Black widow: Las críticas que no queremos hacer a la masculinidad

Por Alana Román

Black Widow es una película estrenada en 2021, grabada durante el 2019, con miras a estrenarse el año siguiente, su lanzamiento se pospuso por la pandemia que azotó ese mismo año.

Así, este año recibimos una cinta de Marvel perteneciente a su ya extenso Universo Cinematográfico, que comprende 23 películas, entre las cuáles Black Widow es la segunda en ser protagonizada por una heroína, siendo el único antecedente Capitana Marvel, estelarizada por Brie Larson.

En esta ocasión es Scarlett Johansson, actriz consolidada en Hollywood y quien tras una década de aparecer como personaje secundario en diversas cintas del mencionado Universo, protagoniza la cinta que gira en torno del personaje que interpreta, mostrándonos el origen y las aventuras de Natasha Romanoff para buscar eliminar a la organización criminal La habitación roja.

Y hasta aquí llegamos con la sección sin spoilers de la cinta, porque desde el sacrificio de Black Widow en Avengers: Endgame, y tras el cual no hubo un funeral, ni ninguna otra clase de ceremonia, salvo algunas “lágrimas de macho”, ahora tenemos esa atención que el personaje exigía. Conociendo a personajes de su pasado, entre ellos a Yelena, interpretada por Florence Pugh.

Bye, bye Miss American Pie

Como se mencionó, el protagonismo de la cinta se comparte entre los dos personajes femeninos, Natasha y Yelena, aunque alrededor tienen a los personajes secundarios entre los que destacan dos masculinos, uno que apoyando a la protagonista, y otro como el principal antagonista.

El primero es Alexei Shostakov, alías El capitán rojo, un supersoldado con fuerza sobrehumana, que trabajó para La habitación roja como agente encubierto, interpretado por David Harbour. Alexei se presenta como un hombre confiado en su fuerza bruta y virilidad, lo que nos deja ver una masculinidad tradicional. Es además una figura paternal para las dos protagonistas durante una misión que dura alrededor de tres años en la que fingen ser una familia de los suburbios.

Tradicionalmente la paternidad es ejercida por los varones adultos como la responsabilidad económica y el no involucramiento en el cuidado y aspectos emocionales de los hijos (Ortega, Centeno & Castillo, 2005, p. 37). Durante la película hay varias escenas bisagra en las que se explora una paternidad tradicional.

Una de ellas es al reencontrarse con sus hijas, y mencionar la poca importancia que tenía para él la relación con ellas, mientras que para Yelena esa relación significaba tener una familia real, y representaba el único núcleo que había conocido en toda su vida.

Justo en la siguiente escena vemos cómo Alexei trata de empatizar con Yelena, mencionando anécdotas extrañas, pero realmente solo logra encontrar un vínculo con ella a través en una canción que le gustaba a ambos escuchar en su automóvil, dejándonos ver que sí es un sujeto dedicado y atento con ellas, pero no expresa o se apoya en el aspecto emocional para ejercer su paternidad.

Es relevante también retomar la escena en que las protagonistas rescatan de una prisión rusa a Alexei, siendo éste incapaz de llevar una vida cotidiana más allá de exhibir su fuerza e inventar anécdotas en las que siempre queda bien, un pasado glorificado que nunca ocurrió, pero que le permite excusarse por sus propios errores cometidos.

Si bien para él su fuerza es su mayor virtud, así como las habilidades físicas de sus tutoradas, ya que él mismo llegó a considerar los tratamientos de La habitación roja como beneficiosos para sus hijas, desconoce la realidad del cuerpo de ellas, así como las intervenciones que sufrieron. Esto lo notamos cuando Alexei desestima sus emociones al culpar de su estado a la menstruación y solamente entonces descubre que a ambas les fue extirpada la matriz durante el abuso recibido.

Alexei es una representación de un aliado de la heroína que no tiene intenciones de dañar o violentar, pero termina siendo conflictivo en su relación con las personas cercanas. Alexei no es solo el comic relief de la cinta, es también la representación de una paternidad tradicional y, por ende, poco responsable afectivamente.

La explotación cotidiana del género

Por otro lado, el personaje de Dreykov es el principal antagonista de la cinta, líder de La habitación roja, que se dedica a secuestrar niñas y mujeres utilizándolas como agentes secretos.

Desde el montaje al comienzo de la cinta, donde se hace referencia a la trata de mujeres que se vive alrededor del mundo, se nos muestra la corporación y actividad de Dreykov como la personificación de la explotación del género gracias a la objetivización de las mujeres, y a que el villano las entiende como mercancía a traficar.

