Progress Woman, una heroína empoderada | Narrativa

Por Gretchen Kerr Anderson

 

Las mujeres son la fuerza del futuro (…)

Wonder Woman

 

***

Era una tarde cualquiera en la ciudad, donde una protesta se hacía escuchar con sus gritos y lemas. Liz estaba en la primera fila de la manifestación por los derechos laborales. Con su camiseta de «Soy una trabajadora y merezco más» y su pancarta que decía “¡No al recorte! ¡No al sistema!”, se sentía invencible.

Mientras gritaba consignas sobre salarios justos y condiciones dignas de trabajo, no se dio cuenta de las oscuras nubes que se arremolinaban encima de su cabeza. Era una señal para cualquier persona con un poco de sentido común, pero no para Liz.

—¡No dejaremos que el capital nos aplaste! —exclamó, mientras algunas gotas ya comenzaban a caer.

Primero fue una ligera llovizna, que pronto se convirtió en un torrente de agua a cántaros. La multitud se desmoronó como un castillo de naipes. Liz, inmune a la desbandada, levantó aún más su pancarta, incluso cuando un rayo iluminó el cielo y un trueno resonó como un tambor de guerra.

—¡No nos detendrán! —gritó, desafiando incluso a los elementos naturales.

En ese momento, un rayo cayó sobre ella. Un destello brillante y un estruendo ensordecedor la envolvieron. Cuando la tormenta se disipó y la tierra volvió a su aburrida monotonía, Liz estaba en el suelo, inmóvil y empapada, como un gato que ha tenido una experiencia realmente desagradable.

Despertó horas más tarde en un hospital, rodeada de máquinas que pitaban, médicos que hablaban en un lenguaje técnico y una enfermera con cara de aburrimiento. Después de unas horas de pruebas y un exceso de café que podría haber alimentado a un pequeño país, Liz fue dada de alta. Sorprendentemente no había sufrido ningún daño producto de la descarga.

Pero al salir algo extraño comenzó a suceder. A medida que caminaba por la Leer más

Estefanía Yetzel | Poemas

Estefanía Yetzel (1993, Edo. México- Ecatepec). Poeta, viajera y escritora. Autora de _“Crecida en Selva”_ los poemas de la bruja. Editorial: TEA Stultifera Navis, su presentación tuvo lugar en el XXX Encuentro Nacional e Internacional de mujeres poetas Cereté- Colombia 2023. Estudió Creación Literaria en la UACM. Primer lugar en el concurso de Dramaturgia escrita por mujeres de la compañía independiente “Contigo América” en colaboración con el FONCA con la obra _“Pueblo negro”._ Tercer lugar en el Premio Nacional al Estudiante Universitario 2021 de Poesía “José Emilio Pacheco”. Fundadora y tallerista de “Poesía escrita por mujeres”. En 2017 asistió al VI Festival de poesía de Lima Homenaje a José María Eguren – Perú, donde junto con otros escritores realiza lecturas de poesía y actividades de fomento a la lectura. Tallerista en Casa del Lago UNAM, Casas de Cultura y de forma independiente en varios estados de la república como Querétaro y Oaxaca. Ha sido tallerista en Casa del Lago UNAM, Casas de Cultura y de forma independiente en varios estados de la república. Profesora de Teatro – INBAL, primaria, secundaria y preparatoria, cuentacuentos para el departamento de fomentos de cultura infantil Alas y Raíces

 

HICE UNA PLAYLIST CON LAS CANCIONES QUE TE QUIERO ENSEÑAR, PERO NO LO HARÉ

 

 

 

CARTA TRES

I

Luna creciente. Febrero 2025

Encontré las notas que escondes y a nadie enseñas

son notas como perlas

son notas agudas y suaves

aterciopeladas

son como la luz

como un nuevo brote en los helechos

chinito

enroscado y aferrándose a la tierra

que se abre

y poco a poco tendrá sonido y melodía

un día más

o tres

o quizá cinco

no importa

esperaré, para escuchar eso que quieren decir.

