El libro de las nubes: descubrirse a una misma a partir de la ciudad que se habita

Itzel Campos (Jalisco, 1997) es cuentista. Estudia Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara. Sus cuentos han sido publicados en las revistas Enchiridion, Himen y Página Salmón. Fue becaria por parte de la Fundación para las Letras Mexicanas y la Universidad Veracruzana en el Onceavo curso de creación literaria Xalapa en 2019. Fue ganadora del III Concurso de Cuento Corto organizado por Escritoras Mexicanas en 2020. Escribe de teatro en el blog de www.voyalteatro.com. Forma parte de la Liga de artistas y creadoras (@lac_gdl). Le gusta perder el tiempo hablando de libros en internet. Su blog es www.negrosondaespacial.wordpress.com

El libro de las nubes de Chlore Aridjis nos presenta a Tatiana, una joven mujer mexicana que es inmigrante desde hace varios años en la ciudad de Berlín a principios del siglo XXI. Un día, por recomendación de sus padres, comienza a trabajar con uno de sus viejos amigos, el doctor Friedrich Weiss. Su oficio consiste en redactar a máquina todas las grabaciones que ha hecho el hombre a lo largo de los años, además de ayudarle en su trabajo de investigación al hacer entrevistas a diferentes personas. Entre estas se destaca Jonas, quien es un meteorólogo con el que Tatiana comienza a tener una relación personal más estrecha y profunda conforme avanza la narración.

Si bien la primicia del libro podría no ser del todo interesante, creo que los detalles y el ambiente que se genera a partir de la narración son los que caracterizan a esta novela de Aridjis. Esto se debe a que tanto Tatiana, que a su vez es la narradora en primera persona, y la ciudad de Berlín se convierten en personajes que comparten características.

El inicio de la novela en realidad tiene lugar un par de años antes de la estadía de la protagonista, pues en 1986 ella y su familia realizan un viaje por varios países de Europa. Durante un recorrido en el subterráneo de Berlín, a Tatiana le parece ver al mismísimo Hitler vestido de una anciana sentada a escasos centímetros de ella en el vagón. Este inicio no es al azar, ya que se puede interpretar como un paralelismo entre Tatiana y Berlín: ambas están a punto de vivir un evento decisivo, pues la primera está por entrar a otra etapa en su vida; y la segunda por ser el esecenario de un suceso histórico, la caída del muro en 1989.

Años después, Tatiana y Berlín se reencuentran, ambas crecidas y cambiadas para bien o mal. Las dos parecen estar envueltas entre nubes, he aquí cómo puede ser interpretado el título de la novela, pues no son del todo visibles para el resto de las personas: Tatiana, a pesar de hablar alemán y llevar viviendo ya cinco años en la capital, no tiene relaciones personales con nadie. De hecho, se muestra como una persona solitaria y reservada. Por su parte, Berlín es una ciudad que busca una identidad propia, lejos de un pasado que ha dejado huella en sus edificios y población.

He aquí que podemos hablar de un paralelismo entre las dos, pues a la par que Tatiana tiene que hacer el trabajo de investigación para el doctor Weiss y va descubriendo a personajes y espacios de un Berlín que hasta entonces ignoraba, ve en su interior elementos que antes no había notado que estaban o que siquiera podía llegar a sentir y pensar. Tatiana da por sentado que conoce la ciudad y que se conoce a sí misma, aunque en realidad hace un redescubrimiento de la ciudad y de sí misma. El libro de las nubes es, pues, una novela sobre el descubrimiento de una misma a partir del redescubrimiento del espacio geográfico que se creía familiar.

Ahora debo mencionar el detalle que pone Chloe Aridjis al describir el ambiente y los sonidos de fondo de la novela. No es solo que Berlín sea una ciudad ruidosa por el tráfico de sus calles o la multiculturalidad de las lenguas habladas, más bien es que la autora realza los sonidos y los describe de una forma en la que antes no se habían presentado. Para Aridjis no llueve fuerte en la capital alemana, sino que el sonido de la lluvia es como si se vaciara el agua de miles de acuarios al mismo tiempo.

El único elemento que no termina de convencer, y que ya ha sido mencionado antes por Raúl Olvera Mijares en La palabra y el hombre en su edición del verano del 2012, es que la traducción hecha por Juan Max Lacruz podría ser la razón de su recibimiento en México. Al tratarse de una obra escrita en inglés (Book of clouds, por su título original), el que se haya hecho una traducción a nuestra lengua con la variante española y posteriormente no se haya adaptado a la mexicana dificulta un poco la lectura. Esto se debe a que ciertas partes de la narración a veces se vuelven confusas y se pierde el sentido de lo que se lee.

El libro de las nubes me parece rescatable porque se trata de una mirada distinta de la ciudad de Berlín, vista desde los ojos de una escritora que ha pasado su vida viviendo en diferentes ciudades de Estados Unidos, Europa y México, y de un personaje que nos muestra lugares de una ciudad que lucha por construir una identidad lejos de su pasado. De igual manera, recomiendo leer Desgarrado y Topología de lo insólito, el primero publicado en físico por el Fondo de Cultura Económica y el segundo disponible en la plataforma de Bookmate.

 

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