Micropoesía en “Efigie de un dilema de amor”, de Estrella Lecca

Iamgen tomada de: Ni Más Ni Menos

Por Juan Martínez Reyes[1]

El proceso literario en Chimbote, Perú, siempre se va renovando cada cierto tiempo. Nuevas voces surgen para traernos sus inquietudes y experiencias a través de sus obras. Una de ellas, es Estrella Lecca, quien entrega su ópera prima, el poemario “Efigie de un dilema de amor”.

Este trabajo poético se suma a las obras de jóvenes poetas que van incursionando en el camino de la poesía, el arte de trabajar la palabra con la fuerza de la emoción y el sentimiento. Esta obra está conformada por veinticuatro poemas, seis de ellos ligados a la brevedad, es decir, pertenecen a la clasificación de micropoesía, una tendencia en estos tiempos de postmodernidad.

El término micropoesía alude a aquella modalidad textual poética, breve y con estructura libre. Aunque aún no existe un parámetro cabal para designar cuantos versos debe tener un micropoema, consideramos que no debe sobrepasar los ocho versos. En esa línea, encontramos los poemas titulados: I, IX, X, XII, XXII y XXIII.

El poemario, de forma holística, aborda el tópico del amor, la poesía pura, pero desde diversas aristas. En el poema I, que apertura el libro, encontramos el primer micropoema, donde el yo poético reflexiona su actuar en el breve transcurso de su vida: “Qué final tan absurdo es el que anhelaba saber / pero más absurdo ha sido todo lo que perdí en el camino”, sentencia.

En el poema IX, la autora, a través del manejo de la pregunta retórica, se interroga tratando de hallar una respuesta para abrir las puertas al amor, quizás cerrado por las desilusiones: “¿Cómo puedo despertar a un corazón dormido?” es la pregunta que sostiene el poema. Más adelante, otros versos aluden al tránsito de la vida como una forma de reflexión existencial, donde Lecca maneja las estaciones como metáfora del desarrollo humano: “…para aquí quedarme / entre primaveras e inviernos / emular el color de tu piel”.

En relación al poema X, en éste, el yo poético nos revela su inocencia y la espera del amor a pesar de los deslices que se presentan en la vida, es persistente: “… a pesar de los errores del camino / sigue una niña esperando a su niño / aquí dentro”.

La definición del amor, esa búsqueda incesante de los vates, aparece en el poema XII. Pero este amor no es en solitario, sino en comunión: “… un trino incesante es nuestro amor”. Y en los siguientes versos, la poeta compara el amor como un refugio para aplacar el vacío y la soledad: “… un asilo que se teme llegar a solas sin ninguna melodía”.

No obstante, en este discurrir sobre los diversos rostros del amor, que signas experiencias encontradas, para Lecca, el amor también puede significar dolor, sufrimiento, una herida, como lo sugieren los versos del poema XXII: “Y se oye el frágil canto de los pájaros / que desembocan con sabor a sal en el corazón”, en alusión a un llanto que se derrama.

Por su parte, en el poema XXIII, el más breve de todo el poemario, el yo poético, nos muestra el amor como una necesidad para vivir. En relación a ello, Platón concebía al amor como una necesidad, puesto que somos seres emocionales y necesitamos afecto. Y esto lo confirma la autora en este poema: “Oh tan asombrosos han sido los días de sol / de la marea salimos convertidos en peces y el amor fue nuestro único alimento”.

Así, en este primer trabajo literario, Estrella Lecca va en busca del lenguaje que interprete sus sentimientos de forma fidedigna, lo cual es difícil, pues a veces las palabras no alcanzan para tratar de expresar una emoción que embarga nuestro interior.

Se percibe una combinación de poemas con versos que fluctúan hacia la brevedad. Esto confirma su asimilación a las tendencias que impone la postmodernidad, donde cada minuto es valioso pues el tiempo se convierte en nuestro enemigo. Así, la lectura en cualquiera de sus modalidades se vuelve pasajera, ¿metáfora del amor en esta época?.

Por otro lado, el manejo de los recursos literarios, como la metáfora, la aliteración, el símil, las preguntas retóricas, entre otras figuras literarias, van otorgando la fuerza poética necesaria para demostrar, que estamos ante un poemario que ha sido trabajado con dedicación. Además, es necesario recalcar la estructura manejada en esta obra, pues no posee títulos como es el estilo típico, en reemplazo de ello y para hacer más ágil el encadenamiento temático, la autora colocó números en romanos como resaltando que cada poema se trata de un acto diferente en que ocurre, entre otras cosas, el amor. Finalmente, los lectores serán los críticos más imparciales, quienes darán la aceptación y valoración que merece esta obra poética.

[1] Juan Martínez Reyes (Chimbote – Perú). Se licenció en Lengua y Literatura (Universidad Nacional del Santa). Integra el Grupo Literario “Isla Blanca” (Chimbote). Milita en el Colectivo Internacional Minificcionistas Pandémicos (Chile). Participó en la Antología de cuentos “Desde el silencio” (2016) y “Navío al viento” (2017). Antologado en la Revista Poética Marea N° 23 (2017), Marea N° 24 (2018), Marea N° 25 (2019), Marea N°26 (2021). Publicó su plaqueta de microrrelatos “Juego Final” (Venezuela – 2021), el libro de cuentos “Al otro lado, al muerte” (Moldavia – 2021). Ha publicado en revistas literarias de diversos países: Perú, Chile, Colombia, Argentina, Guatemala, El Salvador, Venezuela, Bolivia, Costa Rica, Honduras, México, Estados Unidos y España. Finalista en el II Concurso de Microrrelatos Bibliotecuento, organizado por la Casa de la Literatura Peruana (2017) y finalista en el Primer Certamen Literario Internacional Lone Star, organizado por Poetas Houston (Estados Unidos, 2020).

 

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