Ser humano, ser uno entre muchas especies

Por Lorena Ruiz Álvarez[1]

“A pesar de toda la evidencia científica que se ha generado no está interiorizado en la conciencia de la gente el tema de la pérdida de biodiversidad como un problema”, decía la bióloga Julia Carabias (2022) en la mesa de dialogo COP 15: ¿Qué cambió para la conservación de la biodiversidad?

No es mentira. De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad se han perdido alrededor del 50 % de los ecosistemas naturales en México. Parece ser que a pesar de todas las advertencias por parte de la comunidad científica y organizaciones ambientales, no se logra incentivar a los seres humanos para hacer algo con respecto a este problema.

No obstante, poner en el imaginario colectivo lo importante que es preservar la diversidad biológica no es imposible. Quizá una chispa de esperanza está en las historias de escritoras como Daniela L. Guzmán, Premio Nacional de Cuento Jesús Amaro Gamboa en 2019, quien dedica su ficción especulativa a hablar sobre la crisis ambiental desde una perspectiva no aLeer más

Tesitura inacabada

Aníbal Fernando Bonilla

“Os confieso que yo también tuve que hacer cambios drásticos y dolorosos para que me publicaran: tuve que trabajar los textos más de lo que lo hacía antes, investigar bien las editoriales con las que contactaba y dejar de creer que el mundo entero estaba en mi contra”, dice en un tuit Daniel Jándula, escritor español. Son estas las condiciones y circunstancias, entonces, en que el escritor trabaja para una potencial circulación de lo que en esencia es su oficio: la propuesta textual, sin bajar la guardia, en medio de la crítica y autocrítica.  

¿Cuál es el motivo que propicia la publicación de un libro? Tal vez, que las ideas del autor lleguen al más amplio público lector. Que los planteamientos analíticos y/o creativos alcancen retroalimentación y se concrete el anhelado proceso de la lecto-escritura. El escritor esté o no de acuerdo, requiere de vasos comunicantes que permitan un adecuado flujo receptivo. No se escribe pensando en el lector, sin embargo, el poeta o narrador concreta su apostolado una vez que ve la luz su lúdica escritura. Incluso, aquellos manuscritos empolvados en algún momento pudieran ser —y a veces son— rescatados para su aparición en el libro como objeto, ratificando así el destino final de las ideas, párrafos o estrofas en condición de artificio.

¿Qué contiene el libro que pongo a consideración lectora, titulado Tesitura inacabada[1]? Un compendio de lo que en el periodismo se denomina artículos de opinión. Aunque con la posibilidad que me otorga la recreación escritural, los textosLeer más

Como polvo en el viento

Por Aníbal Fernando Bonilla[1]

La migración es un fenómeno de directa repercusión en el acontecer humano, con impacto determinante en la esfera sociológica. Existen períodos marcados como las guerras y crisis en diferentes órdenes donde dicho fenómeno se hace mayormente presente, por ejemplo, en la fase constitutiva de las naciones latinoamericanas, la diáspora fue sufrida por los próceres e intelectuales que repensaron el concepto patrio en el siglo XIX.

Del desplazamiento poblacional escribe Leonardo Padura Fuentes (1955) en Como polvo en el viento (Tusquets Editores, 2020). Este autor —reconocido por su aporte en la novela negra e histórica— interioriza en un aspecto cardinal y recurrente de la historia de su natal Cuba: el exilio. ¿Qué retrata Padura en Como polvo en el viento? Las ilusiones, anhelos, desesperanzas y agobios de un grupo de amigas y amigos que fueron afianzando sus lazos fraternos a partir de la época universitaria.

Desde los 70 del siglo XX hasta los inicios del XXI, la trama asume dicotomías del ser cubano; su esencia en el contexto político descrito sin reparos. La realidad aflora de manera exponencial según el vértigo del tiempo que no da tregua, sin que medien mayores adjetivaciones. Lo que prima es una exposición textual transparente que muestra las huellas de la isla, lacerada por una utopía quebrantada en donde:

esa misma gente de Cuba, trabajadora y humilde, tenía acceso a una salud pública plena y de calidad, pero en la farmacia más cercana casi nunca había aspirinas, a pesar de lo cual la gente bailaba, cantaba y luego hacía trabajLeer más

Las cartas del boom: una aproximación

Por Christian Jiménez Kanahuaty

 

Introducción

Este año la editorial Alfaguara publicó Las cartas del boom, sólida correspondencia entre Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez. El libro está dividido en tres grandes secciones. La que contiene la correspondencia entre los cuatro, los escritos críticos, y reseñas y artículos que escribieron cada uno por su lado al respecto de la obra de los demás. Documentos políticos en los que la firma de ellos aparece a pie de página. Además de ello, el libro fija a su manera una serie de datos sobre la procedencia de las cartas, las conversaciones implícitas en ellas y alguna que otra información que no se encuentra explicita, pero que ayuda al lector en su comprensión sobre el contexto en que se producen estas cartas o las referencias cruzadas sobre los lugares, publicaciones y personas sobre las que hacen referencia.

