Proyecto “Ecoparque 2023,” desde la participación ciudadana

Por Carlos Villalpando Martínez [1]

Las dependencias públicas encargadas de la gestión del agua, han utilizado usualmente las campañas publicitarias o educativas tendientes al cuidado del recurso hídrico, con ejemplos como el reciclado, captación de agua de lluvia para riego, el uso del agua de lavadora para el baño, recortar los tiempos del baño personal, evitar el uso de manguera para lavar el coche; en suman, muchos son los ejemplos utilizados para poder aminorar el uso personal del agua, pero el verdadero problema existe en su uso como un bien industrial, donde han existido regulaciones leves o carentes de efectividad, en su lugar, se limita su uso como un bien personal en las colonias más desfavorecidas, pero se prioriza su atención en las empresas depredadoras del medio ambiente.

La discusión sobre las problemáticas ambientales y la contaminación generada por las empresas no fue un tema relevante en el mundo ni en México hasta finales de los años sesenta y principios del setenta, ya en los periodos económicos anteriores se buscaba el desarrollo industrial, crecimiento poblacional y aumento del Producto Interno Bruto (PIB).

El concepto de desarrollo fue un fenómeno de la posguerra, en la que los países que habían participado en la guerra necesitaban reestructurarse y recuperarse de los impactos económicos y sociales que se habían provocado. Desde la economía neoclásica, el impacto de la contaminación que generaba la industria, metalúrgica, agroindustrial, no se tomaban en cuenta, ya que los recursos naturales eran vistos como una mercancía casi inagotable.

El crecimiento económico tradicional busca el incremento de la producción y el consumo de los mercados para garantizar la fortaleza de la economía, elementos que condicionan el papel del hombre para la obtención de recursos monetarios en donde la naturaleza juega un papel primordial como mercancía.

En la economía de mercado tradicional, la competencia que generan las empresas y el mercado provocan un aumento de producción, que requiere de elementos de la naturaleza, como agua, tierra y madera, que generan residuos y escasez, cuyo escenario no permite la recuperación equitativa de los recursos naturales.

Los impactos ambientales generan costes sociales como la pobreza social, desigualdad de los recursos entre el campo y la ciudad, así como diferencia de clases, poniendo de manifiesto que el modelo tradicional de desarrollo es devastador y depredador, comprometiendo el bienestar de las generaciones futuras.

El concepto de “desarrollo sostenible” fue introducido a partir de las exigencias de buscar una forma de aminorar la contaminación y los costes sociales que provocaba el desarrollo tradicional, la primera vez que se habló del concepto fue en el Informe de Brundtland, en 1987, según Fuerte (2019).

El desarrollo sostenible se define como el crecimiento orientado a satisfacer las necesidades de la población actual, sin afectar el desarrollo de las generaciones futuras para la obtención de recursos, según la Comisión Mundial de Medio Ambiente y desarrollo, retomada por Fuerte (2019).

Los modelos tradicionales de la economía, en México y el mundo, han provocado severos daños al medio ambiente y a las capacidades de recuperación de los recursos naturales. Los presupuestos económicos y el desarrollo de la incursión de los países al capitalismo y Estado de bienestar provocaron el crecimiento de la economía, con costes sociales que no eran visibles sino hasta las crisis de las economías.

Surgieron entonces estrategias para aminorar los daños, en los ochentas se propuso la creación del desarrollo sostenible, de la mano de la economía ambiental y se intentó dar una explicación funcional y valorizada para la economía.

Fue un intento que expresaba intenciones disfrazadas por valorizar los recursos naturales y el mercado, mostrando una sustentabilidad débil, la respuesta fue crear postulados de la economía ecológica donde se mantenían niveles de conciencia y uso responsable de los recursos, mediante leyes y políticas públicas que permiten que la población y las empresas los usen responsablemente para el mantenimiento de las generaciones futuras.

Se realizó la sustentación teórica de la economía ecológica y el desarrollo sustentable para poder comprender los momentos y procesos que se tuvieron para llegar al punto de crear nuevas alternativas.

En el caso mexicano, la economía ecológica como una alternativa de los modelos económicos parece ser la más congruente, ya que el país mantiene aún un uso desmedido e ineficiente de los recursos naturales, que sin un debido proceso sustentable no quedará stock para las generaciones futuras, provocado por la acumulación del capital.

Se ha demostrado que el uso de la economía ecológica y sustentable tendría impactos económicos directos a la mejora de la sociedad, algunos de los problemas son su falta de aplicación, ya que muchos de sus postulados son teóricos y no se han podido aplicar debido a la represión de las empresas para su uso.

El papel de los actores sociales es replicar y vigilar los postulados de la economía ecológica y el desarrollo sustentable para poder participar activamente en las decisiones y realizar modelos de política pública efectivos, desde el pensamiento social y la participación ciudadana, para fungir como entes de cambio ante el mundo actual.