Si bien estamos hablando de una cinta perteneciente al subgénero de superhéroes, el discurso más allá de las imágenes es una crítica a los mecanismos que utilizamos, de manera consciente o no, los varones para aprovechar nuestra posición de privilegio sociocultural.

Desde negar su voluntad manteniendo control de sus cuerpos y actos, aprovechándose de aquellas niñas que no tienen una protección o culpando a las víctimas de abuso en lugar de señalar a los culpables. Llegando al chantaje emocional, que se describe como una forma de manipulación a través del abuso de las emociones de otra persona (Johnson, 2018), ejerciéndolo Dreykov sobre Natasha, o con la figura de su hija, interpretada por Olga Kurylenko, a la que crio desde el rencor y la potencial venganza. Es así como los hombres solemos utilizar los errores de otras personas para desvalorizar cualquier decisión que tomen o acciones que realicen para intentar cambiar.

Al final, Dreykov también representa una figura tradicionalmente paternal, que manipula y dirige el curso de la vida de sus víctimas, y que las aprovecha para obtener beneficios propios, pero que, como mencionan en la misma cinta, es sumamente débil, inseguro e incapaz de relacionarse de manera saludable con cualquier persona, es inestable emocionalmente, por lo que termina siendo agresivo para defenderse de sus propios temores.

¿Por qué huimos todo el tiempo?

No sorprende que el desempeño en la taquilla de Black Widow no haya sido el mejor a comparación de otras cintas de Marvel, ya que si bien otros aspectos afectaron, como la pandemia y el lanzamiento simultáneo en plataformas digitales, a estas causas debemos agregar el hecho de que la película no es condescendiente con la población con la que todos los blocksbusters lo son, los hombres cis-hetero.

Desde Rápidos y furiosos, cintas de acción con Liam Neeson, John Wick y las propias películas de superhéroes que preceden a Black Widow, se presenta a los protagonistas masculinos como los ejes centrales de la narración, y seres que terminan resolviendo los problemas de manera adecuada todo el tiempo, si acaso muestran errores o defectos, estos son sólo vehículos para hacer avanzar la trama y que su hazaña heroica sea todavía mayor. En contraste, y como ya se mencionó, Black Widow no solo no los compadece, sino que los señala y critica con representaciones verosímiles.

Explorando las distintas reseñas de la cinta, la mayoría se centran en el seguimiento de las escenas de acción y las consecuencias de la trama (que una película no es un rompecabezas lógico, pero de eso hablaremos otro día), y los cambios que se hicieron en la adaptación desde los cómics. Por supuesto, los fanáticos acérrimos vieron como una blasfemia que Taskmaster tuviera un origen e identidad reinterpretado, sin molestarse en reflexionar la importancia del discurso que presenta esta nueva historia.

Debemos consumir y disfrutar de nuevos productos, ver a mujeres hacer lo que deseen, la caída de la sexualización de la heroína, y el comienzo de las nuevas narrativas que no se centran en lo que los hombres tenemos que decir, que ya venimos repitiendo lo mismo más de mil años.

Como lo mencioné, el cine mainstream pocas veces le exige a la masculinidad, pocas veces se ríe de nosotros (no con nosotros) y nos planta una reflexión directa en nuestra cara, y es lamentable que estemos desaprovechando esta oportunidad.

Bibliografía.

Johnson, R. (2018). Emotional Blackmail: Fear, Obligation and Guilt (FOG). BPD Family. Recuperado de https://bpdfamily.com/content/emotional-blackmail-fear-obligation-and-guilt-fog

Ortega, M., Centeno, R. & Castillo, M. (2005). Masculinidad y factores socioculturales asociados al comportamiento de los hombres frente a la paternidad en Centroamérica. Managua: UNFPA-CEPAL.

 

Publicado en Cine y etiquetado , , , .

Un comentario

  1. «Críticas que no queremos hacer»? De qué hablas? Si victimizarse y conjeturar una deuda moral impagable («impagable» porque no les interesa resolver la falsa confrontación entre sexos, pues mediante ese discurso concentran el poder y lo legitiman) sobre tooodos los hombres es parte de la ideología hegemónica actual. En hollywood literalmente funan si no te pronuncias afín al pensamiento hegemónico de las élites izquierdistas. Mejor deberías hablar sobre cómo Scarlett Johansson demandó a Disney porque sus 20 millones de dólares cobrados no le son suficientes y quiere más, en «una sociedad» colmada de desigualdades. Siempre es más fácil pelearse con la «ficción» y dejar de observar a esas ratas cínicas y privilegiadas del poder mediático.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *