Los machetes tienen palabras fúnebres y parábolas de sangre: guerra y caudillismo en la obra de Ramón Amaya Amador

Por Rolan Soto[1]

Amador nació el 29 de abril 1916 en Olanchito, Yoro, Honduras. Desde joven se inquietó por la literatura, el periodismo y las luchas sociales. En 1943 fundó el semanario Alerta y 1945 inició la publicación semanal de su novela más conocida, Prisión Verde, donde relata las condiciones de vida en los campos bananeros de la Standard Fruit Company, de la que fue trabajador. A fines de 1947 viajó a Guatemala, trabajó como periodista y se afilió al Partido de los Trabajadores. En 1959 se trasladó a Europa, para fungir como redactor de la revista Problemas Internacionales del movimiento comunista internacional, editada en Praga. Amador murió en 1966, en un accidente aéreo en Vratislavia.

La literatura de Amaya Amador se distingue por su énfasis en lo social y en lo político, entretejido con contextos históricos.

Los machetes tienen palabras fúnebres y parábolas de sangre. Las banderas azules y rojas ondean entre humo de metralla y verdor de pinos. Los odios han explotado en la violencia salvaje de las pasiones partidistas; lo que pudo ser valentía es crueldad, lo que pudo ser patriotismo es barbarie, lo que fue dignidad es traición, y lo que llaman patria es ambición de poder.

En Machetes fratricidas, segundo capítulo de Biografía de un machete, Ramón Amaya Amador sintetiza Leer más

El grafiti y los murales vs la propaganda política

El derecho de rebelión no lo entienden los tiranos.
Ricardo Flores Magón
Regeneración, 10 de septiembre de 1910.

Por Adrián García[1]

Hace un par de semanas en una de mis clases de Teoría de la Argumentación Jurídica, se abría un pequeño debate respecto al tema del grafiti y los murales en las calles de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Cabe señalar, que San Cristóbal de las Casas es considerado un Pueblo Mágico de México. Por ende, exige determinadas reglas respecto a la fachada de inmuebles para ciertas zonas: debe prevalecer una imagen histórica de la arquitectura.

El debate partía de un caso concreto en un hotel de la cuidad, donde el dueño de éste permitió que el artista lober Alarcón Santanilla pintara en la fachada del inmueble un mural de un jaguar. El problema comienza cuando en 2020 el artista comienza la creación de dicho mural, un ciudadano que conducía su automóvil y pasaba por el hotel fotografió al artista para posteriormente exhibirlo y exigir el retiro de la obra, argumentando que no estaba permitido pintar ahí.

Esto causó que el 08 de enero de 2021 el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) colocara sellos de clausura al mural ya terminado, ¿la justificación? La misma que el ciudadano. Pero claro, fundamentándolo de acuerdo a la Ley federal de Monumentos y su Reglamento, el Reglamento Municipal y el decreto del 04 de diciembre de 1986 donde se encuentran enlistados alrededor de 500 inmuebles en San Cristóbal de las Casas, los cuales son considerados patrimonio histórico de la ciudad.

Tanta fue la exigencia de borrar el jaguar, que pasando tan solo unos días fueron retirados los sellos de Leer más

El vínculo entre ciudadanía urbana y representaciones sociales

Por María de Jesús López Salazar*

Atender en el actual siglo XXI el tema de la ciudadanía urbana se presenta como una cuestión de la mayor relevancia, pues partiendo de su revisión es posible comprender las formas en que la propia ciudadanía percibe, vislumbra y valora los asuntos políticos, sociales y culturales de su país. «La ciudadanía urbana valoriza el compromiso local, directo, de cada uno de los habitantes, la responsabilidad de los prestatarios de servicios con relación a sus usuarios, pero genera el temor de que el Estado no se deshaga así de sus deberes».[1]

Lo anterior conlleva a introducirse en la investigación de las opiniones, las actitudes, la toma de decisiones, los procesos de socialización, las interacciones y prácticas de reciprocidad social. Para analizar tales aspectos se necesita adoptar un marco teórico, «una generalización separada de los particulares, una abstracción separada de un caso concreto»,[2] que sitúe al actor social como centro de las deliberaciones, en las cuales se reconozca que los patrones sociales son «producto de la negociación individual y consecuencia de la opción individual».[3]

