Messi globalizado

Por Humberto Orígenes Romero[1]

El fútbol es un fenómeno global desde hace años. A pesar de que muchos lo consideran banal, este deporte que mueve hoy alrededor de 200 mil millones de dólares anuales —según cifras de Gianni Infantino, presidente de la FIFA—, es analizado por sociólogos, historiadores, antropólogos y literatos.

Es innegable el peso del futbolista en la esfera mundial. Estos atletas conviven con artistas de toda índole, de tal suerte que son tratados por la sociedad como figuras públicas de trascendencia: hoy importa lo que un futbolista coma, beba, diga y haga.

Siguiendo esta tónica, es indiscutible que los dos mejores futbolistas del mundo son Cristiano Ronaldo y Lionel Messi. Por ende, resulta comprensible el revuelo generado con la salida del argentino del Barcelona. Es impresionante revisar las cifras y los datos de este movimiento en el mundo del balompié. Conviene repensar las relaciones del deporte con la economía.

¿Cómo es posible que un solo futbolista haga desplomarse el valor de una marca ya internacional como lo es la del FC Barcelona? “De acuerdo a la consultora Brand Finance, la salida de Lionel Messi le costaría hasta 137 millones de euros al Barcelona, lo que ocasionará que su valor de marca caiga hasta en un 11%”, reporta algún portal de deportes en Facebook.

Las redes sociales se convirtieron en un hervidero a raíz de los rumores y dichos alrededor del diez de la selección argentina. Versiones de último minuto difundidas por gente como el célebre cronista Martín Caparrós decían que Messi no saldría, que se quedaba en España sin cobrar sueldos, o que la directiva encabezada por Joan Laporta haría un último esfuerzo por retener a su estrella.

Las desastrosas gerencias de Sandro Rosell y Joseph Bartomeu fueron minando los éxitos deportivos y económicos que el mismo Laporta dejara en tiempos de Guardiola. Messi, según sus propias declaraciones, intentó reducir el 50% de su salario, echando así por tierra las versiones que indicaban que Barcelona intentó bajarle el sueldo al 70 %. El rosarino dijo que él se lo bajó al 50 y no le pidieron más:

«Me bajé el 50 por ciento de mi ficha y después no se me pidió nada más. Es mentira que me pidieran otro 30 por ciento. Se dicen muchas cosas que no son verdad»

Dijo en una conferencia en la que se despidió. Después aseguró que:

«Estaba todo arreglado y en el último momento no se pudo hacer. Ya lo dijo Laporta. No sé si el club lo ha hecho todo, lo que sí tengo claro es que yo sí lo hice todo lo posible por quedarme».

Ante esa declaración surge la pregunta: ¿qué es “hacer todo?” Es imposible no pensar en términos laborales y reflexionar si un trabajador sería capaz de quedarse gratis. Claro, no es un trabajador cualquiera, es un atleta que bien puede vivir de las campañas publicitarias, como sugirió Caparrós en un tuit. Al final del discurso, Messi recibió una ovación de pie en la sala de prensa. Los medios anunciaron el fin de una era.

Citando a Gerardo Velazquez de León, acerca del Fair Play financiero, “es una ley creada por la UEFA (en 2011, con Michel Platini de presidente), en la que se establece que ningún equipo que participe en competencias europeas puede gastar más de lo que ingresa y que su masa salarial no puede superar el 70 % de esos ingresos. Es una norma que se va modificando constantemente en cuanto a cantidades, pero que busca que estos nuevos ricos no acaparen a billetazos.”

Aunado al alto costo de la nómina barcelonista, a que no hubo ventas de raíz provechosas para darle margen de ganancia al club, el Barça endeudado más de 400 millones, se tenía que hipotecar al club con un plazo a recuperarlo en 50 años. 

Se reveló que antes de la renovación, el futbolista ganaba 71 millones de euros netos, recordando que el club pagaba el doble antes del cobro de los impuestos correspondientes. Fueron 13 renovaciones en 16 años, en los últimos años llovían ofertas desde los equipos pertenecientes a los jeques árabes, incluso, “El año pasado quería irme y ahora no y de ahí mi tristeza», aseguró Messi.

