Un mundo para unos cuantos

Para Judith… Mujer sin miedo …
 
<<Donde hay poder, hay resistencia>>
-M. Foucault-
<<Pensar y estar completamente vivo son lo mismo.>>
-H. Arendt-
<<Yo duermo junto a una mujer, duermo junto a un abismo>>
-E. Galeano


 

 

Por José Miguel Hernández Valtierra.[1]

Hablar de educación hasta el día de hoy ha sido una tarea esquemática y sistémica, algo curioso cuando la educación es per se una entidad compleja al estar implicada con la vida de los seres humanos. Desde la postura de Maldonado (2014), ésta tiene una labor si bien no salvífica, como la plantean los pedagogos ilustrados, sí se verá inmersa en una consigna metaheurística con la finalidad de habilitar y actualizar todas y cada una de las potencialidades humanas que hagan del individuo “lo que es” (Accorinti,2004), un ser vivo y libre en un sentido amplio. Al hablar del sujeto – objeto humano nos referimos a una entidad que supera los límites del ambiente (die Umwelt) para construir algo a lo que llamamos “Mundo” (das Welt), esto gracias a su libertad / intencionalidad (Uexküll & Krizat, 1970).

Si bien la finalidad de la educación es lograr por parte de los sujetos la construcción del mundo (Welt), siendo éste una entidad abierta y trascendente, pareciera que en la actualidad “este mundo ha sido para unos pocos”, con este juicio taxativo comienzo mi reflexión en torno a la necesidad urgente de la construcción de un mundo para todos y no solo para unos cuántos, quizá el más racional de los mundos posibles (Galeano, 1998). Cuando hago referencia a un mundo para todos, la tarea se hace más utópica pero no ingenua, al ser la utopía el vector ético-liberador para toda transformación social (Bourlegui,2016). Sin embargo, considero que una categoría que llega a todos los que estamos fuera o dentro de este mundo para pocos y nos encierra en un constructo social que aún puede tornarse más excluyente es la categoría de género (Preciado, 2011), siendo el género femenino quien más excluido se ha visto en la historia (Gutiérrez y Del Campo, 2017).

Actualmente vivimos en nuestro país una triste situación donde la exclusión para el género femenino ha llegado a tornarse en una réplica de esos campos de exterminio al que colectivamente juramos no repetir y, sin embargo, están aquí como una nueva forma de barbarie. (Celli, 2018; Segato,2013; Rivas, 2015). Como respuesta ante ello ha surgido un neofeminismo, tachado de ser irracional, pero ¿cómo ser racional ante un sistema que guarda silencio ante tanta crueldad? Paul B. Preciado en su Manifiesto contrasexual (2011) trae al presente la frase de Foucault “Dónde hay poder, hay resistencia” acá quizá una respuesta al colectivo normalizado que ha dicho o expuesto en más de una ocasión “Esas no son formas”, siendo las “formas correctas” la resistencia que el aparato de normalización o centralización del poder necesita para seguirse reproduciendo. Por ello, así como se ha deconstruido la forma de alzar la voz y manifestarse en público, también se necesita una deconstrucción en la forma de ver al feminismo en el contexto actual. Muchas veces examinado desde una óptica reduccionista como una “innecesaria lucha por el poder”, cuando el feminismo es más que eso.

Feminismo y educación

El feminismo, desde su nacimiento en la premodernidad y hasta la posmodernidad, ha sido objeto de debate, sin embargo, hay que aclarar que se trata más que de un movimiento político y social, pues el feminismo es un humanismo que apuesta por la construcción de sociedades basadas en los valores universales básicos. Para ello se necesita de un gran trabajo por parte de las instituciones educativas en donde urge una formación basada en la ética del cuidado para que esto sea posible. Desde la trinchera del aula, la educación basada en la alteridad es una alternativa para generar un giro de lo egocéntrico a lo mundocéntrico, en este proceso se verán incluidos los géneros, otros seres vivos y posteriormente la naturaleza en su conjunto (Estrada &Gómez, 2021). Por ende, la intervención del neofeminismo a diferencia del feminismo clásico y radical será esta perspectiva de género en búsqueda de una simetría entre géneros, pero al mismo tiempo aquellos “nadie” que por mandato o por descuido han sido excluidos (Ríos, 2007).