Y es quizá las notas a pie de página lo más irregular del libro. Parecería que los editores del volumen se dividieron las notas por autor y es por ello que no hay un criterio uniforme en la información que pretenden ofrecer al lector. Hay notas descriptivas, hay otras que lo mismo hubiera dado que no existieran porque no dicen nada. Y hay otras que son exhaustivas y que más parecen propias de un ensayo introductorio que de notas propiamente dichas.

Sin embargo, esto no impide disfrutar las cartas, porque después de todo, la información que se ofrece en pocas ocasiones enriquece la carta que está siendo leída. A pesar de ello, quizás en siguientes ediciones (que no reimpresiones) pueda subsanarse este hecho y reorganizar las notas a pie de página estableciendo un únicoLeer más

Introducción a Teresa de Jesús

Por María Karla Larrondo González[1]

Decir lo que pienso no es basura. Parece que entro en la capilla, vitrales me cubren, me siento en un banco cuya madera huele y me asfixia. Tengo un papel a mano y busco un bolígrafo. No debe quedar nada dentro.

La palabra llega como una introducción a todo lo que se debe conocer y reescribir. «La Inquisición, si quiere, me procesará por el hecho de ser una mujer y escribir sobre Dios, y ni eso: por ser una mujer y escribir, por ser una mujer y leer. Por ser una mujer y hablar».

Introducción a Teresa de Jesús (Anagrama, 2020) es una novela ficcional que cuenta, desde la visión de Cristina Morales, cómo pudo haber sido la vida de Santa Teresa de Jesús en la intimidad. Recrea, desde el lenguaje hasta la descripción, la época vivida por la protagonista, sin dejar de ser fluida y permitir una lectura fácil.

A través de esta obra se nos acerca no solo a la historia de una mujer, sino que nos permite observarlaLeer más

Una trilogía inesperada

Por Christian Jiménez Kanahuaty

Rodrigo Fresán, escritor argentino nacido en 1963, logró establecer un modo de entender la literatura desde la recurrencia de los episodios y temas en el centro que bien podría convertirse su obra a partir de la publicación de la trilogía que significa la composición que existe entre La parte inventada (2014), La parte soñada (2017) y La parte recordada (2019).

Todas ellas juegan a versionar un viejo tema literario: el modo en que piensa y trabaja un escritor. Pero lo hace con nuevas herramientas y estrategias. Ligadas al posmodernismo y las vanguardias, Fresán en estos libros organiza un mundo literario que suplanta al mundo cotidiano por el que transitamos los seres humanos. Pero no por ello aquel mundo de ficción es o menos peligroso o menos dudoso. Y es que buena parte de la literatura apuesta por consolidar un orden en la ficción planteada. Hay cierto modo de que todo tenga un lugar, un principio, más o menos un fin y, ciertamente, también un eco o efecto de gravedad en el lector que le motive a inducir ciertas particularidades de la historia en su vida, con lo cual, la literatura no sería sólo un entretenimiento. Sino más un modo de entender la realidad. Algo así como una epistemología. 

Es un método de conocimiento por el cual en doble medida conocemos tanto el mundo que nos plantea la ficción como el sentido en que el autor organiza ese mundo. Esto quiere decir que el mundo en tanto punto de vista resulta un proceso de conocimiento comunitario y no solitario. Un lector se aproxima a un libro con la idea deLeer más

Las ventanas de un mundo artificial

Por Aníbal Fernando Bonilla[1]

 

“Quizá necesitemos concebir en las pantallas la perfección narrativa de la que nuestras vidas carecen”.
Andrés Neuman

 

Vivimos de paradoja en paradoja. En la era de las comunicaciones en medio de una marcada incomunicación. Todos hablan o gritan, pocos dialogan. La irrupción de las tecnologías de la información ha permitido una exponencial puerta de acceso a la vastedad del conocimiento, junto con la interactuación social. Pero, también, la inundación de datos informativos alejados de la veracidad. Y de una avalancha de sobreexposición personal que banaliza la relación de los miembros de tales comunidades virtuales. Ya desde los ochenta del siglo XX se propicia esta extendida revolución tecnológica como una absurda contradicción ante las asimetrías socio-económicas, sin que aquello sea óbice para que la población internauta —en especial juvenil— crezca en una evidente dinamización telemática.

