Torta navideña del cuento «un recuerdo navideño» de Truman Capote
Por Diana Peña Castañeda[1]
Navidad es viajar por los aromas y sabores más preciados de la infancia, eso diría un hombre recio como Truman Capote. Una enorme estufa negra, una mañana invernal de noviembre en Alabama, coronas de acebo en las ventanas del viejo caserón, dos cometas que los harán señores del viento. Buddy, siete años, su prima, también una niña de sesenta y tantos.
“Cada uno de nosotros es el mejor amigo del otro. Ella me llama Buddy, en recuerdo de un chico que antiguamente había sido su mejor amigo. El otro Buddy murió en los años ochenta del siglo pasado, de pequeño. Ella sigue siendo pequeña.”
La amistad hay que atesorarla. Ellos lo hacen con montones de harina, huevos y frutas especiadas en licor. El whisky está prohibido. Pero ella sabe a quién comprarlo. Paga con monedas ahorradas. 
“No obstante, se retira hacia las sombras del bar y reaparece unos cuantos segundos después con una botella de contenido amarillo margarita, sin etiqueta. Exhibe su centelleo a la luz del sol y dice: —Dos dólares. Le pagamos con monedas de diez, cinco y un centavo. De repente, al tiempo que hace sonar las monedas en la mano cerrada, como si fueran dados, se le suaviza la expresión…”
Pero los negocios son negocios. El temible Mr. Jajá con esa gran cicatriz que le atraviesa la cara solo pide a cambio unas cuantas tortas.
“—¿Sabéis lo que os digo? —nos propone, devolviendo el dinero a nuestro monedero de cuentas—. Pagádmelo con unas cuantas tartas de frutas.”
Una sonrisa de ella y el trato está cerrado, Mr. Jajá es un “hombre encantador”. Lo que sigue son cuatro días de intenso trabajo hasta obtener 31 tortas para amigos entrañables.
Receta
Tiempo de preparación: Una hora
Tiempo de cocción: 45 minutos
Porciones: 10 -12
Ingredientes:
Dos tazas de frutos secos (nueces, almendras)
Dos tazas de frutas (pasas, ciruelas, piñas en lata, cerezas y brevas en almíbar)
Dos tazas de harina de trigo
Una cucharada de especias (canela, clavo y jengibre en polvo, nuez moscada)
Una cucharadita de vainilla
Una taza de mantequilla sin sal
Dos tazas de azúcar blanca
Media taza de ralladura de limón y naranja
Seis huevos
Tres cucharadas de color quemado de panela
Dos cucharaditas de café instantáneo disuelto en dos cucharadas de agua
Media taza de whisky o ron (reservar una parte)
Una botella de vino tinto dulce (reservar una taza)
Preparación:
Picar los frutos secos y las frutas.
Disponer en un recipiente y añadir el licor. Conservar por unos días.
Precalentar el horno a 180oC.
Cremar la mantequilla y la azúcar.
Agregar la vainilla, el café, la ralladura de limón y naranja.
Agregar los huevos uno a uno.
Tamizar y agregar los secos.
Agregar el quemado de panela.
Agregar las frutas en conserva.
Disponer en un molde engrasado y enharinado.
Hornear durante una hora.
Humedecer la torta con la mezcla de la reserva de licores.

El principio de realidad de Un recuerdo navideño de Truman Capote no es hacer la torta, ni conseguir whisky, ni inventar los regalos. Es atender las reminiscencias que emergen ante el impulso más sutil cuando se está en la cumbre de la adultez. Entonces, por qué no sentarse a su lado, descolgar los pies y paladearlas, en silencio como se hace con esas cosas que son fugaces y escasas.
[1] Comunicadora Social, especialista en Comunicación Organizacional, Magister en Ciencia Política. Interés en escribir sobre la comida como elemento narrativo en la literatura y como arte simbólico de la memoria social. linkedin.com/in/dianapeñacastañeda
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