Respecto de lo antes descrito, conviene recordar que hay varios marcos teóricos que pueden resultar útiles, tres de ellos son la teoría de las identidades de –entre otros– Gilberto Giménez, la teoría estructuralista constructivista de Pierre Bourdieu y su concepto de habitus, así como la teoría de las representaciones sociales de SergeLeer más

Democracia y control

Por Fernando de Jesús Aldama Escalera[1]

 

“Cada paso nuevo encierra el peligro de fracasar,
y ésta es una de las razones por las que se teme a la libertad”
Erich Fromm.

 

Partidos indisciplinados, incertidumbre política, sucesos imprevistos y caos electoral; en el México del siglo veinte eso sería impensable, tomando en cuenta el contexto de la hegemonía priista. Pero, en cuestión de poco más de tres décadas, no solo el sistema de partidos, sino el electoral, cambiaron totalmente. Esta situación para algunos de nuestros contemporáneos es una crisis sin precedentes, mas, examinándolo a mayor detalle, supone en realidad el escenario idóneo para la consolidación de un sistema. ¿Por qué no una transición? La transición ya la vivimos, desde los movimientos estudiantiles de la década de los sesenta, los levantamientos armados zapatistas en Chiapas o las reformas electorales que debilitaron el régimen priista.

La democracia no nació en 2018, fue un largo proceso de luchas y negociaciones en las que a veces se perdía o ganaba. Lo cierto es que, ahora, la democracia que nació de todo ese proceso yace en tela de un escrutinio. Nuestra democracia no es fuerte y nunca será invencible. No lo será porque en toda la historia política de la humanidad ha existido una democracia invencible; éstas siempre se han visto en crisis y, dependiendo de su fuerza, han logrado adaptarse o directamente han caído en regímenes totalitarios. De hecho, nuestra democracia es débil por el simple hecho de tener pocas décadas de haberse creado, por lo que aún le falta consolidarse como un sistema sólido que logre adaptarse a los cambios que están por venir.

No caeré en los alarmismos de la oposición al afirmar que la victoria de morena en las elecciones presidenciales de 2024 supondría regresar a la hegemonía priista, pero tampoco sería prudente aprobar en su totalidad la praxis morenista a lo largo de este sexenio. La democracia se nutre del conflicto y de los cambios que de estos emanen.

Lo que decidirá en 2024 si la democracia mexicana se fortalece o sufre una regresión dependerá nLeer más

La ciudad posmoderna: comprendiendo un concepto de ciudad

Por María de Jesús López Salazar

 La comprensión que hoy se pueda tener sobre las ciudades –en plural y no en el singular homogeneizador de la ciudad–, de la ciudad posmoderna –la clase de ciudad de la cual parte este artículo de quien aquí escribe–, sus dinámicas suscitadas, manifiestas y por venir, depende en gran medida de cómo se entienda la interdependencia entre los procesos de producción del hábitat y del habitar.[1] Las ciudades envuelven en sus bordes asentamientos humanos que constituyen ciudades en proceso.

Ahora bien, es pertinente recordar que el urbanismo inició cuando el ser humano observó, analizó y pensó acerca de cómo tendría que ser una ciudad,[2] y tiene poco tiempo que ese mismo urbanismo –y quien aquí escribe añade que también los estudios de la ciudad– se interesa por las ciudades existentes y sus diferentes cambios. “La planeación territorial, por su parte, se esfuerza por dejar de asimilar el desarrollo urbano con urbanización periférica. Es así como el concepto de ‘ordenamiento’ del territorio tiende a sustituir al de desarrollo urbano, proponiendo una visión más holística que se aleje de las dicotomías urbano / no urbano o centro / periferia” (Coulomb, 2016a:10).[3]