La discusión hacia la búsqueda de una pedagogía feminista de carácter critico sería muy exhaustiva, limitada y sobre todo viciada o encarecida desde mi condición como varón formado en un núcleo patriarcal y que en algún momento de mi vida he reproducido mucho de lo que el neofeminismo plantea erradicar. Por tanto, me limitaré a presentar de forma muy somera —con miedo a errar— dos pilares que desde mi perspectiva considero importantes para una educación en la equidad con un enfoque de género en medio de una realidad en donde a las mujeres se les ha reducido a un ζῶον (zoon), una entidad viva carente de derechos, “despersonalizada” (Agamben 2002; Arendt,2000), los cuales serán:

  1. La educación con un enfoque de género como antesala para la deconstrucción de espacios sociales viciados por lógica patriarcal.

La educación tiene el gran reto de consumar la normalización de mostrar a las mujeres como un objeto, débil y de consumo. Pero más allá de eso, la lucha es incluso con las mujeres mismas que en su estado aletargado de conciencia, producto del aprendizaje mecanicista, se posicionan en esta asimetría y la aceptan como un «estado natural de las cosas» cuando ontológicamente, y más allá de las capacidades físicas y la tan acentuada distinción corporal, tanto hombres como mujeres son iguales como entidades humanas. (Fueyo y Del Campo,2017) .

La tarea por alcanzar este ideal de equidad o simetría de género se las tiene que ver además con la violencia física: pues “el poder más eficiente es el que no se ve” (Foucault,2009). Así, la violencia no solo es física, sino también simbólica, (Bourdieu,2000) esta última se muestra como lo más dulce y tierno, se inmiscuye en valores estéticos y mensajes sobre lo deseable, ideal y proyectivo. Prácticamente aparece con el blasón de la moral en este estado de cosas.

Carmen Luke, representante de la pedagogía critica feminista, está de acuerdo en que para la construcción de una efectiva pedagogía, será necesaria la deconstrucción de las practicas por las cuales hombres y mujeres construyen su identidad de género, normada por espacios y modos relacionales en su mayoría influenciados por el patriarcado, es válido que en el aula se fomente esta deconstrucción viéndose como un espacio neutro en cuanto a la formación moral del género y la segregación de roles entre «lo pertinente para el hombre y para la mujer» (Fueyo y Del Campo,2017).

Otra importante aportación por parte de Luke será la de hacer consciente lo inconsciente mediante la voz, aquí el diálogo como medio personalizante tendrá gran valía, el lenguaje hará posible el conocimiento del medio así como el entendimiento del comportamiento de los individuos normalizados en vistas hacia la búsqueda de un nuevo «autoconcepto» (Fueyo y Del Campo , 2017), esto solo como la primer fase correspondiente a la Investigación- acción (Eliot,2000) aplicada a la mejora social mediante el humanismo feminista

La educación en el respeto[2] ( Chul-Han,2014) será crucial para el éxito de toda pedagogía feminista, ya que la banalización del cuerpo femenino como objeto de consumo e hipersexualizado, ahora más por la lógica de la cercanía en la lejanía y el despótico acceso a todo tipo de espacio e información en la llamada sociedad de la trasparencia ( Chul- Han, 2017), se ha inmiscuido gracias a los spots comerciales, videoclips musicales, la inauténtica visión de un cuerpo femenino liberado reduciéndolo a un mero espectáculo pornográfico equiparándolo a una vida sin restricciones, empoderamiento y uso desmedido del cuerpo, lo que se ha convertido de nueva cuenta en esa falsa resistencia o bien la resistencia de la que habla Preciado (2011), lo que el mismo sistema patriarcal busca para la proliferación de su violencia implantando un neo-simbolismo, basado ya no en la moralización del cuerpo femenino sino en su transgresión en vistas a una falsa liberación, cayendo nuevamente en la lógica de la nuda vida (Agamben, 2002).

  1. La educación con un enfoque sexual y desmitificador, como inicio de un largo camino hacia una sociedad libre de violencia física y simbólica.

