Los impactos del COVID-19 en las trabajadoras del hogar en México y algunas lecciones para mejorar

Por Abde Soto[1]

Tradicionalmente, las mujeres han sido las responsables de realizar las tareas del hogar y el cuidado de las personas, sin embargo, a la par de su incorporación masiva al mercado de trabajo, se vivió una transformación en la dinámica interna de las familias; sobre todo en los hogares que optaron por auxiliarse del trabajo doméstico remunerado.

En este sentido, para diferenciar a las personas responsables de las labores domésticas que se llevan a cabo en casa y que perciben un salario de aquellas que no, se propuso el término trabajadoras del hogar, que reconoce estas actividades como un trabajo, y en consecuencia demanda que quienes lo efectúan gocen de iguales derechos y prestaciones como cualquier otra persona ocupada.

En México, en este sector trabajan 2, 222,581 personas, 91% de ellas son mujeres. Representan alrededor del 9% del total del empleo femenino del país, sin embargo, solamente alrededor del 5% cuentan con protección social (Inegi, 2022a)[1], por lo que se trata de una de las labores más precarizadas, a lo que se suman conductas clasistas y racistas que impiden su pleno reconocimiento como actividad profesional.

Cabe destacar, además, que sus ingresos son entre un 15% y hasta un 30% inferiores al promedio de las personas ocupadas en nuestro país (Bensusán, 2019)[2]; esto a pesar de la existencia de un salario mínimo y de que dicha ocupación desde 2021 aparece en la Tabla de salarios mínimos profesionales.

Pero, ¿qué ocurrió con ellas a raíz de la pandemia por COVID-19? ¿Han mejorado o deteriorado sus condiciones laborales?

Desde la primera oleada del COVID-19, este grupo fue uno de los más perjudicados, sobre todo una vez que establecieron las medidas de confinamiento social, que comprendieron desde marzo hasta julio de 2020.

En la publicación “Nuestras voces cuentan”[3], editada por el colectivo Nosotrxs, se encuentran testimonios de decenas de trabajadoras del hogar que narran sus experiencias durante la pandemia. Por ejemplo, muchas de las consideradas como “de entrada por salida” fueron notificadas que sus servicios ya no eran requeridos a través de un mensaje de texto.

En el caso de las de “quedada”, una vez iniciado el período de distanciamiento social, ya no se les permitió salir del hogar del patrón. Eran advertidas que si lo hacían, mejor que ya no volvieran, por lo que a riesgo de quedarse sin empleo debieron soportar el incremento de sus responsabilidades y jornadas de trabajo, sin recibir alguna compensación extra.

Los datos dan cuenta de cómo en el momento más agudo de la pandemia, la pérdida de empleo por parte de este grupo fue de las mayores registradas, sin mencionar que empeoraron sus condiciones de trabajo, que de por sí ya eran complicadas.

En el último trimestre prepandémico (es decir, el IV trimestre 2019) a nivel nacional había 2,391,542 personas trabajadoras del hogar, dos años después, al cuarto trimestre de 2021, eran 2,222,581; esto es 168,961 personas menos, lo que representa un descenso de 7%; mientras que la informalidad se incrementó en casi cinco puntos porcentuales al pasar de 90.1% a 94.8%. (Inegi, 2022a)

Tres son las causas principales que ocasionan que, a dos años del momento más crítico de la emergencia sanitaria, la ocupación siga por debajo de su nivel prepandémico: 1) La precaria recuperación económica nacional; 2) La alta informalidad y 3) El alto índice de feminización que caracteriza a esta actividad. (CEPAL 2020; Juárez, 2022)[4],[5]. A continuación, veremos por qué.

En primera instancia, se tiene una baja expectativa de recuperación de las actividades productivas para este 2022, con un crecimiento del 1.72% para la economía mexicana (Banxico, 2022)[6], que en 2020 cayó 8.2% y apenas alcanzó un 4.8% en 2021(Inegi, 2022b)[7].

El segundo elemento se refiere a que más del 96% de las trabajadoras del hogar no tiene acceso a seguridad social ni a prestaciones laborales; lo que indica la persistencia de un mercado laboral incapaz de garantizar mejores condiciones de vida para ellas.

