Por Mario César Campuzano Perales[1]
Introducción
La cuestión de la diversidad cultural fue central en el marco de lo que conocemos como descubrimiento y Conquista de América, pues las diferencias entre Europa y las culturas precolombinas fueron abismales. Recordemos también que la sociedad colonial estaba compuesta por europeos, criollos, mestizos, indígenas, negros, mulatos, entre otros. En ese sentido, el presente trabajo aborda dicho tema centrándonos específicamente en el caso de los criollos, es decir, de aquellos hijos de europeos nacidos en el continente americano.
Frente a la posición que consideraba a los criollos como inferiores moral e intelectualmente, destaca la visión de Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700), quien además de tratar cuestiones astronómicas en la Libra astronómica y filosófica,[2] se propone realizar una defensa de los criollos, grupo con el cual él mismo se identificaba. Por ello, el propósito del presente texto es abordar la cuestión del patriotismo criollo en el marco de la polémica con el sacerdote jesuita Eusebio Kino (1644-1711).
En su etimología, la palabra patriotismo proviene del griego pater que en español podemos traducir como padre y que alude a un sentimiento basado en la lealtad al padre. Derivado de pater surge patriotes que significa compatriota y el vocablo patria que se refiere a patria o país.[3] En su forma básica podemos decir que el patriotismo nos remite al sentimiento de adhesión o pertenencia de los individuos hacia su grupo y el país en el que residen. No obstante, el patriotismo no solamente es un fenómeno político, histórico y social, sino que también debe ser examinado desde un enfoque psicológico. Con base en dicha faceta, debe entenderse como un apego hacia el grupo y país en que se vive, el cual se expresa en las creencias y emociones que los individuos mantienen. El patriotismo tiene implicaciones favorables en tanto que es condición esencial para la existencia del grupo, dota de sentido de pertenencia y cumple importantes funciones de identificación personal, así como de unidad, cohesión y movilización de grupo.[4]
A continuación, abordaremos con cierto detalle los acontecimientos que dieron origen a la redacción de la Libra, algunos de los fragmentos en donde se manifiesta el sentimiento de apego de Sigüenza por los criollos y la cuestión de la polémica con el sacerdote jesuita Eusebio Kino.
Orígenes y contenido de la Libra astronómica
La Libra astronómica y filosófica fue escrita por Carlos de Sigüenza y Góngora y se publicó en 1690. La obra se inscribe dentro de dos acontecimientos que causaron gran expectación en la sociedad colonial, a saber, la aparición de un cometa entre los años 1680-1681 y la llegada de los virreyes Marqueses de la Laguna.[5]
La Libra forma parte de la producción literaria que surgió como resultado del conspicuo cometa que apareció a finales de 1680 en el hemisferio norte del globo. Dicho cometa es considerado uno de los más famosos de los últimos cuatro siglos en tanto que motivó la redacción de numerosos escritos. A finales de 1680 y principios de 1681 se podía ver en el cielo de la Nueva España y de muchas otras partes del mundo un cometa de gran brillantez. Debido a las supersticiones que rodeaban a este tipo de fenómenos y que hacían pensar que eran un presagio de calamidades, el cometa trajo consigo inquietud, temor e incertidumbre entre la población, tanto en los grupos sociales que eran considerados los más ignorantes y primitivos como en los miembros de la corte virreinal. Este astro tuvo un importante significado no sólo en el ambiente intelectual novohispano, sino en todo Occidente. De acuerdo con Dávila,[6] el siglo xvii fue el siglo del telescopio, por lo que el cometa llegó oportunamente para poner a prueba el nuevo instrumento y las teorías astronómicas del momento. El astro le sirvió a Newton para perfeccionar la teoría de la gravitación universal y Edmund Halley aprendió a calcular las órbitas cometarias; dos años después, con el cometa de 1682 (el cual ahora lleva su nombre) pronosticó su regreso cada 75 años. El estudio de los cometas cerró el sistema de la mecánica celeste, pues al poder inscribirlos dentro del ciclo regular de los cielos quedaron subordinados a las leyes naturales y al escrutinio de la razón matemática (en lugar de la mera especulación). Si bien es cierto que el cometa de 1680-1681 causó temor, fue importante en tanto que comenzó el resquebrajamiento de la filosofía natural especulativa, así como la separación de la astronomía, la astrología y la medicina.