El individualismo en la globalización comparte el gran debate propuesto en torno a la reproducción en el uso —y abuso— de dispositivos informáticos. La sobremesa familiar o el otrora conversatorio entrañable con el abuelo contando historias fantásticas o testimoniales, es reemplazado por el chateo y emoticones. Otros códigos se superponen al convencional enfoque comunicativo. Los grupos cibernautas se multiplican ante el debilitamiento físico-emocional que paulatinamente impide estrechar nexos sociales de forma presencial. Esto se ahondó en el reciente episodio pandémico del 2020. Ya no nos abrazamos corporalmente, sino a través de lasLeer más

Cara de pan, el mote de una historia necesaria

Por Octavio Castillo Quesada[1]

La vida en sociedad a veces también nos hace sentir un poco frágiles. En ese sentido, Sara Mesa propone una historia donde sus protagonistas encienden alarmas y luego nos tranquilizan con el ruido.

‹‹Cara de pan›› es un relato muy bien escrito. Se lee fácil, no hay agujeros en su redacción, o al menos no son visibles. Si bien la progresión puede resultar un poco lenta, el argumento envuelve al lector con su invocación al daño. Creo que ese es su principal mérito, que nunca cae en el agujero de lo esperado, sino que salta constantemente, ‹‹casi›› logra disimular evitarlo (y también de forma literal).

El espacio donde se desarrolla la obra transmite calma, sin llegar a convencer al lector de ‹‹bajar la guardia››. Sus personajes están muy bien construidos. El juego con los nombres, la apariencia, la edificación de sus personalidades se realiza con cuidado.

El encuentro de una adolescente llena de complejos que se enfrenta al silencio yLeer más

Destello del sol tras su reino

Por Aníbal Fernando Bonilla

Para Manuel Vázquez Montalbán, un novelista antes que ser de un país, pertenece a una ciudad: “Todo escritor escribe para orientarse a sí mismo y mucho más si la materia de su escritura es una ciudad”. Así como Leonardo Padura cree que la ciudad es “el mercado libre del que se nutre el almacén de memorias y de lugares simbólicos del escritor”.

Esto, a propósito de Donde el sol pierde su reino (Seix Barral, Colombia, 2022), de Adolfo Macías Huerta (Guayaquil, 1960), cuyo espacio vital es Quito, con sus amaneceres, bemoles y rincones noctámbulos. En sí, es la ciudad convertida en personaje que va de la mano de Carlos García, el otro personaje central, develado en carne y hueso. La geografía urbana se aprecia dinámica, en franco movimiento, discordia y contradicción. Con enorme fuerza rítmica, tal como Carlitos, por su innata condición de bailarín extraviado en los malabares del vicio y la incesante indagación identitaria, quien cae y se levanta dentro y fuera del escenario dancístico.

En esta novela (ajena a la moralina) calzan los temas de siempre, aunque con miradas seductoras,Leer más

Luciérnagas montevideanas

Por Francisco Tinajero[1]

La amistad es una cosa muy bella. […] vimos una cantidad enorme de luciérnagas […] y las envidiamos porque se amaban, porque se buscaban con amorosos vuelos y luces, mientras que nosotros estábamos secos y no éramos más que machos en un vagabundeo artificial. 
P. Pasolini
 

Recién comenzaba el presente siglo cuando en Uruguay, unos jóvenes de nombre Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll presentaron su ópera prima titulada: 25 Watts. A lo largo de los casi 20 años que han transcurrido desde entonces, las opiniones con respecto a la obra no han dejado de elogiarla. Por ejemplo, tanto Lorena García, en su artículo Entre amigos: un film casi casero que anduvo muy bien de taquilla. El éxito del cine uruguayo (2001), como Fernando López en Soplo de frescura juvenil en un film inequívocamente uruguayo (2001) mencionan el gran mérito de los directores, pues éstos no contaban ni con un presupuesto voluptuoso —como se suele ver en muchas de las producciones cinematográficas actuales—, ni con un equipo de rodaje propio[2]; es decir, a pesar de las limitaciones económicas, la cinta “termina suscitando la reflexión a fuerza de retratar con sinceridad un pedacito del mundo” (López, 2001).

Otro de los puntos a favor atribuidos a 25 Watts es su “cotidianidad”, retratada no de una manera sosa —aunque a veces ésta, en el plano de la “realidad”, lo sea sin remedio—, sino con cierta “chispa” proveniente quizá del factor sorpresivo de la vida. A este respecto, García rescató las palabras de Rebella: “Tomamos un día al azar, en todo caso, el más representativo de la cotidianidad”. Rebella también mencionó que en la película no se da una evolución psicológica de los personajes.

En relación con este último punto, y mediante el uso de la teoría social, cultural y artística denominada Luciérnaga o Danza de las luciérnagas, acuñada por el cineasta italiano Pier Paolo Pasolini a mediadosLeer más