Una breve revisión acerca de los conceptos modernidad-posmodernidad: de Alain Touraine a Zygmunt Bauman  

Por Aldo Saúl Uribe Nuñez[1]

Introducción

Es gracias a la historia y a las ciencias humanas que hoy en día podemos pensar a la modernidad y a la posmodernidad como construcciones sociohistóricas y no como etapas que comienzan de forma brusca a partir de la nada. En ese sentido, los historiadores han referido que la modernidad inició en 1453 cuando se toma la ciudad de Constantinopla por los turcos. Otros, han dicho que inició en 1492, año en que Cristóbal Colón descubrió América y generó alteraciones en nuestro continente, Europa y el mundo.

El comercio comenzó a crecer, el poder de las naciones y sus riquezas comenzaron a prosperar y con esto se dio inicio al sistema económico-político que conocemos como capitalismo. No obstante, lo que advertimos como modernidad se estuvo gestando muchos años atrás. La modernidad comprende uno de los tres grandes periodos históricos de la vida del ser humano: edad antigua, edad media y edad moderna; ésta última como resultado de todas aquellas vicisitudes que aquejaron a las sociedades occidentales, para convertirse así en el período de mayor desarrollo científico, tecnológico y filosófico de la historia.

La modernidad como época histórica trajo consigo cambios de corte político, científicos, culturales, sociales e industriales que transformaron en su totalidad el tejido social y la forma en la que las sociedades se organizaron. En la modernidad se comenzó a tomar a la razón, a la inteligencia y a la ciencia como objetos Leer más

La influencia de las actitudes en el comportamiento humano

Por María de Jesús López Salazar[1]

En el presente artículo se atiende el tema de las actitudes y los comportamientos. Para abordar el comportamiento –que posibilita a los humanos interaccionar–  se vuelve importante abordar el impacto que las diferentes actitudes tienen sobre éste, ya que como expresa Viktor E. Frankl (1991: 113-114): “Lo que de verdad necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud hacia la vida. Tenemos que aprender por nosotros mismos y después enseñar a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros”.[2]

Las actitudes suelen entenderse de diferentes formas, entre ellas, la manera como se reacciona ante las cosas, la forma en que se ve la vida, la manera de enfrentar determinadas situaciones; aunque, en este escrito se entiende la actitud tal cual como la ha conceptualizado María Teresa Esquivias Serrano (citada por Estrada Corona, 2012:3), es decir: “la forma de proceder y actuar de una persona”; o, en otras palabras, las maneras de actuar y desenvolverse de las personas, que es lo que –entre otras cuestiones– incide en el comportamiento humano y la posibilidad de definir situaciones sociales.

Cuando un individuo llega a la presencia de otros, estos tratan por lo común de adquirir información acerca de él o de poner en juego la que ya poseen. Les interesará su status socioeconómico general, su concepto de sí mismo, la actitud que tiene hacia ellos, su competencia, su integridad, etc. Aunque parte de esta información parece ser buscada casi como un fin en sí, hay por lo general razones muy prácticas para adquirirla. La información acerca del individuo ayuda a definir la situación, permitiendo a los otros saber de antemano lo que él espera de ellos y lo que ellos pueden esperar de él. Así informados, los otros sabrán cómo actuar a fin de obtener de él una Leer más

La crítica de John Lockey a las ideas innatas

Por Francisco Octavio Valadez Tapia*

…la experiencia: he allí el fundamento de todo nuestro saber.

John Locke (2013:83).

John Locke (1632-1704) recuperó de René Descartes el principio de que el objeto del conocimiento humano para nada es la realidad en sí misma, sino las ideas, es decir, las representaciones sobre la realidad que se forman en la mente de los sujetos. “Locke acepta la distinción cartesiana de sustancias, así como que el sujeto pensante, el sujeto cognoscente, sólo tiene contacto inmediato, directo, con las ideas” (Robles y Silva, 2013: XXXII). Por esto se considera que forma parte del denominado giro subjetivista propio de la filosofía de la Modernidad: el centro de atención transita del objeto de conocimiento –de la realidad– al sujeto cognoscente –la conciencia–. “La destrucción real de la metafísica en Inglaterra habrá que atribuírsela a John Locke, que con su giro subjetivista contra la metafísica cartesiana de la sustancia y con el primado de la experiencia sensible establecido de esa manera, hizo palidecer las ideas metafísicas” (Brandt, 1992:35).

Del mismo modo, Locke planteó su investigación en cuanto análisis y clasificación de los contenidos de la conciencia; en otras palabras, de las ideas, aunque siendo coherente en todo momento con su postura empirista: “la experiencia: he allí el fundamento de todo nuestro saber, y de allí es de donde en última instancia se deriva” (Locke, 2013:83);[1] así que se puso como primer cometido convencer que no existe algo semejante a las ideas innatas, y queLeer más

Del imaginario sin adjetivos a su modalidad de “imaginario urbano”

Por María de Jesús López Salazar*

El concepto de imaginario, sin adjetivación alguna y en el sentido definido por Gilbert Durand como “la estructura interna de relación de imágenes” (Durand, 1960 cit. por Vela Valldecabres, 2005:73),[1] ha adquirido presencia en las ciencias sociales. Diferentes autores e investigaciones empíricas utilizan este concepto para resaltar el carácter construido de la realidad social (Fuentes Gómez y Rosado Lugo, 2008), es decir, que todo grupo social actúa a partir de instituciones que son creadas por los integrantes del propio grupo social y que tienen la capacidad de prescribir el interactuar de las personas (Berger y Luckmann, 2003). De esta manera, instituciones como lo urbano, entendido como “un estilo de vida marcado por la proliferación de urdimbres relacionales deslocalizadas y precarias” (Delgado, 1999:23), pueden ser comprendidas como órdenes simbólicos que normalizan la vida cotidiana, hasta llegar a ser supuestos como reales y legítimos por los grupos sociales que se asientan en áreas testigo de las ciudades (Duhau y Giglia, 2008).

Así, el concepto de imaginario enfatiza que no existen dinámicas naturales en las   sociedades. Las personas perciben necesidades y luego luchan por su institucionalización o, en palabras de Berger y Luckmann (2003), por una “tipificación recíproca de acciones habitualizadas por tipos de actores” (p. 74).

Durante el siglo XX diferentes disciplinas científicas emplearon el concepto de imaginario para investigar problemas diversos: Sigmund Freud, Jean Piaget, Carl Gustav Jung y Jacques Lacan en la psicología; Gaston Bachelard, Ernst Cassirer y Cornelius Castoriadis en la filosofía; Georges Duby y Jacques Le Goff en historia; Gilbert Durand y Jean Duvignaud en la antropología; y Serge Moscovici y Denise Jodelet desde la psicología social —por mencionar aLeer más

Rogelio Marcial: un pensador de la juventud

Por Aldo Saúl Uribe Nuñez[1]

El concepto de juventud es complejo, tiene distintos abordajes y significados que varían de acuerdo al campo de estudio y disciplina. En la academia se ha analizado, por ejemplo, desde la antropología, pensando las implicaciones de las identidades de las y los jóvenes y su pertenencia a grupos sociales; desde la psicología, viendo a la persona joven como una persona en proceso de formación de su personalidad a la par de experimentar cambios fisiológicos, emocionales y sociales.

Particularmente, es la sociología una de las ciencias que más ha prestado atención a la juventud, pensándola como un constructo y grupo social regidos por condiciones históricas, culturales, políticas, demográficas y económicas que es formado en un momento y contexto específicos.

El imaginario social que se ha establecido hacia la juventud y las y los jóvenes históricamente se ha caracterizado por ver esta etapa como una fase que no tiene importancia, ya que al ser transitoria, no es necesaria la atención o los recursos, porque mientras sean jóvenes es menester mantenerlos ocupados hasta que sean adultos (Lozano, 2003).

De igual forma, se ha visto como una etapa que no aporta en las dimensiones económica, social o cultural porqueLeer más

Savonarola: el renovador de un Dios en transición

Por Francisco Octavio Valadez Tapia*

Así son siempre los redentores en el mundo.

Para llegar a la veneración de las generaciones venideras;
para subir a los altares de la historia;
para obtener la apoteosis de la inmortalidad,
 tienen que sudar sangre en el huerto de los Olivos.
Emilio Castelar cit. por Llugdar (2022:1).

Severo crítico de una Iglesia católica disoluta, confrontando al Papa Alejandro VI y predicador de las virtudes teologales, Girolamo Maria Francesco Matteo Savonarola fue quemado en el año de 1498, y sus cenizas tiradas al río Arno; empero, siendo —según Francesco De Sanctis (cit. por Granada, 2000:38)— “el último rayo de un pasado que menguaba en el horizonte (…), el último tipo del viejo hombre medieval”,[1] fue el precursor de Martin Lutero (1483-1546) y la Reforma Protestante, considerada por unos —entre ellos Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831), Heinrich Gotthard von Treitschke (1834-1896) y Wilhelm Dilthey (1833-1911)— “el origen de la era moderna” (Granada, 2000:38), y por otros —como Ernst Troeltsch (1865-1923)— “una restauración de patrones medievales contrarios al espíritu de la modernidad” (Granada, 2000:38).

Si bien es cierto que Savonarola no es el único religioso que ha fallecido martirizado bajo acusaciones de herejía, sí es relevante hoy —cuando la Iglesia católica pretende reformarse—[2] señalar que por el periodo y las circunstancias en que emergió la apasionada palabra del predicador ferrarés, su condena a muerte por el Papa Alejandro VI, así como la decadencia en que habían caído tanto el papado como muchos clérigos, nos indican que su voluntad reformadoraLeer más

El cuerpo y la imagen digital  

¿Qué consecuencias ocasiona la tecnología en los niños?

 

Por Saúl Pérez Sandoval[1]

 “El sufrimiento y la angustia ligados a la imagen del cuerpo se dejan ver en el esquema corporal que trastorna el desarrollo psicomotor del pequeño”.
Esteban Levin

Introducción

Para abordar las consecuencias de la tecnología en las infancias podemos recurrir al trabajo de Esteban Levin[2], quien nos guía por una serie de discusiones después de haber analizado algunos casos referentes al tema; en particular, detalla las implicaciones que se suscitan en ellos desde que son pequeños. En su libro ¿Hacia una infancia virtual? La imagen corporal sin cuerpo nos explica la vigencia de la era digital al tiempo que problematiza algunas cuestiones que son representadas como síntomas en los niños y adolescentes de la época, así como los conflictos a los que se enfrentan.

Cuando nos menciona las implicaciones en el cuerpo, argumenta que se observan en su actuar y se implantan de manera inconsciente[3] en el infante. «Los síntomas corporales actuales de los niños —problemas de atención, enfermedades a repetición sin causa aparente, estrés infantil, anorexia, bulimia, depresión, entre otros— nos muestran cómo el sufrimiento se liga y entrelaza dramáticamente con la imagen del cuerpo» (Levin, 2006, p. 88). Esta reflexión que realiza Levin nos invita a comenzar a establecer relaciones entre los síntomas antes planteados y el trabajo que realizan, o no, los padres. No obstante, señala que es igualmente necesario poner atención en la invasión de las redes sociales —y en general de la tecnología— y su relación con los niños y niñas de las generaciones Leer más

La investigación evaluativa aplicada a proyectos sociales: un método de investigación en las ciencias sociales

Por Aldo Saúl Uribe Nuñez[1]

Cualquier ciencia social, al consolidarse como una ciencia que se rige a través de reglas, métodos, herramientas y leyes, busca constantemente desarrollarse y extenderse dentro del marco positivista de la ciencia. En toda ciencia existen formas de comprobar y medir aquello que se hace, formas características que se definen a partir del campo de estudio y época histórico-social.

La necesidad de proponer formas viables y alcanzables para medir el trabajo realizado en las distintas áreas del conocimiento no se concibe como algo nuevo, sino como un proceso sociohistórico que ha buscado validar ciertos datos, conocimientos o teorías. Este proceso se ha caracterizado por mediciones, pruebas, ensayos y errores que, de forma significativa, ayudaron a que todo campo científico se forjara.

Específicamente y tomando como ejemplo a la psicología social, esta ciencia social ha surgido gracias a métodos evaluativos que buscan validar sus presupuestos y metodologías, desde los trabajos de Gustave Le bon hasta los estudios de Kurt Lewin, por mencionar algunos. La investigación evaluativa es un área de vital importancia dentro de las ciencias sociales, un proceso que ayuda a desarrollar estas ciencias y proporciona herramientas valiosas para realizar investigaciones sociales.

Ahora bien, ¿cómo podríamos definir la investigación evaluativa? García (1994) define la investigación evaluativaLeer más

Los cuerpos dóciles: disciplina

Por Carlos Villalpando Martínez[1]

El presente ensayo tratará de explicar el concepto de Michel Foucault sobre los cuerpos dóciles analizándolo desde la disciplina, desde un enfoque explicativo, en el cuál se mencionarán sus principales aportes teóricos para su mejor entendimiento.

Según Foucault, es dócil un cuerpo que puede ser sometido, utilizado, transformado y perfeccionado, siendo un objeto que puede ser controlado desde intereses particulares para alcanzar ciertos fines u obligaciones de poder.

La disciplina son los elementos que permiten el control minucioso del cuerpo por sus partes, que, en su constancia, permite la impregnación de sus fuerzas, ya que la disciplina fabrica cuerpos sometidos y ejercitados para que operen con los requerimientos que sean necesarios para satisfacer un finLeer más

El cambio climático y las consecuencias a nivel social en México

Por Dulce María Vázquez Hernández[1]

La tierra provee lo suficiente para satisfacer las necesidades de cada hombre,
pero no la avaricia de cada hombre. – Mahatma Gandhi

El cambio climático es un tema de suma importancia para las naciones debido a que, a lo largo de los años, su aceleramiento ha traído consecuencias graves en el planeta y, por ende, a la sociedad. Pero ¿qué es el cambio climático?, el autor Víctor Magaña lo define como “un estado cambiante de la atmósfera, mediante sus interacciones con el mar y el continente, en diversas escalas de tiempo y espacio”, pero estos cambios pueden ser tan variantes dependiendo de la exposición a elementos que se emitan en la atmósfera y la concentración de estos.

La exposición del clima a dichos efectos viene de dos variantes, en una primera parte, de los elementos que la naturaleza misma produce y que provocan cambios en las concentraciones de la atmósfera, estos pertenecen tanto a las erupciones volcánicas, como a los incendios naturales y la interacción de los ciclos biogeoquímicos, entre otros. Por lo que, de cierta forma, con el paso de los años, la acumulación de estos elementos y compuestos en la atmósfera han perjudicado la composición de ésta, provocando un incremento en la temperatura por la retención de la radiación del sol.

Pero, realmente ¿cuál es el principal problema ante estos cambios climáticos? Estos efectos climatológicos son producidos por las actividades antropogénicas que se han estado Leer más