A comienzos de 1681, el virrey Tomás de la Cerda y Aragón le encargó a Sigüenza (que en ese entonces era el cosmógrafo real) que preparara una explicación sobre el cometa para su esposa, que se sentía asustada, pues cuando arribaron a la Nueva España realizaron su recorrido desde Veracruz bajo el resplandor del cometa. De acuerdo con la perspectiva prevaleciente de la época, la esposa del virrey temía que el astro fuera un mal presagio para el virreinato. Como resultado, Sigüenza publicó el 13 de enero de 1681 su Manifiesto filosófico contra los cometas despojados del Imperio que tenían sobre los tímidos. Aunque no se conserva ningún ejemplar de ese texto, conocemos su contenido porque fue insertado en la Libra.
El Manifiesto filosófico tuvo como objetivo demostrar que no había motivo alguno para temerle a los cometas, oponiéndose así a las creencias antiguas y medievales aristotélicas, y negando que los cometas fueran presagio de desgracias. El texto generó varias respuestas, la primera vino de Martín de la Torre, un presbítero de Campeche que respondió mediante un Manifiesto cristiano en favor de los cometas mantenidos en su natural significación, al cual, Sigüenza respondió con su Belerofonte matemático contra la quimera astrológica de don Martín de la Torre. En la disputa también participó Joseph de Escobar Salmerón y Castro, médico, astrólogo y matemático, quien años atrás fue derrotado por Sigüenza en un concurso para obtener la cátedra de astrología y matemáticas en la Universidad de México. Salmerón escribió un Discurso cometológico y relación del nuevo cometa: Visto en aqueste Hemispherio Mexicano y generalmente en todo el mundo: el año de 1680; y extinguido en este de 81: Observado y regulado en este horizonte de México. Por Joseph de Escobar Salmerón y Castro, Médico y Catedrático de Cirugía y Anatomía, en esta Universidad: Dedicados y consagrados al glorioso patriarca San Joseph, esposo de Nuestra Señora y Amantísimo Patrón de esta Nueva España. En dicho texto, Salmerón afirmaba que el cometa estaba compuesto de exhalaciones de los cuerpos muertos y del sudor humano: “En lo que toca à la causa Material, fue en este caso todo quanto evaporable, y exalable ay en esta machina inferior, como agua, tierra, todo cuerpo viviente, plantas, y aun los mismos cuerpos muertos sepultados en la tierra”.[7] Sigüenza no se ocupó de contestar, según él “por no ser digno de ello su extraordinario escrito y la espantosa proposición de haberse formado este cometa de lo exhalable de cuerpos difuntos y del sudor humano.”[8] La obra de Salmerón muestra su filiación a la cosmología escolástica aristotélica, enfatiza el aspecto médico más que el astronómico y destaca el impacto del cometa en la vida cotidiana, antes, durante y después de un suceso de tal magnitud.
De acuerdo con Kasovich,[9] la respuesta más importante al Manifiesto de Sigüenza fue la Exposición astronómica del cometa que el año 1680 por los meses de noviembre y diciembre y este año de 1681 por los meses de enero y febrero se ha visto en todo el mundo y le ha observado en la ciudad de Cádiz el padre Eusebio Francisco Kino, de la Compañía de Jesús. Sigüenza escribió la Libra como respuesta a la Exposición astronómica del padre Kino, el término libra (balanza) que forma parte del título tiene un doble sentido, por un lado, se refiere a la constelación en la que habría aparecido el cometa de 1680, empero, también se refiere a la necesidad de examinar (poner en balanza) cuidadosamente los argumentos antes de ser aceptados. El propósito de Sigüenza fue el de persuadir al lector de que su postura era la más adecuada y lograr su adhesión a la causa defendida. Si bien hubo diferentes motivaciones que llevaron a la redacción de la Libra, en este texto nos concentramos específicamente en el desprecio que sintió Sigüenza en el padre Kino hacia los letrados criollos, basado en que en Europa había una idea generalizada sobre la inferioridad intelectual de los hombres nacidos en América, aunque fueran hijos de españoles.
