La perspectiva del uso de plaguicidas en la producción florícola en México

Por Dulce María Vázquez Hernández[i]]

Una flor es breve, pero la alegría que regala en un minuto
es una de esas cosas que no tienen un comienzo o un final.
(Paul Claudel)

La introducción de plaguicidas

La introducción de plaguicidas en México para uso agrícola estalló en el siglo XX, cuando la Revolución Verde iba iniciando. Los plaguicidas se definieron como sustancias tóxicas que actuaban como bloqueadores de los distintos procesos fisiológicos en los organismos plaga (CNDH, 1992), se clasifican como inorgánicos y orgánicos, es decir, que pueden estar constituidos por elementos naturales o sintéticos.

Su uso no ha sido solamente en el sector agrícola, también han sido utilizados como arma en tiempos de guerra; la elaboración del plaguicida conocido como “Agente Naranja” permitió a Estados Unidos durante la guerra de Vietnam, en los años 1961 a 1972, delinear una estrategia ya que lo implementaban para abrir campo en zonas de jungla impidiendo cualquier escondite de los soldados de esa nación. Sin embargo, este acontecimiento dejó una gran pérdida del ecosistema de la zona, así como grandes enfermedades que van desde el cáncer y afectaciones cutáneas, hasta trastornos hepáticos.

En ese sentido, el uso masivo de plaguicidas sintéticos y venenosos ha provocado el incremento de contaminación ambiental, la destrucción de recursos naturales e intoxicaciones crónicas y agudas. El PAN ha emitido la lista de Plaguicidas Altamente Peligrosos (PAP) que incluyen 297 ingredientes activos; uno de ellos es el bromuro de metilo, también calificado como PAP por los criterios de la FAO-OMS, por lo que está prohibido su uso en 35 países; aunque en México tiene uso restringido, esto no significa que no se utiliza en el país, sino que su utilización es en menor cantidad.

Los plaguicidas son un componente importante en los procesos de producción agrícola. Dentro de ésta se encuentra la floricultura, de la cual México, en 2005, contaba con una superficie de 21 129 hectáreas de producción. Esto significa que prácticamente en todas las entidades federativas se cultivan plantas, aunque sólo en el 37% de los municipios del país se desarrolla esta actividad, ya sea con cultivos a campo abierto, en viveros o invernaderos. Cabe señalar que el 7.3% de los municipios dedicados al cultivo florícola venden parte de su producto a otros países.

El Estado de México es uno de los principales productores florícolas ya que de los 125 municipios que lo componen, 79 se dedican a la producción florícola y cuenta con un corredor florícola que distribuye a nivel nacional el 61.3% de flores y plantas, donde participan principalmente 6 municipios de la entidad que son Villa Guerrero, Coatepec Harinas, Tenancingo, Zumpahuacán, Malinalco e Ixtapan de la Sal (Hernández, 2016). Por ello, la gran producción que se realiza en el municipio ha provocado el uso de plaguicidas en la zona, los cuales son principalmente de origen químico.

Afectaciones a la salud humana

Acaparar las necesidades alimenticias del ser humano ha generado que el sector agrícola busque alternativas para aumentar la producción en menor tiempo, esto ha generado el uso de plaguicidas. Sin embargo, el mal manejo de las prácticas de la aplicación de plaguicidas puede ocasionar serios problemas a la salud de la población expuesta.

En México, se han presentado casos de intoxicación y muertes derivadas por el uso de plaguicidas, algunos casos son:

Valle de Sinaloa – Donde el uso de insecticidas, pesticidas y herbicidas afecta severamente a jornaleros agrícolas que son contratados para aplicar agroquímicos altamente tóxicos a los cultivos de hortalizas de exportación, donde el 30% de los peones son menores de edad entre los 10 y 12 años. El Hospital Pediátrico de la zona registró un ingreso mínimo mensual de dos casos de leucemia en la piel.

Nayarit – En la Sierra Huichola, donde principalmente se produce el Tabaco, numerosas familias huicholas, coras, tepehuanas y mexicaneros, descienden para trabajar como jornaleros. Allí son expuestos a un elevado número de plaguicidas, generando casos de leucemia y otros cánceres en niños y adultos, además de los nacimientos de bebés con malformaciones, de los que ha alertado el Centro de Santiago Ixcuintla y Tepic, Nayarit.

Los casos de afectación en la salud no solamente se generan por el uso de los plaguicidas, si no desde su producción. Tan solo alrededor de 4 mil personas fallecen cada día en el mundo debido a productos químicos y otras 200 mil sufren intoxicaciones (Restrepo. 1994). Por ejemplo, el caso de la explosión de la fábrica de plaguicidas “TEKCHEM” en Guanajuato, en el año 2000, generó la intoxicación de 6 mil personas por la exposición a plaguicidas de Malatión etílico y Paratión etílico.

De acuerdo con Paoletti y Pimentel (2000), se estima que se aplican más de 2.5 millones de toneladas de plaguicidas en el mundo, sin embargo, hay pérdidas del 40% del potencial de producción asociadas a la presencia de plagas, malezas y enfermedades. Asimismo, de manera notoria, se registran diversos efectos en 26 millones de individuos en el mundo, con un cálculo de 220 mil muertos anuales (Pérez, 2013).

El mayor número de casos de intoxicación por plaguicidas en el sector agrícola son de infantes, ya que estos acompañan a los adultos en labores agrícolas donde los menores no emplean ningún equipo para proteger las vías respiratorias.

Dentro de la Red de Acción sobre Plaguicidas y Alternativas en México (RAPAM), se menciona que la exposición a los plaguicidas a largo plazo genera efectos crónicos, como cáncer, daños al cerebro, al sistema nervioso y al hígado, mal congénito, esterilidad, abortos espontáneos, alteraciones hormonales y afectaciones del sistema inmunológico.

En el Estado de México, en el periodo de 2000 a 2010, se realizó un análisis sobre intoxicación por plaguicidas, donde se identificaron 1 266 casos de intoxicación y 311 defunciones (CEVECE, 2015). Asimismo, se identificaron dos enfermedades relacionadas con la exposición y contacto con plaguicidas en el corredor florícola del Estado de México (Hernández, 2016):

Anencefalia – Es cuando gran parte del cerebro no se desarrolla por lo que el bebé puede nacer sin vida o morir al poco tiempo después de nacer.

Espina bífida – Cuando la columna vertebral del bebé en gestación no cierra completamente durante el primer mes de embarazo, generando un daño neurológico.

(Secretaría de Salud, 2015)

Afectación al Ecosistema

El uso de plaguicidas se distribuye en el ecosistema de diferente forma y magnitud, el sobrante de estos plaguicidas se dispersa en el ambiente y se convierte en contaminante para los sistemas bióticos (animales y plantas) y abióticos (agua, aire y suelo), amenazando su estabilidad y representando un peligro a la salud. A su vez, el manejo inadecuado genera grandes cantidades de residuos, los cuales contaminan las áreas donde son utilizados.

En primera instancia, la distribución de los plaguicidas en las plantas dependerá de la capacidad de absorción de ésta y de la naturaleza del suelo, ya que las plantas y los microorganismos no pueden recibir directamente los compuestos absorbidos sobre las partículas del suelo, esto dependerá del proceso de desorción del compuesto en la solución del suelo. Así, en relación con el ingreso de los plaguicidas en las cadenas alimentarias, estos se distribuyen a través de los nichos ecológicos y se acumulan sucesivamente hasta que alcanzan una concentración letal para algún organismo constituyente de la cadena, o bien hasta que llegan a niveles superiores de la red trófica (INHEM, 2014).

En el corredor florícola, el desarrollo tanto de las especies como del mismo sistema de estructura social se tiene que ir adaptando para poder tener un crecimiento biológico, social y cultural; sin embargo, con la gran variedad de flores que se producen en el municipio, se ha provocado una enorme afectación en el ecosistema, debido a la gran explotación de éste y por el aumento de envases generados por la utilización de plaguicidas. Esta última afectación provoca una deriva de envases, donde cifras de la Asociación Mexicana de la Industria Fitosanitaria (AMIFAC) refieren que en la zona florícola del Estado de México se generan cerca de 150 toneladas de envases de agroquímicos, de las cuales sólo se recolectan 15 toneladas al año.

Empero, los riesgos ambientales también son generados por la tala del bosque templado, para la cual hacen un desmonte del bosque para ocupar la madera de los árboles y establecerse ya sean las viviendas o en su mayoría los invernaderos, esto aumenta la erosión y el riesgo de deslave, pues la mayoría de los invernaderos y asentamientos están establecidos a lo largo del sistema de lomas.

Afectación al Suelo

El suelo es uno de los factores más afectados por el uso de plaguicidas, ya que la mayor parte de ellos llegan a ponerse en contacto con el suelo, ya sea directa o indirectamente. La degradación de los plaguicidas en este sistema dependerá de la composición química del plaguicida, así como del tipo de suelo.