 

Escuchar la canción Belesia – Ignacio María Gómez

 

 

 

 

CUANDO LOS ÁNGELES CANTARON

II

No desaparecerá, aunque tú lo quieras y aunque yo lo dese, aunque tú lo busques y yo también, y tampoco va a durar una eternidad, será igual que cuando los ángeles cantan y tú me miraste y yo me solté el pelo; breve y después silencio.

No desaparecerá; esto que sentimos y que fuimos, quizás se quedé en el pecho atorado, o quizás la memoria lo convierta en un nuevo amor,

lo sustancial,

lo cierto: es que los ángeles cantaron.

 

Escuchar Vamos los dos – Chinoy

 

 

 

SUITE DE SILUETAS

III

Un piano toca todo lo que quise tocar en ti

las siluetas que hicimos en veranoLeer más

Perfume de Luminol

Por Lorena Ruiz

 

Voy en la parte trasera del microbús atorada en el tráfico de Avenida Constituyentes. Me pregunto si en horas, o quizá nunca, llegaré a mi casa para comer un caldo de pollo hirviendo que mi tía Timotea acostumbra a preparar en estos días cuando el sol trae ganas de asarnos a todos.

Cabeceo, me pego con el cristal de la ventana y me recargo accidentalmente en el hombro del señor que va a mi derecha. Sin embargo, el cansancio de atravesar la ciudad entera me vence, por lo que cuando despierto me doy cuenta de que me pasé de la parada donde debía bajar.

Me bajo del camión poco después de las ocho y camino todavía con un poco de sueño. De vez en cuando aparece uno que otro perro callejero a hacerme compañía, pero, después de olerme y ver que no les daré algo de comer terminan abandonándome.

En el paradero me siento en una banca de metal y espero la combi que me dejará a unos metros de la colonia. Me pongo en el oído izquierdo uno de mis audífonos de chicharito. “No más uno, no lo olvides”, me dice mi tía Timotea, “no vaya a ser que te roben por andar en la lela”.

No puedo dejar de escuchar esa canción de Bad Bunny, la que dice: “Vi que te dejaste de tu novio, baby me alegro”. Estoy decidida a aprendérmela para cantarla con mis amigas, así no desencajaré en el coro cuando vayamos a la pulcata que está en el Centro, La hija de los Apalaches. Sin embargo, entre mayor parte de la letra me voy aprendiendo, menos peceros circulan por el lugar. La culpa es del calor, siempre me da un sueño con este clima.

Como es mi costumbre, ya se me fue todo el crédito del celular viendo capítulos de anime en el YouTube, por lo que llamar a mi tía no es una opción. Por eso, decido caminar a una parada menos solitaria.

Apenas me levanto de la fría y descolorida banquita, escucho el estruendoso motor de una motocicleta. El ruido me pega tal susto, que mis nalgas regresan de golpe al asiento sucio y oxidado.

***

Hay veces que la vida no va para dónde uno quiere. En cincuenta y siete años de la mía sólo logré hacer reír a una persona. Mi Lalita. Mi sobrina Silvia es la única que no se echa a correLeer más

Priscila Alonso | Poemas

Priscila Alonso (1986, CDMX). Me encantan las letras, la lingüística y los idiomas. A veces intento hacer rimas. Creo que la escritura sana y las palabras tienen vida propia; por eso, brincan las barreras de la academia y se alejan de los cánones. Me inspiro en lo que veo, escucho y leo. También en lxs otrxs, incluidos mis amigues. Soy una mujer imperfecta, curiosa e inquieta. Aprendiza de todo. También naveganta de la poesía, caminanta observante en proceso, FIFAs de corazón y ukulelera por decisión.

