Luis Felipe Ortiz | Poemas

Luis Felipe Ortiz Zabala (1998, Soledad, Atlántico. Colombia). Estudiante de último año de Derecho en la universidad libre, y estudiante de Historia en la Universidad del Atlántico. 

 

Enemigo al descubierto
Me carraspéela lo más frágil
que un hombre tan simple
como yo, puede tener
—El alma—
Ardiente de un sentimiento
desenfrenado e intenso.
Solo sé recordar
y no quiero hacerlo más
porque los recuerdos pesan
dos vidas, y solo tengo media
He perdido la otra mitad
apostando conmigo mismo,
Por más que me muerda los labiosLeer más

La esquina o Divagación en torno a la sorpresa ontológica

Por Márcia Batista Ramos[1]

“Si le volvemos la espalda, ese paisaje quedará sumido en su permanencia oscura. Quedará sumido por lo menos; no hay nadie tan loco que crea que ese paisaje se reducirá a la nada. Seremos nosotros los que nos reduciremos a la nada y la tierra continuará en su letargo hasta que otra conciencia venga a despertarla. De este modo, a nuestra certidumbre interior de ser reveladores se une la de ser inesenciales en relación a la cosa revelada.” Jean Paul Sartre

En una esquina cualquiera, percibí la fantasía dialéctica de las avenidas y los cientos de cuerpos con la boca cubierta que se movían para todos los lados, mecánicamente, sin verse, sin tocarse, siquiera miraban de reojo… Todos sin expresarse.

Me sentí, sinceramente, gris y desgarrada, en mi vejez de muchos años. Envuelta en una extraña niebla. Percibí la verdad fragmentada: que yo había atravesado mi propia vida con los ojos vendados. Un escalofrío traspasó mí espalda. ¿Qué podría decirme a mí misma, en aquél momento, si aún me sentía como una niña?

Miré a la bóveda del cielo de yesoLeer más

Natalia Gómez | Poemas

Natalia Gómez (Campeche, 1991) Ha sido beneficiaria del programa PECDA 2020 en Campeche y del Festival Interfaz ISSSTE Yucatán en 2017. Ha participado en algunas antologías como Fractal, Anuario bilingüe de Poesía de San Diego y Novísimas, reunión de poetas mexicanas Vol. II. Algunos de sus textos se encuentran en revistas electrónicas como Letralia, Círculo de Poesía, Carátula, Con la A, Ablucionistas, The Ofi Press Magazine y Beltway Poetry. Actualmente es miembro del Proyecto de Escuela de Escritores Campechanos (ESCESCAM) y del consejo editorial de Cracken Fanzine.

 

En casi todas las películas de acción

hay edificios que se destruyen

también autos

esas calles

a las que les explota el pavimento

con aceras llenas de árboles

personas

flores

¿Qué verdad se oculta en todo ello?

¿Cuánta violencia debe ser necesaria para un gran final?

Las familias

la reconstrucción

los heridos de gravedad

los ilesos trastornados

toda esa serie y brutal caos

que dejan a la ciudad endeudada

y sin trabajo

ni inmuebles

¿Quién se responsabiliza?

¿Dónde quedan los protagonistas para hacerle frente?

¿Dónde los senadores y toda aquella gente que debe resguardar la metrópoli?

La realidad también es una película de acción

con personas que lo pierden todoLeer más

Josué de Luna | Poemas

Josué de Luna (1992, Estado de México). Actualmente estudia economía en la Universidad Nacional Autónoma de México. Recientemente se ha dedicado a escribir a tiempo completo poesía y narrativa. 

 

Espacios

Dejé de ser cuando estuviste,

cuando esa primera vez nos

inundamos de nosotros, de la

sal que cada uno rozó en

la prisma del alma.

 

Todos fuimos una historia escrita

y revelada sobre tiempos infinitos

y demonios enjaulados.

Convertidos en relojes de arena,Leer más

Oscuridad y frío

Por Araceli Mariscal

 

La vida a veces puede ser extremo de todo, nunca es la nada, dicen algunos que ni aún cuando se muere. Siempre creí que la oscuridad, además de ser donde no hay luz, era la nada. Ahora entiendo que también es Todo. El todo es la oscuridad porque no sabes dónde empieza y dónde termina, es más, no se tiene ni siquiera la certeza de que haya un punto medio.

El punto medio significaría que es medible, sin embargo, ¿Quién puede medir la oscuridad? ¿Quién podría definirla siquiera? Quizá las definiciones cabrían en la oscuridad misma y tal vez ni así abarcaría su extensión. ¿Cómo defines el amor? ¿Cómo defines lo que sientes por mí? ¿El amor sería entonces un sentimiento medible? Leí apenas de una amiga que en sus redes escribió que para ella, respecto al amor, éste era la ausencia del Ego… Tengo que admitir que no estuve de acuerdo con este planteamiento, dudé de él, me cuestioné y dije que sería mejor decir que: el amor es domesticar al Ego.

Domesticar porque es una parte primitiva del ser, si no lo tuviéramosLeer más

Yaredh Marín | Poemas

Yaredh Marín Vázquez (1987, Ciudad de México). Aprendiz de persona repleta de contradicciones. Mujer materialidad de carne política. Exploradora de la maternidad con una cómplice genial. Amante de la música y la escritura. Enamorada de las letras. Antropóloga según los títulos.

I

11 de septiembre de 2018

 

Mirar tus ojos cansados, profundos, llenos de ternura.

Recibir tu mirada de vuelta.

                                                 Mirarme en tus ojos y perderme en la espesura de tu barba,

                                                                                                          hierba revuelta por el viento.

El contorno de mi silueta en tus ojos.                                        El contorno de tus ojos en mi piel.

Tus manos grandes, pesadas, suaves, tiernas.

                                                                  Tus manos sobre mis manos            sobre mi respiración.

Tu abrazo me acorazona del mundo.

                                                             Descanso sublime,

                                                                                           profundo.

                                                        Quedo desarmada          no tengo ante qué armarme.

Pies de coloso griego tallado en piedra. Pies impasibles ante el tiempo.

A tu lado planto los míos.                     Me enraízo firme   fiera    amorosa.

 

Sumergida en ti una corriente eléctrica recorre mis vertebras.

Me hundo en ti, en tu hierba espesa movida por el viento.Leer más

Hay un helicóptero en el jardín

Por Lisa Mena[1]

Justo hoy que nos destapábamos ese vino.

Leo y releo y no entiendo ¿Cómo es posible que se les haya escapado una estupidez así?

¿Cómo les explico?, ¿por dónde empiezo? 

Rápido, una estrategia, eso sí que sabés hacerlo: resulta ser que siempre me dediqué a otra cosa. No, no me pongas esa cara, por favor. Es algo útil y necesario lo que hago, no te das una idea…No, no, no, ¡no!, arrancá distinto.

Supongo que en cualquier momento me llaman.

Mirala a Ruth ahí en el jardín, siempre que los padres se apartan a tomar un vino en silencio es porque todo está bien. Una vez te confesó que eso la ponía contenta… ¿cómo la encaro?, ¿cuánto tiempo voy a tener?Leer más

El giro de la falda de Tereza

Camila Gabriela Conceição da Silva[1]

Brasil, Bahia, Salvador

Como muchas mujeres de esta Tierra llamada Bahia, Tereza nace empobrecida. Hija de una olvidada ciudad del interior, São Miguel das Matas. Solo quien vivió y vive allí conoce su nombre, pero cuando salen se alejan del camino de retorno.

Tereza tenía 13 años cuando fue empujada a la “gran ciudad” con promesas de un horizonte más favorable. En este momento nutria otra vida además de la suya, estaba embarazada de su primer hijo.

No se sabe cuáles impulsos la movían o la paralizaban. Sus sufrimientos y dolores eran intransferibles, vivía todo sola, pero en su cuerpo era incapaz de ocultar las cicatrices que se le dibujaban a medida que avanzaba.

En la ciudad, Tereza conoció a un hombre de origen campesino como ella. Fueron a vivir juntos y recuperó su esperanza de una vida mejor. Pronto confirmó que en este mundo la vida es más pesada cuando se es mujer. Tuvo que elegir entre dos sufrimientos: quedarse o irse. Ella eligió, en la intimidad de su silencio, partir. De esta vez, sumando una hija alrededor de su falda.

Los ojos de Tereza nunca fueron un hogar para el miedo. Lejos de desmoronarse Leer más

Xadeni Escalante | Poemas

Xadeni Escalante Contreras (1997). Actualmente cursa su último semestre de la licenciatura en literatura y creación literaria. Ha publicado en diversas revistas literarias electrónicas. Se dedica a la difusión cultural. 

 

Una mujer

Una mujer desnuda una lis

con un pistilo diminuto.

Se inclina ante el espejo

y doblegada

rueda como un seno por la ladera

y se pierde en un estanque,

donde nace una flor

con el nombre de Dolor.

 

Coge su pecho en  una mano,

la otra acaricia la llanura del corazón.

Se tienta el cuello y con arrebato se ahorca.

 

Una lágrima verde

cede como un litoral bajo el árbol.

Mujer pecho de isla mira elLeer más

Leticia Maldonado | Minificciones

Leticia Maldonado Gómez estudió Psicología Educativa en la Universidad Pedagógica Nacional. Es maestra especialista de la Unidad de Educación Especial y Educación Inclusiva, perteneciente a la Dirección de Educación Especial de la Secretaría de Educación Pública (traducción: labora en una escuela pública en la Ciudad de México). Escritora aficionada, ha tomado un par de talleres en la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM), con Kyra Galván y Gerardo de la Torre; en el Centro Cultural Elena Garro, con Marisabel Macías; y en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, con César Gándara. Actualmente, forma parte de la Escuela Feminista Comunitaria de Creación Literaria, coordinada por Ingrávida. Hacerle al cuento es una de sus grandes pasiones.

 

Invicta

La intempestiva sensación de picazón y ardor perturbó mi sueño. Retiré el cubrecama, observé numerosas hormigas rojas recorriendo mis piernas, algunas se introducían y otras emergían del interior.

La ansiedad invadió las entrañas y la razón, y un estremecimiento recorrió mi piel. Obcecada y curiosa resolví ayudar a la colonia de solenopsis invicta con la abertura. Rasgué la piel de los muslos hasta dejar el músculo expuesto. Fue evidente la desorganización de los himenópteros ante mi intervención, se alejaron en desorden, algunos huyeron, y los más continuaron con la tarea, parecían cavar un túnel.

Habría averiguado a dónde pretendían llegar, pero no resistí más, aborrezco el contacto de los insectos con mi piel. Rellené la hendidura con el músculo contuso que por alguna razón fue insuficiente. Tomé algunas de las hormigas que deambulaban por ahí y las usé como arcilla. Coloqué la piel en su lugar, en vez de zurcir, cautericé la herida.

Me erguí, di unos pasos y confirmé el vigor de mis piernas. Estaba lista para continuar.Leer más