José Gaos[10] propone dividir la Libra en siete partes:
- La reproducción del Manifiesto filosófico de Sigüenza. Puesto que esta obra fue la que dio origen a la polémica con Kino, era imprescindible incluirla para tener la información completa de lo sucedido.
- Argumentos de Sigüenza, respuestas de Kino e instancias de don Carlos. En esta parte aparecen alternadamente los argumentos de Sigüenza, un breve resumen de la Exposición astronómica de Kino y la respuesta de Sigüenza. Los argumentos de ambos autores tratan principalmente de composición de cometas, materia de la que pueden estar formados, posición en los cielos y el tipo de influencias que podían tener sobre los seres humanos.
- Fundamentos del padre Kino y exámenes de don Carlos. En este apartado Sigüenza analizó los cimientos sobre los que se apoyaba la opinión del sacerdote jesuita respecto a los cometas. La autoridad del saber bíblico y de los autores clásicos constituyen la parte medular de los fundamentos de Kino.
- Examen de los modos de conocimiento de los paralajes.[11] En esta parte de la obra no sólo se examinan los modos de calcular paralajes que propuso Kino, sino que se cuestionan con severidad. Sigüenza responde a cada uno de los métodos de la Exposición astronómica y plantea los propios.
- Examen de los argumentos sobre la altura y paralaje del cometa. Se analizaron métodos, principalmente de observación de la cauda del cometa en distintos puntos, de cálculo de la altura y paralaje del cometa. En esta parte Sigüenza cuestiona duramente a Kino por llegar a falsear datos para probar que el cometa se extendía a muchas leguas de distancia de la tierra. La intención en esta porción parece ser la de encontrar las contradicciones de la obra del sacerdote jesuita.
- Pasajes del Manifiesto cristiano de Martín de la Torre y del Belerofonte matemático. Este segmento está dedicado al presbítero campechano Martín de la Torre que se indignó ante las observaciones astronómicas de Sigüenza. De igual forma que en secciones anteriores, en ella se expusieron los argumentos del contendiente, en este caso de la Torre, y Sigüenza plantea a su vez los suyos, no sin antes señalar las contradicciones en las que incurrió su adversario.
- Observaciones del cometa de 1680-1681 realizadas por don Carlos en las que se hace uso de métodos trigonométricos para obtener datos del astro.
Sigüenza argumenta contra la Exposición astronómica. En primer lugar, rechaza los argumentos por autoridad que aparecen en la obra del sacerdote jesuita, afirma que lo que está en juego es la verdad y que sólo se puede llegar a ella mediante argumentos racionales y con hechos, no apelando a las autoridades (como hace Kino). En segundo lugar, don Carlos pone en duda la correlación entre la aparición de los cometas y determinados hechos (calamidades) asociados a él. En tercer lugar, Sigüenza señala la ambigüedad en los cálculos de Kino, somete a un riguroso análisis las observaciones y estimaciones de la Exposición astronómica sobre la posición del cometa y del tamaño de la cola, como resultado, demuestra que el sacerdote jesuita fue poco cuidadoso en sus observaciones y cálculos, incluso excesivamente confiado de su superioridad científica.
Controversia y patriotismo criollo en la Libra
Cuando Sigüenza leyó la Exposición astronómica de Kino se sintió ofendido. Sigüenza había cultivado amistad con él, le había proporcionado mapas en previsión a sus viajes misioneros. A cambio, Sigüenza sintió que Kino estaba menospreciando su obra y que la dedicatoria de la Exposición al virrey estaba hecha con gran falta de tacto. El sacerdote jesuita afirmaba que aquellos que rechazaban creer que los cometas eran presagio de calamidades tenían trabajoso el juicio, lo que don Carlos interpretó como un ataque directo hacia él y que se le estaba señalando de loco:
Bien saben los que la entienden, que en la lengua castellana lo mismo es decirle a uno que tiene trabajoso el juicio, que censurarlo de loco; y siendo esto verdad, como sin duda lo es, ¡viva el reverendo padre muchos años por el singularísimo elogio con que me honra! Pero pregunto ¿en qué experimentó mi locura? ¿En las palabras que le hablé? En ellas afecté el encogimiento y la submisión. ¿En algunos escritos míos que leyó? Todos se han impreso con aprobaciones de varones doctísimos. ¿En mis acciones? Nunca me vio, ni jamás (confíolo en Dios) me verá el reverendo padre tirando piedras. ¿En lo mucho que lo alabé? ¿En los festejos que le hice? Bien puede ser; bien puede ser.[12]
El Manifiesto filosófico tuvo como objetivo demostrar la falta de relación entre los hechos humanos (catástrofes) y los cometas como fenómenos cósmicos. En el capítulo X de la Exposición astronómica que lleva por título “De lo que pronostica el cometa de 1680 y 1681” Kino expone claramente su posición:
Dos sentencias generalmente se hallan de los Astronomos, y Matematicos, cerca de la felicidad, ô infelicidad que de los Cometas se suele seguir, y antesignificar: una desiende, que nada aziago se debe temer, ò rezelar, antes si se promete algunas vezes prosperidad. Otra empero opinion comun, que generalmente amenaza de parte de los Cometas infaustos, y tragicos sucessos, tristes, y lamentables casos, lugubres acontecimientos, como son la muerta de personas grandes, como Reyes, ô calamidades, ruynas, y desolaciones de Reynos.[13]
Este capítulo X se divide a su vez en cinco parágrafos: §1 Fundamentos de la opinion que dize, que los Cometas no indican mal alguno futuro; §2 Fundamentos, y razones, con que se establece, que los Cometas por la mayor parte son precursores de siniestros, tristes, y calamitosos sucesos; §3 Responde á los argumentos de la primera opinion, que defiende ser los Cometas indicios de felicidad; §4 Congetura prognostica, ó congetural juyzio de el Cometa del año de 1680 y 1681; §5 Confirmase lo hasta aqui dicho con la authoridad de varones gravissimos. Específicamente en el §2, el sacerdote jesuita expone las razones y argumentos para sostener que la mayoría de los cometas son precursores de sucesos catastróficos, su exposición va acompañada de algunos ejemplos y es ahí donde menciona la expresión “trabajoso juicio” que fue la que causó que Sigüenza se sintiera ofendido:
Cierro la prueba, de verdad occiosa [a no aver algunos trabajosos juizios] de esta no tan mia, como opinion de todos; al que leyere, haga memoria del Cometa, que tanta novedad hizo al mundo el año de 1652. y lea, si le pluguiere, el compedio historial escrito por el P. Martin Martini de la intrusion violenta del Rey de Tartaria en la China, y las civiles guerras de Inglaterra; y verá quanta verdad sea lo que dixo Claudiano; Que a ningun Cometa se le fue el mundo sin castigo: quando cotejando el tiempo, en que este aparecio, con las calamidades con que aquel fue trabajado, hallarás de Oriente a Occaso lastimosas tragedias.[14]
Como podemos apreciar en la cita anterior, después de que Kino expone los ejemplos, así como las razones para sostener que la mayor parte de los cometas son precursores de calamidades, se utiliza la expresión “trabajosos juizios” para referirse a aquellos que rechazaban creer que los cometas eran anuncio de infortunios. No obstante, en ninguna parte de la obra se menciona el nombre de Carlos de Sigüenza y Góngora.