El Barcelona, porque ha perdido los derechos del jugador, ha comenzado a borrar todas las imágenes del Camp Nou donde aparece el rostro de Leo Messi. El comentarista deportivo Fernando Palomo ofrece una interesante hipótesis bajo la cual Laporta intenta que el Barcelona se quede en la Superliga y para ello debe evitar deudas con la Liga, para en un futuro integrar el proyecto paralelo a la UEFA.

Los fondos de inversión han invadido el fútbol. La revista Panenka publicó hace tiempo un artículo sobre las consecuencias que estos mecanismos le trajeron al Twente de Países Bajos: la salida de copas europeas y el descenso. Hoy la liga española ha entrado a un fondo de inversión perteneciente al CVC en el que, a cambio del 11%, inyectaron a La Liga 2700 millones de euros. Se ha valuado el torneo español en 24.250 millones de euros, todo esto antes de contemplar la salida de Lionel Messi, que naturalmente afectará los ingresos por derechos televisivos y patrocinios.

Un joven y polémico abogado y escritor francés, Juan Branco, ha dicho que el PSG no se preocupa de cumplir con el «Fair Play Financiero» porque Francia anunció la imposición de sanciones hasta 2023: «El problema es que, en Francia, para hacer un favor a Qatar, que organiza el Mundial de 2022, el comité encargado financiero ha decidido no aplicar sanciones económicas hasta 2023», dijo Branco. Recordemos que el PSG pertenece a la familia real del emirato.

Este mercado de fichajes, el club francés ha hecho maravillas financieras que solo son posibles bajo la promesa de altos sueldos a cada futbolista. Además de Messi, han fichado sin pagar a los clubes a Sergio Ramos, el portero italiano Donnarumma y al neerlandés Wijnaldum: todos a coste cero. Únicamente pagaron por Hakimi un total de 60 millones al Inter de Milán.

Se ha dicho que es poco ético establecer contacto con un jugador con contrato vigente en otro equipo y es que hoy el futbolista se mueve bajo la promesa de un mejor futuro. Ante esta situación cabe la reflexión sobre la libertad del futbolista en tanto empleado. En términos estrictos cada atleta debería ser dueño de su trabajo.

La realidad es que Messi le hizo ganar a Nike, PSG y Jordan (el exbasquetbolista recibe cinco por ciento de las ganancias) 120 millones de euros por la venta de camisetas en tres días. Un dorsal atípico, por cierto, usará el 30 como cuando debutó un 6 de octubre de 2004 (frente al Espanyol, donde jugaba su hoy técnico, Pochettino), ya que, si bien Neymar ofreció el 10 a Messi, éste lo rechazó.

Por su parte, un visionario Jeff Bezos compró los derechos televisivos de la Liga Francesa hace unos meses. Messi hace ganar a sus compañeros en la cancha y a los empresarios fuera de ella. El propio Leo no se queda atrás en el derroche de petrodólares: con un contrato de dos años con opción a un tercero, el club francés le pagará a Messi 40 millones de euros anuales (Barcelona ofrecía 35 antes de la renovación); es decir, más de 2 millones de pesos diarios, con lo que rebasa a Neymar, quien, otra vez, aceptó una reducción salarial.

Una auténtica locura, cuando se clamó por un Fair Play financiero. Messi se va de un equipo que necesita vender estrellas y llega a otro que no necesita comprarlas, porque las obtiene sin contrato vigente con otras instituciones. Todo esto a la espera de que ese Fair Play económico llegue a la Ligue One en 2023.

  1. Humberto Orígenes Romero Porras. Egresado de la Licenciatura en Historia de la Universidad de Guadalajara, exatleta paralímpico (2006-2017), partidario de las causas justas, aficionado a la literatura, la historia y el buen futbol.

 

Publicado en Deportes y etiquetado .

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *