Por Liliana Reyes Grande
La Esteatohepatitis no alcohólica o EHNA es una enfermedad en la que se acumula grasa en el hígado, genera inflamación y lesión de las células hepáticas, sin embargo, este padecimiento produce pocos o ningún síntoma. Se asocia con algunos problemas médicos, incluyendo el síndrome metabólico, la diabetes tipo 2 y la obesidad que es considerada una epidemia mundial.
Se estima que entre 5 y 12 % de la población adulta padece Esteatohepatitis No Alcohólica, por lo que en 2018 se estableció el 12 de junio como el día internacional de la Esteatohepatitis no alcohólica o NASH, por sus siglas en inglés, para aumentar la visibilidad y la urgencia en torno a la enfermedad del hígado graso.
Si bien la pandemia de COVID-19 ha limitado los esfuerzos a nivel mundial para enfocar otras enfermedades, es importante crear conciencia desde nuestras trincheras creando y promoviendo la intervención temprana para tratar la enfermedad del hígado graso y la EHNA, que se estima afecta a más de 115 millones de personas en todo el mundo.
De acuerdo con la página oficial de Echosens, empresa líder en el desarrollo de FibroScan, método de diagnóstico no invasivo de ENHA, se espera que 357 millones de personas desarrollen esta enfermedad en todo el mundo para el 2030. Lo anterior resulta alarmante ya que al ser una enfermedad asintomática se detecta en las fases más avanzadas llegando incluso a la cirrosis hepática.
La cirrosis desencadenada por ENHA es una razón cada vez más frecuente de trasplante hepático. Si bien la morbilidad y la mortalidad por causa hepática están muy aumentadas en los pacientes con EHNA, la correlación es aún mayor con la mortalidad y morbilidad por patología cardiovascular.
Existen métodos de detección temprana de la ENHA como análisis de sangre, imágenes diagnósticas o biopsia del hígado. En el caso de la detección por imagen, puede ser mediante resonancia magnética y espectroscopia por resonancia magnética de protones que pueden cuantificar el grado de esteatosis hepática, así mismo la elastografía por ultrasonido que puede ser útil para la detección de fibrosis avanzada y cirrosis.
Además, existen otras herramientas más avanzadas que pueden combinarse para el firme diagnóstico de la enfermedad, tal es el caso del FibroScan que es el método más estudiado en el mundo para la evaluación hepática cuantitativa no invasiva.
Dentro de las medidas de prevención de esta sigilosa enfermedad, se encuentran la pérdida de peso, llevar una dieta saludable, revisión continua del funcionamiento hepático y llevar un buen seguimiento de enfermedades como diabetes, hipertensión, entre otros desordenes metabólicos.
Hasta el momento no existen medicamentos aprobados para tratar la NAFLD y la NASH, sin embargo, existen centros de investigación donde se prueban nuevas moléculas que podrían abrir un amplio panorama en el tratamiento de esta enfermedad.
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