The Weird Greek Wave

Por Lydia Salinas[1]

La Nueva Ola Rara de cine griego, cuyo nombre ha sido atribuido por críticos y espectadores sorprendidos por el nivel de surrealismo plasmado en los filmes, nace a partir de un fenómeno local: Grecia pasó de ser un lugar de ensueño que atraía visitantes de todos lados del mundo a la zona crítica europea de desplome no sólo económico. Steve Rose, de The Guardian, señaló que “no hay que olvidar que Grecia tuvo sus propias protestas en las calles en 2008. Quizás era de esperarse que el cine del país también cambiara” (2011).

La nueva corriente artística de la crisis griega pareció tomar importancia a nivel nacional y regional cuando los medios europeos identificaron que no era una coincidencia que el país más caótico de la Europa occidental estuviera produciendo el cine más caótico. Ante los ojos de Yorgos Lanthimos, luego del éxito en el Festival de Cannes de 2009 de su filme independiente Dogtooth, nada había cambiado en la escena cinematográfica de Grecia: “sólo hay una forma de hacer cine aquí. No hay productores reales y ya no hay recursos públicos” (Rose, 2011).

Por otra parte, al discutir la rareza de los filmes griegos de la nueva ola, la directora de Attenberg, Athina Tsangari —gran representante de la corriente— afirmó que es una forma de sobrellevar la crisis. Los traumas con la estructura familiar griega y la inconformidad con las generaciones anteriores, al parecer obsesiones compartidas a nivel nacional por los autores griegos, son reflejadas en los filmes: es una manera de rebelarse a la tiranía de sus ancestros que desestabilizaron la política y la economía.

Desde el 2009, Lanthimos aseguraba que no podría continuar produciendo en Grecia: su siguiente destino fue buscar financiamiento en las potencias europeas, específicamente en la robusta comunidad artística de Londres (Kohn, 2018). En los últimos años, se puede afirmar que la Nueva Ola Rara ha tenido un impacto global: la producción de tres filmes de Yorgos Lanthimos en habla inglesa (The Lobster, The Killing of a sacred deer y, la nominada a Mejor Película, The Favourite) indican que la integración de esta corriente a los medios hollywoodenses sí es bien recibida.

La Ola Rara de cine griego es un fenómeno reciente. Su pasado se remonta al reconocimiento oficial de la crisis económica y política de Grecia hace más de diez años, aunque fue bautizada con ese nombre después y por autores no originarios de este país. No obstante, la Ola Rara no ha logrado ser exitosa o polémica en su propia tierra: no criticaba los tiempos difíciles —al menos no de manera directa— y los griegos parecían estar en busca de mensajes explícitos y activistas. Tsangari fue de los autores que creyó que el cine era una buena forma de abordar sus problemas: “Grecia es un país desconocido, incluso para sus ciudadanos” (Rose, 2011); es decir, se esperaba que el cine griego tuviera consecuencias locales. En lugar de ello, logró tener un impacto global: Dogtooth y su nominación a Mejor Película Extranjera en los Oscars del 2010 pusieron en la mira hollywoodense a la corriente griega.

Actualmente, la Ola Rara se está volviendo parte de la cultura popular al ser vista como un producto mediático con un gran significado social cuando se mantiene alejada de los problemas contemporáneos. Su polémica nace de que son filmes apolíticos en tiempos políticos. Normalmente, la ola griega ha tocado temas como la sexualidad, los valores familiares, las relaciones personales y la crueldad humana. En tiempos donde los campos mediáticos se preocupan por la censura y la discriminación involuntaria, uno puede atreverse a afirmar que la nueva ola rara seguirá protagonizando varias notas importantes del medio cinematográfico, pues se puede decir que un director griego, Yorgos Lanthimos, ya se ha integrado a Hollywood, pese a que no comparte sus estándares estéticos ni narrativos.

