¿Puede haber un capitalismo verde o solo es una falacia?

Historia crítica de la ecología[1]

Por Eduardo López Velasco[2]

El año 2023 se ha caracterizado por olas de calor que se han hecho sentir en todo el mundo, esto vuelve a traer sobre la palestra la relevancia del cuidado ecológico. Claudia Juárez Álvarez explicó la situación de las olas de calor en nuestro país, catalogándola como una situación atípica, ya que presenta mayor duración e intensidad[3]. Por su cuenta, la NASA ha declarado que el 2023 podría ser el año más caluroso jamás registrado y lo peor de todo es que el próximo año pinta para que la situación sea igual o incluso peor. La NASA menciona que no es un fenómeno que sorprenda a nadie, sino las consecuencias por el envió de gases que propician el efecto invernadero en la atmosfera y mientras se sigan lanzado gases a la atmosfera, la temperatura no dejará de subir[4]. Por otro lado, Lottie Limb y Servet Yanatma coinciden en que este año será el más caluroso, pero ellos se lo cuestionan desde Europa, exponen que su continente se está calentando casi el doble de la media anual, unos 2.2 grados centígrados por encima de la época preindustrial[5] [6].

La reflexión de Lottie Limb y Servet Yanatma, es importante porque señala que la actividad humana y en específico desde la era industrial hasta nuestros días se ha generado una mayor contaminación, destrucción de los recursos y con ello se abona al calentamiento global y, por ende, eso traerá mayores desastres naturales: aumento de temperatura, inviernos más crudos, desaparición de los casquetes polares, al igual que la desaparición de la flora y fauna, el agotamiento de las reservas de agua. Todo esto será caldo de cultivo para emergencias económicas, sociales y políticas.

¿Cómo llegamos aquí?

Llegando a este punto es menester plantear otra interrogante, ¿siempre se ha concebido a la naturaleza como una mercancía? Esta pregunta tiene mayor profundidad de la que se creería a primera instancia, ya que el hecho de empezar a cuestionar si las cosas siempre han sido así o se han modificado, cambia nuestra visión, pues nos dota de movimiento, ya no analizamos los fenómenos a través del funcionalismo interesado en la descripción, omitiendo la historia y con la finalidad de mantener el status quo. Si reflexionamos los fenómenos como procesos dialecticos, nos daremos cuenta que son procesos históricos; eso quiere decir que dependen de sus condiciones materiales y sus formas ideológicas imperantes, esto tampoco es menor, ya que dota a la sociedad de la posibilidad de que sus acciones puedan modificar la realidad en un futuro.

Podría responder que la concepción de la naturaleza no siempre ha sido igual, puedo argumentar que fue durante el Renacimiento donde inicia este concepto de la naturaleza que se concibe como materia prima para la producción de bienes, despojándola de un halo divino que le rodeaba. Intentaré esgrimir mi reflexión; es durante el Renacimiento donde se vivió un cambio coyuntural que modificó prácticamente todas las estructuras sociales: los hombres ya no están sujetos a un destino de nacimiento y buscan forjárselo a través de sus acciones, la economía también se ve trastocada; el feudalismo se convierte en un lastre y nace el modo de producción capitalista en su versión mercantilista, la política también trasmuta; se pone en entredicho los determinismos de quien es el que debe de gobernar, el discurso del derecho divino de los reyes es cuestionado.

La ética es otra esfera que se ve renovada; ya no es la ética cristina la guía del comportamiento, sino ahora será de acuerdo a sus intereses. La concepción de los hombres también sufre una metamorfosis; mientras que para los griegos (Ig. Platón y Aristóteles) el hombre es un ser bueno por naturaleza, que si en algún momento hace el mal es solo por ignorancia; el hombre durante Edad Media tiene su brújula en la moral cristiana, en cambio los hombres en el renacimiento son pensados desde una concepción negativa como lo menciona Nicolás Maquiavelo en El Príncipe, donde los describe como egoístas y volubles (1985:40).

Así, si tuviera que resumir los grandes cambios acaecidos durante el Renacimiento señalaría principalmente tres: 1) desplazamiento del feudalismo y asenso del capitalismo mercantil, 2) el nacimiento del Estado como ente que regulará las relaciones entre los hombres y 3) La ciencia se convierte en una potente herramienta para el desarrollo y por ende la transformación de la naturaleza.

Me gustaría centrarme en el caso del ascenso de la ciencia, ya que podría ser un buen punto en donde trasmuta la concepción de la naturaleza, se empieza a vislumbrar como mercancía o se considera que está para la satisfacción de las necesidades de los hombres; la ciencia ocupa un lugar preponderante con el objetivo de domeñar al medio ambiente y con ello aumentar la producción, esa situación es inconcebible en la antigua Grecia, en la Edad Media o en las comunidades indígenas que perviven en la actualidad y no comparten el pensamiento moderno-occidental.