El tercero, y último, tiene que ver con el hecho de que 9 de cada 10 personas que trabajan en el hogar son mujeres. Y sobre ellas recayó casi toda la carga extra en las tareas de cuidados y limpieza que significó la suspensión de clases presenciales y el homeoffice.

Al respecto, una encuesta realizada por Reforma-IMCO (2021)[8] refleja que las mexicanas percibieron un incremento de hasta un 77% en el número de tareas domésticas que realizan, sin que esta situación se haya traducido en una redistribución de las cargas en la pareja o entre los miembros de la familia; todo esto reduce aún más el tiempo disponible que tienen las mujeres para entrar o permanecer en el mercado laboral.

Sin duda, el trabajo doméstico remunerado ocupa un lugar estratégico en las economías nacionales; es por ello que contar con información enriquece la discusión acerca de las causas que impiden su plena reincorporación y también contribuye a diseñar estrategias basadas en evidencia para avanzar hacia su recuperación y sobre todo a condiciones más equitativas de trabajo.

Varios países latinoamericanos implementaron diversas estrategias a fin de amortiguar los impactos encarados por las y los trabajadores domésticos durante la experiencia del COVID-19. En opinión de la CEPAL, estamos ante “una ventana de oportunidad para avanzar hacia la consolidación del trabajo doméstico como un trabajo decente” (CEPAL, 2020, p.10).

Las estrategias establecidas se pueden agrupar alrededor de dos categorías: regulatoria y políticas activas del mercado del trabajo.

En el primer caso, son las relacionadas con la obligatoriedad de la afiliación de los y las trabajadoras a la seguridad social, incluyendo los mecanismos e incentivos diseñados para facilitar y reforzar su cumplimiento por parte de los empleadores. También se identifican, los apoyos para impulsar la organización y negociación colectiva para todo el sector, lo que sirve para ampliar el conocimiento de sus derechos y la exigencia de su cumplimiento.

Por lo que se refiere al segundo tipo, éstas se relacionan con campañas informativas y de sensibilización acerca de los derechos y obligaciones tanto de empleadores como trabajadores, de los riesgos profesionales relacionados con el COVID y algunas medidas de prevención y protocolos sanitarios, que velan por el bienestar de ambas partes.

En algunos otros casos se procuraron transferencias monetarias o subsidios sociales de emergencia para aquellas que perdieron sus empleos o vieron reducidos sus ingresos (CEPAL, 2020).

Antes de finalizar, es importante reflexionar en la necesidad de que las medidas establecidas se mantengan y se refuercen para que contribuyan a la consolidación de los derechos laborales de las personas trabajadoras domésticas, garantizando el cumplimiento de la normativa nacional e internacional existente no solo como una responsabilidad del Estado, sino como una deuda social para con esta población.

 

 

  1. Inegi (2022a). Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2019, 2021 y 2022 para los trimestres citados disponible en www.inegi.gob.mx
  2. Bensusán, G. (2019) “Perfil del trabajo doméstico remunerado en México” disponible en https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/12/5871/3.pdf
  3. https://www.nosotrxs.org/cuaderno-digital-nuestras-voces-cuentan-2/
  4. Cepal (2020) “Trabajadoras remuneradas del hogar en América Latina y el Caribe frente al COVID-19” en https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45724/1/Informe_CEPAL-ONUmujeres-OIT_es.pdf
  5. Juárez, B (2022) “La realidad de las trabajadoras del hogar en México, avances y desafíos pendientes” en El Economista https://www.eleconomista.com.mx/capitalhumano/La-realidad-de-las-trabajadoras-del-hogar-en-Mexico-20220406-0085.html
  6. Encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado: mayo 2022 https://www.banxico.org.mx/publicaciones-y-prensa/encuestas-sobre-las-expectativas-de-los-especialis/encuestas-expectativas-del-se.html
  7. Inegi (2022b) Producto Interno Bruto Trimestral, series desestacionalizadas en https://www.inegi.org.mx/temas/pib/#Tabulados
  8. IMCO (2021) “Las mujeres en la pandemia: Los efectos en el hogar y en el trabajo” en https://imco.org.mx/las-mujeres-en-pandemia-los-efectos-en-el-hogar-y-en-el-trabajo/

 

[1] Economista y Doctora en Política Pública con amplia experiencia en administración pública y consultoría en el diseño, implementación, monitoreo y evaluación de la política de desarrollo social y la planeación estratégica.

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