En este sentido, de monocéntrica –partiendo de la dicotomía centro / periferia– la ciudad se ha convertido en pluricéntrica –partiendo de la idea de que “existen distintos órdenes y distintos tipos de espacios urbanos. Entender el (des)orden de la metrópoli implica penetrar en los modos de funcionamiento de estos diversos órdenes, que permiten pensar en la metrópoli como en una realidad compleja resultado de la coexistencia (y de la mezcla) de diferentes ciudades” (Duhau y Giglia, 2008:15)–. Las funciones de centralidad se han desvanecido dentro de la estructura urbana y han motivado la construcción de lo que la academia denomina nuevas centralidades.[4]

Así bien, las diferentes ciudades de la ciudad posmoderna –conceptualización aplicable a la recién reformada capital mexicana, ya denominada oficialmente como Ciudad de México–, en su diversidad de formas urbanas, funciones Leer más

La desaparición de los hijos del ave bicéfala

Por Israel Michell Martínez Martínez *

En el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada y frente a la próxima sucesión por la rectoría de la “Universidad de la Nación”, escribo este artículo con tres objetivos: a) hacer notable el problema de la inseguridad para las, les y los jóvenes estudiantes de la UNAM en Ciudad Universitaria y sus alrededores; b) recordar y nombrar la ausencia de una compañera y un compañero y, c) exhortar tanto a las autoridades universitarias como a las autoridades locales a la búsqueda y pronta aparición con vida de los desaparecidos, así como también, para el diseño de protocolos jurídicos y sociales efectivos que contemplen la atención prioritaria y el trato humanitario a familiares de víctimas en esta situación.

 

Protestas, paros, marchas y afiches sacuden calles y tapizan redes sociales. Las razones, como siempre, son varias y se deben en su mayoría a la inacción, opacidad y vacíos legales del Estado mexicano. Entre demandas y archivos judiciales que se apilan por montón, la exigencia de localización con vida del familiar desaparecido toca las fibras más sensibles de un país, un estado, un municipio y, desafortunadamente, una universidad. La Universidad Nacional Autónoma de México, otrora conocida por el renombre de sus egresados, es ahora epicentro de un nuevo problema: la desaparición forzada de sus alumnas y alumnos. Autoridades omisas y ajenas al dolor de padres Leer más

La ciudad, el espacio, lo urbano, el lugar y el territorio

Los miedos urbanos del Barrio San Lucas y la Colonia Centro

 

Por María de Jesús López Salazar

 

¿Hacia dónde vamos?, en ¿qué momento perdimos la convivencia en la ciudad? Se acabaron los recorrido nocturnos e incluso matutinos. Los días donde los lugares no tenían nombre y apellido ahora resulta que caminar ya no es bien visto, porque puedes encontrar personas que sientan que partes de la ciudad les pertenecen….

 

El presente artículo se propone, en primer lugar, realizar una reflexión teórica acerca de cinco conceptos que son esenciales para todo estudioso de la ciudad, a saber: el espacio, lo urbano, la ciudad, el territorio y el lugar, explicando cómo estos términos se conciben en el tema de investigación particular de quien aquí escribe, titulado: Los miedos urbanos del Barrio San Lucas y la Colonia Centro. En segundo lugar, el artículo también se propone abordar el concepto de espacio público para relacionarlo con el tema de investigación antes mencionado, recurriendo para esto principalmente a los aportes realizados por Emilio Duhau y Ángela Giglia (2016), en su capítulo “Los avatares del espacio público: del tipo ideal a los microórdenes contemporáneos”.

Comenzando por el concepto de espacio, de este término interesa específicamente la simbolización del espacio urbano, la cual consiste en un proceso remitente al establecimiento de límites, fronteras y umbrales; asunto sumamente vinculado a la identidad y a la diferenciación, a la relación del sí mismo y del nosotros con los otros (Augé, 1995). Con relación al miedo urbano se puede señalar que hay una topología que va, de manera general, desde la seguridad del espacio privado de la casa, hacia la inseguridad generalizada e ignota del espacio público. Para el caso de la ciudadanía de la Ciudad de México –de la cual las personas del Barrio San Lucas de la Delegación Iztapalapa y la Colonia Centro de la Delegación Cuauhtémoc forman parte–: “El Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) alertó al Senado que los niveles de inseguridad, que los mexicanos perciben igual que antes, llevaron a la sociedad a incrementar su aislamiento, porque se siente vulnerable de ser víctima de algún delito y prefiere mantenerse en su casa, hablar lo menos posible con las personas, porque no le tiene confianza” (Robles Rosa, 2016: s/ p.).[1]

