Netflix y la pandemia.

 La prisión del american streaming

[Parte III]

 

Por Aarón de la Rosa

Durante los primeros años del siglo XXI, gracias a los avances digitales del internet se van transformando los hábitos de consumo de series y películas. La industria de la televisión americana cambiaría su modo de ofrecer productos audiovisuales. No solo con el broadcasting (televisión abierta) y el narrowcasting (televisión temática), sino que la oferta se inclinaría por el consumo digital en dvd y blueray como al crecimiento de páginas web. Por otra parte, la economía de los estudios y los profesionales del medio se nutriría de nuevos formatos de venta para los anunciantes, desde diferentes nichos de mercado. Más tarde, con el nacimiento de las redes sociales cambiaría el paradigma de la publicidad televisiva con el marketing en redes sociales.

No obstante, estos cambios fueron paulatinos y permitieron a algunas de las principales majors de la industria americana (ABC, CBS, NBC, HBO, FOX entre otras) apostar por nuevos formatos televisivos. Aunado a la necesidad de contar historias innovadoras con mezcla de los géneros clásicos. Habría una tendencia que daría fe a temáticas acordes a los cambios históricos, sociales y culturales que se vivían en Norteamérica y en algunas partes del mundo.

En los primeros cinco años del nuevo milenio, las fronteras de distribución de contenidos audiovisuales se volvían más inmediatas y globales. La tradicional cita del “appointment tv” afianzada en los noventa desaparecería. El formato del dvd sería reemplazado por el hd dvd y luego por el blue-ray. También los avances digitales en la creación de pantallas caseras, para mantener los formatos nativos de filmación, expresaban la necesidad de ofrecer mayor calidad visual para el televidente. Sin embargo, en Hollywood empezaba la guerra ideológica por la naciente industria del cine digital.

Es el 14 de febrero de 2005 que tres ex-empleados de la compañía de cobro digital Paypal: Steven Chen, Jawed Karim y Chad Hurley crean youtube como un portal online, para que la gente suba sus videos amateurs y sea consumido por una audiencia global. Al año siguiente es adquirida por la empresa Google por 1,650 millones de dólares. Gracias a youtube se abre un nuevo canal de consumo de contenido audiovisual casero desde computadoras, laptops y teléfonos inteligentes. Con el tiempo, su impacto en la distribución digital de productos amateurs sería un “llamado” de los profesionales para optar por la “plataformización” del mercado audiovisual, que más tarde explotaría Netflix.

En ese entonces, Hastings y Randolph ya habían logrado afianzar su servicio de alquiler de dvd´s dentro del mercado americano, y para el 2007 introducen el novedoso servicio del “streaming” digital. Dentro de la plataforma de Netflix, el asociado navega en un catálogo virtual de series y películas, donde escoge lo que quiere ver y con un sólo “click” tiene al instante temporadas completas sin espera semanal, desde cualquier computadora de escritorio o personal.

Hastings y Randolph, al asociarse con compañías como Xbox en la rama de los videojuegos, con Samsung y otras marcas de blue-ray para las televisiones inteligentes, y con Roku en la rama de decodificadores de tv digital, expanden su oferta de productos audiovisuales a un mayor público y para finales del 2010, Netflix ya estaba disponible en los dispositivos de Apple y sus teléfonos inteligentes. Pronto su servicio se lanzaría en Canadá y dos años más tarde en Latinoamérica, Europa y el Caribe.

¿Qué cambió Netflix en el paradigma de la televisión tradicional?

 

Los investigadores Tomás Atarama-Rojas y Selene Requena aseguran que a partir de la expansión de Netflix se catapultó la participación de la audiencia en las principales redes sociales (facebook, twitter e instagram), pues son parte de la nueva forma de retroalimentación digital al consumir productos audiovisuales. En su lectura, los investigadores Abellán y Miguel afirman que “la inocencia y pasividad del antiguo espectador-consumidor ha sido dejada de lado. Los sujetos están formados mediáticamente y solicitan unas narraciones cada vez más estructuradas que reten sus habilidades como consumidores y que los hagan partícipes de experiencias intensas y únicas”[1]. Gracias a ello, para la segunda mitad del dos mil diez, el consumo de películas y ficciones daría un salto a la “plataformización” de productos audiovisuales y con ello la ruptura de los hábitos clásicos de ver la tv.

Netflix cambió varios hábitos que el viejo televidente no conocía: primero, gracias a la libertad para ver productos audiovisuales a la hora y día que sea, le dio un poder al televidente nunca antes pensado. Segundo, ya no era necesaria la espera semanal para ver capítulos nuevos, pues se comenzó a ofertar temporadas completas y de menos capítulos. Antes se acostumbraba producir 24 por temporada, ahora suelen ser de diez o menos capítulos. Los guionistas y directores se deben ajustar a un rodaje más corto y rápido, deben desarrollar en pocos capítulos los conflictos y los giros dramáticos de cada personaje con maestría. Gracias al “big data”, Netflix testea el éxito acorde al índice de vistas de que cada usuario arroja alrededor del mundo. Con esto se garantiza la rentabilidad, su continuidad en la co-producción de la serie para temporadas posteriores. Tercero, la digitalización de los productos audiovisuales permitió el llamado “binge watching” o “devorar de un bocado”, donde la audiencia puede ver en un sólo visionado o maratón temporadas completas de su serie favorita. Cuarto, con las redes sociales se catapultó el poder mediático del producto audiovisual consumido en Netflix, así, el televidente expresa sus ideas y sentimientos acerca de la serie o película construyendo una comunidad o “mercado de nicho” alrededor del producto audiovisual.

Uno de los fenómenos más importantes que sucedieron con la digitalización de los productos audiovisuales es la interacción inmediata entre televidentes en las principales redes sociales. Gracias a una buena trama, un buen diseño dramático de los personajes, glamorosos actores en protagónicos traídos del star system hollywoodense junto a la farándula de la prensa rosa, se construye un nuevo mercado alrededor de cada serie o película, que es explotado económicamente por otros sectores alrededor de la industria del entretenimiento.

La cultura transmedia y el contenido en el mercado audiovisual

A inicios del siglo XXI, el teórico en comunicación Henry Jenkins habla por primera vez del concepto “transmedia” en la revista Technology Review donde afirma que

Transmedia storytelling represents a process where integral elements of a fiction get dispersed systematically across multiple delivery channels for the purpose of creating a unified and coordinated entertainment experience. Ideally, each medium makes it own unique contribution to the unfolding of the story.[2]

Sobre estas líneas observamos que la revolución digital empoderó al televidente transformándolo en un eslabón activo en la interacción y la creación de nuevo contenido con las redes sociales. Su nacimiento creó cambios importantes en la industria del entretenimiento. Por ello, la nueva generación de usuarios vio en el internet una libertad para expresar ideas y sentimientos, que la televisión clásica siempre les había negado.

Al paso de los años, crece la audiencia global en las redes sociales (facebook, twitter e instagram) y cambian los hábitos de consumo de los productos audiovisuales. Con ello, muchos creadores abordaron temas poco tratados en la pantalla, hasta entonces censurados por las majors de la televisión americana. Sin embargo, con la consolidación de Netflix veremos que las diversas plataformas que le hicieron competencia pronto adoptaron nuevas condiciones de producción. A ello se suma la libertad narrativa de los cánones televisivos de ficción, cuya experimentación se trajo del lenguaje cinematográfico, donde se construyó una sofisticación estética en las series que apostaron por expresiones innovadoras. A consecuencia, Netflix despertó a su potencial competencia como Amazon prime video, HBO go, Disney+, Hulu, Europa+, etc.

A propósito de la laureada serie House of Cards Josefina Cornejo rememora el célebre discurso que tuvo el actor Kevin Spacey en el Edinburgh Television Festival de 2013

“(…) We were creating a sophisticated, multi-layred story with complex characters who would take space top lay out. The obligation of a pilot- from writing perspective- is that you have to spend about 45 minutes establishing all the characters, create arbitrary cliff-hangers and generally prove that what you are setting out to do will work. Netflix wast the only network that said ´We believe in you. We´ve run our data and it tells us that our audience would watch this series. We don´t need you to do a pilot. (..)”[3]

El hallazgo que tuvo la revolución digital fue la capacidad de distribución de los productos audiovisuales a nivel mundial. Así, las series y las películas trajeron de vuelta importante retroalimentación de la audiencia desde diversos canales por internet y las redes sociales. Esto significó tanto una mina de oro para la mercadotecnia de la industria del entretenimiento, como información útil de la audiencia para Netflix. Con esto, el objetivo fue desarrollar series y películas para públicos específicos en cada país y acrecentar su número de suscriptores; pienso, sin evidenciar un silencioso monopolio ideológico. No olvidemos que el tercer eslabón lo conforma la creciente industria del hardware con el desarrollo de nuevos dispositivos electrónicos como el smarthphone, las tabletas y los televisores inteligentes donde operan estas plataformas 24/7.