Los suelos arcillosos y orgánicos retienen más residuos que un suelo arenoso; el tipo de suelo que tenemos en el municipio principalmente es andosol, que está compuesto por una textura fina primordialmente de arcilla, es de origen volcánico con concentraciones altas de materia orgánica.

El mal uso de plaguicidas en el suelo genera la degradación, desgastando algunos minerales, macronutrientes y micronutrientes, así como la perdida de microfauna. Algunos plaguicidas son más tóxicos para los organismos, su degradación es rápida cuando se aplican a los suelos, mientras que otros pueden persistir durante períodos más largos; como es el caso de los plaguicidas organoclorados, que son de eliminación más difícil y persisten en el suelo más tiempo.

Para poder remediar este desgate, se aplican fertilizantes, que la mayoría de las veces son de origen químico. Sin embargo, dentro de esto se suscita un nuevo problema que es el exceso de concentración de sustancias aplicadas, que son retenidas en el suelo o, en su caso, lixiviados hasta llegar a los mantos freáticos.

Afectación al Aire

Conforme al Informe sobre la situación del Recurso Aire en el Estado de México en 2009, emitido por la Secretaría de Medio Ambiente del gobierno del Estado de México, se establecen las cuencas atmosféricas delimitadas por el relieve u otras atribuciones naturales, considerando las cuencas y subcuencas hidrográficas de la zona. Estas cuencas están establecidas por sus características meteorológicas y climáticas, y el Estado de México cuenta con 16 cuencas atmosféricas.

La contaminación del aire dependerá de los ingredientes de los plaguicidas que se utilizan, pues de algunos su periodo de vida en la atmósfera es más corto que otros, pero puede darse el caso que estos sean más tóxicos. La introducción de los plaguicidas al aire dependerá de su manejo y aplicación, ya que todos producen una cierta cantidad de deriva fuera de la zona de manejo. Si consideramos que el riego de plaguicida en un invernadero es de 2 a 3 veces a la semana, la deriva se irá acumulando en la atmósfera provocando una baja de calidad del aire, además de acontecimientos naturales como lluvia acida.

Asimismo, al tener este uso exhaustivo de plaguicidas en los invernaderos, en las mañanas, debido al efecto albedo se genera la condensación a un nivel menor de los gases que son emanados por los químicos, provocando que la calidad del aire sea poco favorable para la supervivencia de la diversidad de especies.

Afectación del Agua

El recurso agua puede ser contaminada de diferentes maneras, ya que la podemos encontrar en los 3 estados de la materia (sólido, líquido y gaseoso), principalmente el estado líquido es el más afectado por el uso de plaguicidas donde hay una incorporación por:

  • Dilución del plaguicida.
  • Infiltración a los mantos freáticos.
  • Regar con agua los cultivos.
  • Escurrimiento superficial a ríos, arroyos, lagos, manantiales, entre otros.
  • Lavado de equipo empleado para mezcla y aplicación del plaguicida.
  • Descarga en aguas residuales.
  • Evapotranspiración.

La contaminación del agua por plaguicidas genera afectaciones en las cadenas alimenticias provocando intoxicación o hasta la muerte de varias formas de vida. Estos compuestos químicos han provocado la muerte de peces tanto en agua dulce como salada, también se acumulan en los tejidos de algunos peces, los que a su vez ponen en peligro la vida de sus consumidores. Es así que los plaguicidas acumulados en las aguas ponen en peligro la vida de animales y vegetales acuáticos.

Conclusiones

El uso masivo de plaguicidas químicos provoca estrés en las plantas, lo que repercute en la calidad de la flor, por lo que es importante implementar un sistema amigable con el medio ambiente utilizando los conocimientos y prácticas ancestrales. De esta forma, la consolidación de las culturas permite conocer el significado de las flores para las diferentes culturas, así como el manejo integrado del suelo.

La actividad florícola impulsa el uso de plaguicidas que generan afectaciones en la salud humana y no se diga para el medio ambiente, por ende, podemos establecer una relación primordial, en la cual, si no hay un medio ambiente sano, la salud del ser humano no va a ser la más óptima, de esta forma la contaminación del suelo, aire y agua, por alterar las concentraciones y el uso intensivo de los plaguicidas químicos, ha provocado que las enfermedades se intensifiquen de una forma exponencial.