Sería fructífero hacer un comparativo de la idea occidental moderna frente a la carta del jefe Seattle donde le responde al presidente de Estados Unidos, Franklin Pierce, en la que presenta la visión del mundo de su cultura sobre la naturaleza; ambas reflexiones se encuentran como antípodas la una de la otra. El jefe Seattle, menciona que para los indios Swaminsh no se puede concebir la propuesta de los hombres blancos para vender la tierra, para ellos es simplemente un acto ilógico e irracional, menciona que es extraño comprar o vender el cielo, vender el calor de la tierra. Cómo puede ser posible que el hombre se pueda sentir dueño de la frescura del aire o el brillo del agua, todos los elementos de la naturaleza por pequeños que parezcan son sagrados para su pueblo, desde los pinos, los granos de arena o cada gota de roció, los zumbidos de los insectos, ya que se mantienen en la memoria y tradiciones de su pueblo[7].

Está claro que las sociedades antiguas, así como las comunidades indígenas que aún perviven, conciben a la naturaleza como algo sagrado, mientras que en la sociedad occidental se le mira solo como proveedora de materias primas. En los años posteriores al Renacimiento no cambió esta concepción, sino todo lo contrario, hubo un impuso constante de incrementar su explotación, durante la Revolución Industrial tomó un nuevo impulso, ya que el modo de producción se fue especializando y los avances científicos como la máquina de vapor incrementaron las factorías y con ella la necesidad de recursos.

Pensar la ecología desde las ciencias sociales

Podemos reflexionar la ecología desde las ciencias sociales y de esta manera conocer su relación con la humanidad, la cultura y la sociedad. Para  realizar un estudio crítico es impensable analizar la ecología separada del modo de producción. Un buen punto de partida es recurrir al concepto de Antropoceno acuñado por Eugene Stoermer y Paul Crutzen, el cual nos sirve para medir el grado de influencia de la actividad humana y su huella en el medio ambiente, además de cómo a medida que incrementa la industrialización, ésta trae mayores repercusiones ecológicas (Martínez, 2020). Unos fuertes y acertados cuestionamientos al concepto del Antropoceno son A) es que culpa a todos los humanos de la misma manera, sin observar que son los dueños de los medios de producción o los que más ingresos perciben los que más contaminan, pues tienen los medios económicos para adquirir; B) no pone el suficiente énfasis en que hay diferentes intensidades de la huella ecológica de acuerdo con la fase de desarrollo o modo de producción, es decir, hubo momentos en los que los hombres eran grupos muy reducidos, vivían de la caza y recolección, podríamos mencionar que vivián en armonía con la naturaleza.

Una concepción que viene a dialogar y cuestionar al Antropoceno es el concepto de Capitaloceno, impulsado en primera instancia por Jason W. Moore, este concepto pone énfasis en señalar que la potencia destructiva no proviene de la actividad humana en abstracto, sino de su organización capitalista, lo cual permite pensar la crisis ecológica de una manera más clara y profunda (Martínez, 2020).                                

El concepto de Capitaloceno es retomado por el ecosocialismo, esta teoría se formó durante la segunda mitad del siglo XX, y se pueden encontrar tres fases de ella; la primera (60`s-70`s) donde los ecosocialistas reconocieron la debilidad o la inexistencia de los aportes de Marx a la reflexión ecológica, la segunda fase (90`s-2000`s) se caracterizo por la relectura de los textos de Marx-Engels llegando a la conclusión de que ambos autores habían desarrollado una teoría de la crisis ecológica, la tercera fase es la que se lleva en la actualidad y es donde se reflexiona sobre las discusiones  acerca de las escuelas: Ruptura metabólica y Ecología mundo (Villegas, 2021:17-18).

Si bien existen discrepancias de ambas escuelas, hay por lo menos tres puntos donde coinciden: 1) el capitalismo no es sostenible; 2) la urgencia de la situación impide esperar a una transformación completa de la sociedad, por lo cual las medidas para contrarrestar los efectos nocivos deben ser tomadas por los Estados existentes (capitalistas); 3) pone énfasis en la presión de la sociedad organizada sobre los Estados, a fin de que las empresas se vean obligadas a realizar cambios. A su vez, la presión de la sociedad civil debe ser abordado desde una conciencia de clase.

Me gustaría hacer hincapié en la frase de Chico Méndez: “la ecología sin lucha de clases es solo jardinería”, pues los esfuerzos por pequeños o grandes que sean, sin el horizonte político solo son buenas intenciones y no solo no ayudan a cambiar esta situación, sino son hasta peligrosos porque no permiten escudriñar el meollo del asunto. Antes que me tilden de pesimista o negativo expondré por qué no funcionan esas acciones. 

