Perfume de Luminol

Por Lorena Ruiz

 

Voy en la parte trasera del microbús atorada en el tráfico de Avenida Constituyentes. Me pregunto si en horas, o quizá nunca, llegaré a mi casa para comer un caldo de pollo hirviendo que mi tía Timotea acostumbra a preparar en estos días cuando el sol trae ganas de asarnos a todos.

Cabeceo, me pego con el cristal de la ventana y me recargo accidentalmente en el hombro del señor que va a mi derecha. Sin embargo, el cansancio de atravesar la ciudad entera me vence, por lo que cuando despierto me doy cuenta de que me pasé de la parada donde debía bajar.

Me bajo del camión poco después de las ocho y camino todavía con un poco de sueño. De vez en cuando aparece uno que otro perro callejero a hacerme compañía, pero, después de olerme y ver que no les daré algo de comer terminan abandonándome.

En el paradero me siento en una banca de metal y espero la combi que me dejará a unos metros de la colonia. Me pongo en el oído izquierdo uno de mis audífonos de chicharito. “No más uno, no lo olvides”, me dice mi tía Timotea, “no vaya a ser que te roben por andar en la lela”.

No puedo dejar de escuchar esa canción de Bad Bunny, la que dice: “Vi que te dejaste de tu novio, baby me alegro”. Estoy decidida a aprendérmela para cantarla con mis amigas, así no desencajaré en el coro cuando vayamos a la pulcata que está en el Centro, La hija de los Apalaches. Sin embargo, entre mayor parte de la letra me voy aprendiendo, menos peceros circulan por el lugar. La culpa es del calor, siempre me da un sueño con este clima.

Como es mi costumbre, ya se me fue todo el crédito del celular viendo capítulos de anime en el YouTube, por lo que llamar a mi tía no es una opción. Por eso, decido caminar a una parada menos solitaria.

Apenas me levanto de la fría y descolorida banquita, escucho el estruendoso motor de una motocicleta. El ruido me pega tal susto, que mis nalgas regresan de golpe al asiento sucio y oxidado.

***

Hay veces que la vida no va para dónde uno quiere. En cincuenta y siete años de la mía sólo logré hacer reír a una persona. Mi Lalita. Mi sobrina Silvia es la única que no se echa a correLeer más

Priscila Alonso | Poemas

Priscila Alonso (1986, CDMX). Me encantan las letras, la lingüística y los idiomas. A veces intento hacer rimas. Creo que la escritura sana y las palabras tienen vida propia; por eso, brincan las barreras de la academia y se alejan de los cánones. Me inspiro en lo que veo, escucho y leo. También en lxs otrxs, incluidos mis amigues. Soy una mujer imperfecta, curiosa e inquieta. Aprendiza de todo. También naveganta de la poesía, caminanta observante en proceso, FIFAs de corazón y ukulelera por decisión.

 

 

 

Las No Lugares

Nosotras

las no lugares

que desde el origen

nos taladraron en la memoria

las culpas

 

Nuestro músculo

se fue atrofiando

por no pronunciar

nuestros deseos más profundos

esos que oprimen el pecho como

                                    plomo

 

Nos dijeron malas

y nos quisieron perfectas

para luego juzgarnos

con tiranía absoluta

 

Vamos revoloteando 

sobre cuevas y laderas

Afilando los ojos

bajo el techo del azul liso

 

La fuerza del mar

es nuestro reflejo

llegar a la orrila

nuestro cobijo

 

Nosotras, inseguras

vamos echando raíces visibles

redes de micelios flotantes

que anudan manos

           que son estómago

           y alimento

           que son redes

           que son todo

 

 

 

Sus(trato)

Soy la semilla de sorgo 

                          |pequeña|

que anida

terrenos alcalinosLeer más

Poesía desviada contra la censura

Por Diego Medina

 

