Sacar al docente del aula

Mitos, dogmas y desavenencias de la práctica Docente, breve exposición y comentario al artículo “Alienación y cambio de la práctica docente” de Cesar Carrizales Retamoza[1]

 

Por José Miguel Hernández Valtierra

 

<<El poder más eficiente, es el que no se ve>>
-Michael Foucault- (Vigilar y castigar “El nacimiento de la prisión”)

 

 Incisivo, subversivo, atípico. Son algunos de los adjetivos que puedo utilizar para describir este estupendo artículo elaborado por Cesar Carrizales Retamoza. Abordar la cuestión por los cambios en la práctica docente hoy pudiera asumirse como algo “trillado”, sobran incluso expertos en educación y en las constantes reformas educativas anunciadas de forma repetitiva por el gobierno de nuestro país, mismas que se han autodenominado como “vanguardistas” o “innovadoras” en más de un slogan publicitario. Sin embargo, el artículo aquí aludido es llamativo desde el inicio por el simple hecho de toparnos con el término “alienación”, de allí surgen los cuestionamientos ¿Es posible hablar de una reforma o cambio en los modelos de enseñanza-aprendizaje cuando esta misma es un hecho velado al cual se le rinde una confianza ciega?

La propuesta aquí expuesta me ha parecido de carácter deconstructivo[2], pues al final nos hace vislumbrar la complejidad, pero no imposibilidad de repensar y generar un cambio de paradigma en el profesional de la enseñanza, advirtiendo desde la introducción que esta reconceptualización debe ser realizada por el mismo docente, a quien se le plantea deberá transitar su propia crisis. Mi lectura como formado en el campo de la filosofía trajo a la memoria ecos de pensadores como Platón, Nietzsche, Marx, Foucault, solo por mencionar a algunos, todos ellos, al igual que quien escribe el artículo, en determinado momento plantearon que la finalidad del filosofar o del pensamiento crítico como arte del desenmascaramiento se logra “preguntando donde está prohibido preguntar o preguntar donde todo parece ser normal”.

El objetivo de este análisis deconstructivo de la práctica docente y su contante vocación al cambio tiene la finalidad de responder a dos preguntas concretas ¿qué buscamos cambiar? y ¿en qué consiste esto que llamamos habitualmente como fracaso?

Para responder a estas dos incógnitas se parte de un análisis expositivo del término “ideología / experiencia alienante.”, entendida como el estado de ideas y cosas hegemónico – dogmáticas que altera o tergiversa la realidad encerrándola en categorías atemporales, con las cuales se interpreta o lee la realidad, pero al ser dogmático, simple, hetero y homogéneo (prácticamente todo), tal estructura es invisible, y se ha normalizado en la experiencia impersonal del “ser” o “deber ser” que al mismo tiempo se expresa en dos manifestaciones materializadas que ha construido la noción del “nosotros” —inclusive del <<yo>>— que son los valores (imperativos de orden impersonal) y la conducta”. Dicho esto, la intención del autor es desmitificar o desarticular la práctica docente actual motivando al lector a pensar más allá de este estado de cosas alterado, impersonal y con intenciones de servir al poder bajo las categorías ilusorias del Progreso, la innovación, originalidad, espontaneidad y la misma praxis.

A partir de esta inferencial de tinte foucaulteano, se pone en evidencia el dispositivo alienante del proceso educativo en las aulas, un dispositivo que experimenta diversas metamorfosis para subsistir a pesar de los cambios apócales, rasgo característico del poder que se vale de las interacciones sociales para general ideología. De forma concreta, esta experiencia alienante se reproduce gracias a las relaciones de poder inherentes en el juego político existente en las aulas y se manifiesta en la lectura de la conducta de la clase sometida (alumnos) desde el pensamiento binario o estereotipos (que se consideran “dados” y parte de lo “natural”): bueno-malo, eficiente-ineficiente, exitoso-fracasado… por parte de quien se posiciona en la clase dominante, en la cual el docente goza situarse[3].