 

 

 

Las No Lugares

Nosotras

las no lugares

que desde el origen

nos taladraron en la memoria

las culpas

 

Nuestro músculo

se fue atrofiando

por no pronunciar

nuestros deseos más profundos

esos que oprimen el pecho como

                                    plomo

 

Nos dijeron malas

y nos quisieron perfectas

para luego juzgarnos

con tiranía absoluta

 

Vamos revoloteando 

sobre cuevas y laderas

Afilando los ojos

bajo el techo del azul liso

 

La fuerza del mar

es nuestro reflejo

llegar a la orrila

nuestro cobijo

 

Nosotras, inseguras

vamos echando raíces visibles

redes de micelios flotantes

que anudan manos

           que son estómago

           y alimento

           que son redes

           que son todo

 

 

 

Sus(trato)

Soy la semilla de sorgo 

                          |pequeña|

que anida

terrenos alcalinosLeer más

Paulina Arcos | Microficciones

Llorona

Se ahoga en lágrimas cuando a lo lejos, escucha la voz titilante de los niños. Llorona por la insondable frialdad que carcome sus entrañas, por el hijo arrebatado, desaparecido. Ausente. Lo busca y cree verlo en otros cuerpos; ingenuo espejismo. Deambula entre calles grotescas, impulsada por la obscura agonía de su llanto.

 

 

 

Leños

De madrugada la tierra se abrió para tragarme. Almas carbonizadas se arrastraron desde las profundidades para escapar de aquella fosa magmática, sus agonizantes lamentos me sujetaron brazos y piernas. Grité para despertarme de aquella sentencia; pequeño recordatorio para las almas compradas.

 

 

 

Fuente de sodas       

El juego es muy simple; combino, por ejemplo: los últiLeer más

Desde y sobre la cocina

Imagen de portada: Elena Climent, Cocina con vela negra. Tomada de exposición virtual ‘Nuevas filosofías de cocina‘: Los bodegones de Rina Lazo, Elena Climent y Patricia Quijano por Dina Comisarenco.

Una reflexión de arte y feminismo a tres tiempos

Por Abigail Dávalos[1]

 

La reivindicación de la cocina

Hace unos meses, durante un taller nos preguntaron cómo había sido nuestro primer acercamiento al feminismo. Todas hablamos de nuestras influencias, nuestros círculos inmediatos y las experiencias compartidas, sin embargo, una compañera nos fascinó con el relato de la cafetera eléctrica de su abuela. Fue a través de este artefacto de cocina, uno de los primeros en su especie, que la mamá y abuela de Ana le enseñaron a revolucionar la norma; el “diseño feminista” de la cafetera eléctrica —le dijeron— les permitió dedicar menos tiempo a la elaboración de alimentos y emplearlo en las actividades que ellas eligieran. El feminismo como una revuelta por el tiempo libre de la mujer.

La belleza en sí de esta historia y la posibilidad que ofrece para abrir el diálogo sobre un tema que pocas veces tocamos la hacían apropiada para iniciar este breve texto: la relación de las mujeres con el espacio de la cocina y con la producción de comida, y las propuestas artísticas que han nacido de esta relación. Sin ignorar la latencia problemática y el peligro esencialista de hablar sobre las mujeres y la cocina, particularmente dentro del contexto histórico-social del último año, en el que el confinamiento ha significado un fuerte revés a las conquistas en el espacio público por las que durante años se ha luchado, volcando a muchas mujeres nuevamente al espacio doméstico —y sus violencias— y a los trabajos de cuidado, propongo enumerar algunas premisas, desde el feminismo y sus representaciones, que nos permitan conocer o enriquecer las reflexiones propias al respecto.

No es ninguna novedad que la asignación de roles de género ha constreñido a muchas mujeres a ocupar y desempeñar las tareas del espacio hogareño casi como una extensión de su “naturaleza femenina», dentro de un mundo que ha fragmentado sus espacios según género, clase y raza. En este contexto desigual, la cocina y el cocinar se perciben en primera instancia como preservadoras de los valores de la estructura dominante que rechazamos. Pero, al permitirnos repensar históricamente la relación entre las mujeres y el acto de cocinar podemos encontrarnos no sólo con su valor como fuente de conocimiento social, sino también con su enorme potencia rebelde.

En los últimos años, la academia anglosajona se ha interesado por los puntos de encuentro entre los estudios antropológicos de la comida y los estudios feministas, dando lugar a todo un campo denominado Feminist Food Studies desde los años noventa. Desde la interdisciplina, algunas académicas sostienen cómo la cotidianidad de las prácticas alimentarias y sus representaciones en determinados momentos y lugares, pueden ayudar a contextualizar la historia de las mujeres, según apuntan Arlene Voski Avakian y Barbara Haber en la introducción a su libro “From Betty Crocker to Feminist Food Studies. Critical perspectives on women and food” (2005). Lejos de justificar el confinamiento obligatorio de las mujeres al espacLeer más

Restos de un Paisaje Perdido | Ensayo

Por Dorali Abarca

Que estoy fatigada de caminar entre el concreto y el humo de los coches, que es lo único que puedo respirar en este monstruo de ciudad, paso mis días de camión en camión, y aun así sigo caminando, camino y camino, creyendo que mi tristeza puede ser absorbida por los sonidos que van rodeando mi andar, este paisaje que en su relleno esconde el producir de todxs nosotrxs, un andar que no para, que te obliga a no contemplar nada, pero la nada siempre es algo cuando la menciono, se hace presente.

¿En qué se ha convertido el pasaje del obrero, el pasaje del proletariado? me he preguntado mientras intervengo un estado de observadora; nos han saqueado, dejado sin nada, pero ellos lo quieren todo de nuestro lado, bosques por concreto, manantiales por empresas, humanos por máquinas. ¿Qué paisaje nos regresan? El hostil, caminos sin bancas, jardines con picos bien distribuidos para evitar que alguien descanse, banquetas estrechas, parques sin árboles, casas inhabitables, gentrificación, escuelas con menos árboles y más edificios,  flores para adornar la ciudad, flores falsas, flores tristes. El paisaje triste de la ciudad que entristece corazones tristes.   ¿y que nos queda a lxs del campo, a lxs olvidados? El paisaje sonoro del campo, empapado por el frote de la milpa con el Leer más

La Pointe-Courte – Una nueva ola por sí misma

Por Sergio E. Cerecedo

 

Ahora que miro hacia atrás —no tanto tiempo como parece— admiro esa pequeña puntada, sacar una serie de videos cortos en los que una ya casi nonagenaria mujer les habló a las generaciones jóvenes en su idioma poniendo un marco simulando la interfaz de Instagram y dando consejos sobre el arte y la mirada. Increíble cómo hasta las tías posteaban en los muros de los sobrinos que se dedicaban a las artes en general, y de verdad esa influencia positiva en un mundo donde los llamados influencers en su mayoría incitan a la alienación, la crítica sangrienta y el copiado de sus estilos de vida, se agradece y se antoja necesaria, por lo cual, además de las numerosas semblanzas que justamente la maestra se ha ganado, se amerita un viaje al pasado cuando Agnès Varda era como los estudiantes y artistas audiovisuales en ciernes que se sintieron motivados por esos videos .

 

Varda siempre fue de vena social, por eso a nadie extrañó su dedicación completa al documental al final de su carrera y es dentro de ese género que es más conocida por las generaciones jóvenes, por lo que el paso del tiempo ha sido un tanto injusto con sus ficciones en cuanto a la difusión para el público. Mientras que en los ochenta alcanza un punto máximo con “Sin techo ni ley” —internacionalmente conocida como Vagabond—, veo necesario hablar de sus trabajos tempranos y cómo estos son considerados tanto paralelos como iniciadores del famoso movimiento de la “nouvelle vague”, con jóvenes críticos reconvertidos en realizadores. Agnès irrumpiría fuerte 5 años antes de los títulos clave del movimiento, involucrándose desde ésta, su ópera prima, en escenas de la vida cotidiana y donde ya están perfectamente trazados sus temas recurrentes: la documentación del trabajo cotidiano y, por ende, su dignificación; la pertenencia al lugar geográfico doLeer más

El lamento de Perséfone | Narrativa

 Por Vanessa B. Lizárraga Juárez

 

El solsticio de verano enmarcó el inicio de nuestro desencuentro. Yo, no recogía precisamente narcisos cuando me encontraste. En el valle buscaba algo más que flores, no obstante, me conformaba con la adulación de los hombres que alababan mi belleza como forma de conseguir mis favores; halagos para alimentar el ego.

