Análisis de una selección de obras producidas por Myriam Holgado durante su exilio en México (1976-1983)

Por Leila Bohórques

UNT- IIF UNSE leilabohorquez@gmail.com

 

Hay hombres que luchan un día y son buenos,
Hay otros que luchan un año y son mejores,
Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos,
Pero hay los que luchan toda la vida,
Esos son los imprescindibles.
(Bertolt Brecht)
 
Sueño con serpientes, Con serpientes de mar
Con cierto mar, ay, de serpientes sueño yo.
Largas, transparentes, y en sus barrigas llevan
Lo que puedan arrebatarle al amor.
Oh, La mato y aparece una mayor
Oh, Con mucho más infierno en digestión.
No quepo en su boca, me trata de tragar
Pero se atora con un trébol de mi sien.
Creo que está loca; le doy de masticar
Una paloma, y la enveneno de mi bien.
Oh, La mato y aparece una mayor
Oh, Con mucho más infierno en digestión.
Esta al fin me engulle, y mientras por su esófago paseo
Voy pensando en que vendrá.
Pero se destruye cuando llego a su estómago,
Y planteo con un verso una verdad.
Oh, La mato y aparece una mayor
Oh, Con mucho más infierno en digestión.
Sueño con serpientes. (1975) Silvio Rodríguez.

 

 

Selecciono tres obras de la artista tucumana Myriam C. Holgado, cuya producción está fechada en el período pautado durante su exilio en México. Para su estudio recurro al análisis iconográfico e iconológico de Erwin Panofsky, el cual es el estudio detallado y riguroso en la lectura de imágenes, un método constructivista donde los saberes que se desprenden de esas lecturas permiten conjugar conceptos y material teórico de calidad científica. Poner en práctica el método favorece el desarrollo de los contenidos actitudinales referentes a las manifestaciones del patrimonio artístico y cultural de la región en particular. En este trabajo, reúno la trama de un documental relacionado al exilio junto al contenido teórico histórico en transposición al propio análisis de las obras.

Metodología

El Método de lectura de imagen que propongo aquí será desarrollado según el planteo del historiador y crítico de arte, Erwin Panofsky. La palabra Iconología es de origen griego (eikon, imagen) y (logia, discurso), se ocupa junto con la iconografía de la descripción y de la interpretación de las imágenes representadas en las obras de arte. La utilización del método iconográfico se remonta al siglo XVI, teniendo un amplio desarrollo en el siglo XVIII a través del estudio del patrimonio figurativo de origen sacro, dando lugar a repertorios y manuales. A principio del siglo XX la iconografía se enriquece con el aporte de la iconología (estudiada ya por Césare Ripa en el s. XVI).Vale la pena proporcionar una lista de autores de la corriente metodológica y sus modificaciones en orden cronológico: Wilhelm Worringer (1908) – Aby Warburg (1912) – Erwin Panofsky (1939) – Ernst Gombrich (1972).

Panofsky[1] divide en tres partes el análisis de la obra, cada una con tres niveles de significación:

  1. El objeto a interpretar.
  2. El acto de interpretación.
  3. El bagaje para la interpretación

1-          El objeto a interpretar

  • Asunto primario o natural: universo de los motivos artísticos.
  • Asunto secundario o convencional: universo de las imágenes, historias y alegorías.
  • Significación intrínseca o contenido: universo de los valores simbólicos.

2-          El acto de interpretación.

  • Le corresponde una descripción pre-iconográfica (y análisis pseudoformal).
  • El análisis iconográfico.
  • La interpretación iconológica.

3-           El bagaje para la interpretación.

  • Experiencia práctica: familiaridad con objetos y acontecimientos.
  • Conocimiento de las fuentes literarias: familiaridad con temas y conceptos específicos.
  • Intuición sintética: familiaridad con tendencias, condicionadas por la weltanschauung – visión de mundo o cosmovisión.

