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De creaturas abisales y abismos creadores: dos relatos de Marina Perezagua

Por Joaquín Alejandro Salcedo[1]

«Ese me pareció el motivo del miedo que había trastornado
nuestra apacible monotonía».
MARINA PEREZAGUA, Criaturas abisales
«Yo soy yo y mi circunstancia,
y si no la salvo a ella no me salvo yo».
JOSÉ ORTEGA Y GASSET, Meditaciones del Quijote

Dada la función temática que cierto título ejecuta virtualmente en correspondencia con cierto texto,[2] bajo el entendido del concepto de tema como unidad de sentido en tanto que eje cristalizador que opera en razón de los componentes remanentes de la significación de la obra artística,[3] y dada la relevancia de que se reviste el título a propósito de la exégesis textual,[4] la focalización en las Criaturas abisales (2015) que signan el cuentario iniciático de la ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2016 significa un principio pregnante en virtud del cual ejecutar una (re)lectura crítica de las narraciones compaginadas con el tema intitulado.

«El rendido» y «El testamento» son dos relatos concertados por la armonía de las melodías que los componen, respecto a los aspectos de la caracterización de los personajes y del tratamiento del espacio, en tal conjunto de dicotomías, como amor/odio, poseer/desposeer, explicable/inexplicable, sano/insano, dispone los elementos que, a su vez, estructuran, respectivamente, cada una de las delirantes narraciones y que, por razón de un discurrir inspirado en la dialéctica hegeliana, establecen los términos propicios para la síntesis exegética. La lectura de ambos textos sugiere que la cuestión, la idea fija de la locura es la expresión simbolizada en este par de historias de las antedichas criaturas abisales. Así, en atención a la primera dimensión a analizar, que trae a cuento la caracterización de los personajes, «El rendido» es la narración de «una soledad tan acusada como la que a mí me atormentaba»,[5] un par de ausencias cuyas etiologías divergen notablemente: mientras que Bernhard está, y fenece, solo por una acentuada antipatía, Rita está, y permanece, sola por una esbozada psicopatía. En «El rendido», Marina Perezagua Leer más

Reinventando el museum, críticas de la nueva museología

Por Vanessa Lanas*

La comunicación atraviesa todo el museo.
Por eso, tenemos que dar espacio a todos
para que participen
Guadalupe Requena, MALBA, Argentina

Introducción

Destinados a corroborar en sus salas el discurso aprendido y afianzar las relaciones de poder por las que fueron creados, surgen los denominados museos, palabra que deriva del vocablo griego museum[1], espacios caracterizados no solo por custodiar los más bellos e importantes acervos de la humanidad sino por la controversia y cambios que han sufrido a lo largo de la historia. Así, acercando su discurso a las audiencias se destacan desde los grandes escaparates en el siglo XVIII que albergaban las más importantes colecciones científicas, hasta aquellos museos que mantenían un discurso nacionalista, donde todo conocimiento abordado en las aulas era corroborado por los estudiantes en las exposiciones, afianzando contenidos éticos, monumentalizando objetos e incluso llegando a convertirlos en mito.

Así fueron posicionándose los famosos contenedores del patrimonio, que no eran asequibles para todos, pero sobretodo mantenían un discurso destinado a afianzar las necesidades de poder de la época. Tal y como lo menciona Cecilia Sales de Oliveira, el espacio museográfico era visto como un “templo o lugar sagrado, que reunía no solo lo que merece estudio y preservación, sino también donde se asocian las más variadas colecciones, representaciones conceptuales y físicas del universo”[2], como si el espacio museológico pudiera abarcar todas esas características. Con los avances tecnológicos, los museos encontraron una forma más fácil de acercar sus colecciones a los visitantes, pero ¿Qué tipo de conocimiento se estabaLeer más

El paradigma epistemológico en las ciencias sociales

Por Rafael Aguirre

Desde sus inicios, la epistemología ha sufrido diversos cambios a la par de las ciencias sociales, ya sea por influencia de las revoluciones científico-tecnológicas o por los cambios dados en la estructura de las sociedades mismas. Prueba de esto fue el nacimiento de lo que se conoció en un principio como física o fisiología social, como respuesta a los hechos sociales ocurridos tras el fin del régimen monárquico francés y el renacimiento de las universidades en Europa.

En su época, Platón hizo la distinción entre lo que él consideraba como el conocimiento del mundo y el pensamiento, como lo que él creyó que era la herramienta máxima para alcanzar la totalidad de lo que el saber significa, conocimiento que es muy superior a la opinión y que conduce al conocimiento de la verdad única, a esto lo nombró Episteme. Este era totalmente opuesto a lo que se conocía como Doxa que estaba representado por la creencia o la opinión vulgar y común.

Cada concepto cuenta con diversas características, en tanto que Episteme es de enfoque objeLeer más