La propuesta pedagógica de Carmen Luke es interesante leída desde el enfoque de la investigación-acción educativa, sin embargo, me es importante hablar —y con ello dar fin a esta reflexión— acerca de este enorme obstáculo que tiene que ver con la hipersexualización del cuerpo, especialmente el femenino. A mi parecer, la cultura de muerte que hemos apreciado con un énfasis tremendo en el cuerpo femenino en los últimos 30 años (Ríos, 2017; Theumer, 2019) comienza en las familias responsables de la educación informal, y por tanto moral, no como en las escuelas, en donde si se acepta que la educación es moral per se, también debe agregarse que los niveles secundarios, medio superior y superior lo son. No obstante, las instituciones educativas deben alejarse poco a poco de la moral para comenzar en la formación de sujetos éticos.

Si bien estamos en una cultura en donde aparentemente se habla de sexo y “se ha liberado” a diferencia de cómo acontecía en la época victoriana, a mi parecer, esta liberación es el inicio de una nueva hegemonía represiva, aparentemente liberal. Estoy hablando de la represión de la sexualidad por un medio más eficiente que la misma moral e incluso más sexual: <<La sexualidad no se desvanece en la sublimación, la represión y la moral, se desvanece con mucha mayor seguridad, en lo más sexual que el sexo>> (Boudrillard,1984, como se citó en Chul-Han,2017). Esta nueva represión del sexo, sexualidad y erotismo, ya no se rige siquiera con los cánones de la racionalidad pura, que repudiaba al sexo por sucio; la pornografía ya no se limita a la exposición de actos sexuales en la virtualidad, hasta el acto sexual real se ha convertido en porno, profanando su Eidos personal para convertirlo más allá de “lo público” en una mercantilización de individuo; del mismo modo, todo erotismo como potenciador del deseo y motor de la vida humana queda profanado y muerto en fantasías vacías. (Chul- Han, 2017).

La actual cultura de la muerte con un énfasis en la misoginia fundada en los espacios educativos tiene mucho que ver con esta nueva cara de la represión sexual. El psicoanalista y filosofo Erich Fromm (1964), en su obra “El corazón del hombre”, ya hablaba de los riesgos de la represión sexual como detonante de dos potencialidades latentes, que Freud ya había tratado con antelación en El malestar de la cultura, allí el habla de dos potencialidades de la psique y con una incidencia individual: “Tánatos” y “eros”, estas categorías serán renombradas por Fromm como “biofília” y “necrofilia”. Será importante mencionar que estas últimas tienen una connotación social y se desarrollarán de acuerdo con la forma en que los individuos confronten su sexualidad, ( entre algunas otras necesidades) recordemos que tanto para Fromm como para Horkheimer la sexualidad se traduce en libido entendiéndose éstas como energía, y dependiendo del nivel de represión o concientización de ésta, se activarán las tendencias biófilas ( constructivas) o necrófilas ( destructivas ) de los individuos (Rivas, 2013).

El actual vector de estado para las nuevas generaciones es construido por nosotros, por tal motivo, seguir reproduciendo moralmente divisiones entre géneros con una connotada asimetría, matar la dimensión erótica de los seres humanos como motor heurístico con la actual falsa liberación sexual que cosifica a los cuerpos, así como la reproducción de la violencia física o simbólica, consciente o inconsciente hacia el género femenino son uno de los tantos retos que tanto educadores como padres de familia en este nuevo Auschwitz debemos enfrentar. Aunque los tiempos no dan para ser optimistas frente a estas silenciosas fabricas de muerte, quienes somos responsables de la educación de los jóvenes de hoy como los de mañana debemos asumir esta tarea utópica de hacer una sociedad y un mundo más incluyente, dando oportunidad a la aporía de una esperanza no metafísica de la que Pérez Tapias hará mención:

Es decir, si podemos sumarnos a este proyecto de una educación “para la contradicción y la resistencia” nosotros como educadores debemos tener fe en la formación de nuestros estudiantes antes que someterlos a “ser entidades emancipadas” lo cuan simplemente reproducirá la mitificación de este proyecto… visible en estos tiempos nada optimistas en donde las fábricas de muerte y fosas clandestinas son de nueva cuenta testimonios de esta capacidad de olvido activa … pero la situación puede mejorar si los educadores no sumamos engranes a esta máquina de muerte, verdugos y capos, a estos campos de exterminio, si tenemos esperanza en lo inesperable, en lo desconocido. (Como se citó en Rivas, 2015, p.90)

 

 

 

Bibliografía.