En cuanto a la representación en la ola rara, se puede decir que todavía hay muchos aspectos a mejorar: su diversidad de personajes, razas y naciones está muy limitado. Constantemente recurren a esta idea de un presente o futuro distópico donde la forma en que se establecen relaciones y se emiten juicios es completamente ajena a lo que conocemos. La idea de Tsangari se vuelve verdadera: los autores griegos sobre representan su obsesión con las estructuras familiares inestables, casi imperceptible alegoría de la frágil situación de su país. Sin embargo, es difícil que un miembro del público de cualquier sector socioeconómico o etnia se vea identificado: las historias parecen no hablar de ningún lugar en específico, pero de antemano se sabe que se trata de una parte de Europa o un lugar con buen nivel de desarrollo. En la ola rara se puede ver inestabilidad social, injusticia, valores trastornados, pero nunca se observa pobreza —la mayor parte de los personajes parecen tener su vida económica resuelta de algún modo— ni diversidad de etnias o razas: personajes blancos, rubios, siempre europeos.

La relación de las prácticas culturales con la nueva ola griega no ha tenido connotaciones negativas. En occidente, es verdad que ataca los valores universales que el cine estadounidense, e incluso el cine europeo, ha logrado difundir a través de sus productos. La mención de la sexualidad de una manera agresiva, de la familia como el origen de los problemas y de la crueldad humana inquieta lo impuesto por el cine mainstream, pero más allá de crear un choque cultural con los espectadores, parece provocar cierta decepción en un sector del público: uno esperaría que esas películas fueran una respuesta a la crisis, cuando sólo son la necesidad de expresión de sus autores.

Se puede decir que la ola rara griega rompe con el esquema de percepción de que una corriente cinematográfica que nace en una crisis es una respuesta política a la misma. A través de estas películas, de sus personajes extraños —humanos con actitudes fuera de lo común— y sus diálogos sin sentido aparente, pareciera que se promueve la idea de que las premisas del cine europeo continúan siendo de difícil comprensión a menos que se pertenezca a su corriente: los espectadores del otro lado del mundo están más interesados en la acción, en los problemas sociales explícitos.

Por otra parte, sería arriesgado decir que la nueva ola carece de simbolismos. Por el contrario, la representación de la sociedad como una familia con valores inciertos, que de alguna forma consigue arruinar a sus hijos, es la prueba de que esta corriente puede llegar a ser universal. A esa clara obsesión griega, se le debe sumar su constante representación de la búsqueda del poder sin importar sacrificar tus principios éticos (como es el caso de The Favourite), las figuras autoritarias que arriesgan la interacción de los demás con el mundo (Dogtooth y The Lobster), y la crueldad sin arrepentimiento a la que puede llegar el ser humano (The killing of a sacred deer).

Referencias

Brody, R. (2016). The Petty Laments of Yorgos Lanthimos’s “The Lobster”. 15 de febrero de 2019, de The New Yorker. Recuperado de: https://www.newyorker.com/culture/richard-brody/the-petty-laments-of-yorgos-lanthimoss-the-lobster

Kohn, E. (2018). ‘The Favourite’ Director Yorgos Lanthimos Reveals the Method to His Madness. 19 de Febrero de 2019, de Indiewire. Recuperado de: https://www.indiewire.com/2018/11/yorgos-lanthimos-interview-the-favourite-greece-1202022576/?fbclid=IwAR2v6fOfY0FezE66xnLVb9tC4YQxAl2eaCx3Pf9NaYxNs2xG2mf8qmXVcnk

Rose, S. (2011). Attenberg, Dogtooth and the weird wave of Greek cinema. 15 de febrero de 2019, de The Guardian. Recuperado de: https://www.theguardian.com/film/2011/aug/27/attenberg-dogtooth-greece-cinema

Sánchez, M. (2018). Los nuevos pobres de Grecia. 19 de febrero de 2019, de El País. Recuperado de: https://elpais.com/economia/2018/09/05/actualidad/1536162493_028347.html

 

  1. Escritora autoproclamada y amante del cine. Asistente de casting de día, asistente de guion y de investigación de noche, especialmente en el proyecto Pola Weiss: Documental. Dirigió un corto documental llamado En el haz de la tierra (2019). Su cuento “Los Chuchines” forma parte de la antología Vita Contemplativa: Los invisibles (José Manuel Sánchez Noriega, 2018). A veces escribe de cine, a veces escribe lo que no sabe decir; ejemplos de ello son Bruma, cuento publicado en el número tres de Fósforo: Literatura en breve, y El Chancla, cuento difundido por Coyolxauhqui Editorial.

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