Además de lo que hasta ahora hemos presentado respecto a las observaciones de los cometas, debemos señalar que la Libra es un texto de proyección social, pues introduce un tema que, oculto tras la disputa suscitada por el cometa, sería desplegado en ese mismo escrito: la apología de la racionalidad criolla. Con relación a este punto, Lorente Medina afirma respecto de la obra general de don Carlos que “el análisis pormenorizado de su prosa muestra … la coherencia interna que la anima, hasta el punto de poder afirmar que toda ella responde a un deliberado proyecto personal —pero colectivo— de formación de conciencia criolla mexicana”.[15] Refiriéndose específicamente a la Libra astronómica Lorente Medina comenta que “don Carlos, comprometido con el proyecto colectivo de formación de la conciencia criolla (originado en la universidad), ve en las refutaciones del padre Kino a su Manifiesto Philosóphico el descrédito de su persona —no sólo científico—, pero también el menosprecio a la institución universitaria que catalizaba ese proyecto”.[16]
De acuerdo con Fernández,[17] una perspectiva dominante de la época era aquella que consideraba que los criollos eran inferiores moral e intelectualmente, situación que se consideraba como un hecho comprobado. Dicha inferioridad era atribuida al cálido clima americano[18] que, según se decía, corrompía el carácter de los europeos nacidos o criados en América, los cuales, terminarían por adoptar la indolencia y los vicios adjudicados a los indígenas. Esas explicaciones correspondían además con una defensa de intereses sectoriales, es decir, eran la razón para evitar que los criollos ocuparan altos cargos públicos, civiles, militares o religiosos, inclusive los conventos femeninos se separaban en conventos para españolas y criollas, pues la controversia irrumpía aún en los lugares de reclusión. Sin embargo, los criollos se abrían paso en algunos sectores, entre ellos la universidad. Es en este conjunto de circunstancias que debemos considerar la polémica desplegada en la Libra. Sigüenza presentó en su texto una voz criolla que pretendía rebatir las ideas de Eusebio Kino:
¡Viva mil años el muy religioso y reverendo padre por el alto concepto que tuvo de nosotros los americanos al escribir estas cláusulas! Piensan en algunas partes de la Europa y con especialidad en las septentrionales, por más remotas, que no sólo los indios, habitadores originarios de estos países, sino que los que de padres españoles casualmente nacimos en ellos, o andamos en dos pies por divina dispensación, o que aun valiéndose de microscopios ingleses apenas se descubre en nosotros lo racional. Muestra el reverendo padre en juzgar lo propio haberse educado en alguna la más distante de todas ellas, sin que su estada por meses enteros en esta corte, ni lo que ha conversado con los nacidos en ella, que la habitamos, le hayan hecho deponer el concepto que en esto tiene, el cual en parte se manifiesta, infiriendo de lo que escribe el que juzga que no sabemos leer y que, por el consiguiente, somos incapaces de hacer juicio de lo que consta de letras.[19]
De acuerdo con lo que menciona Kasovich,[20] Sigüenza maneja la cuestión de la inferioridad moral e intelectual de los criollos en la Libra mediante dos recursos esenciales: 1. Comprometer a la Compañía de Jesús como juez en el debate, pero también como parte, al vincularla al grupo criollo señalando que su tesis era compartida por muchos miembros de la Compañía, y 2. Dejar de considerar a Kino como jesuita para tratarlo como si fuera cualquier sujeto común. Kino se ve así con una autoridad doblemente perdida porque el hecho de no ser tratado como jesuita se acentúa con esta inversión de signo de la extranjería del predicador. Ya no es una cualidad especial ser europeo, sino una marca de diferencia con la élite intelectual novohispana, universitaria y jesuítica a la cual Sigüenza dirige su argumentación y de la que se vuelve portavoz, que no sólo incluye la “aprobación de varones doctísimos”, sino que su tesis es compartida por muchos autores de la Compañía de Jesús.
Sigüenza menciona la necesidad de defenderse por hallarse en “mi patria”, en una posición prestigiosa que se debe a “mi estudio” y por la cual recibe “salario del rey” y menciona que “no sólo a mí, sino a mi patria y a mi nación, desacreditaría con el silencio”:
Protesto, delante de Dios, haberme precisado y aun competido el reverendo padre a tomar la pluma en la mano para escribir este libro, diciéndome, cuando se dignó de regalarme con su Exposición astronómica, no me faltaría qué escribir y en qué ocupar el tiempo si lo leyese … Así lo he hecho por parecerme el que no sólo a mí, sino a mi patria y a mi nación, desacreditaría con el silencio, si —calificándome por de trabajoso juicio y objecionándome el que sólo estando enamorado de las astrosas lagañas y oponiéndome al universal sentir de altos y bajos, nobles y plebeyos, doctos e indoctos, pude decir lo que de los cometas en mi Manifiesto filosófico se contenía— disimulase yo con tan no esperada censura, supuesto que dirían, y con razón, cuantos leyesen su escrito, tenían los españoles en la Universidad mexicana por profesor público de las matemáticas a un hombre loco y que tenía por opinión lo que nadie dijo.[21]
Otra estrategia a la que recurre don Carlos para defender la racionalidad criolla es apelar a los autores europeos. En este sentido, la Libra reproduce varios poemas que expresan las mismas afirmaciones de Sigüenza, a saber, que no existe relación alguna entre las catástrofes humanas y los fenómenos cósmicos. En este sentido destaca el siguiente poema de Francisco de Quevedo, quien es reconocido como uno de los mayores exponentes del Siglo de Oro español:
Ningún cometa es culpado
ni hay signo de mala ley,
pues para morir penado,
la envidia basta al privado
y el cuidado sobra al rey.
De las cosas inferiores
siempre poco caso hicieron
los celestes resplandores;
y mueren porque nacieron
todos los emperadores.
Sin prodigios ni planetas
he visto muchos desastres,
y, sin estrellas, profetas:
mueren reyes sin cometas,
y mueren con ellas sastres.
De tierra se creen extraños
los príncipes deste suelo,
sin mirar que los más años
aborta también el cielo
cometas por los picaños.
El cometa que más brava
muestra crinada cabeza,
rey, para tu vida esclava,
es la desorden que empieza
el mal que el médico acaba.
Luego autor que al mundo inquieta
Con cometas, y futuro
Previene mal, mal profeta
Es y del tal yo aseguro
Que siempre yerro cometa.[22]
En este poema, Francisco de Quevedo afirma lo mismo que don Carlos, a saber, que a lo largo de la historia han sucedido tragedias, ruinas y desolaciones de reinos sin que se haya manifestado ningún fenómeno astronómico como la aparición de algún cometa. Sigüenza lo incluye como defensa de la racionalidad criolla, mostrando así que estas ideas no sólo surgieron de parte de los criollos, sino que también están presentes en los autores europeos:
Pero si no se murieran los príncipes, si no hubiera guerras y mortandades, si no se experimentaran hambres y pestilencias, sino sólo cuando se ven cometas en el cielo, no era despropósito el que a ellos se les atribuyesen estos efectos; pero siendo evidentísimo, en la vicisitud de los sucesos humanos y en la amplitud grande del mundo, el que no se pase año alguno sin que en alguna parte haya hambres, en otras guerras, y que en muchas falten y se mueran muchos potentados, príncipes y reyes, y esto sin que se vea cometa a que atribuirlo: ¿qué engaño es aseverar ser efecto suyo lo que entonces sucedió, porque siempre se ha experimentado lo proprio en casi todos los años?[23]
Finalmente, dedico los siguientes párrafos para esclarecer la supuesta polémica entre el padre Kino y Sigüenza con el propósito de demostrar, a manera de conclusión, que tal disputa no tiene razón de ser, pues el sacerdote jesuita nunca se propuso explícitamente atacar el Manifiesto filosófico.
En 1683, el sacerdote jesuita partió rumbo a California para llevar a cabo lo que él consideraba la gran tarea de su vida como explorador y evangelizador en el noroeste de lo que hoy conocemos como México. Regresó a la Ciudad de México sólo dos veces: una en 1685, antes de la publicación de la Libra; y otra en 1693, después de la publicación de ésta. No se sabe si Kino tuvo algún contacto con Sigüenza en esas dos visitas. Según la percepción personal de don Carlos, Kino niega racionalidad a los criollos, empero, el historiador Montané adelanta la hipótesis de que detrás de la publicación de la Exposición astronómica del cometa estaba un grupo de cortesanos a quienes no les agradó el Manifiesto de Sigüenza por ir en contra de las ideas establecidas. De acuerdo con Montané,[24] este grupo fue el que presionó a Kino para que escribiera la Exposición. Esta idea es confirmada por el mismo padre Kino en un manuscrito que redactó originalmente en 1695 como resultado de sus viajes misioneros en el noroeste de México y cuya edición fue publicada en 1961. En esta obra, encontramos las siguientes palabras del sacerdote jesuita:
Al benévolo lector
Pido al soberano Señor que éste mi pequeño tratado tenga mayor dicha que la que tuvo mi Exposición astronómica del cometa de 1680 y 1681; pues don Carlos de Sigüenza y Góngora se da muy por sentido diciendo contra mí, en su Libra astronómica, que yo escribí mi Exposición astronómica contra su Manifiesto philosophico; ni sé de haberle leído, ni dejara de tener escrúpulo en gastar tiempo tan precioso y tan necesario para mejores y más precisas ocupaciones, como son las que me han traído a las Indias y tengo entre manos, por ponerme a pleitos y peleas de tan poca monta y de tan poca edificación. Con que será trabajo y cuidado bien excusado el con que don Carlos de Sigüenza escribe contra mi Exposición astronómica; pues la escribí a petición e instancias de algunos padres y señores amigos de México, las pocas semanas de mi detención en dicha ciudad y me la agradecen desde Roma; y sus aprobaciones de los doctísimos padres Francisco Jiménez y Francisco Florencia y, con especialidad, la muy erudita, muy capaz y religiosísima madre Juana Inés de la Cruz, profesa de la orden de San Jerónimo, en su ingeniosísimo y doctísimo tomo impreso, con particulares versos, la abonan, amparan y defienden, al parecer lo bastante.[25]
La conclusión que se desprende de esto es que la polémica entre Sigüenza y Kino no tiene razón de ser porque el sacerdote jesuita no se propuso realizar un ataque directo hacia don Carlos. Además, respecto de la expresión “trabajosos juizios”, que aparece en la Exposición astronómica, encontramos que Kino la utiliza en sentido general para referirse a aquellos que rechazaban creer que los cometas eran anuncio de desgracias. Si bien es cierto que Sigüenza se encontraba entre aquellos que rechazaban tal afirmación, en ningún momento se le menciona directamente a él, sin embargo, lo sintió como un ataque directo hacia su persona, lo cual como hemos visto carece de fundamento.
Referencias
Bar-Tal, Daniel. “Patriotismo como creencia fundamental de la pertenencia de grupo”. Psicología política, n.o 8 (mayo 1994): 63-85. https://www.uv.es/garzon/psicologia%20politica/N8-4.pdf
Dávila Martínez, José Francisco Javier. “Memoria y modernidad en las estrategias epistemológicas de las obras de madurez de Carlos de Sigüenza y Góngora”. Tesis doctoral, Universidad Nacional Autónoma de México, 2017.
De Escobar Salmerón y Castro, Joseph. Discurso cometológico y relación del nuevo cometa. México: editado por la viuda de Bernardo Calderón, 1681.
De Sigüenza y Góngora, Carlos. Libra astronómica y filosófica. México: Instituto de Investigaciones Filosóficas, Universidad Nacional Autónoma de México, 1984.
Fernández, Cristina Beatriz. “Carlos de Sigüenza y Góngora: las letras, la astronomía y el saber criollo”. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2007. https://bit.ly/2MreHxM.
Kasovich y Frumen, Miguel. “Don Carlos de Sigüenza y Góngora, un hombre modernomedieval. Del Barroco a la Modernidad a fines del siglo XVII”. Tesis de Maestría en Historia, Universidad Iberoamericana, México, 2010.
Kino, Eusebio Francisco. Exposición astronómica del cometa. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1681. https://bit.ly/2I2waac.
Kino, Eusebio Francisco. Vida del P. Francisco J. Saeta, S.J. Sangre misionera en sonora. México: Editorial Jus, 1961.
Lorente Medina, Antonio. La prosa de Sigüenza y Góngora y la formación de la conciencia criolla mexicana. Madrid: Fondo de Cultura Económica, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1996.
Montané Martí, Julio César. Intriga en la corte virreinal. Hermosillo, México: Universidad de Sonora, 1977.
[1] Licenciado en Desarrollo y Gestión Interculturales y Maestro en Filosofía de la Ciencia por la UNAM. Mi área de especialización son los Estudios Filosóficos y Sociales de la Ciencia y la Tecnología. Mis temas de interés son la diversidad cultural, el pluralismo epistemológico, la posverdad y la historia de la ciencia. He publicado artículos en la Revista de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en Enpoli, y, he participado como ponente en el Congreso Nacional de Investigación Interdisciplinaria. Me gusta leer, escribir e investigar.
[2] El título completo de la obra es Libra astronómica y filosófica en la que don Carlos de Sigüenza y Góngora, cosmógrafo y matemático regio en la Academia Mexicana, examina no sólo lo que a su manifiesto filosófico contra los cometas opuso el R. P. Eusebio Francisco Kino, de la Compañía de Jesús, sino lo que el mismo R. P. opinó y pretendió haber demostrado en su Exposición astronómica del cometa del año 1681.
[3] Daniel Bar-Tal, “Patriotismo como creencia fundamental de la pertenencia de grupo”, Psicología política, no. 8, (1994): 65, https://www.uv.es/garzon/psicologia%20politica/N8-4.pdf
[4] Bar-Tal, “Patriotismo”, 64.
[5] Tomás de la Cerda y Aragón y su esposa María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga.
[6] José Francisco Javier Dávila Martínez, “Memoria y modernidad en las estrategias epistemológicas de las obras de madurez de Carlos de Sigüenza y Góngora” (tesis doctoral, UNAM, 2017), 17.
[7] Joseph de Escobar Salmerón y Castro, Discurso cometológico y relación del nuevo cometa (México: editado por la viuda de Bernardo Calderón, 1681), 7.
[8] Carlos de Sigüenza y Góngora, Libra astronómica y filosófica (México: Instituto de Investigaciones Filosóficas, UNAM, 1984), 19.
[9] Miguel Kasovich y Frumen, “Don Carlos de Sigüenza y Góngora, un hombre modernomedieval. Del Barroco a la Modernidad a fines del siglo xvii” (tesis de maestría, Universidad Iberoamericana, 2010), 21.
[10] José Gaos, “Presentación”, en Sigüenza y Góngora, Libra astronómica, X.
[11] El paralaje (del griego παράλλαξις [parálaksis], ‘cambio’, ‘diferencia’) se refiere a la diferencia entre las posiciones aparentes que en la bóveda terrestre tiene un astro según el punto desde donde se observa. Se trata del ángulo formado por la dirección de dos líneas visuales relativas a la observación de un mismo objeto desde dos puntos distintos, suficientemente alejados entre sí y no alineados con él. También suele emplearse este término para referirse a la distancia a las estrellas.
[12] Sigüenza y Góngora, Libra astronómica, 5.
[13] Eusebio Francisco Kino, Exposición astronómica del cometa (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1681), fol. 18v, https://bit.ly/2wo7Fir.
[14] Kino, Exposición astronómica, fol. 20v.
[15] Antonio Lorente Medina, La prosa de Sigüenza y Góngora y la formación de la conciencia criolla mexicana (Madrid: Fondo de Cultura Económica, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1996), 9.
[16] Lorente Medina, La prosa de Sigüenza, 209.
[17] Cristina Beatriz Fernández, “Carlos de Sigüenza y Góngora: las letras, la astronomía y el saber criollo”, (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2007), https://bit.ly/2MreHxM.
[18] Para más información sobre este tema, véase: Neil Safier, “The Tenacious Travels of the Torrid Zone and the Global Dimensions of Geographical Knowledge in the Eighteenth Century”, Journal of Early Modern History, vol. 18, (2014): 141-172. En él se exponen las discusiones principales surgidas como resultado de las expediciones a la denominada zona tórrida, término utilizado para hablar del espacio situado entre los trópicos de cáncer y capricornio y dividido por el ecuador en dos zonas iguales. El artículo expone cómo la zona tórrida generó explicaciones deterministas (con base en las condiciones climáticas) sobre el comportamiento de los habitantes de aquella región; estas explicaciones contenían una importante carga de presupuestos morales acerca de cómo debería ser una sociedad. Entre las cuestiones y preguntas más destacadas que se encontraban en discusión en aquel momento podemos destacar las siguientes: la habitabilidad de la zona tórrida, ¿la civilización puede desarrollarse en esta zona si se la deja sola a su suerte?, la agricultura, la botánica aplicada, la historia natural de especies y especímenes, el comportamiento humano en diferentes entornos y el papel de las condiciones climáticas en todo lo anterior. Estas discusiones, contribuyeron a construir un discurso de legitimación sobre la cuestión de por qué debe haber imperios y colonias.
[19] Sigüenza y Góngora, Libra astronómica, 85-86.
[20] Kasovich y Frumen, “Don Carlos de Sigüenza”, 95-96.
[21] Sigüenza y Góngora, Libra astronómica, 151.
[22] Sigüenza y Góngora, Libra astronómica, 72.
[23] Sigüenza y Góngora, Libra astronómica, 15.
[24] Julio César Montané Martí, Intriga en la corte virreinal (Hermosillo, México: Universidad de Sonora, 1977), 57 y 73.
[25] Eusebio Francisco Kino, Vida del P. Francisco J. Saeta, S.J. Sangre misionera en sonora (México: Editorial Jus, 1961), 53-54.