Es muy común observar sectores de la población, sobre todos los sectores de la clase media alta, que se encuentran preocupados e intentan generar cambios en su vida cotidiana: cuidar el agua, tener menos desechos, reciclar y comprar productos de mercados orgánicos. Sin embargo, sus acciones difieren mucho de lo que pregonan ya que mantienen un alto nivel de consumismo y desperdicio de recursos. Por ejemplo, la cantidad de agua destinada a sus jardines, a llenar sus albercas, además de que los enseres que compran son pedidos por plataformas digitales y traídas de otros estados o países, se les olvidó contemplar su huella de carbono y su impacto de petróleo por su traslado. El dinero se ha convertido en una especie de justificante, si lo tienes puedes hacer lo que quieras.    

Otro pero a este sector de la población que es menester exponer es que cuidan su alimentación con productos saludables sin pesticidas, orgánicos, carne sin maltrato animal; y todo hasta aquí suena bastante bien, pero con solo echar un vistazo a los costos prohibitivos, te darás cuenta que solo están al alcance de un escueto sector de la población, es difícil para un trabajador promedio comprar esos alimentos. El otro lado de la moneda, centrándonos en los productores de alimentos orgánicos, tienen una capacidad de producción minúscula comparada con las grandes industrias de alimentos procesados, por ende, su calidad no es la óptima. Entonces, por el momento, la sustitución a alimentos orgánicos no es viable por esas dos razones: 1) precios incosteables por la mayoría de la población y 2) no se tiene la capacidad de producción para satisfacer a demanda mundial.       

 Un aspecto digno de destacar es que uno de los sectores que más contaminación genera es precisamente el dedicado a la producción de carne. Por tal motivo, es preponderante recomendar el documental: Cowspiracy: The Sustainability Secret (2014) dirigido por Kip Andersen y Keegan Kuhn donde exponen los altos niveles de contaminación generada por los poderosos productores cárnicos, pero sospechosamente nunca es mencionada esta actividad por las asociaciones dedicadas al cuidado del medio ambiente como Green Peace, Sierra Club, etc. Otro aspecto importante de Cowspiracy es que expone cómo el director empezó a tener conciencia de la gravedad de la situación ecológica y puso en marcha una serie de acciones para contrarrestar el daño ecológico y realizar una serie de cambios en su vida cotidiana: dejar de lado el auto y usar la bicicleta, separar la basura y reciclar, cambiar los focos normales por ahorradores, ahorrar agua; tomar baños más cortos y cerrarle a la llave mientas se cepillaba los dientes, al realizar todas esas acciones al pie de la letra se preguntó qué tan profundos pueden ser esos cambios y se respondió que aunque todo el mundo adoptara esos hábitos no habría un cambio real, ya que las grandes industrias son las que generan la mayoría del daño al medio ambiente. La industria ganadera genera más gases de efecto invernado que todas emisiones de toda la red de transportes incluidos autos, aviones, trenes y barcos. La investigación realizada por el documentalista demostró que para poder generar la carne suficiente (113 gramos) para una hamburguesa eran necesarios 660 galones de agua, lo que equivale a dos meses de duchas cortas.

Lo expuesto en el documental es importante porque demuestra que si bien los ciudadanos de a pie son culpables del cambio climático, es la gran industria lo que genera los daños más profundos. Además es interesante señalar la función que cumple el discurso de echar la culpa a los ciudadanos y no señalar quiénes son los verdaderos culpables. También es necesario hacer la diferenciación de que no todos contaminamos de la misma manera, ya sea entre individuos o entre naciones, todo depende de su poder adquisitivo y su cultura de la conservación del ambiente. Es incluso maquiavélico pensar que todos tienen la misma responsabilidad (nuestra contaminación).

Al respecto, Álvaro Andrés Villegas retoma la reflexión de Dipesh Chakrabarty quien puntualiza que no siempre existe una correlación entre la cantidad de población y su impacto al medio ambiente; expone que a comienzos del siglo XXI, el 45% de la población más pobre de la humanidad generaba el 7% de las emisiones de CO2, mientras el 7% más rico generaba el 50%, un solo ciudadano de Estados Unidos promedio emite lo mismo que 500 ciudadanos de Etiopia, Chad, Afganistán, Mali o Burundi (Villegas, 2021:32).

A manera de conclusión

Habiendo expuesto las diferencias entre los niveles de contaminación de las personas, ahora es necesario puntualizar que las acciones sí deben de incluir a todos, todos nos encontramos en el mismo planeta y si algo sucede no podemos irnos a otro lado, aunque para los sectores poderosos es su sueño guajiro, y en dado caso que fuera plausible sería un minúsculo sector quien tendría la oportunidad de salvarse. Hay que recuperar la idea de que todos tenemos la responsabilidad de genera un cambio verdadero sin dejar de lado la capacidad de construir otra alternativa y no solo acciones cosméticas que no solucionan nada. Sé que el tamaño de la transformación es de dimensiones casi imposibles de imaginar, Lester Brown menciona que para generar un cambio verdadero se tendría que generar una coyuntura semejante a la vivida en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, donde todas las actividades giraban alrededor de una sola meta y esa era la de la supervivencia.