Nuestro sino estuvo marcado por los errores, un superlike involuntario determinó nuestra conexión. Mentiría si dijera que me sentí físicamente atraída a ti, sin embargo, con la convivencia cotidiana de las interacciones virtuales, le fuiste dando color a la monotonía de la cotidianidad. Quisiera decir que fuimos una historia de amor, pero sólo fuimos contingencias dependiendo si la historia la narra Perséfone o Hades. Interacciones virtuales y encuentros casuales en diferentes estaciones.

Llegaste a poner fin a una larga sequía. Trece años de espera, y desperté con tu voz, tacto y letras. Salí de la recóndita cueva habitada a conocer de nuevo el mundo, ese del que me alejé como ciervo herido. Emerger del letargo para sumergirme en un mundo nuevo e inexplorado donde las reglas del mundo online me resultaban angustiantes ante la liquidez de los vínculos afectivos. La fragilidad con la cual se maneja la búsqueda del amor a través del sexo, la volatilidad de las interconexiones, la manera en que el amor se convirtió en un producto de consumo al alcance de una cuenta gold o platino.

Mis miedos exacerbados al abandono y mi subyacente rechazo al compromiso. En el caos, tú. Aquel verano en tus brazos, encontré el camino para transformarme de capullo a flor. Abrirme toda ante la docilidad de tu mano gentil en mi piel, territorio inexplorado. Recuerdo un suave beso en el arco de mi pie izquierdo y tus manos tocando delicadamente mis muslos, mi cuerpo desnudo frente a ti y todos los miedos hincados a tus pies. Un tierno beso en el vientre abultado, vestigio de la maternidad, se convirtió en epicentro de mis deseos descontrolados. Nuestros cuerpos fundidos, fuimos fuego y ardimos juntos.

Por una extraña razón me sentí pura en tus brazos, tus labios descLeer más

Ana Chig | Poemas

Ana Chig (Los Mochis, Sin., 1974) poeta, editora, creativa gráfica y gestora cultural. En 2012 funda y dirige la revista mensual de poesía Frontera Esquina y Nódulo Ediciones. En 2015 y 2016 formó parte del jurado para el Premio Nacional de Poesía Tijuana. Actualmente es beneficiaria del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico de Sinaloa (PECDAS 2024-2025). Ha publicado: La noche sobre el rostro (2010), antología de poesía “La Ciudad, encuentros y desencuentros”; (2016), Estanques de Arena (2022). Su obra se incluye en antologías nacionales, internacionales y en revistas electrónicas e impresas.

 

 

Pedwest San Ysidro

 

¿Hasta cuándo he de esperar tu vuelta, como si volvieras

de tiempos lejanos, desde remotas y extrañas tierras?

María Polydouri

 

Camino la noche que me he inventado

cruzo el Pedwest San Ysidro,

retorno por el breve puente de La Línea,

emerge la cegadora estructura del Easy Park.

Hay un camino de luces en la ciudad,

lejanos y sombríos apartamentos,

esbeltas torres de concreto

que apenas dialogan entre sí.

La noche en Tijuana

es como un gran yonke asediado por el fuego,

un repositorio de sustancias en veda,

duro gesto no olvidado de cierto desencuentro,

«The Nearness of You», baby… cuesta ser así,

Red Garland, tuvo que sitiarse también en alguna esquina de este lugar,

púgil de manos de oro, dijo alguien,

«Round About Midnight» y un trago de Whisky en el bolsillo.

Somos pugilistas de palabras, la fuerza alienante del egoísmo,

el combate continuo de contradicciones,

heridores –al– fin de la gran bestia amorosa de los días.

 

 

 

La galería sin título*

Visto el día transcurrir, ayer también fue la noche.

Una hilaza trazando la ruta centenaria,

el Centro y su vieja panadería, un swap meet en ruinas,

la estación de bomberos erigiéndoseLeer más