Marco histórico

El objetivo principal para este proyecto es definir el contexto político, cultural y social en la provincia de Tucumán en la periodización pautada. Comenzando la revisión primaria desde lo sucedido durante el Operativo Tucumán (agosto de 1966), cuyo decreto dictatorial fue responsable del cierre de 11 ingenios de un total de 27 fábricas destinadas a la producción sucro-alcoholera. El onganiato[2] representativo del Estado, burocrático y autoritario, reprimía duramente a finales de los años sesenta para remarcar una imagen de orden y disciplina social. De esta manera se evidenciaban los síntomas de una fragmentación que venía creciendo entre distintos sectores de la población provincial. Debido a la censura de las actividades relacionadas a las militancias partidarias, estos quiebres repercutían en las políticas educativa, social y económica locales. Fue una década que se extendió tumultuosa durante los tucumanazos, habiéndose repetido estas puebladas con similares características en otras provincias del país. Los “azos” estuvieron en consonancia global junto a la cadena de protestas colectivas estudiantiles, principalmente universitarias, y posteriormente sindicales del mayo francés. Por otro lado, ya seLeer más

Lo que debemos recordar los salvadoreños

Por Víctor Salmerón

Los derrotados, los vencidos militar y psicológicamente, casi siempre y en todas partes han sufrido la misma suerte: la esclavización, el desplazamiento, la pérdida de identidad, la imposición cultural y la subyugación política. Por el hecho de perder son esclavizados y obligados a trabajar para los vencedores, como piedras que estorban en el camino hacia el éxito son apartados violentamente de sus tierras y obligados a abandonar sus hogares, lo que se traduce en una pérdida acelerada de su identidad y arraigo cultural. Además, son obligados a adoptar la cultura, la religión y las costumbres de los vencedores; lo que implica la prohibición de sus prácticas culturales y la imposición de nuevas formas de vida. Así, estos quedan bajo el absoluto control político y administrativo de los vencedores. Eso fue lo que le ocurrió al territorio que hoy se le conoce como El Salvador y al resto de los pueblos mesoamericanos. Fueron subsumidos y asimilados por un vientre siniestro y desconocido. A pesar de lo difícil, amargo y doloroso que puede ser digerir nuestra propia historia, pues demanda de una boca, dientes y estómago saludables, creemos que la adopción de una perspectiva histórica crítica y equilibrada, que supere las concepciones dogmáticas o ideológicas, posibilitará a la sociedad salvadoreña reconciliarse con su pasado, evitando el avergonzamiento de sus raíces y construyendo así una identidad que abrace tanto los aspectos positivos como los desafíos de su historia. Lo que con este escrito se pretende es, principalmente, fomentar una comprensión equilibrada de la historia salvadoreña, superando así concepciones dogmáticas o ideológicas, para promover la reconciliación y construir una identidad nacional más positiva y enriquecedora.

En medio del bullicio y ruido maquinal, una voz bien estructurada y lograda me susurra que una tarea fundamental y urgente en el presente para El Salvador, y para la mayoría de los países latinoamericanos, es desmitificar el pasado. Observar con ojos críticos la historia ya no es un lujo reservado para eruditos de gruesos espejuelos y ociosos de la historia, sino una necesidad apremiante para comprender con mayor precisión ciertas actitudes y comportamientos en nuestra sociedad. En los dLeer más

Nación, nacionalismo y plurinacionalidad en Chile

Por Jorge Yáñez Lagos[1]

En Chile, consecutivamente al resultado electoral del plebiscito constitucional de septiembre de 2022, el divulgador Pedro Cayuqueo señaló en una entrevista televisiva en CNN Chile que: «la plurinacionalidad quedó un poco golpeada como idea, pero hay que insistir en ello en el futuro. En la batalla cultural hay que continuar promoviendo esta idea»[2]. En paralelo, el político Eduardo Artés cuestionó la noción de «nación única e indivisible» en la propuesta constitucional de 2023, porque desde su visión un Estado también puede ser plurinacional, dando como ejemplo histórico a la República Federal de Yugoslavia[3].

Pese al aborrecimiento que generó el vocablo «plurinacionalidad», las intenciones de Pedro Cayuqueo —entre otros(as)— no se detendrán en promover un Estado abigarrado o plurinacional en Chile. Por lo mismo, a pesar del rechazo contundente a la propuesta constitucional de 2022, igualmente se hace necesario comprender las nociones de nación y plurinacionalidad.

En un inicio, el reconocido abogado y diplomático José Rodríguez Elizondo define que «el Estado es la nación jurídicamente organizada»[4]. De esto se desprende que, el nacimiento del Estado moderno se produjo en Europa occidental y corresponde a condiciones estructurales y culturales particulares. De esta forma, el Estado surge de un proceso largo de modernización política y que se impuso de manera progresiva, con el propósito de resolver la crisis de la sociedad feudal (Roth Deubel, 2002).

En este contexto, para el historiador británico Eric Hobsbawm (2012), la nación como entidad política y social primaria Leer más

El Lebensraum israelita

Por Diego Medina

Hace poco Aldo Vicencio dijo algo que no ha dejado de resonar en mi cabeza: “Israel es descendiente directo de la Alemania Nazi”. Desde luego no queremos decir que la creación del Estado de Israel sea una reparación histórica justa tras el holocausto, nada más alejado de eso. Por el contrario, nos parece obvio que el sionismo ha aprendido, interiorizado e instrumenta las prácticas más terribles que en su momento el Reich de Hitler esgrimió contra el pueblo judío, pero esta vez el sionismo hace lo propio contra el pueblo palestino.

Los líderes mundiales respaldan el “derecho a defenderse” de un ladrón, pero sus pueblos rechazan el genocidio, en los foros la mentira respaldada por el poder triunfa, la verdad grita en las calles, pero la verdad sin poder sólo es “apología al terrorismo”. El crimen cuaja, Israel, que suscribió la convención de Ginebra, bombardea hospitales, escuelas, casas, termina con periodistas, arresta a extranjeros que documentan la violencia arbitraria contra los palestinos, asesina a tres israelíes por error, los cuales habían sido secuestrados por Hamás, secuestrados que fueron el casus belli de Israel para bombardear la Franja de Gaza.

Todo a los ojos del mundo, y aunque las naciones occidentales prohíben las manifestaciones de apoyo a Palestina, por considerarlas antisemitas (mira que hay que ser audaz para ser tan cínico), los hechos son grabados, viralizados. Las personas ven los hechos, no creen las palabras de Tel Aviv, Res non verba. Por su parte la Cruz Roja, la Media Luna, la ONU (cuyo secretario fue extorsionado por Israel), Human Rights Watch, Médicos sin Fronteras, periodistas, urgen a detenerLeer más

Escatologías y utopías de las planificaciones globales en Chile

Por Jorge Yáñez Lagos[1]

En Origen y meta de la historia, publicado por Karl Jaspers en 1949, el autor introdujo en dicha obra el concepto de «era axial», referido al período 800 y 200 a.C. En dicho tiempo, Occidente, China y la India ofrecen al mundo un conjunto de movimientos intelectuales y espirituales orientados a la «salvación», pero con un alto componente reflexivo y la consecuente oposición y fractura que aún nos parecen propias de una cultura abierta. Jaspers deriva sobre un mundo en el que por primera vez comienzan a producirse combates espirituales por el intento de persuasión. En tal caso, se hace referencia a fenómenos que lindan en el caos espiritual y que, en paralelo, inician en la conformación de partidos. Así, se manifiestan experiencias de orden social que permiten disenso, pero que también apuntan hacia reconfiguración de fines compartidos (Svensson, 2019).

Asimismo, Manfred Svensson señala cómo la religión tribal y la arcaica son reemplazadas por el salto hacia «formulaciones axiales», hecho descrito en el libro La religión en la evolución humana. Desde el paleolítico a la era axial, del sociólogo estadounidense Robert Bellah. En gran medida, aquí se altera la unidad previa entre el rey y la divinidad, estableciendo que la individualidad dependerá de la forma específica que tenga el pacto de un determinado pueblo con la divinidad.

Bajo esta lógica, surge la teología política en rescate de la «escatología» como la gran idea política. Inicialmente, MarioLeer más

La eterna crisis chilena

Por Jorge Yáñez Lagos[1]

El sociólogo ruso Pitirim A. Sorokin en su obra Sociedad, Cultura y Personalidad, señala que en los incesantes cambios sociales “los períodos de modificación ordenada y legal son sustituidos por épocas de desorden y sacudidas revolucionarias. Ambas formas coexisten hasta cierto punto: aun dentro del cambio ordenado existe un elemento de desorden, y viceversa” (Sorokin, 1962, pág. 764). Desde esta lógica, la historia de los Estados, naciones y otros grupos mayores, ha transcurrido de tiempo en tiempo por períodos de tensión y crisis violenta. Incluso, algunas veces, dichos cuerpos sociales se han desintegrado.

