Columnas de opinión

Rugido

Por Ana

Redignifica

La Guerra de las Ideas

Por Ximena

Cuestiona

Tangueros somos

Por Miguel

Tanguea

¿Qué es ENPOLI?

Colabora con nosotros

¿Ya nos sigues?

Reinventando el museum, críticas de la nueva museología

Por Vanessa Lanas*

La comunicación atraviesa todo el museo.
Por eso, tenemos que dar espacio a todos
para que participen
Guadalupe Requena, MALBA, Argentina

Introducción

Destinados a corroborar en sus salas el discurso aprendido y afianzar las relaciones de poder por las que fueron creados, surgen los denominados museos, palabra que deriva del vocablo griego museum[1], espacios caracterizados no solo por custodiar los más bellos e importantes acervos de la humanidad sino por la controversia y cambios que han sufrido a lo largo de la historia. Así, acercando su discurso a las audiencias se destacan desde los grandes escaparates en el siglo XVIII que albergaban las más importantes colecciones científicas, hasta aquellos museos que mantenían un discurso nacionalista, donde todo conocimiento abordado en las aulas era corroborado por los estudiantes en las exposiciones, afianzando contenidos éticos, monumentalizando objetos e incluso llegando a convertirlos en mito.

Así fueron posicionándose los famosos contenedores del patrimonio, que no eran asequibles para todos, pero sobretodo mantenían un discurso destinado a afianzar las necesidades de poder de la época. Tal y como lo menciona Cecilia Sales de Oliveira, el espacio museográfico era visto como un “templo o lugar sagrado, que reunía no solo lo que merece estudio y preservación, sino también donde se asocian las más variadas colecciones, representaciones conceptuales y físicas del universo”[2], como si el espacio museológico pudiera abarcar todas esas características. Con los avances tecnológicos, los museos encontraron una forma más fácil de acercar sus colecciones a los visitantes, pero ¿Qué tipo de conocimiento se estabaLeer más

El paradigma epistemológico en las ciencias sociales

Por Rafael Aguirre

Desde sus inicios, la epistemología ha sufrido diversos cambios a la par de las ciencias sociales, ya sea por influencia de las revoluciones científico-tecnológicas o por los cambios dados en la estructura de las sociedades mismas. Prueba de esto fue el nacimiento de lo que se conoció en un principio como física o fisiología social, como respuesta a los hechos sociales ocurridos tras el fin del régimen monárquico francés y el renacimiento de las universidades en Europa.

En su época, Platón hizo la distinción entre lo que él consideraba como el conocimiento del mundo y el pensamiento, como lo que él creyó que era la herramienta máxima para alcanzar la totalidad de lo que el saber significa, conocimiento que es muy superior a la opinión y que conduce al conocimiento de la verdad única, a esto lo nombró Episteme. Este era totalmente opuesto a lo que se conocía como Doxa que estaba representado por la creencia o la opinión vulgar y común.

Cada concepto cuenta con diversas características, en tanto que Episteme es de enfoque objeLeer más

Paulo Freire y la pedagogía de lo cotidiano

Por Alonso Mancilla

Introducción.

La pandemia del Covid-19 nos puso los anteojos de lo evidente, de la desfortuna de lo cotidiano, del infierno en la tierra, y develó la crisis de una de las fases más atroces del Capitalismo, el llamado Neoliberalismo: la mercantilización de lo cotidiano.

Así, de esta inminente crisis se desprende un problema fundamental, o hacemos que se reconfigure el capitalismo —como viene haciendo el aceleracionismo tecnológico y digital— y pasa a su siguiente fase, o le damos sentido al momento histórico, como lo anunciara Fidel Castro hace 21 años: cambiar todo lo que debe ser cambiado. Tenemos que plantearnos una revolución desde la cotidianidad, desarrollando, así, al hombre y mujer colectivo(a) sin desencadenar en alguna medida el fanatismo, sin crear tabúes, críticamente, en suma, como conciencia de una necesidad[1] libremente aceptada y reconocida como tal, por un cálculo de medio y fines que hay que adecuar (Gramsci, 2019: 353).

Este es un trabajo, como muchos otros, sobre el buen vivir, sin embargo, parte de la idea derridiana de deconstrucción, la cual supone la destrucción de conceptos que hemos creído “naturales” y, por ende, incuestionables, inclusive, dados y acabados. Como dice Derrida en Políticas de amistad, la deconstrucción tiene que ver con un atravesamiento de un espacio y tiempo histórico-político que no se puede obviar, pero al que se le tiene que sacar la prisa y los estereotipos, los cuales tiene que ver con ideas “finamente” argumentadas desde la perspectiva de los opresores, que no tiene nada que ver con los hechos de la realidad concreta.

De lo que se trata es, entonces, de retornar a ese momento, que no fue sólo un momento en el tiempo sino una dimensión de la experiencia del ser y del logos o, para precisar mejor, donde la filosofía fue muy joven o habría llegado demasiado tarde, por lo cual no tiene ninguna autoridad para hacer preguntas (Derrida, 1998: 365). Así, donde la conciencia no fue críticaLeer más