Avistando una nueva normalidad educativa post-coronavirus

 

Guro Hansen Helskog (Noruega) es profesora en la Universidad de South Eastern Norway. Ha escrito diversos libros e investigaciones en relación a la práctica filosófica y la educación. Sus estudios y textos han sido utilizado por diversos actores e instituciones en Noruega y en distintos países.

En este texto educativo, filosófico y muy vinculado a la realidad de hoy, Guro Hansen Helskog retoma diversas corrientes filosóficas. Desde Marco Aurelio, autores o ideas de la filosofía hindú, hasta las propuestas del filósofo Martín Buber, la autora nos va llevando a pensar en una “facultad gobernante” que opera tanto en nosotros como en el universo del cual somos parte. Así, contempla la crisis causada por COVID-19 como parte de la crisis ambiental en la que nos encontramos como humanidad. Explica que durante los últimos 250 años hemos organizado el mundo y nuestras formas de vida de tal manera que dañamos la naturaleza y, de este modo, amenazamos nuestra propia existencia. Separamos nuestras mentes y vidas de nuestro mundo circundante, haciéndonos pensar, vivir y actuar como si no solo estuviéramos separados de esta naturaleza, sino también como si pudiéramos controlarla. La pandemia parece estar marcándonos lo contrario. Luego de analizar la cercanía y relaciones existentes entre nosotros y diversos elementos como los árboles y el agua, vinculado esto a la sociedad de consumo, se orienta a pensar una nueva realidad educativa post-coronavirus. Esta se basa en enfatizar las relaciones entre los individuos entre sí y entre los individuos y la naturaleza o el universo.

David Sumiacher

 

Enviado el: 2 de noviembre de 2020

En tiempos en que la realidad parece que nos excede la filosofía es un medio para transformar quienes somos

 

 

Avistando una nueva normalidad educativa post-coronavirus[1]

Mientras que la filosofía griega clásica, así como las antiguas filosofías china e hindú, daban por sentada la interrelación de los seres humanos y el universo, entendido aquí como naturaleza, el problema para la mayoría de la gente de nuestra época es que hemos perdido de vista este hecho.

Como seres humanos, estamos intrínsecamente enredados en la naturaleza y el universo, como un texto está enredado en el contexto de otros textos. De hecho, nosotros mismos SOMOS la naturaleza, pero especialmente desde la Ilustración, hemos perdido cada vez más el contacto con esta realidad. La normalidad de hoy es que nos vemos como un ser fuera de la naturaleza, actuando como si estuviéramos separados de ella. Esto ha causado desequilibrios no solo en nosotros mismos, sino también en nuestras relaciones con el mundo que nos rodea. Marco Aurelio (Libro 9) habla de la «facultad gobernante» en nosotros y en el universo, expresando la interrelación entre los humanos y el universo:

Apresúrate a examinar tu propia facultad gobernante, así como la del universo y la de tu prójimo, haciendo lo justo para que te acuerdes de lo que eres; observa a tu prójimo, para que sepas si ha actuado con ignorancia o con conocimiento, y para que consideres también que su facultad de gobernar es afín a la tuya.

En resumen: hay una facultad gobernante ―una «ley natural» en el universo del cual somos parte, y todos tenemos nuestra propia facultad gobernante―, una «ley natural» interior que es similar a la de nuestro prójimo, si lo examinamos de cerca. Actuar correctamente implica actuar con conocimiento del principio rector de nuestras facultades rectoras. O también: si actuamos con ignorancia de las facultades gobernantes, es probable que creemos injusticia y caos.

Usando la metáfora de la facultad gobernante para mirar a nuestro alrededor en nuestro tiempo, parece que la mayoría de la humanidad ha sido ignorante durante generaciones. Por ejemplo, el caos creado por la crisis ambiental y la pandemia multifacética e interrelacionada del COVID-19 se puede vincular a las tres dimensiones mencionadas por Marco Aurelio. Primero, podría entenderse como una crisis en nuestra relación con la facultad gobernante del universo o la naturaleza, segundo, una crisis en nuestra relación con nuestro propio principio rector interno, y tercero, una crisis en la relación con nuestros vecinos, en la familia, así como en la comunidad humana global. Mi breve reflexión plantea dos preguntas sobre las que invito al lector a reflexionar en relación con su propio contexto.

