niñera del talento”, le escribe un amigo cercano.

Sofía Behrs —así se llamaba antes de ser La escriba— soportó casi ecuánime la locura del gurú Tolstói, con excepción de un hecho que la marcaría como loca a ella y no a él, a pesar de las varias excentricidades de su esposo. En medio de la desesperación, Sofía salió de su casa desnuda en pleno invierno ruso, se tumbó en los campos helados y amenazó con envenenarse. A partir de este hecho, Tolstói huyó, agarró una pulmonía y murió.

En cuanto Tolstói desapareció, Sofía Behrs «recobró» la razón y vivióLeer más

Pornografía, el primer encuentro con la sexualidad y la violencia hacia mujeres

Por Patricia Ortíz Vázquez[1]

En los siguientes párrafos se presenta solo un breve fragmente que delinea una investigación que se ha estado realizando desde finales del año 2022 con el objetivo de poder obtener el grado de Licenciatura en Sociología por la modalidad de tesis dentro de la Facultad de Estudios Superiores Aragón, UNAM, la cual aborda un problema social que es necesario seguir poniendo al centro con el fin de poder llegar a una transformación en torno a éste. La intención de compartir los puntos que trazan el camino a seguir en esta investigación es despertar el interés en las y los lectores para que próximamente puedan consultar el trabajo de investigación en el catalogó de tesis y, de este modo, poder socializar el conocimiento para tener mayor información de un tema que afecta a las mujeres. 

La pornografía es un fenómeno que abunda en las sociedades contemporáneas, su existencia presenta varios problemas como fenómeno social, pero los que se abordarán en esta investigación Leer más

Desbloquear el amor: hacia la construcción del amor compañero

Por Roselbet Toledo Mayoral[1]

Hace algunos años me encontré con una cita del psicoterapeuta Juan Luis Linares que, matizando a Humberto Maturana, dice: “Somos criaturas primariamente amorosas y secundariamente maltratantes. Cuando el poder nos bloquea el amor enfermamos y hacemos enfermar, pero la inteligencia terapéutica nos devuelve la salud”.

A partir de este encuentro que me pareció revelador he seguido la pista de algunas lecturas desde los feminismos y encontré a una autora que me ha impactado mucho: bell hooks. En su libro Todo sobre el amor, hooks reflexiona justamente en torno a cómo construimos nuestra idea del amor sobre un ejercicio de dominación entre desiguales, lo que al fin nos lleva a establecer vínculos dañinos e incluso violentos.

Dice hooks que si le preguntamos a un grupo de mujeres, cualquiera que sea su raza o clase social, qué tipo de relaciones mantienen con los hombres, escucharemos frecuentemente historias de abuso de poder, Leer más

¿Nuevas masculinidades?

La otra cara de la moneda y los peligros de los nuevos gurús para “hombres”

 Por Abel Ramírez Guerrero[1]

Hablar de masculinidades, al menos en los últimos años, ha traído una serie de controversias a las que se adhieren narrativas que ponen en discusión cuál es el comportamiento que tienen/tenemos que desarrollar los hombres en la vida cotidiana. La discusión se pone aún más compleja, enredada y borrosa cuando se vincula masculinidades, género y feminismos. No digo que ese vínculo no exista. Pero, la intención con la que lo esbozan algunos sujetos, pone en entredicho la importancia de trabajar y repensar la forma en la que se entienden y despliegan las masculinidades (hegemónicas). El problema no está en los sujetos, sino en las intenciones y en las narrativas (discursos) que se crean a partir de ahí.

Pareciera, en alguna medida, que si decimos masculinidades –nuevas, positivas, alternativas, diversas, noviolentas o como se las quiera llamar– implica convertirnos en sujetos sumisos que responden a los intereses, decisiones, intenciones, objetivos y designios de las mujeres. Si decimos “hay que trabajar en entender cómo comportarnos con las/os otras/os” enseguida salta a la palestra un miedo irracional de convertirnos en dominados frente a un grupo dominante que, en este caso específico, serían las mujeres. Es como si se entendiera que los feminismos y el género (en tanto categoría de análisis relacional) se pusieron de acuerdo para arrinconar/nos a los hombres.

Este fenómeno, por llamarlo de algún modo, abre la posibilidad de hacer varias lecturas: i) consciente oLeer más