Más allá de las diferencias de edad, género y clase social, la casa aparece como el espacio de seguridad urbana, repitiendo su posición estratégica en cualquier topofilia (Bachelard, 2000). “En resumen, en la más interminable de las dialécticas, el ser amparado sensibiliza los límites de su albergue. Vive la casa en su realidad y en su virtualidad, con el pensamiento y los sueños” (Bachelard, 2000:28). Las sociedades occidentales se han conformado con base en la delimitación entre el espacio privado y el público. Frontera que, como tal, distancia y a la par articula, siendo precisamente la puerta el dispositivo que impide o permite traspasar dicha frontera, “dentro del espacio que los dos términos delimitan, desde el momento en que este espacio es ocupado totalmente (no existe una tercera posibilidad), a su vez ellos se delimitan mutuamente, en el sentido de que el espacio público llega hasta donde comienza el privado y viceversa” (Bobbio, 1992:12 cit. por Treviño Carrillo y De la Rosa Rodríguez, 2009:28).[2]

Empero, a toda frontera hay que contextualizarla y analizar su comportamiento a través del tiempo, más si se considera que “el espacio es una construcción social” (Lindón, 2012:509). De esta forma, los testimoniosLeer más

Notas teóricas acerca de la implementación de políticas públicas en América Latina

Por María de Jesús López Salazar[1] y Vanessa Lizbeth Martínez Espinoza[2] 

La implementación de los programas de políticas públicas en América Latina ha representado un reto no necesariamente afrontado de la mejor manera posible. Es por esto por lo que resulta importante preguntarse cómo se implementan los programas de políticas públicas en la región. En el caso de que la respuesta a la anterior pregunta de investigación fuese positiva, todavía quedan otras interrogantes por contestar. Por señalar sólo dos; los responsables de la implementación de las políticas públicas, ¿cuentan con la información y formación necesaria para realizar su trabajo? ¿Cuál es la percepción y la crítica que ante los programas de política pública pueden llegar a presentar los actores involucrados en los mismos?

Así, uno de los propósitos del presente artículo es contribuir a que la implementación de política pública se constituya como un campo de estudio propio, considerando el vacío empírico que sobre la implementación de programas de política pública existe en Latinoamérica. Con frecuencia se escuchan voces de insatisfacción por la insuficiencia o ineficiencia de los programas de política pública ejecutados por los gobierno latinoamericanos en turno, sin contar con un diagnóstico claro que muestre con exactitud y precisión las razones del aparente fracaso de tales intervenciones, lo que de entrada evidencia un conocimiento fraccionado, incompleto o limitado de la fase de implementación de un programa de política pública, así como de su importancia en la construcción de los procesos de democratización.

Continuando con el punto, el que una política pública o un programa de política pública no den cabalmente los beneficios para los cuales están diseñados, es motivo de alerta por muchas razones. “La primera de ellas es que se puede dejar a millones de niñas, niños, jóvenes y adultos sin la oportunidad de lograr aprendizajes significativos y sin la posibilidad de acrecentar su potencial humano” (Flores Crespo y Mendoza Cázarez, 2012:11). La segunda razón remite a que se demerita la percepción acerca del funcionamiento de la democracia como la más adecuada forma de organización entre los seres humanos, que toma su fundamentación posible en “el Imperativo que manda tratar a las personas como fines y no como medios, como sujetos y no como objetos (…), cualquier otro sistema las trataría como objetos” (Miranda, 1996:165).[3]

Abriendo un paréntesis, conviene mencionar que en los estudios de políticas públicas la postura predominante considera que éstas remiten a un proceso que se desenvuelve por fases, cada una de las cuales posee sus actores, restricciones, decisiones, desarrollos y resultados propios, influyéndose recíprocamente. La idea fue planteada por Harold Dwight Lasswell (1951), Peter De León (1997), P. May (1986), Joan Subirats (1992), Hogwood y Gunn (1984), entre otros. No obstante, cabe señalar que de acuerdo con Roth Deubel, esta herramienta analítica fue propuesta por Jones en 1970, quien distinguió “cinco fases en la vida o el desarrollo de una política pública: identificación de un problema, formulación de soluciones, toma de decisión, implementación y evaluación” (Roth Deubel, 2002:49). Actualmente, las fases del ciclo de las políticas públicas en las que concuerdan los analistas Leer más

