Por Gaba Romualdo[1]
Después de dos largas semanas era hoy o nunca. El valor que Alina necesitaba para correr a buscar a Claudia lo encontró en un bar mientras miraba sus fotos guardadas en la galería del celular. No puede evitar fotografiarla desde que comenzaron a salir, parece fanática suya, capturando fotografías de todo lo que hace. Lleva meses coleccionando sus gestos, de cuando come, cuando ríe, si está durmiendo o frente a ella momentos antes de darle un beso. Le parece la criatura más hermosa. Lo último que miró antes de pagar la cuenta fue un video en boomerang de Claudia el día de su cumpleaños. Estaba sentada en una pequeña mesa de cafetería abriendo sus regalos, rodeada de flores, con un osito de peluche en la mano, sonriendo, tan bella y absoluta. Imaginó un mundo vacío de ella, no lo pudo soportar. Moría por besar sus labios una vez más. La quiere demasiado, y eso a Claudia le da una risita y una ternura.
Cuando abrió la puerta la encontró en penumbras, observaba la ciudad desde su habitación espaciosa con balcón y vista panorámica, rodeada por pocos muebles y adornos que siempre lucen impecables, como ella. No se le mueve ni un pelo, parece que a Claudia ni el viento la toca, huele tan bien, se ve perfecta, como un maniquí de aparador cuidadosamente vestido. Las pequeñas lucecitas de las casas, de los autos moviéndose por la avenida, y los anuncios luminosos de los comercios parecían tenerla hipnotizada, ni se sobresaltó cuando la puerta se abrió sorpresivamente, parece que ya estaba esperando a Alina. Tardó en darse la vuelta para encontrarse cara a cara, para su gusto tardó demasiado en venir a buscarla. Si hay algo que a Claudia le gusta es que le demuestren interés, sin embargo, que Alina se haya tardado solo le da un cartucho más para quemar en su contra, y reclamarle al borde del llanto lo poco que le importó esta vez arreglar sus problemas. Quedaba perfecto para que Alina tuviera que responder un poco irritada reclamando la falta de compromiso de Claudia con su relación. Fuera de ellas dos, nadie sabe que son pareja, ni siquiera lo sospechan.
—Te ofendes tan fácil, Alina. Lo único que pido es que disfrutemos el presente. A punto de perder la Leer más→