A estas reflexiones, cuando el célebre actor Kevin Spacey reflexiona sobre lo innecesario que fue para Netflix producir una serie bajo la evaluación del episodio piloto; Randolph y Hastings evidenciaron el poder del “big data” causado por la audiencia, para generar cambios económicos y de producción en esta nueva industria del entretenimiento digital. Si recordamos, antes el éxito de un show provenía de la evaluación y aceptación de los ejecutivos de los estudios ante el episodio piloto, también dependía del talento creativo y del crew de producción como de su marketing y salir en horario prime time televisivo; todo ello para valorar la efectividad entre la audiencia y las ventas con los anunciantes. Ahora eso terminó pues Netflix se apoya en el “big data”, que la audiencia vuelve transparente en su plataforma, a cada estreno de una nueva serie. Esta herramienta digital vuelve estadísticas el “rating” y sirve para determinan qué temáticas son más exitosas para producir y distribuir entre la audiencia. Desde los legendarios dramas de época, los de investigación policial, las temáticas LGBTT, el romance con tintes de telenovela y la ciencia ficción entre muchas otros subgéneros, atestiguan los nuevos mercados de nicho que se crearon, donde las series se exportan y establecen el mercado mundial del streaming. Resta pensar que Netflix trata de monopolizar los premios más importantes de los principales festivales cinematográficos y televisivos alrededor del mundo, para desbancar el poder ideológico y corporativo que siempre tuvo Hollywood .

Gracias a la nueva capacidad “transmedia” de los productos audiovisuales, la prensa digital y las redes sociales como facebook, twitter, instagram y youtube se volvieron las principales plataformas que generan nuevo “contenido”, a partir de los diversos productos audiovisuales que se consumen en Netflix. Sin embargo, la evidente saturación de información que circula en redes, la competencia global del mercado de series y películas, han inyectado a la audiencia cierta adicción a los dispositivos digitales y su hiperconectividad.

Netflix y la pandemia. La prisión del streaming americano

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), se reporta el primer brote de la cepa conocida como coronavirus el 31 de diciembre de 2019 en la localidad de Wuhan en China. Hasta la fecha, según los diversos investigadores, no existe un origen claro de esta enfermedad, pero se identifica como un virus de afectaciones respiratorias, posiblemente contraída por el contacto con animales infectados que, a partir de diversas complicaciones como la neumonía, pueden matar a un ser humano, con síntomas similares al resfriado. No obstante, a partir de enero del 2020 se empezó a expandir a los continentes de Asia, Europa y América. Hasta la fecha este virus ha mutado en otras variantes en diversas partes del mundo volviéndose más contagiosa. Con ello cambió drásticamente la vida cotidiana en la población de todo el mundo. A esto se suma el confinamiento obligatorio para evitar contagios, lo que acrecentó más horas de consumo desde los dispositivos digitales. Es entonces cuando las diversas plataformas de contenido audiovisual incrementaron publicidad en redes sociales, pues surge la lucha por ganar suscriptores ante la competencia entre series y películas. A consecuencia, hay retrasos de estrenos cinematográficos, baja asistencia en salas de cine como la cancelación de los principales festivales fílmicos, lo que contrajo la situación económica del cine obligando a los majors hollywoodenses a buscar en el streaming una vía para recuperar las pérdidas económicas.

En este sentido, para finales de la segunda década del siglo XXI, Netflix y sus historias ya habían conquistado los principales premios en los Golden Globe´s y los Emmy´s, además ganaron considerablemente la atención de la gran audiencia a escala global, con algunas de las series más icónicas entre las que tenemos Orange is the new black, Stranger Things, House of Cards, 13 Reasons Why, Queen Gambit, The Crown, Love entre muchas otras. Desde dramas de época, con tintes de denuncia social, románticas tipo telenovela, acción y aventuras, de ciencia ficción como de investigación criminal; Netflix amplió su gama de ofertas a sitcoms, documentales, películas y programas infantiles como realities. Combinaron contenido original bajo co-producciones con diversas productoras en varios continentes, pagaron licencias de distribución de películas olvidadas dándole nueva vida. Abrieron el mercado a temáticas acorde a los tiempos político culturales y sociales de varias partes del mundo. Sin embargo, considero que existe una batalla silenciosa por monopolizar lo que Hollywood ha construido.

En México, acorde a la encuesta nacional sobre hábitos y consumo cultural[4] que realizó la UNAM durante el 2020 a más de diez mil personas, se encuentra que a partir de la pandemia el 79.4% consume espectáculos artísticos en línea desde su teléfono inteligente, donde el 38.4% lo hacen de manera diaria. Además, es notable mencionar que el 38.4% utilizan plataformas digitales para consumir series y películas. Con el 73 % de interés por ver cine o cortometrajes en línea, es evidente la predilección por entretenimiento de este tipo, a otras expresiones artísticas como conciertos u obras de teatro en línea.