Espacio público

La ciudad es el elemento que condiciona la sociedad en la que los actores sociales se desarrollan, conviven, transitan, desarrollan pautas y modos de vida, en las que el Estado es el principal motor de desarrollo urbano.

El Estado proporciona los recursos monetarios y de construcción para que las áreas públicas se mantengan para la sana convivencia de los individuos, en algunos casos el presupuesto o las obras públicas no sostienen la mayoría de las necesidades para mantenerlos, ante el abandono de los mismos surgen problemáticas como la inseguridad, el descuido, pandillerismo, que impacta mayoritariamente a las mujeres al sentirse en una situación de riesgo al transitar por los espacios.

El espacio público es definido como un espacio en el que las personas transitan y se relacionan para el ejercicio de su vida en sociedad, en él se realizan actividades culturales, económicas y de esparcimiento para el uso cotidiano de las personas las 24 horas del día, siendo el espacio social por excelencia, según Miranda y Gutiérrez (2018).

En el espacio público fluyen diferentes escenarios, es un lugar de encuentro y socialización, en el que las personas se reúnen con distintos fines prácticos; es el universo social donde se concreta la cosa pública, lo que ha de hacerse para todos, política y recreativamente.

La función del espacio para los fines sociales repercute en la vida de las personas, se implementan estrategias para que los espacios sean seguros realizando actividades que aumenten la viabilidad de las políticas públicas, el buen uso de los espacios públicos permite que la convivencia social ayude a la construcción de vínculos solidarios, de cuidado y respaldo de los problemas que genere la comunidad.

Algunas de las estrategias que se utilizan para disminuir los índices de violencia en los espacios públicos son la focalización en puntos estratégicos del espacio público, la implementación de vigilancia formal y vecinal, formando una red de vigilancia comunitaria. Así mismo, la delimitación urbana, la participación ciudadana y el continuo uso del espacio por la ciudadanía.

Si bien se realiza la recuperación del espacio, mejoras de obra pública, pintura, señalamiento, seguridad e iluminación, la cooperación de la ciudadanía en el favorecimiento de procesos sociales, personales y colectivos, es la estrategia que se debe fortalecer e implementar para la apropiación de los espacios, elaborando una táctica conjunta desde el municipio y la comunidad.

En ese sentido, se tendrá la intervención de espacios públicos como parte de las políticas públicas de prevención y seguridad, con la intención de ayudar a la creación de condiciones de seguridad a partir de diseñar el entorno físico de la ciudad. Se trata pues de políticas públicas, las cuales son acciones de gobierno que buscan cómo dar respuestas a las diversas demandas de la sociedad.

En esa línea, se han realizado actividades en espacios públicos abiertos que son los de principal acceso de la ciudadanía. Constantemente se ofrecen actividades para el sano esparcimiento de las personas, pero se ha dejado de lado los espacios públicos de las colonias o comunidades, por lo que este estudio está enfocado en los lugares con menos promoción, pero que sin duda forman parte esencial de la cotidianeidad de la gente, por ello se deben realizar actividades para su beneficio.

Hoy en día los espacios públicos, se caracterizan por el abandono y deterioro de bancas, mobiliario, canchas en mal estado, áreas verdes descuidadas y por la carencia de usuarios, lo que genera una percepción de inseguridad para la población, ocasionando en algunos sentidos una alta incidencia delictiva y violencia, producto de que las pandillas se han apropiado muchas veces de esos lugares, de acuerdo con datos de SEDESOL (2010).

Los acelerados crecimientos urbanos han descontrolado la dinámica de planeación de los gobiernos locales para facilitar servicios de obra pública y proyectos de calidad, por ejemplo, el ordenamiento y recuperación de los espacios y plazas públicas.

Según SEDESOL (2010), algunos de los factores por los que los espacios públicos son abandonados son los siguientes:

1.- Deterioro físico de los espacios, causado por la falta de mantenimiento.

2.- La ocupación de los espacios por grupos delictivos o antisociales, restringiendo el uso de la ciudadanía general.

3.- Falta de convivencia de la ciudadanía en los espacios y falta de apropiación del entorno como un espacio de esparcimiento.

En los espacios públicos abiertos se intensifica también el trabajo informal, uno de los efectos de la expansión y el neoliberalismo que se ha incrementado con la creciente urbanización y las necesidades de satisfacer las necesidades de los espacios, como vendedores ambulantes y de comida, que ha provocado irregularidad e inseguridad por parte de las extorsiones del crimen organizado, según Ramírez (2003), retomado por SEDESOL (2010).

Sin embargo, las actividades recreativas como talleres y los eventos culturales suman en conjunto 29.5%; estos porcentajes indican […] la carencia de una oferta adecuada de actividades lúdicas [que generan] una necesidad de la población. La falta de opciones de esparcimiento sumada a las otras causas indicadas con anterioridad, ayudan a fortalecer la idea de que los espacios públicos no constituyen una opción adecuada para desarrollar diversas actividades de interrelación social, lo cual se traduce en una fragilidad de relaciones y encuentros sanos entre mujeres, niños, jóvenes y adultos (SEDESOL, 2010, p.18).