Accorinti, S. (2004). Máscaras para el laberinto de la Bildung: Cómo se llega a ser lo que

Ariadna es. (Masks for the Bildung Laberinth: How to Become like Ariadna). Zulia, Universidad Latinoamericana Revista Internacional de Filosofía Iberoamericana y Teoría Social, 9(025), 51–58.

Agamben, G. (2002) Homo sacer. I. El poder soberano y la nuda vida, Pre-Textos.

Arendt, H. (2000). Eichmann en Jerusalén, un estudio sobre la banalidad del mal, Lumen.

Bourdieu, P. (2000). La dominación masculina. Barcelona: Anagrama.

Beorlegui, C. (2004). Antropología Filosófica “Nosotros: urdimbre solidaria y responsable”,

Universidad de Deusto

Chul-Han, B. (2014). El enjambre, Herder.

Chul-Han, B. (2017). La agonía del Eros, Herder.

Elliot, J. (2000). La investigación-acción en educación. Morata.

Estrada, M. R. B., & Gómez, S. V. (2021). The Feminist Perspective in Education and its

Current Debates. Teoría de La Educación, 33(2), 129–147.

ttps://doi.org/10.14201/teri.25923

Foucault, M. (2009). Vigilar y castigar: el nacimiento de la prisión. Siglo XXI.

Fromm, E. (1964). El corazón del hombre: su potencia para el bien y el mal . FCE.

Fueyo Gutiérrez, A., & Andrés del Campo, S. (2017). Educación mediática: un enfoque

feminista para deconstruir la violencia simbólica de los medios. Fuentes: Revista de La Facultad de Ciencias de La Educación, 19(2), 81–93. https://doi.org/10.12795/revistafuentes.2017.19.2.06

Maldonado, C. E. (2014). ¿Qué es eso de pedagogía y educación en complejidad? Debate

Teórico-Metodológico, (1), 1–23. https://bit.ly/3xonW4k

Pérez Tapias, J. A (2004). “La educación entre la memoria y la esperanza”, Educere: Revista

Venezolana de Educación. Año: 8, no. 27, Octubre-Diciembre, Venezuela.

Preciado, B. (2011). Manifiesto Contrasexual. Anagrama.

Rios., M. L. (2007). El derecho humano de las mujeres a una vida libre de violencia. Revista

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Rivas García, R. M. (2013). Erich Fromm: bases para una antropología paradójica y una ética

“negativa.” en-Claves Del Pensamiento, VII (14), 103–122.

Rivas García, R. M. (2015). Educación para la emancipación: memoria, autocrítica y

esperanza, en la teoría crítica. 6, 71–90.

Theumer, E. (2019). Rita Laura Segato: la intensidad vital de la desobediencia. Boletín

Asociación Argentina Para La Investigación En Historia de Las Mujeres y Estudios

de Género, 3, 1–32. https://bit.ly/3pvtxFj

Uexküll, J. &Krizat G. (1970) Streifzüge durch die Umwelten von Tieren und Menschen

(2ten ed), S.Fischer.

 

[1] Licenciado en Filosofía por el Instituto Cultural Leonés (seminario Diocesano de León) en la ciudad de León, Guanajuato; Mex. Candidato al grado de Maestro en el Programa (PNC- CONACyT) Desarrollo Docente en la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guanajuato.

[2] N.E. Empleo el termino respeto con el sentido que le da Byung Chul -Han en su obra <<El enjambre>>: Respeto significa literalmente “mirar hacia atrás”. Es un mirar nuevo. En el contacto respetuoso con los otros nos guardamos del mirar curioso. El respeto presupone una mirada distanciada, un Pathos de la distancia. (2014)

 

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Un comentario

  1. Excelente publicación, realiza una connotación efímera de la mujer. Más sin embargo es intrínseco su adulación hacia la mujer.

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