La parte más interesante, considero yo, es cuando se responde a la pregunta ¿en qué consiste el fracaso de la práctica docente? La cual halla su respuesta en clave de una “falsa liberación”, porque pareciera lógico que este cuestionamiento fuese el detonante de la transformación de la práctica docente, pero la realidad es que no es así. Este ocultamiento del poder se da por el “sentido común” en la vivencia del todo y al mismo tiempo nadie, el impersonal, el “uno” ( dixit Heidegger), se mantiene gracias a este cuestionamiento que no es un problema para el mismo, ya que si el docente llega a experimentar la frustración o insatisfacción, éstas solo existen gracias a la “mala conciencia” resultado de no cumplir con el ideal hegemónico, de allí que la lógica de este sistema nos lleve a corregir únicamente lo que no embona con este ensamblaje fáctico–axiológico. Manifiesto generalmente en cambios parciales al nivel cognitivo o practico, pero nunca al nivel experiencial.

Como consecuencia, la experiencia alienante del docente posee un alcance tal, que incluso estos intentos de transformación por medio del conocer y el actuar, expresos en estrategias (utópicamente sanas) como el “despertar el pensamiento crítico”, “ educar en libertad” y “aprender a aprender”, terminan por convertirse en una extensión más de este mecanismo de autoconservación, que dará como resultado una serie de paradojas y antinomias en donde “se despierta el pensamiento crítico que se debe pensar”, “se educa en la libertad como se debe educar” “se aprende a aprender como se debe aprender”. Una vez más la experiencia alienante queda reproducida en lo que por lógica pareciera innovador pero que, en sí, es conservador porque los valores hegemónicos propios de esta estructura permanecen, ya que son invisibles, no cuestionan porque “naturalmente” no habría por que hacerlo, a esto el autor lo llamará “Cambio para conservar”.

Luego de exponer el funcionamiento de esta alienación de la práctica docente, pareciera que el autor nos orilla a pensar que es imposible un verdadero cambio y la educación es simplemente así, pero hasta esta negación del cambio, conformidad simplista o ignorancia de los hechos, es un mecanismo de autoconservación del sistema hegemónico. De acá surge el cuestionamiento focal ¿cómo es posible alcanzar el cambio contrario al reproducido por la ideología, es decir, “cambiar para transformar?

Cambiar para transformar, este cambió al que yo llamaría “radical”, únicamente se logra pensando más allá del orden establecido, o pensar en lo que “no merece la pena ser pensado”, en lo que es agradable al sentido común, si los cambios al nivel cognoscitivo y prácticos solo reproducen este estado de cosas.

La invitación es pensar al revés, no de forma lógica sino ilógica, no entendiendo a la escala axiológica ideal, sino cuestionando su preponderancia, es decir, repensar la misma práctica educativa o bien llegar un nivel del pensar que llamamos “metacognición”, generar una práctica docente que se piensa a sí misma; y esto solo se logra desarticulando estas estructuras que se aparecen como “únicas” por medio del desmontaje e incluso de la “desidentificación”, ya que en el campo de lo humano “nada es inmutable e idéntico”, ergo, nadie tiene la última palabra.

Para terminar este reporte de lo comprendido a lo largo de la lectura, me pareció fascinante cómo el autor hace este desmontaje de la práctica docente, pero jamás lanza una respuesta concreta a la pregunta ¿cómo lograr un cambio para transformar la práctica docente? Admirable, ya que demuestra un compromiso con su exposición, de haber ofrecido la panacea a dicha problemática, éste únicamente hubiese imitado lo mismo que cuestiona y critica. Por otro lado, toda esta exposición me hizo recordar un par de frases que me servirían para encerrar el contenido de este artículo. Wittgenstein decía que la finalidad de la filosofía es <<Sacar a la mosca de su botella[4]>>, aplicable a esta propuesta que pretende motivar al docente, como protagonista de su propio quehacer, a pensarse y salir de los esquemas del pensamiento dominante. Y, por otro lado, la frase <<Dios ha muerto[5]>> de Nietzsche, en este caso, como bien es sabido, la notica de la muerte de Dios es un evento universal pero que no ha llegado a los oídos de todos, quienes han asumido el mensaje se enfrentan a un mundo sin una verdad única, descentrando al mismo tiempo toda la responsabilidad de ese Dios moral, vigilante, exigente, controlador y dueño de nuestra conciencia. Dios muere y el hombre se encuentra en una etapa de extrañamiento[6] en donde por vez primera es dueño de su destino, construye sus valores y se afirma a sí mismo. Del mismo modo, y haciendo eco a la analogía que hace el divulgador de filosofía Argentino Darío Sztajnsrajber, podemos concluir que << El aula ha muerto[7]>> y ahora, fuera de la estructura del pensamiento ideal hegemónico, el docente tiene la responsabilidad de generar estos cambios para transformar, que solo serán efectivos si surgen desde sí mismo, de aquí que no es una tarea sencilla tomar la responsabilidad de tal transformación comenzando con hacer que la práctica docente “vuelva su aguijón contra sí misma”[8].

 

 

 

Bibliografía.

CARRIZALES RETAMOZA C., La experiencia docente. Ed.. Línea. México, 1986. pp. 21-33.

J.M, Occhiuzzi , “Para Darío Sztajnsrajber “el aula ha muerto”, en “La izquierda Diario” ( 07/05/19)  [En línea :http://www.laizquierdadiario.com/Para-Dario-Sztajnszrajber-el-aula-ha-muerto] [ visto el : 28.08.21].

NIETZSCHE F., La gaya ciencia, México, Alianza, 2012.

                                ,Más allá del bien y del mal- Así habló Zaratustra- El anticristo- El ocaso de los ídolos, Obras selectas, EDIMAT, Madrid, 2012

                                    . Consideraciones intempestivas 1873-1875 [3ª intempestiva], Obras completas de Federico Nietzsche, vol. II, Madrid, Valdemar, 1999.

RIVAS, R. Ensayos críticos sobre la posmodernidad “Crisis de sentido de la vida y la historia, México, Universidad Intercontinental, 2016.

VATTIMO, G. “Más allá del sujeto”, Barcelona, Paidós, 2000.

 

[1] Este artículo parte del capítulo 2 del libro de: Carrizales Retamoza, C. (1986): La experiencia docente. Ed. Línea. México. pp. 21-33.

[2] Entendiéndose esto como el método por el cual se trata de desarticular toda aquella entidad que se presume como natural e inmutable para poner en evidencia su condición de artificial o constructo. cf. R. Rivas, Ensayos críticos sobre la posmodernidad. Crisis de sentido de la vida y la historia, México, Universidad Intercontinental, 2016, p 29

[3]N.E. Por eso la tesis << El éxito de la práctica docente está en el conocimiento de los alumnos>>, que direcciona a la mayoría de modelos educativos vanguardistas, termina siendo una metáfora.

 

[4] Gianni Vattimo hace uso de esta metáfora propia del filósofo Austriaco L. Wittgenstein, haciendo referencia a la emancipación del sujeto, por medio y demoliendo al lenguaje. cf. G. Vattimo, Más allá del sujeto, Barcelona, Paidós, 2000, p.35.

[5] cf. NIETZSCHE Friedrich, La gaya ciencia, México, Alianza, 2012 p., 139.

[6] cf. Así habló Zaratustra, visto en: Obras selectas p. 57.

[7] J.M, Occhiuzzi , Para Darío Sztajnsrajber “el aula ha muerto”, en La izquierda Diario ( 07/05/19)  [En línea :

http://www.laizquierdadiario.com/Para-Dario-Sztajnszrajber-el-aula-ha-muerto] [ visto el : 28.08.20].

[8] cf. F. Nietzsche, Consideraciones intempestivas 1873-1875 [3ª intempestiva], Obras completas de Federico Nietzsche, vol. II, Madrid, Valdemar, 1999, p.306.

 

 

 

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