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Rasgos permanentes de la realidad: un mundo militarizado que siempre está listo para la guerra

Por Marco Antonio Rivera Molina[1]

 

“Puesto que las guerras nacen en la mente de las personas,
es en la mente de las personas donde deben erigirse los baluartes de la paz[2]”.
Preámbulo de la Constitución de la UNESCO, 1945.

 

Desde la guerra en Palestina y Ucrania, desde el colapso social en Haití y los conflictos violentos en Sudán y Myanmar, y desde la violencia armada en México hasta la polarización social en Estados Unidos, cada rincón del planeta expresa los malestares del sistema y pone en duda los mecanismos actuales de los países y de la organización internacional para hacer frente a las problemáticas actuales, las cuales atraviesan todas las esferas sociales y alcanzan un mayor grado de complejidad. Las guerras y los conflictos armados, son esa punta lanza que lacera naciones y pueblos enteros, que genera daños sociales y ambientales irreversibles, en la realidad internacional contemporánea la segunda década del siglo XXI ha visto un incremento de las tensiones mundiales y, en consecuencia, del estallido de guerras y de la continuidad de múltiples conflictos violentos alrededor del mundo.

Lo anterior se expresa, año con año, con los múltiples registros que deja la actividad militar en el mundo, específicamente, el gasto militar que realizan los países y la derrama económica que deja la actividad productiva de las principales corporaciones militares, ambos indicadores han sido rastreados por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI por sus siglas en inglés), quien ha mostrado con alarma que por primera vez en la historia los 5 continentes han presentado un aumento en el gasto militar, alcanzando un record histórico de más de 2,443 billones de dólares en el año de 2023[3]. Situación que se ha visto motivada por la continuidad de la guerra en Ucrania y el estallido del conflicto armado por parte de Israel en la Franja de Gaza.

Lo anterior no hace más que evidenciar que hay una herencia de la Segunda Guerra Mundial que prevalece hasta la actualidad, se vive en un mundo altamente militarizado, donde las potencias militares siempre están en búsqueda de la ventaja decisiva sobre su adversario, continuando una carrera armamentista por el desarrollo científico-tecnológico, con la creación de más, mejores y mayormente sofisticadas Leer más

Fragmentos de mango

Una limonada inspirada en El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez

 

Por Diana Peña Castañeda[1]

 

Como sentimiento El amor en los tiempos del cólera es resistencia. En palabras de García Márquez diríase mejor, una especie de guerra final que busca derrotar el tiempo y los obstáculos hasta lograr un reencuentro placentero con lo platónico. Por eso, la estrategia de Florentino Ariza exigió obstinación mientras su silencio se manifestaba en la escritura de cartas para enamorados. Para este hombre, el amor como principio y final de todas las cosas tiene rostro y nombre de mujer: Fermina Daza. 

 

Pero ésta es también una historia cruzada por la muerte y los pasajes culinarios. Al comienzo muere Jeremiah de Saint-Amour; al final, América Vicuña. Los dos de amor: a la vida y a lo prohibido, aunque el parte médico dijera que fue por: inhalar cianuro e ingerir láudano. Ente muerte y muerte, la cocina se envuelve en sudores de pasión: El sí de Fermina condicionado a no comer nunca la berenjena maldita, el amor contrariado de Florentino que solo es comparable con el olor de las almendras amargas.

 

Por su parte, la muerte del doctor Juvenal Urbino se produce entre los hervores de una sopa para la cena y las frondas de un árbol de mango. Fermina está en la cocina probando la sopa cuando oye gritos provenientes del patio. Hace lo que quizás haría cualquiera en su lugar: tirar la cuchaLeer más

‹‹Bestianaria›› de las emociones

Por Gilda, Natyeli, Sharon, Atenea, Ximena B., Daniela, Aura, Arianna, Jatzari, Donají, Katia, Ximena C., Jetzaru, Beatriz, Evangelina, Laura, Elvia, Jess, Daniela C., Lucero, Ivón.

 

Queremos invitarlas a alimentar con nosotras esta obra que da cuenta de nuestra existencia. Les proponemos que inventen sus propias palabras en torno a las emociones que nos habitan, reconociendo la complejidad de éstas y rompiendo la idea de emociones puras.

Mary Daly decía que las mujeres lujuriosas anhelan palabras radiantes para liberar sus corrientes, que han sido atrapadas y separadas de la Memoria ancestral. Memoria que quizá resuena con esa lengua materna, la palabra dada por la madre, en la que las feministas de la diferencia ponen el acento pues significa conocer el mundo a través de la propia experiencia, no desde un lugar ya normado, ajeno. Entonces, NOMBRAR EL MUNDO desde nosotras mismas es construir una libertad en femenino, colectiva, que nos permita existir expresadas, vivas, desdiquestadas, creativas y creadoras. Esa es una de las intenciones de la Laboratoria de autopublicación de (re)conocimiento corposensorial en la que nos proponemos impulsar hallazgos que crucen la cuerpa y la palabra, tejiendo un diccionario que sí nos haga sentido.

 

 

Aburrisa. Cuando en un momento insufrible hay algún detalle que te da sorpresa.

Aconañorazna. Acontecer la añoranza || Es perdonarte por algo que hubieras querido hacer distinto en el pasado y no lo hiciste.

Acontreir. es el verbo que te permite hacer presencia con la sonrizacción de tu risa.

Alegrenojo. Un enojo que está a punto de pasar y convertirse en alegría.

Altojo. Antojo de comer sin saber exactamente qué se desea || La necesidad de algo rico.

Amiangel. Esa amiga que siempre está para acompañarte, cuidarte y aconsejarte.

Amiquelarre. Necesidad de unir a tus amigas (o amiga) para conjurar buenas vibras.

Añorarder. Hacerse flama de pura nostalgia.

Añorartecer. Cuando en el estar existiendo me hallo plenamente en la añoranza.

Apecaución. Cuando eres penosa, pero porque estás calculando si la situación te hace sentir cómoda.

Apechugatemer. Se dice del impulso de hacer las cosas a pesar del miedo.

Apemada. Vulnerabilidad al dejarse. || Sentirse amada.

Aperchurder. La sensación de no poder contener las emociones que no puedes externar.

Chefa. Mujer que culturiza al segundo cerebro, el estómago, con comida apapachadora, su especialidad es el caldito en tiempo de calor.

Compaira. La amiga con la que puedes expresar tu enojo y esperar un abrazo de consuelo.

Compansiedad. Compasión para la ansiedad. || Observar el estado del cuerpo y darle ternura.

Compartidad. La felicidad de compartir y estar juntas.

Conmotristospección. Ser vivo capaz de sentir conmoción, tristeza y ser introspectiva al mismo tiempo.

Conteñorar. Platillo típico que se elabora cautelosamente con acciones que se desprenden del espaLeer más