La crisis en nuestra relación con la facultad gobernante del universo

De forma peculiar, un pequeño fenómeno natural, el coronavirus, nos ha recordado que estamos profundamente conectados como seres humanos y enredados en la naturaleza, ya que en un período muy corto de tiempo se ha propagado de cuerpo a cuerpo a través del aire y las superficies de contacto. El pequeño virus invisible ha hecho que los estados cierren sus fronteras y cierren instituciones y empresas, con consecuencias para la política y la actividad comercial, tanto a nivel mundial como nacional. Las personas de todo el mundo se han visto obligadas a ajustar su vida privada y laboral. De repente, la forma occidental de saludarse, el firme apretón de manos, ya no se considera saludable, mientras que los saludos que se usan en muchas culturas no occidentales se ven mucho mejores. Ejemplos de esto son las palmas juntas en el «Namaste» hindú, o poner una mano en el corazón y hacer una humilde reverencia como en las culturas musulmanas.

En otras palabras, un pequeño fenómeno natural ha creado cambios culturales, sociales y económicos, mientras que los animales salvajes se han atrevido a entrar en las calles de la ciudad durante los cierres y el aire se ha vuelto menos contaminado en muchas ciudades. Desde Dehli se ha podido ver el Himalaya en el horizonte.

La crisis causada por COVID-19 puede verse como parte de la crisis ambiental en la que nos encontramos como humanidad. Una cosa que se dice es que el virus se desarrolló debido al trato cruel de los seres humanos hacia los animales. El aspecto más importante que esto nos recuerda, sin embargo, es el hecho de que el cuerpo humano no es una entidad fuera de la naturaleza. El problema es que durante los últimos 250 años hemos organizado el mundo y nuestras formas de vida de tal manera que dañamos la naturaleza y, de este modo, amenazamos nuestra propia existencia. Por lo general, afirmamos que las ciencias y tecnologías modernas han hecho que el mundo progrese, pero esta es solo una cara de la historia. La historia también tiene un lado muy oscuro. Las mismas ciencias y tecnologías, combinadas con los desarrollos de la revolución industrial, nos han metido en el problema en que estamos ahora. Separamos nuestras mentes y vidas de la naturaleza, haciéndonos pensar, vivir y actuar como si no solo estuviéramos separados de esta naturaleza, sino también como si pudiéramos controlar la naturaleza. La pandemia de COVID-19, combinada con la crisis ambiental, nos ha recordado brutalmente que la naturaleza es todavía quien manda.

Repensar las relaciones entre humanos, árboles y agua

Mientras que los científicos se esfuerzan por desarrollar tratamientos y una vacuna, las personas de todo el mundo viven con restricciones que se comparan con las restricciones en tiempos de guerra. Muchos están hacinados en pequeños apartamentos de la ciudad o refugios en barrios marginales con sus familias, mientras que algunos pueden disfrutar de mucho espacio cerca o en medio de la naturaleza. Yo estoy entre las últimas personas, vivo en mi casa de campo en la campiña en Noruega. En el patio de la granja tengo un gran árbol de arce que me encanta. Este arce no es solo el elemento central de belleza, bienestar y juego en mi jardín. También es un elemento que da vida. Me llamó la atención la gurú yóguica hindú Hansasji Yogendra. Ella es directora del Instituto de Yoga en Mumbai, India, el centro más antiguo del mundo que enseña yoga a diversas personas. En una entrevista que tuve con ella sobre la filosofía del yoga y la educación en 2019, enfatizó lo siguiente:

¿Qué trae un árbol? Madera. No, no diría que un árbol es solo madera. Diría que el árbol es parte de mi pulmón, porque luego respiro, estoy respirando. Tomando oxígeno. Expirando dióxido de carbono. El árbol está tomando dióxido de carbono y brindando oxígeno. Entonces, mi pulmón es mi árbol y el árbol es parte de mí.

Hansaji usó esta metáfora cuando se le preguntó sobre sus puntos de vista sobre la educación. Más tarde, mi mente asociativa llevó su atención al hecho de que las selvas tropicales suelen ser llamadas los “pulmones del mundo», que los bronquios de los pulmones incluso se parecen a las ramas de un árbol, y que el coronavirus ataca los pulmones humanos. Ella enfatizó la necesidad de educar a los niños y jóvenes para que vean que son parte de la naturaleza. Verse a sí mismos directamente conectados y siendo uno con el ser del árbol fue un aspecto que ella destacó. El agua fue otro de los puntos que ella tocó:

El agua, el río, no es solo el agua externa que estudia la química. Ella vuelve a ser parte de ti. ¿Cuánta agua tienes en tu cuerpo? Aproximadamente un 70%. Y esta agua hay que tomarla [del exterior]. Cada río y cada mar es parte de ti. Entonces, lo que estoy tratando de decir es que tenemos que aprender a ver que esta naturaleza es una parte muy importante de nosotros.

Mirando la tierra desde arriba, el parecido entre las venas del ser humano y los ríos y arroyos que desde allí se vislumbran, enfatizan las mismas similitudes que existen entre el árbol y los pulmones. Somos como un pequeño arroyo conectado a otros arroyos de la naturaleza. Parece algo banal y tan fácil de olvidar. La naturaleza es parte de nosotros. Somos parte de la naturaleza. Debo admitir que es una gran paradoja que necesitaba que una persona que viviera en Mumbai me recordara mi conexión profunda y fundamental con la naturaleza que me rodea. No solo al arce de mi jardín, sino también el agua que fluye hacia el pozo de la granja en la que vivo, del cual obtengo agua potable limpia y fresca. Mumbai es una de las ciudades más pobladas, sucias y grises del mundo, con playas llenas de plástico hasta que un hombre inició un proyecto de limpieza que hizo que regresaran las tortugas marinas y en donde se necesita comprar agua en botellas de plástico.

Mi granja noruega es un lugar verde con un hermoso arce y, hasta ahora, acceso ilimitado a agua potable. Había dado todo esto por sentado y, por lo tanto, me olvidé de pensar en ello, y estoy de acuerdo con la gurú del yoga que habla de una tradición de entre 5 y 10 mil años: Necesitamos educar a los niños de una manera que los haga conectarse con la naturaleza, en lugar de ver la naturaleza como algo separado de nosotros. Para tomar prestadas las metáforas de Martin Buber, necesitamos pasar de nuestra relación dominante yo-eso con la naturaleza, y comenzar a vincularnos con la naturaleza en las relaciones que él denomina “yo-tú”. Buber habla del árbol, que puede ser visto como un «eso» en términos de imagen y movimiento, especie y tipo, ley y número, pero también como un «él» o un «Tú» (Ibid: 7):

Sin embargo, también puede ocurrir, si tengo tanto la voluntad como la gracia, que al considerar el árbol, me vea atado en relación con él. El árbol ya no es un Eso. Me ha conquistado el poder de la exclusividad.

En resumen, el árbol se ha convertido en un Tú, un tú para la persona. Una de las preguntas fundamentales que nos queda tras esta breve reflexión es: ¿Cómo repensar y reorganizar la educación, especialmente en lo que respecta a las ciencias naturales, de tal manera que los niños y jóvenes puedan examinar lo que Marco Aurelio llama la facultad gobernante del universo y experimentar su interrelación con la naturaleza?

La necesidad de llenar el vacío interior

Necesitamos árboles y agua, pero no necesitamos muchas de las cosas que creemos que necesitamos. Nuestro planeta está siendo enterrado en cosas que no se disuelven y que amenazan con destruir este mundo, nuestro hogar compartido. No solo nos hemos olvidado de qué formamos parte, refiriendo nuevamente a Marco Aurelio, sino que también parece que hemos perdido el contacto con nuestras verdaderas necesidades y, por tanto, con nuestra propia facultad rectora, que es similar a la de los demás. Yendo a las bases, nadie necesita mucho más que el otro para vivir una vida lo suficientemente buena. Aún así, muchos de nosotros nunca parecemos tener suficiente. En esto, la mayoría de nosotros tenemos una parte de culpa, al menos si estamos entre la mitad más rica de la población mundial: ¿Quién de nosotros puede decir que nunca compró algo que realmente no necesitaba? Yo no puedo. Mi casa de campo está llena de todo tipo de artículos innecesarios. ¿En primer lugar por qué compré estos artículos? Probablemente haya muchas respuestas a esta pregunta. Una es que lo que he creído como propio son en verdad las expectativas sociales de familiares y amigos. «Todo el mundo» tiene esto o aquello, así que yo también lo necesito en mi casa. Otra podría haber sido el vacío interior, un vacío que necesitaba llenar. El filósofo educativo noruego Paul Otto Brunstad (2003) sugiere que gran parte del impulso por comprar cosas se debe a un vacío interior y una sensación de falta de sentido. Tener nuestros sueños cumplidos no siempre nos trae felicidad, argumenta. A veces esto crea una sensación de vacío y tristeza. A veces es mejor anhelar algo que conseguir lo que quieres, porque el vacío vuelve demasiado rápido, con una nueva necesidad de llenarlo. Brunstad ve este vacío, tristeza y nostalgia como una fuerza impulsora importante en la sociedad de consumo. Nos impulsa a comprar cosas nuevas, sin nunca llenar el vacío.

Sin embargo, en el lado positivo, esta fuerza impulsora contiene un profundo anhelo de intimidad y satisfacción que puede encender nuestra fantasía y habilidades creativas. Utilizada de una mejor manera, podemos crear con ella algo nuevo para nosotros y los demás, argumenta Brunstad (2003). Esto podría ser cierto, pero aún más importante: ¿Puede este vacío y la necesidad de ser llenado también ser entendido como una falta de realización espiritual (secular o religiosa)? Creo que sí. Parece que muchas personas profundamente espirituales se caracterizan por haber desarrollado la sensación de tener suficiente, de no necesitar más, aunque tengan poco. Llegar a la realización espiritual es, por supuesto, una tarea de toda la vida, pero parece relevante preguntar: ¿Cómo podemos repensar y reorganizar la educación de tal manera que los niños y jóvenes no solo aprendan habilidades y hechos, sino que también se les dé la oportunidad de explorar y contemplar cuestiones fundamentales relacionadas con el arte de vivir bien, solos o junto a los demás?

Mi visión de una nueva realidad educativa post-coronavirus

Las formas de escolarización y educación superior que se han desarrollado desde la época de la Ilustración y la revolución industrial han contribuido a la crisis en todas las dimensiones mencionadas por Marco Aurelio. Hacer más de esto no contribuirá a resolver los problemas que hemos creado. Necesitamos nuevas formas de educación. Mi visión es la de una filósofa práctica con un enfoque especial en la pedagogía orientada a la sabiduría a través del enfoque de Diálogos (Helskog, 2019). En relación a esto, uno de mis sueños vinculado a una nueva normalidad post-coronavirus sería una normalidad en la que las dimensiones espirituales del ser humano se nutran a través de variadas formas de diálogos filosóficos en todos los niveles de la educación. Dos temas importantes en tales diálogos serían las relaciones entre la persona y sus semejantes, y las relaciones entre la persona y la naturaleza/el universo, incluidas otras especies.

Referencias

Aurelis, Marcus. The Meditations. Translated by George Long. The Internet Classics Archive. Retrieved Oct. 31 2020 from http://classics.mit.edu/Antoninus/meditations.9.nine.html

Brunstad, Paul Otto. 2003. Seierens melankoli. Et kulturanalytisk essay. Oslo: Gyldendal norsk forlag.

Buber, Martin. 1923/1937. I and Thou. Translated by Ronald Gregor Smith, Edinburgh: T. & T. Clark.

Helskog, Guro Hansen. 2019. Philosophising the Dialogos Way towards Wisdom in Education. Between Critical Thinking and Spiritual Contemplation. London and New York: Routledge

Yogendra, Hansaji. Interview with Guro Hansen Helskog October 2019.

  1. Traducción realizada por David Sumiacher.

 

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