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Y gracias a la mujer el mexicano se aceptó

Por Manuela Herazo Martínez[1]

En el presente ensayo se pretende abordar y analizar de forma breve una de las obras base de la cuentística mexicana, La culpa es de los tlaxcaltecas, no de forma integral sino concentrándose en uno de sus aspectos literarios, la narración, partiendo de su representación como uno de los textos primordiales al hablar de la novela moderna mexicana.

En ese sentido, el objeto de este trabajo es demostrar la construcción de la idea de aceptación del mestizaje a través de los tiempos narrativos. Para ello es que se analizarán fragmentos del propio cuento desarrollando el breve estudio a través de dos ideas específicas: la alternancia de un tiempo diegético que va proponiendo la idea del mestizaje, de la mezcla; y por otro lado la concepción del personaje principal como ese puente o símbolo de enlace entre la temporalidad.

Hablar de estas estrategias narrativas que se alejan de la linealidad, ya sea horizontal o vertical, y evocar más bien un recorrido similar al de un sube y baja, es justo uno de tantos elementos que irrumpieron en la narrativa tradicional, bajo los cuales los representantes de la novela moderna concibieron una nueva forma de contar historias, alejando el foco de la Historia socio-cultural concediéndole un papel circunstancial, y dirigiendo el reflector a la construcción individual de personajes complejos.

Bajo esa tesitura es importante referirse, Leer más

Pier Paolo Pasolini: El fútbol es un lenguaje en prosa y en poesía

Por Saúl Pérez Sandoval[1]

 

“Los deportistas están poco cultivados,
y los hombres cultivados son poco deportistas.
Yo soy una excepción”.
Pier Paolo Pasolini
 

Introducción

 

Este escrito es un homenaje a Pasolini por el centenario de su nacimiento, un pensador polémico, pero necesario para nuestros tiempos, el último profeta, como lo llamó Miguel Dalmau en su libro biográfico sobre la vida y obra del cineasta.

Pasolini fue escritor, poeta, pintor y director de cine; nacido en Bolonia, Italia, en 1922, fue posiblemente el único pensador que supo desmenuzar la esencia del fútbol, al que describió como su gran pasión, a pesar de ser también un aficionado al boxeo y al ciclismo. Sin duda alguna, fue un personaje necesario para su época, y aún tiene mucho para seguir analizando en los diferentes ámbitos en los que se desempeñó, como escritor y cineasta, principalmente.

En este artículo me voy a centrar en la relación tan cercana y analítica que tuvo con el fútbol. Por lo que advierto al lector que mis escritos sobre Pasolini no terminan aquí, sino que apenas comienzan, pues fue un personaje que da para demasiadas reflexiones sobre nuestros tiempos.

Pasolini y su temprana relación con el fútbol

Pasolini supo cuál sería su equipo amado desde muy temprana edad: «Soy tifoso del Bolonia. No tanto porque haya nacido en Bolonia, sino porque volví a Bolonia (tras largas estancias, épicas o épico-líricas, en el valle padano) con catorce años y empecé a jugar al balón (después de haber despreciado tanto ese juego, yo que amaba jugar solo a la guerra)» (p.31). El fútbol se convirtió así en la mayor pasión de Pasolini. «Me he quedado en el idealismo del instituto, cuando jugar con el balón era la cosa más bella del mundo», decía (p.23).

Jugaba todas las tardes cerca de seis a siete horas seguidas, sin descansos;Leer más

Los niños alrededor de Ana María Matute

Por Alexis Álvarez Lara[1]

 

“A veces la infancia es más larga que la vida,
persiste más.”
Ana María Matute.

 

En Los niños tontos, alejada de la literatura infantil, Ana María Matute aborda temas como la muerte, la soledad, la pérdida de la inocencia y la crueldad del mundo a través de los sentidos y en la propia piel de los niños, protagonistas de los veintiún relatos breves que conforman el libro.

En apariencia inacabados, con finales abruptos y elipsis demasiado prolongadas, los cuentos podrían resultar incómodos para el lector, sin tomar en cuenta las sensaciones que puede despertar la historia misma, pero es justamente eso, el cálculo de la escritora, el saber callar a tiempo, lo que hace que el lector se involucre. Consciente de la fuerza del silencio como espacio para cederle a la tinta, al papel y la imaginación un campo libre a la interpretación.

La naturaleza, el hambre, el dolor, la muerte y el tiempo no discriminan, no hacen diferencias entre niños y hombres, atacan por igual.

El árbol, el incendio, el mar y la sed y el niño son los relatos donde la naturaleza juega un papel antagónico, simboliza la muerte. Para el niño, los árboles, el fuego y el mar representan una esperanza, la última ilusión, una manera de continuar viviendo. Son los adultos los que le aportan el tono trágico.

A veces confundimos la inocencia con ingenuidad. En sus pequeñas proporciones, demuestran la gran condiciónLeer más