Es sabido que las adicciones a las plataformas que ha generado el confinamiento, se manifiesta a razón de los cambios culturales de cada región. Sin embargo, acorde al site Universia

Una persona mirando muchas horas de series está directamente relacionado con el riesgo de morir de una embolia pulmonar.
Para disminuir este riesgo, los científicos japoneses recomiendan hacer pausas en las maratones «seriales» para estirar las piernas y caminar un poco.
Finalmente, las maratones de series vienen por lo general acompañadas de un alto consumo de snacks, comida rápida y golosinas, pudiendo afectar nuestro peso y niveles de colesterol.[5]

Es importante notar que las consecuencias psicológicas que ha dejado el confinamiento a causa de la pandemia, se hacen más notorias a medida que pasa el tiempo. La ausencia del contacto social ha generado un incremento en el uso de redes sociales con un 97.9% de whatsapp y el 91.5% de facebook para conversar con los amigos y familiares acorde a la encuesta realizada por la UNAM. Éstas han servido como atenuantes para soportar el encierro por la pandemia que aqueja al mundo actualmente. Si bien como afirma Catherine L. Franssen, profesora de Neurociencias en la universidad de Longwood

Desde 1996, el trastorno de adicción a Internet se ha estudiado y considerado para su inclusión en el entorno clínico como un trastorno documentable. Y, si bien esto representa un extremo que no afectará a la mayoría de los usuarios de Netflix, es una realidad cuando se habla de ver televisión en exceso durante horas y horas.[6]

 

Resta decir que aún no se ha identificado la magnitud psicológica que ha dejado el encierro por causa de la pandemia. Sin embargo, no es casualidad que la transformación de la industria del entretenimiento como de la audiencia ha sido vertiginosa desde inicios del siglo XXI. Es claro que la educación sentimental de la sociedad muchas veces proviene del consumo de las industrias culturales. La empatía emocional que surge entre la audiencia con los dramas ficticios que expresa la nueva televisión digital abona tanto a exacerbar los conocidos estereotipos sociales como a cuestionar los problemas sociales que aquejan a la sociedad contemporánea. Es importante pensar que la digitalización del entretenimiento audiovisual fue punta de lanza para el éxito de Netflix, sin embargo, hay que observarlo con reservas pues este nuevo imperio ideológico esconde restricciones tanto para los creadores como cambios en los estándares económicos para la industria del entretenimiento audiovisual.

La llegada de la pandemia, el confinamiento y el alto consumo cultural en plataformas digitales como Netflix, podría desatar una disociación entre la realidad y la ficción tras la falta de contacto social, los daños aún resultan desconocidos pero es necesario dosificar el uso de la tecnología con otras actividades.

Bibliografía

Josefina Cornejo Stewart. “La televisión. Primera y segunda edad de oro. Características de la ficción televisiva.” en El caso netflix (2012-2015). Nuevas formas de pensar la producción, distribución y consumo de series dramáticas. España, Facultad de Ciencias de la Comunicación Blanquerna, Universidat Ramón Llull.

Atarama Rojas, Tomás y Selena Requena. Narrativa transmedia: análisis de la participación de la audiencia en la serie 13 reasons why para la aproximación al tema del suicidio. Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura, Perú. Ediciones Universidad de Salamanca. Fonseca, Journal of communication, núm. 17, 2018

Henry Jenkins. “Transmedia storytelling”. Confessions of an aca fan. March, 21, 2007.

https://unam.blob.core.windows.net/docs/EncuestaConsumoCultural/1_4949982003714851006.pdf

https://www.universia.net/cl/actualidad/vida-universitaria/peligros-ser-adicto-netflix-1142760.html

https://www.huffpost.com/entry/the-netflix-addiction_b_8473094

  1. Atarama Rojas, Tomás y Selena Requena. Narrativa transmedia: análisis de la participación de la audiencia en la serie 13 reasons why para la aproximación al tema del suicidio. Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura, Perú. Ediciones Universidad de Salamanca. Fonseca, Journal of communication, núm. 17, 2018. Pág. 194.
  2. Henry Jenkins. “Transmedia storytelling”. Confessions of an aca fan. March, 21, 2007. Recuperado en la siguiente liga [http://henryjenkins.org/blog/2007/03/transmedia_storytelling_101.html]
  3. Josefina Cornejo Stewart. “La televisión. Primera y segunda edad de oro. Características de la ficción televisiva.” en El caso netflix (2012-2015). Nuevas formas de pensar la producción, distribución y consumo de series dramáticas. España, Facultad de Ciencias de la Comunicación Blanquerna, Universidat Ramón Llull. Pág. 271.
  4. Véase el siguiente link [https://unam.blob.core.windows.net/docs/EncuestaConsumoCultural/1_4949982003714851006.pdf]
  5. Véase en el siguiente link [https://www.universia.net/cl/actualidad/vida-universitaria/peligros-ser-adicto-netflix-1142760.html]
  6. Véase versión en inglés del artículo en el siguiente link [https://www.huffpost.com/entry/the-netflix-addiction_b_8473094]

 

Publicado en Cine y etiquetado , , .

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *