Masiel Monserrat Corona Santos, poeta mexicoamericana, líder comunitaria y fundadora de Cantera Fanzine Cultural, El escritorio Colectivo (Centro Cultural de México). Obtuvo su M.A. en Literatura Hispánica, Lingüística y Civilización (Universidad Estatal de California, San Bernardino). Obtuvo su Lic. En Literatura Hispánica y Cultura y se especializó en Estudios Chicanos y Latinos (Universidad de California, Irvine). Ha publicado en el Literary Journal Voices del Departamento de Lenguas y Literaturas de CSUSB (2019, 2020), Círculo literario de mujeres y participó en el Festival Internacional de Comala.
Las brujas
We are the witches, las brujas from el new
Anahuac; sisters of Malinaxóchitl,
borned mexican, but possed by
a califas chicana soul.
We ramble between borders,
like mujeres de barro tempered
by fire: WE never break.
We have no home, uprooted,
We show our raíces that
have growned across barbwired
fences; WE cannot be detained.
Somos las mujeres puente,
Somos las mujeres que hablan,
Somos las mujeres de viva expresión.
We are Brujas with a feminist
consciousness.
Escucha
Escucha mi voz desde el sellado
mausoleo de tu boca.
Regresarás del profundo letargo.
Regresarás de tu cuerpo pulverizado.
Regresarás de tu vista indistinta.
Escúchame desde tu provincia sin nombre,
huérfano campesino, lánguida tejedora,
callada poeta, inmigrante caído, invaluable
maestra: albañil sabio de piedras sin forma:
ama de casa saturada y descontenta:
vendedor de algodones grises de smog,
esforzado peón de fábrica: vendedora
de tamales en carriola: jardineros
abrumados por el sol, pintores cubiertos
de sueños; destila en mi copa abrumada
tus pesares hasta mezclarnos solidariamente.
Cédeme tus desconsuelos en barriles de batalla.
Conversa conmigo y permite que la noche me confiese
tu historia. Muéstrame el surco dónde fuiste abandonada,
suspira hilos de colores que me trencen a ti.
Enumera tus gises desolados y déjalos partir.
Escucha mi voz y permite que su ímpetu
estruje tu voz apagada mediante una lengua
fraterna que valora tus aforismos revocados.
Recoge tus enaguas frías y mojadas por
la pasividad neutra, cántame tu historia hasta que
de nuevo amanezca. Cántame tu historia hasta que tu
himno y el mío sean como Juan en el río Jordán.
Sumérgeme en el bautismo de tu voz y cuéntame tu historia.
Permite que mi estrofa sea el refugio de tus desalientos: lloremos juntos.
Permite que mi anáfora cante y valide tu diario vivir.
Permite que mi canto avive bocas inertes y apáticos hierros.
Permite que tu voz irrumpa en mi sangre y avive debilitados alientos.
Fronteriza
El monstruoso e inclemente
desierto de Sonora hereda los
bestiales rayos crispantes de un
desalmado sol fronterizo que
incinera tu vista; y calcina tus
sueños nómadas en un instante.
Las jadeantes jarillas solitarias,
sollozan secos bramidos con
los cuales lucha por apaciguar
tu sed polvosa de anhelos rotos.
El llameante estertor furibundo
del cruel desierto de Sonora,
sepulta débiles siluetas de narices,
cerrados ojos y bocas muertas.
Tu cruce es clandestino mujer,
tus pies y cuerpo dinero alevoso.
El insaciable coyote devora y muerde
tu rostro deshumanizándote.
En el infernal árbol del desierto de
Sonora se cuelgan como trofeos tus
íntimas prendas que escurren silenciosas
lágrimas de sangre y de injusticia.
Anónima mujer, cara secreta eres
entre cruces fantasmales sin nombre.
tú mujer te pierdes en medio de aglutinados
flujos de víctimas y olvidadas migraciones.
El desierto: perverso teatro del cruce
fronterizo se conduce por irracionales
políticas migratorias que condenan a
las más vulnerables.
¡Mujer, tú historia resucita en nuestra memoria colectiva!
¡Mujer tu historia retumba, vive, habla y reclama justicia!
Maravillosos poemas. Recordé los versos de la canción que interpreta Isabel Parra: «…que el cantar tiene sentido, entendimiento y razón. » Cantar a los pueblos, a sus luchas, a su dignidad, a sus costumbres, a su resistencia ante la opresión, a la belleza de sus costumbres, es cantar a lo que Ailton Krenak (Brasil) llama «ideas para adiar o fin de mundo», para que los que tienen una visión destructora y explotadora de los pueblos y de la naturaleza no logren sus tristes cometidos, y el «adiar», el «hacer que permanezca» el mundo – seguramente no el que vivimos, sino uno mejor -en los sabios términos que nuestros pueblos plantean, sea una realidad.