Además, el uso de plaguicidas genera una deriva de envases (del producto) provocando aun mayor afectación a los ecosistemas, pues recordemos que la AMIFAC solamente recolecta el 10% de los envases utilizado en la zona florícola del Estado de México.

¿Pero es necesario el uso de agroquímicos?, Justus Von Liebig (1840) sostuvo que para el desarrollo de una planta de manera completa se necesitaba un mínimo de elementos indispensable como la materia orgánica y el proceso microbiológico, es decir, elementos que la misma naturaleza provee. Las plantas son resistentes y capaces de combatir a las plagas, esta resistencia está relacionada con la síntesis de la proteína, sin embargo, las plantas son afectadas por las plagas porque es alterado su entorno. ¿Cómo? Pues con el uso de plaguicidas (innecesarios) y el desbalance de nutrientes, ya que las plagas principalmente se alimentan de aminoácidos. Para que la planta tenga una cantidad mayor de aminoácidos, basta tratarla de manera equivocada. Por ello, es necesario tener un equilibrio biológico, donde haya un control o uso nulo de plaguicidas y abonos químicos, así como del uso excesivo de nutrientes y las actividades tradicionales inadecuadas al lugar.

Con ello es necesario el desarrollo y desempeño de una agricultura de conservación, donde se implemente los conocimientos y prácticas ancestrales combinadas con las diversas tecnologías que se aplican hoy en día, pero que no perjudiquen la salud del medio ambiente ni del ser humano.

No obstante, el sistema agrícola hoy en día está enfocado a cultivos intensivos que se ajustan más a la demanda del mercado que al calendario agrícola, por ello es importante implementar un sistema agrícola de conservación (sustentable y rentable). Son muchos los productos naturales que puedes utilizar para fabricar un plaguicida orgánico, como, por ejemplo, hojas y raíces de plantas, cáscaras, frutos, etc. También se puede utilizar estiércol de animal, ya que por sus compuestos orgánicos pueden matar o ahuyentar a los insectos. Así, una alternativa ante la problemática del uso de plaguicidas es llevar a cabo estrategias dirigidas al cambio cultural de los productores, retomando las prácticas ancestrales agrícolas.

 

 

 

Bibliografía.

  • Boroukhovitch, M. (1992): Plaguicidas y medio ambiente. En: Plaguicidas Agrícolas y su Impacto Serie Cuadernos. Fundación Prudencio Vázquez y Vega. Montevideo, Uruguay
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  • (1992). Los plaguicidas en México. México, D.F.
  • (1996). Enseñanzas de la revolución verde: Hacia una nueva revolución verde. México
  • (2005). Agricultura y dialogo de culturas – Nuestro Patrimonio Común. México
  • Gobierno de Mex. (2009). Informe sobre la Situación del Recurso Aire en el Estado de México. PDF
  • Hernández, Rosa, al. (2016). Análisis temporal del riesgo por malformaciones congénitas atribuibles al uso de plaguicidas en el corredor florícola del Estado de México. On line: https://cienciaergosum.uaemex.mx/article/view/7380/7735.
  • (1998). La Horticultura Ornamental en México. PDF
  • (2014). Efectos de los plaguicidas sobre el ambiente y la salud. On line: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1561-30032014000300010.
  • Liebig, Justus Von. (1840). Organic chemistry in its applications to agriculture and physiology. Taylor and Walton.
  • Paoletti, Maurizio G. y Pimentel, David. (2000). Environmental Risks of Pesticides Versus Genetic Engineering for Agricultural Pest Control. Journal of Agricultural and Environmental Ethics volume 12, pages 279–303.
  • Pérez, M. Antonia. (2013). Residuos de plaguicidas en hortalizas: problemática y riesgo en México. PDF
  • (2017). Los plaguicidas altamente peligrosos en México. PDF
  • Restrepo, (1994). Muerte y daño con productos químicos. periódico La Jornada. Publicado el 5 de Septiembre de 1994.
  • Vázquez, Dulce. (2019). Revisión del uso de plaguicidas en rosales de invernadero en Tenancingo, Estado de México: Sustitución del bromuro de metilo con plaguicidas orgánicos. On line: http://repositorioinstitucionaluacm.mx/jspui/handle/123456789/976

 

 

[i]] Dulce María Vázquez Hernández es Licenciada en Ciencias Ambientales y Cambio Climático por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Analista ambiental encargada del área de ecología de una edificación condominal verde y estudiante del posgrado Cambio Climático y Biodiversidad del Instituto de Estudios Superiores «Rosario Castellanos».

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