El diagnóstico de Sorokin basado en una investigación sistemática (y hasta el momento única) realizada por él, analizó las más importantes perturbaciones internas (revoluciones, motines, revueltas, estallidos y luchas civiles) registradas en la historia de Grecia y Roma antiguas, Bizancio, Italia, España, Francia, Alemania, Austria, Inglaterra, Países Bajos, Rusia, Polonia, Lituania, etc., abarcando un período extendido desde el siglo VI a. de J.C. hasta el 1925 de la era cristiana. El estudio de Sorokin arrojó el impresionante número de 1.622 disturbios internos de carácter importante.

Desde un punto de vista histórico, la revolución y la guerra al interior de las naciones no son amenazas nuevas. En específico, las revoluciones son consecuencia de una combinación de máximos en el precio de los alimentos, una población joven, una clase media creciente, una ideología perturbadora, un régimen viejo y corrupto, y un orden internacional debilitante, entre otras características (Ferguson, 2012).

De ahí que, según lo detallado por Niall Ferguson (2012), él argumenta que en dos pasajes raramente citados de La riqueza de las naciones, Adam Smith describía lo que él denominó «el estado estacionario». Todo esto hace referencia a la situación de un país anteriormente rico que había dejado de crecer. En concreto, este estado se identifica por dos características: 1) los salarios de la gente miserablemente bajos y 2) la presencia de una élite corrupta y monopolista de explotar el orden jurídico y la administración en su propio beneficio.Leer más

La (nueva) derecha chilena y el huevo de la serpiente

Por Jorge Yáñez Lagos[1]

«El huevo de la serpiente no eclosiona si alguien no lo incuba», señala Rafael Narbona, escritor, profesor de filosofía y crítico literario de origen español. Hace 46 años, el cineasta sueco Ingmar Bergman dirigió la película El huevo de la serpiente, cuya trama se ambienta en los convulsos años 20 de la República de Weimar en Alemania. Específicamente, dicho film se entorna en un ambiente caótico como resultado de una guerra perdida, las luchas políticas, la hiperinflación y la preparación de un golpe de Estado por parte de Adolf Hitler.

Ahora bien, se ha dicho que el fascismo y el nacionalsocialismo accedieron al poder como consecuencia de la crisis económica de 1929. Sin embargo, esto no habría sido posible si sus ideas no hubieran gozado de cierta aceptación antes del cataclismo de Wall Street. A partir de esto, los artículos del periodista sevillano Manuel Chaves Nogales permiten comprender la Alemania nazi y cómo el totalitarismo es una desgracia que se gesta poco a poco (Narbona, 2023).

Así pues, para Rafael Narbona, una dictadura no sólo puede abastecerse de terror, sino que también necesita cierto apoyo popular. Por ello, parafraseando a Chaves Nogales, Narbona señala que la base social del nazismo estaba compuesta por maestros de artes y oficios, quienes se reunían en tabernas para expresar su descontento por la deriva de Alemania después de la Primera Guerra Mundial (Narbona, 2023).

Por otro lado, el sociólogo estadounidense Barrington Moore (2000) plantea en su obra Los orígenes sociales de la dictadura y de la democracia, que el fascismo se implementó como una revolución capitalista y reaccionaria desde arriba. No obstante, para Barrington Moore (2000), el origen social de los regímenes y movimientos de derechas en Europa y Asia se facilitó mediante una particular coalición fatídica: una elite rural fuerte y una burguesía débil.Leer más

La nueva izquierda chilena en el purgatorio

Por Jorge Yáñez Lagos[1]

 Los socialistas en los Estados Unidos están estancados ¿Cómo nos convertimos en dueños de nuestro propio destino?, señala inicialmente en su artículo titulado La Izquierda en el purgatorio el escritor político Bhaskar Sunkara, publicado en la revista socialista Jacobin. Desde la perspectiva de Dante, según el autor, el purgatorio fue algún lugar físico: una montaña que el penitente debía escalar para aproximarse al Paraíso, con obstáculos que debían superarse para abordar los pecados pasados. Pese a eso, Sunkara reflexiona que:

 

“La izquierda, sin embargo, no siempre está tan dispuesta a emprender este camino. Cuando fracasamos en nuestros esfuerzos por alcanzar las tierras prometidas, a menudo nos contentamos con culpar al poder incalculable de nuestros oponentes o al laberinto intratable del sistema. Nuestras propias fechorías rara vez se identifican, y mucho menos se rectifican[2]”.

 

En este sentido, Sunkara advierte que ante un inminente retorno de Donald Trump a la Casa Blanca en 2024, una subcultura para miles de activistas, pero demasiado desorganizada e impotente hace difícil un programa político nacional. De ahí que el identitarismo socava significativamente el rol de los partidos políticos en la vida democrática. De hecho, lo anterior se puede narrar por Mark Lilla en El regreso liberal, cuando en la página web del Partido Demócrata en los Estados Unidos no incluía un programa unificado, sino que, 17 programas distintos disgregados en 17 identidades que convivían en el seno del partido (Svensson, 2022).

En otras palabras, el identitarismo genera dificultades. Después de todo, una de sus consecuenciaLeer más

Las tecnologías verdes. El nuevo paradigma frente a las crisis energética y ambiental

Por Franco García

El desplome comercial del petróleo ha sido una de las mayores controversias en los últimos años. Y su volatilidad, sin duda alguna, depende de conflictos bélicos, crisis financieras, pandemias, etc. Desde la crisis financiera de 2008, el mercado del crudo ha vivido ciertas convulsiones, llevando a las actividades empresariales, principalmente de producción energética, a enfrentar momentos de incertidumbre por los desajustes del recurso fósil por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Así pues, con la aparición de las llamadas tecnologías verdes surge un nuevo paradigma energético como fuente alternativa para hacer frente al problema comercial del petróleo. En suma, el sistema de producción capitalista concibe paradigmas tecnológicos de acuerdo con sus necesidades de inversión para producir más con menos.

Evidentemente, las empresas energéticas en los países desarrollados y emergentes están preocupadas por el desplome comercial del combustible fósil y sus costos de producción son cada vez más elevados, por lo que tratan de modificar sus modos de producción energética. Considerando que el precio del oro negro en momentos de crisis económicas o sanitarias suele ser volátil y el sector automotriz también se ve mermado en sus ganancias, la justificación de la introducción de los biocombustibles es que ayudanLeer más

La enfermedad infantil del “izquierdismo” en Chile

Por Jorge Yáñez Lagos[1]

Vladímir Ilich Uliánov, alias Lenin​, en 1920 publicó su obra La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo. En dicho libro, Lenin criticó en ese entonces, en algunos jóvenes Partidos Comunistas de Europa, la predominancia de ciertas ideas sectario-izquierdistas que se expresaban en que sus adeptos reemplazaban el sereno y “objetivo” análisis marxista de la situación político-social por estridentes frases supuestamente “revolucionarias”; en lugar de trabajar por el esclarecimiento y la organización de las masas obreras y populares en el proceso de la brega por sus reivindicaciones inmediatas (Lenin, 1964).

Por tal razón, Lenin (1964) resaltó de manera precisa que los Partidos Comunistas debían aprender a aplicar los principios generales de la teoría revolucionaria a las condiciones particulares de cada país, bajo el riesgo de quedarse aislados de las masas al no comprender la originalidad de las formas de lucha propias de cada nación, las particularidades de la psicología de masas, sus tradiciones, entre otros aspectos. De modo que, para Lenin (1964), los comunistas debían saber utilizar los Parlamentos burgueses para defender en su seno los intereses populares; y, por ende, efectuar una gran labor de esclarecimiento popular.

En palabras simples, Lenin atacó a los “ultras” europeos por sus posturas irresponsables —al no querer participar de los Parlamentos burgueses, entre otras razones—, tratándolos de ingenuos e imprudentes, y los acusó de implementar estrategias dañinas para la causa del pueblo (Edwards, 2020).

De ahí que, como bien señala Sebastián Edwards (2020), las actitudes infantiles están basadas en sueñosLeer más