En días recientes, la exposición “La venida del Señor” del pintor mexicano Fabián Cháirez en la Academia de San Carlos ha suscitado una respuesta virulenta de la comunidad católica del país y de grupos como “Guerreros Cristeros”, los cuales son un grupo de choque de la ultraderecha conservadora, que operan paralelamente a la Iglesia Católica y grupos políticos como El Yunque. Bajo el argumento de que la exposición “se burla” de la fe católica y que por eso debe ser retirada del recinto de la Universidad Nacional Autónoma de México, es necesario recordarle a los grupos católicos extremistas que la UNAM es una institución laica y precisamente AUTÓNOMA, es decir, no está supeditada a ideologías políticas, ni mucho menos a religiones.

 

Es por eso que el colectivo de poetas gay Novísimxs se declara totalmente en contra de la censura que grupos como “Guerreros Cristeros” y la Iglesia Católica, así como algunos sectores de su feligresía, tratan de imponer, simplemente porque las obras les resultan incomodas. Este ejercicio de censura contraviene todos los principios de libertad de expresión consagrados en la Constitución Política de lLeer más

Restos de un Paisaje Perdido | Ensayo

Por Dorali Abarca

Que estoy fatigada de caminar entre el concreto y el humo de los coches, que es lo único que puedo respirar en este monstruo de ciudad, paso mis días de camión en camión, y aun así sigo caminando, camino y camino, creyendo que mi tristeza puede ser absorbida por los sonidos que van rodeando mi andar, este paisaje que en su relleno esconde el producir de todxs nosotrxs, un andar que no para, que te obliga a no contemplar nada, pero la nada siempre es algo cuando la menciono, se hace presente.

¿En qué se ha convertido el pasaje del obrero, el pasaje del proletariado? me he preguntado mientras intervengo un estado de observadora; nos han saqueado, dejado sin nada, pero ellos lo quieren todo de nuestro lado, bosques por concreto, manantiales por empresas, humanos por máquinas. ¿Qué paisaje nos regresan? El hostil, caminos sin bancas, jardines con picos bien distribuidos para evitar que alguien descanse, banquetas estrechas, parques sin árboles, casas inhabitables, gentrificación, escuelas con menos árboles y más edificios,  flores para adornar la ciudad, flores falsas, flores tristes. El paisaje triste de la ciudad que entristece corazones tristes.   ¿y que nos queda a lxs del campo, a lxs olvidados? El paisaje sonoro del campo, empapado por el frote de la milpa con el Leer más

El lamento de Perséfone | Narrativa

 Por Vanessa B. Lizárraga Juárez

 

El solsticio de verano enmarcó el inicio de nuestro desencuentro. Yo, no recogía precisamente narcisos cuando me encontraste. En el valle buscaba algo más que flores, no obstante, me conformaba con la adulación de los hombres que alababan mi belleza como forma de conseguir mis favores; halagos para alimentar el ego.

Nuestro sino estuvo marcado por los errores, un superlike involuntario determinó nuestra conexión. Mentiría si dijera que me sentí físicamente atraída a ti, sin embargo, con la convivencia cotidiana de las interacciones virtuales, le fuiste dando color a la monotonía de la cotidianidad. Quisiera decir que fuimos una historia de amor, pero sólo fuimos contingencias dependiendo si la historia la narra Perséfone o Hades. Interacciones virtuales y encuentros casuales en diferentes estaciones.

Llegaste a poner fin a una larga sequía. Trece años de espera, y desperté con tu voz, tacto y letras. Salí de la recóndita cueva habitada a conocer de nuevo el mundo, ese del que me alejé como ciervo herido. Emerger del letargo para sumergirme en un mundo nuevo e inexplorado donde las reglas del mundo online me resultaban angustiantes ante la liquidez de los vínculos afectivos. La fragilidad con la cual se maneja la búsqueda del amor a través del sexo, la volatilidad de las interconexiones, la manera en que el amor se convirtió en un producto de consumo al alcance de una cuenta gold o platino.

Mis miedos exacerbados al abandono y mi subyacente rechazo al compromiso. En el caos, tú. Aquel verano en tus brazos, encontré el camino para transformarme de capullo a flor. Abrirme toda ante la docilidad de tu mano gentil en mi piel, territorio inexplorado. Recuerdo un suave beso en el arco de mi pie izquierdo y tus manos tocando delicadamente mis muslos, mi cuerpo desnudo frente a ti y todos los miedos hincados a tus pies. Un tierno beso en el vientre abultado, vestigio de la maternidad, se convirtió en epicentro de mis deseos descontrolados. Nuestros cuerpos fundidos, fuimos fuego y ardimos juntos.

Por una extraña razón me sentí pura en tus brazos, tus labios descLeer más

Le grito al agua | Narrativa

Por Mapi Scarlett Flores Cruz

 

Durante el día se convierte en nube y en la noche, en aquella pequeña estrella que acompaña a la luna, me decía mi abuela. Nunca la alcancé a comprender, pero siempre me dijo que solo llegan a entenderlo quienes pierden lo más cotizado por los ancianos: la inocencia; o quienes ven a la muerte de frente. Pero esas palabras volverían a tener sentido en mi vida muchos años después.

Cuando una cumple quince años, sueña con aquella gran fiesta, chambelanes, viajes, regalos y la idea de ser una adulta. Pero mi historia no fue así; a mí me robaron la juventud y robaron la muñeca de mi alma.

Era un jueves 13 de abril a las 4 de la tarde. El sol estaba tan radiante que hacía brillar mi piel morena. Mis papás, Emiliana y Alejandro, me llevaron a nadar porque querían cumplir la fantasía de que yo era una sirena. A pesar de mi edad, ellos deseaban que siguiera soñando. Era la primera vez que mamá me dejaría regresar sola a casa después de mi clase de natación. Estaba tan emocionada, me sentía tan grande, como aquellas chicas del colegio con su pecho desarrollado y tomadas de la mano de su pareja. Me sentía independiente, una mujer, pero ¿cómo a esa edad iba a saber lo que es ser una? Bueno, ¿alguna vez sabré qué significa serlo?

Me quité la ropa, me puse el traje y me dirigí a las albercas. No había mejor manera de pasar mi cumpleaños que nadando, porque me sentía una con el agua. Es una mateLeer más

Mayahuel Xuany | Poemas

Mayahuel Xuany. Originaria de Kopalkojtlan (Copalillo, Gro.) Apasionada de los libros y el mezcal. Promotora Cultural, Docente, Mediadora de Lectura, Tallerista y Escritora. Se especializa en Literaturas Contemporáneas en Lenguas Originarias. Coordina un Círculo de Lectura virtual-permanente “In uitsyotl Mayauetl / Las espinas de Mayahuel” que fomenta la lectura y análisis de estas narrativas. Desarrolla proyectos creativo comunitarios para promover saberes locales enfocados a la enseñanza y preservación de las lenguas mexicanas dirigidos a todo público, con especial énfasis en el mexicano (náhuatl). Investigadora y recopiladora de “Arrullo de luciérnagas. Nanas en Lenguas Originarias de Puebla” en su 1era (2022) y 2da edición (2024). Puebla Alas y Raíces. Ha publicado en medios tanto impresos como digitales, algunas de sus obras se pueden encontrar en Circulo de Poesía, Gusanos de la memoria, Tzam-13 semillas, Ojarasca La jornada, Voces de las mujeres del sur y La fuerza de mi lengua-luz.

 

 

 

 

Espíritu del agua

Miro el mundo sin saber

(La vida en la tierra surgió en el agua)

en cada rezo

                     el agua salva

en cada rezo

                     el agua salva…

 

Sagrada Madre

tú que habitas

cuevas, ríos y caminos

¡bendice mi espíritu!

 

Sagrada Madre

permite que mi corazón sea hoguera

                                                          que se entregue a la luz

que no tema a la oscuridad

o al silencio.

 

Sagrada madre

consiente a mis hermanas aladas  

velar mi sueño

que su lengua sea tierraLeer más

Dianela Alfonso | Poemas

Dianela Alfonso (Cienfuegos, Cuba, 2001) autora emergente miembro del Laboratorio de Escrituras “Encrucijada”, un proyecto de escritura creativa dirigido por la escritora habanera Elaine Vilar Madruga. Sus poemas “El graznido de la muerte” y “Afonía”, fueron publicados en el fanzine de ficción especulativa “Retazos de Ficción” y en el blog de la Academia de Lengua y Creación Literaria (ALECLI) respectivamente. Asimismo, su microcuento “Libertad” forma parte de la colección “Dosis Mínima I” del Grupo Editorial Letras Negras. Resultó finalista en el 14º Certamen “Picapedreros” de Poesía, Guion y Microrrelato convocado por la revista “La Oca Loca”. Sus poemas “Una mujer vive en las entrañas de mi piel” y “¿Quién yo soy después de ti?” fueron publicados en el Nº 16 de la revista “Alborismos”.

 

 

 

 

Prometeo

Me fundí con la montaña,

quise admirar la cima del mundo con ojos humanos.

Les regalé la antorcha y ahora solo veo al ave,

anclada está al ciclo del agua:

se evapora, se precipita,

arremete contra mi bilis.

La agonía es tan inmortal como mi carne,

mas la llama es ya un incendio;

me complace saber que, bajo la colina,

el águila cocina cerebros con mi hígado.

 

 

 

Palas Atenea

Cuando vi rodar su sangre por la jLeer más

Alienación | Narrativa

Por Diony Scandela

 

La ventana abierta de par en par. El día soleado que muestra su mejor optimismo hacia un ilusorio y lejano horizonte de sucesos; el vendedor es inglés (aseguran muchos), los clientes son latinoamericanos. De todo el extenso cono sur se congregan compradores; ahora bien, no se sabe con exactitud si aquello es una simple tienda de víveres o un supermercado, nadie puede definir realmente qué tipo de negocio es. Una inmensa cola busca definir qué hacía allí.

-No hay una lista de precios ni empleados -comentaba un cliente a otro.- De hecho no se sabe cuándo abrió el negocio.

-Mira. Allí está el gerente atendiendo y a la vez haciendo las cuentas.

-Bonito sombrero de hongo- señala el otro con burla.

El otro bosteza al ver la inmensa cola que tiene en frente. Hay quince o tal vez veinte personas aglomeradas bajo el sol inclemente de la mañana.

-Aun no entiendo ¿Qué buscan los clientes en específico? Veo comida, otros compran libros y…Mira, allí uno ha comprado un par de zapatos.

El otro se cruza de brazos:

-Que se vayan al carajo. Leer más

Zyanya Velázquez | Poemas

Zyanya Velázquez (1996) Soy mujer, hija y amiga, facilito talleres artísticos y de escritura para mujeres e infancias y soy profundamente soñadora. Mi nombre significa siempre, me gusta escribir, crear vínculos profundos con mis amigas, viajar, bailar, y aprender cosas nuevas. En mi práctica laboral y cotidiana creo en la pedagogía como la posibilidad de brindar alternativas de convivencia y construir puentes de diálogo con el mundo.

 

 

 

Plenitud

Tejí el presente con mis manos. 

Acaricié la tierra con mi lengua,

mis pupilas se convirtieron en cuarzos.

Solo el mar y mi voz cantaron esa historia.

 

Yo era un vientre que nacía, rojo, gigante y vivo. 

Grávida, preñada del canto de los pájaros. 

Alimenté a la tierra con mi fruto.

Nacimiento imaginario. 

Dios, el mundo, mi abuela.

 

 

 

Punta cometa

Nada de prisaLeer más