Es por ello que se deben generar los proyectos sociales realizando un diagnóstico para identificar las necesidades de la población, ya que aportan en gran medida a las cifras de ocupación y de apropiación de los espacios urbanos de las colonias y espacios abiertos, en el que la población femenina, niños y demás usuarios han tenido una respuesta positiva, mejorando las relaciones sociales de la comunidad, con talleres de empoderamiento económico, ferias de salud, pláticas y conferencias, manteniendo un seguimiento y recuperando espacios.

La participación vecinal es en alguno de los casos una estrategia fundamental para la seguridad de las colonias, según la Encuesta Nacional Sobre Capital Social Urbano 2006, retomada por SEDESOL (2010), solamente el 21% de los entrevistados se reunió con sus vecinos para discutir o aportar en problemáticas generadas para su colonia, lo que presupone un déficit en la política pública, debiéndose reestructurar y mejorar para que exista mayor participación social.

En algunas de las plazas públicas en las colonias se perciben elementos en común relacionados con el abandono de los espacios, como son la apropiación de pandillas y grupos de jóvenes, quienes se congregan en puntos y horarios específicos, frente a ellos, se debe recuperar los espacios ya que se ha mostrado que a mayor uso de los espacios públicos menores actividades delictivas se presentan.

Una de las consecuencias del desuso de los parques y espacios públicos es el sedentarismo y la falta de participación de la gente, cada vez más los niños y niñas dejan de salir a jugar, se hace cada vez más común el individualismo y el uso de plataformas digitales como internet y videojuegos que fomentan la apatía, pudiendo causar afectaciones posteriores, según Quesada (2006), retomado por SEDESOL (2010).

Recuperación del ECOPARQUE Salamanca

Las recientes proyecciones para la realización de la feria en el espacio denominado “Ecoparque” de Salamanca, Guanajuato, muestran un desarrollo causal, al proponer un lugar de esparcimiento que se encontraba dentro de un uso poco cotidiano, ya que al existir cierto tipo de participación por vecinos, ciudadanos, deportistas y otros, se realizaba un uso mínimo, aunado con las recientes ferias de artesanos, muestras de gastronomía, e incluso, ferias de la nieve y de tradiciones salmantinas.

El proyecto de recuperación del “Ecoparque”, destinado a ocupar los espacios de la feria 2023 de Salamanca, ha sido motivo de interés medioambiental, por parte de este rubro se han tenido varias opiniones cruzadas, sin embargo, su ocupación dista de ser importante por varios puntos, uno de ellos es el económico, al incentivar la participación de comerciantes y consumidores, al entrar y darle vida al pulmón, que poco a poco se fue apagando.

En contraste, el tema medioambiental de la viabilidad del proyecto tiene que ver con el nulo mantenimiento y desuso de administraciones anteriores para el lago artificial, del que no se había concretado el uso destinado y solamente servía como un recuerdo de lo que pudo ser y se dejó de hacer.

Por su parte, la participación ciudadana al crear un proyecto de recuperación masiva, a través de la ocupación de espacios públicos, se relaciona a casos de éxito como el parque Xochipilli de Celaya y el conocido Explora de León, mismos que han mostrado alojar a los ciudadanos, teniendo vida y por lo mismo cuidado ambiental para su conservación.

El reto del proyecto será dar una revisión minuciosa sobre el cuidado que se pretenda realizar en el predio, las especificaciones ambientales de acuerdo a las normas vigentes, el uso y la recolección de basura eficiente y sostener los esfuerzos por mantener activo uno de los pulmones más importantes de la ciudad, que al ser habitado nuevamente por la participación social puede mejorar, ayudando a subsanar y condicionar su debida conservación natural y la recuperación del tejido social.

 

 

 

Referencias:

1.-Fuerte, D. (2019). Sustentabilidad y la gestión del recurso agua en México: una revisión histórica. Economía y Sociedad, XXIII (40). Recuperado de: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=510/51059979001

2.-Miranda, C., & Gutiérrez, J. (2018 ). ESPACIOS PÚBLICOS SEGUROS: POLÍTICAS URBANAS CON ENFOQUE DE SEGURIDAD CIUDADANA, 1-27. Recuperado de: http://ru.iiec.unam.mx/3765/

3.-Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), (2010), Documento diagnóstico de rescate de espacios públicos. México. 1-42. Retomado de: http://www.sedesol.gob.mx/work/models/SEDESOL/Sedesol/sppe/dgap/diagnostico/Diagnostico_PREP.pdf

 

 

 

[1] Lic en Sociología por la Universidad de Guanajuato. Maestro en Administración pública por la Universidad Virtual del Estado de Guanajuato. Egresado de la maestría en Desarrollo Docente por la Universidad de Guanajuato. Con interés en temas sociales, medio ambiente y perspectiva de género. Correo: c.villalpandomartinez@ugto.mx

 

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