Retratos mínimos

 

A punta de retratos

Yves Pagès

México

Canta Mares, 2022

 

Hacía mucho tiempo que no leía a un autor francés con tanta pasión, tanto asombro y que me adentrara en una atmosfera oscura de una de las capitales más concurridas de Europa. Porque a simple vista parecería que en París, Francia, todo se encuentra en completo orden y armonioso, que la vida de cada ciudadano transcurre en paz y que su célebre lema oficial – Liberté, Égalité, Fraternité – se mantiene vigente al interior del país. Sin embargo, Yves Pagès nos demostrará lo contrario con su nuevo libro de minificciones: A punta de retratos (2022), editado y traducido por Canta Mares y Melina Balcázar. He de confesarles que jamás había escuchado de él hasta que el autor mexicano Javier Perucho lo recomendó en sus redes sociales. Fue entonces que en la Feria Internacional del Libro del Zócalo (FILZ-octubre 2022) de la Ciudad de México di con su obra. Además de su libro de minificciones, ha publicado El teorista (2001) y Pequeñas naturalezas muertas en el trabajo (2000), por mencionar algunas obras traducidas al español.

Y es que actualmente Michel Houellebecq, como gran referente de la literatura francesa contemporánea, aún no termina de convencerme. Dicen que es mordaz, irónico y polémico, con un estilo de escritura mezclado entre Jean Paul Sarte y Albert Camus. Un novelista, ensayista y poeta filósofo. Hay quienes debaten si Plataforma o Las partículas elementales son lo mejor o peor que ha escrito. También nadie olvida el atentado a la revista Charlie Hebdo por sus posturas. Siendo así, tal vez algún día le dé la oportunidad que se merece. Por ahora, A punta de retratos nos conduce a los periplos de cada rincón de París para mostrarnos que no todo lo que brilla en la Ciudad Luz es belleza pura y romántica, sino que se oculta el otro rostro de una civilización salvaje, acelerada y los males que la aquejan: desempleo, migración, corrupción, represión, etc. Vaya, nos adentra en su mirada, en su mundo ficticio y cruel. O en palabras de la traductora:

“Si algo caracteriza la escritura de Yves Pagès es su gusto por la homonimia, tan propia del francés, que le permite crear múltiples juegos de palabras y el recurso constante a la oralidad, cuyo potencial crítico explota en cada uno de estos retratos. Su escritura es juego subversivo, desliz ortográfico, donde se revela la faz tragicómica de los personajes y su contextos”.

Obvia decir que la editorial y la traductora han realizado un magnífico trabajo literario, brindando la oportunidad de conocer a nuevas autoras y nuevos autores que pocas veces llegan a nuestro país. Escribir minificciones es característico en Latinoamérica, sin duda alguna, pero en Europa es algo “raro” y, a su vez, extraordinario. Al igual que los escritores norteamericanos y rusos, los franceses no han desistido por escribir la gran novela de todos los tiempos, una (cruel) obsesión que lleva a la literatura hasta los límites. No obstante, en esta ocasión lo breve es lo interesante. Para los que vivimos de este lado del Viejo Continente sabemos que la minificción está muy dominada y año con año se dan a conocer autoras expertas y autores expertos en el “nuevo” género, un género híbrido, contundente, y eso hace Yves Pagès con sus breves textos, donde abundan inmigrantes, desempleados, matrimonios fracasados, empleados con salarios precarios, ladrones, jubilados, desaparecidos, enfermos, etc. Es decir, la paria francesa. Al respecto, Pagès dirá:

“Los personajes y las situaciones de las que me inspiro son fantasmas que mi memoria colectiva me ha permitido decantar. Lo que resta es medio verdadero medio ficticio. Todas y todos, por el hecho mismo de que aún los recuerde mucho tiempo después, expresan puntos sensibles, zonas emotivas en mí. Pero, justamente, más que destacar esa empatía inicial, revelar mi apego, mi compasión, mi solidaridad con el drama o la crisis existencial que atraviesan, instalo una distancia, un punto de vista bastante neutro, si no es que clínico, para impedir que el relato se vuelva demasiado edificante, didáctico, unívoco”. (Entrevista llevada a cabo el 01/07/2022 y disponible en https://www.milenio.com/cultura/laberinto/yves-pages-le-debemos-casi-todo-a-la inteligencia-colectiva).

Indaga en lo soterrado de la vida parisina, la violencia, convirtiéndolo en un cronista irónico y provocador. Entendemos que no es la primera vez que se escribe sobre la miseria francesa ya que suele ser aburrido y poco vendido, pero lo atractivo de Pagès reside, precisamente, en sintetizarla, en fragmentarla para que los lectores la recuerden en pequeñas dosis. Su prosa semeja a las descripciones hechas en los cuentos por Charles Bukowski o Pedro Juan Gutiérrez: contundentes y sin tantos artificios. Al leerlo también parecieran encontrarse las situaciones planteadas por el economista francés Thomas Piketty (Clichy, Francia, 1971), quien ha denunciado en cada una de sus obras la desigualdad económica y la distribución de la renta. Algunos lectores internacionales lo han llamado el nuevo Karl Marx por sus aportaciones en su libro cumbre: El Capital en el Siglo XXI.

Debido a mi formación académica de economista es que Pagès se ha convertido en uno de mis referentes literarios del momento, ya que los personajes —proletariados, a fin de cuentas— son los que padecen de esa desigualdad económica y distribución de la renta en Francia y que tanto demanda Piketty, algo no muy lejano del sopor de los países latinoamericanos. Ya casi al final del libro, también se encuentran unos artículos llenos de humor negro, viscerales y rigor literario que no dejarán de maravillarnos por su hábil ojo crítico hacia el sistema que rige a su actual país.

“Para una nueva época, una nueva filosofía: nadie entrará al siglo XXI sin haber escupido en antiguas prohibiciones, en horario y sitio establecidos. Así es cuando la transgresión se convierte en norma”.

Con esa inteligencia socarrona, empatía y sensibilidad que lo caracterizan, es como Pagès lleva a cabo en cada texto breve un retrato universal de la realidad que padece cualquier país del mundo.

 

 

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