El vínculo entre la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y la implementación de la política social mexicana

Una aproximación teórica desde el modelo de administración de sistemas de Richard F. Elmore

Por María de Jesús López Salazar y Vanessa Lizbeth Martínez Espinoza

Si se toma en cuenta que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM) es la ley suprema que establece, organiza y facultad al gobierno mexicano; entonces, se vuelve de la mayor importancia reflexionar cómo dicho ordenamiento jurídico se vincula con la implementación de las políticas públicas en nuestro país, sobre todo de las políticas sociales en tanto intervenciones políticas dedicadas a investigar e intervenir públicamente –a nivel estadual y local– en las consecuencias materiales y éticas del desigual desarrollo de la sociedad.

Para ello, en este texto, se propone reflexionar teóricamente el vínculo entre la CPEUM y el análisis de la implementación de la política social mexicana a partir de uno de los aportes del teórico Richard F. Elmore conocido como Modelo de la Administración de Sistemas (MAS),[1] en el cual la implementación consiste en la delimitación coherente de los objetivos, los cuales deben contener de forma tácita los propósitos de la política, propósitos que estarían inicialmente establecidos para el caso mexicano en la CPEUM.

Así, en la vinculación señalada se hace necesario un conjunto de categorías analíticas que posibiliten entender la misma, siendo en el MAS los recursos, la eficiencia comunicacional, las condiciones del entorno y la complejidad o tratabilidad, elementos estos que se hayan en la CPEUM y que inciden en la implementación de la política social mexicana.

En definitiva, lo aquí propuesto se presenta como una reflexión teórico-metodológica sobre legislación y su relación con la implementación de políticas públicas, área del conocimiento y la intervención pública-gubernamental a la que en la Academia se le ha prestado poca atención.

Entrando en materia, conviene tener presente que el tema de la pobreza en México es uno de los elementos centrales en el debate académico, político y en la agenda internacional. Un claro ejemplo es la inclusión de la reducción de la pobreza como Objetivo del Milenio[2] y la centralidad del tema en los reportes sobre América Latina del Banco Mundial.[3] Los datos e informes de los organismos internacionales y nacionales, como es el caso de OXFAM,[4] quien recomendó “la eliminación de la desigualdad económica extrema como objetivo mundial en todos los países”,[5] han hecho que la mayoría de los gobiernos realicen políticas sociales con la finalidad deLeer más

Libertad de expresión, un mito para el periodismo en México

Por Paola Lizzet Trujillo Trejo[1]

 La libertad de expresión es un derecho fundamental en cualquier sociedad democrática, ya que garantiza el flujo libre de información y promueve la diversidad de opiniones. Sin embargo, en México, el ejercicio pleno de este derecho se ha convertido en un desafío para el periodismo. A lo largo de los años, las y los periodistas mexicanos han enfrentado una serie de obstáculos y amenazas que limitan su capacidad para informar de manera independiente y sin temor.

En el ejercicio profesional del periodismo, la difusión de la información a través de los medios de comunicación se vuelve una tarea complicada, debido a que, publicar materiales que se encuentren ligados a actos que han quebrantado a la ciudadanía por parte de políticos o de los cárteles de narcotráfico termina pagándose, en el peor de los casos, con la privación de la libertad, la privación de la vida.

La capacidad de investigar, recibir y difundir información con exactitud y rapidez tiene un enorme impacto en la salud de la libertad de expresión y en la democracia. Estar informados en esta sociedad mediática se considera el «oxígeno de la democracia», ya que una sociedad informada tomará mejores decisiones y tendrá un amplio panorama de su entorno, la vida política del país, la cultura general, las actividades deportivas, la economía, entre otros aspectos. Sin embargo, la difusión de información en ciertas áreas está restringida, limitando la libertad de acceder, informarse y ser informado, no solo para los periodistas, sino también para la Leer más