Antes mencioné que muchos me tildarán de negativo o pesimista y ahora les respondo que no lo soy, solo que mi sentido racional me exige exponer todos los elementos y no guiarme por las buenas intenciones. A pesar de toda la situación, me considero optimista, ya que se ha demostrado que la humanidad puede modificarse. La ecología no solo exige una transformación en el modo de producción, sino un cambio ideológico en donde se desechen los imperativos en que se mide el éxito a partir de la acumulación de capital y el consumo rampante. La racionalidad  no deberá obedecer al lucro y la ganancia sino a la conservación de la vida humana y la vida planetaria. Sé que muchos mencionaran que estamos frente a una empresa prácticamente perdida o que ya no hay nada que hacer, pero la historia nos ha demostrado que la humanidad tiene la capacidad de modificar su entorno y modificarse a sí misma[8].  

La ecología nos exige no solo un cambio político, sino epistémico, ya que es menester recuperar la capacidad de imaginar otros mundos. La evidencia histórica demuestra que todo es histórico, es decir, obedece a cierto contexto, por ende, todo es superable; esta fase en la que estamos, para bien o para mal, no será la excepción, todo depende de nuestra capacidad de unir las acciones individuales y las transformaciones políticas, denunciar a las grandes empresas o a ese pequeño sector de la población que monopoliza las ganancias pero generaliza para todos la responsabilidad de los daños ambientales.    

 

 

 

Trabajos citados

Álvarez, C. J. (16 de Junio de 2023). Ciencia UNAM. Obtenido de https://ciencia.unam.mx/leer/1424/olas-de-calor-2023-una-situacion-atipica-

Carta del Gran Jefe Seattle, de la tribu de los Swamish, a Franklin Pierce Presidente de los Estados Unidos de América. Obtenido de http://herzog.economia.unam.mx/profesores/blopez/valoracion-swamish.pdf

Hipertextual. (27 de julio de 2023). Hipertextual. Obtenido de https://hipertextual.com/2023/07/nasa-ola-de-calor-2023-ano-mas-calido-historia

Kuhn, K. A. (Dirección). (2014). Cowspiracy: The sustainability Secret [Película].

Maquiavelo, N. (1985). El Príncipe. Ciudad de México: Ediciones Quinto Sol.

Martínez, R. G. (13 de Julio de 2020). Nexos . Obtenido de https://medioambiente.nexos.com.mx/antropoceno-o-capitaloceno/

Villegas, Á. A. (2021). El ecomarxismo entre el Antropoceno y el Capitaloceno:rupturas metabólicas, capital fósil y régimen ecológico. Colombia Internacional, 15-38.

Yanatma, L. L. (12 de septiembre de 2023). Euronews. Obtenido de https://es.euronews.com/green/2023/09/12/2023-sera-el-ano-mas-caluroso-jamas-registrado-a-que-velocidad-se-estan-calentando-los-pai  

 

 

 

[1] La idea de este ensayo nace de un trabajo escolar y posteriormente es continuada con el apoyo de mi amigo Marco Antonio García, gracias por los materiales, por ayudarme a reflexionar estos temas y por los comentarios a este ensayo.

[2] Es antropólogo social por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y estudiante de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM SLT). Temas de investigación: antropología política, análisis de poder y relaciones de dominación, comunes digitales, cinematografía y consumos culturales.   

[3] La nota puede consultarse en: https://ciencia.unam.mx/leer/1424/olas-de-calor-2023-una-situacion-atipica-

[4] Se puede consultar: https://hipertextual.com/2023/07/nasa-ola-de-calor-2023-ano-mas-calido-historia

[5] Se puede consultar en: https://es.euronews.com/green/2023/09/12/2023-sera-el-ano-mas-caluroso-jamas-registrado-a-que-velocidad-se-estan-calentando-los-pai 

[6] Es importante mencionar que el calentamiento global tiene un componente natural y cíclico, sin embargo queremos hacer hincapié en que la actividad humana acelera esos ciclos. Es interesante señalar que en ocasiones el discurso político, en especial Donald Trump haya negado el cambio climático, mencionando que son cuentos chinos inventados para que la industria estadounidense dejara de ser competitiva. 

[7] La carta del jefe Seattle puede consultarse en: http://www.economia.unam.mx/profesores/blopez/valoracion-swamish.pdf

[8] Tal vez nos convendría concebir la crisis como una oportunidad y no como una tragedia. Un poco como lo conciben los chinos.

 

 

 

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