El destino colectivo y el tiempo en su permanente presencialidad en el cuento Todos los fuegos el fuego de Julio Cortázar

Por Daniela Fernanda Alfaro Lobo[1]

 

Introducción

Todos los fuegos el fuego, es un cuento escrito por Julio Cortázar que se encuentra en el libro con el mismo nombre ‘’Todos los fuegos el fuego’’ publicado en 1966. Como es común en Julio Cortázar, este cuento, rompe con elementos de la narrativa tradicional; y a través de la utilización de figuras literarias que se abordarán en este artículo, construye historias que deslindan entre la zona liminal de lo real y lo fantástico, para comprenderlo: la consideración fantástica se le atribuye a Cortázar desde la ruptura que hace con el realismo lógico

Lo fantástico surge de la tensión dialéctica, o antinómica entre una situación lógica y otra verosímil. Es decir, entre realidad e irrealidad. Lo fantástico solo puede entendido y valorado a partir de la realidad empírica, o sea, de lo cotidiano o histórico. (Ortega José, 1986, p. 127)

Este juego entre realidad e irrealidad, es denominado como lo fantástico; subyacente según algunos críticos en la escritura de Cortázar. Desde otra perspectiva, se acerca al término fantasmagoría, utilizado por Ortega y Gasset (2008) que la utiliza con respecto al teatro, pero es una categoría que puede ser expandida a otras áreas del arte, indica: ‘’el ser, es a la vez, realidad e irrealidad, es un elemento inestable y siempre andamos a riesgo de quedarnos con una sola de las dos cosas’’ (p. 243).

En el cuento ‘’Todos los fuego el fuego’’, la fantasmagoría surge en tanto Cortázar interpone realidades e irrealidades (alejándose del realismo lógico), dimensiones que parecen contrarias; entonces muestra una realidad que es irreal, puede ser concebido como una zona liminal constituida por el realismo fantástico, que no pretende que el lector comprenda el cuento como una pura reproducción de la realidad, sino una creación fantasmargórica.

En el cuento abordado, Cortázar hace uso también de la duplicación, que surge cuando ´´dos realidades, cuya mostración se realiza en gran medida paralelamente, coinciden en una identificación final; la desambiguación, pues, consiste en mostrar que A e igual a B’’ (Lagmanovich David, 1972, p. 13). Esta desambiguación surge en el fuego, es este, que indica que A es igual a B.

Estas consideraciones muestran un distanciamiento con los elementos narrativos tradicionales, las tensiones de los cuentos de Cortázar con el realismo lógico y la formulación de sus novelas como anti-novela se postula como una ruptura narrativa.

 

Ruptura narrativa en todos los fuegos el fuego

En el cuento Todos los fuegos el fuego se narran dos situaciones paralelas que se unen, en un fondo temporal invisible para los propios personajes, Julio Cortázar, con su gran astucia para contarnos, nos sumerge en la enredadera que iremos tejiendo hasta encontrar su verdadero sentido, la unidad. En esta consideración, la fragmentación que a continuación haré del cuento es ilusoria; tendremos que llegar a sus conexiones, a los hilos de sus tejidos, que, además, son las rupturas que nos interesan del cuento.

Cortázar narra dos fuegos que se irán uniendo en un solo fuego, ese final inminente que nos conecta como humanidad bajo el velo de una unidad temporal invisible; nos encontramos por un lado en el Imperio Romano, en el cual, se desarrolla una tríada amorosa; el procónsul, su esposa y un gladiador. Brevemente narraré la situación de esta dimensión narrativa. En pleno Coliseo el procónsul con su esposa Irene y dos amigos, están atentos al juego próximo que se realizará en la arena, el procónsul que con antelación preparó el juego, envía al gladiador más admirado llamado Marco con un motivo especial, su muerte inminente; ya que es el presunto amante de su esposa Irene. El gladiador se enfrenta con un nubio reciario en una lucha mortal. Tras se está desarrollando la pelea, el cuento nos muestra las tenciones entre el procónsul y su esposa, esta sabe lo que pasará: la inminencia de la muerte del gladiador. Irene ‘’sin volverse siquiera hacia la arena prevé una suerte ya echada, una sucesión cruel y monótona’’ (Cortázar Julio, 1966, p. 90). Con esta frase, Cortázar no solo muestra el desenlace de la lucha entre el nubio y Marco, sino también, el desenlace del cuento; porque la suerte ya está echada, los sucesos se concatenan en una misma cadena. Para no adelantarnos al final, es necesario, pasar a la segunda historia paralela, la triada amorosa que se desarrolla en un espacio-temporal diferente, si bien no se dice explícitamente la época y el lugar, se puede ubicar aproximadamente en el siglo XIX, por algunos indicios que el propio cuento nos da. En esta segunda triada, se encuentran Roland, Jeanne y Sonia, esta historia comienza con la llamada telefónica de Jeanne a Roland, en el transcurso de la corta plática, se evidencia que Roland engañó a Jeanne con Sonia, formándose la segunda tensión del cuento. La actitud de Jeanne es diferente a la actitud del procónsul, ya que este ve en la muerte de su contrincante, la venganza del engaño; sin embargo, Jeanne, ve en su propia muerte, la venganza.

Volvemos al imperio Romano, el gladiador nubio y Marcos se enfrentan a sus propios destinos

Paralizado, sabiéndose incapaz de evitar la red que no tardará en envolverlo, Marco hace frente al gigante nubio, la espada demasiado corta inmóvil en el extremo del brazo tendido. El nubio afloja la red una, dos veces(…) Marco va al encuentro de la red con el escudo en alto, y es una torre que se desmorona contra una masa negra, la espada se hunde en algo que más arriba aúlla; la arena le entra en la boca y en los ojos, la red cae inútilmente sobre el pez que se ahoga (…) Alcanzado en pleno estómago el nubio aúlla, echándose hacia atrás, y en ese último instante en que el dolor es como una llama de odio, toda la fuerza que huye de su cuerpo se agolpa en el brazo para hundir el tridente en la espalda de su rival boca abajo. Cae sobre el cuerpo de Marco, y las convulsiones lo hacen rodar de lado; Marco mueve lentamente un brazo, clavado en la arena como un enorme insecto brillante. (Cortázar Julio, 1966, p. 97- 98)

Lo infrecuente de la muerte, no estriba únicamente en lo que procónsul considera ‘’ dos gladiadores de ese mérito se maten mutuamente’’ (Cortázar Julio, 1966, P. 98). Sino, también, en que es el iniciador de la posibilidad que imposibilitará las circunstancias de los demás personajes, los enfrentará al destino inminente. Hacemos el salto temporal, Jeanne termina la llamada con Roland, Jeanne invita a su destino

Acepta indiferente las caricias, incapaz de sentir que la mano de Jeanne tiembla un poco y empieza a enfriarse. Cuando los dedos resbalan por su piel y se detienen hincándose en una crispación instantánea, el gato se queja petulante; después se tumba de espaldas y mueve las patas en la actitud de expectativa que hace reír siempre a Jeanne, pero ahora no, su mano sigue inmóvil junto al gato y apenas si un dedo busca todavía el calor de su piel, la recorre brevemente antes de detenerse otra vez entre el flanco tibio y el tubo de pastillas que ha rodado hasta ahí. (Cortázar Julio, 1966, p. 99)

La red mortal seguirá atrapando los demás personajes, y, es en el desenlace, en la que esta red se devela sin miramiento; las muertes del procónsul, Irene, Roland y Sonia, son una y la misma, el pañuelo de gasa y el aceite hirviendo.

Es ahí donde explícitamente el quiebre se hace evidente, el desenlace presente la unidad. En el cuento se presentan rasgos de la ruptura con las narraciones tradicional, como lo realizó en otros cuentos, Cortázar juega con las figuras narrativas, introduciéndonos en una alucinante realidad fantástica y en las contradicciones de las palabras.

Dos rupturas narrativas toman importancia en este cuento, por un lado, Cortázar se aparta del tiempo lineal, ya que, las dos historias son puestas en la presencialidad. El pasado y el futuro son dos categorías indiferentes en este cuento, ya que las historias se encuentran en un mismo momento, en presente confluyen; por otro lado, el sujeto del cuento se manifiesta en una pluralidad de yoes: las emociones, pasiones y el propio destino, es colectivo.

 

El destino colectivo: El fuego, todos los fuegos

La muerte es el final de cada personaje, Marco en la arena e Irene en el salón de su casa, los demás integrantes de las triadas, morirán a causa del fuego, Roland y Sonia por la colilla de un cigarro, y el procónsul e Irene por el aceite hirviendo en el coliseo. El fuego el eslabón que termina la cadena, cada fuego se vuelve uno

Los hay que saltan a la arena por centenares, buscando otras salidas, pero el humo del aceite borra las imágenes, un jirón de tela flota en el extremo de las llamas y cae sobre el procónsul antes de que pueda guarecerse en el pasaje que lleva a la galería imperial. Irene se vuelve al oír su grito, le arranca la tela chamuscada tomándola con dos dedos, delicadamente. “No podremos salir”, dice, “están amontonados ahí abajo como animales”. Entonces Sonia grita, queriendo desatarse del abrazo ardiente que la envuelve desde el sueño, y su primer alarido se confunde con el de Roland que inútilmente quiere enderezarse, ahogado por el humo negro. Todavía gritan, cada vez más débilmente, cuando el carro de bomberos entra a toda máquina por la calle atestada de curiosos. “Es en el décimo piso”, dice el teniente. “Va a ser duro, hay viento del norte. Vamos (Cortázar Julio, 1966, p. 101)

Los destinos se entrelazan entre el fuego, y cada personaje se convierte en todos los personajes, ‘’es el décimo piso’’ pero también ‘’’hay viento del norte’’ Roland, Irene, el procónsul y Sandra, son múltiples y uno. Pero no solo a través de la inminente muerte se unen, sino por las emociones, el fuego interno; los celos, la venganza y el sufrimiento son presentados en los personajes como sufridos en un mismo yo, Cortázar al pasar de una historia a otra, no trata de disntinguir la dimensión singular de cada uno de los personajes, sino que los entreteje en una red que desborda lo singular; se contempla como cada párrafo va derivando uno a uno entremezclados, el procónsul se admira al ver el cadáver de Marco, una admiración que compagina con la alegría de Sonia al saber que Roland se aparte de Jeanne . (Cortázar Julio, 1966)

Para Cortázar, el personaje debe ser tomado partiendo de todo, la unidad. Con ello no trata de mostrar una transposición, sino, un colectivo a modo de organismo autopoyético. Cada individuo forma parte, pero no a manera de agregación, sino en una existencia singular que solo existe por que emerge del todo, se desapega de un individualismo radical, puesto que el sujeto es uno y múltiple.

Esta consideración del sujeto está presente en otros cuentos de Cortázar, en los que el personaje que cuenta la historia, utiliza en continuo los pronombres yo, tú y nosotros, sin distinción. El sujeto aislado no presenta un interés en Cortázar, porque la subjetividad para el autor, es producto de sus condiciones intersubjetivas. Las emociones se confluyen por todos los sujetos; el desamor en el Imperio Romano es desamor en el siglo XIX, claro con sus particularidades, pero que no interfieren radicalmente.

Sin contar con las diferencias contextuales, Cortázar presenta sujeto sentientes movidos por los mismos motores emotivos, cada sujeto, cada fuego, es al fin y al cabo, todos los fuegos y los sujetos. Pareciese que la construccion de la historia se fundamenta en las emocionalidades que conviven.

Esta concepción del individuo, puede considerarse como la consideración de la existencia intersubjetiva, los sujetos en los espacios-temporales confluyen formando comunidad, el sujeto crea y transforma desde su relación con el otro, y es singular, desde su distanciamiento con el otro, Levinas (1993) expone ‘’ la invasión del porvenir por parte del presente no acontece al sujeto en solitario, sino que es la relación intersubjetiva. La condición del tiempo es la relación entre seres humanos, la historia.’’ (p. 83)

Solo en conjunto se vive en el tiempo, Cortázar, une a sus personajes a través de un destino inminente, la muerte; cada personaje va al encuentro de ella, pero cada uno, representa la muerte del otro, una muerte colectiva. Y el fuego interno devela una unión que rompe con las particularidades vivenciales, pero no significa que cada sujeto se pierde en una masa indiferenciables, Cortázar contrapone al yo con el otro, pero desde su condición de humano sintientee, el otro me afecta, porque escomo yo, aunque no soy yo, se genera la distancia; mis circunstancias son interferidas e interfieren.

Por tanto, necesario resaltar que Cortázar no construye sus personajes uno en repetición del otro, si uno y múltiple, en cada personaje preserva la individualidad, pero sin el otro, este personaje se encuentra vacío. Los sujetos forman parte de un conjunto, en el que se encuentra ligados, llámesele sociedad, comunidad, grupo, colectivo, son parte de una estructura que los forma, los limita o los libera, y aún la misma muerte, se da en estas condiciones. El fondo de esta unidad de yoes es el tiempo, que el mismo es uno.

El Tiempo en su permanente presencialidad: Todos los fuego, el fuego

La segunda ruptura, es el tiempo, para Arroyave Ramírez (2017), el tiempo es concebido por Cortázar, sin sucesión ni linealidad

 Es más bien algo que crea y da forma a los espacios, que se torsiona o se moldea sin dificultad. Que va de un lugar a otro sin necesidad de máquina o artificio. Que es. Que no se traduce en pasado o presente o futuro, que simplemente se vive en un ahora no partido ni divorciado; que ha sido, es y será con una misma dimensión; un ser y estar simultáneo, sin tiempo (p. 95).

En el cuento, Cortázar hace saltos temporales que para el lector que concibe el tiempo en sus tres determinantes: pasado, presente y futuro, le es fastidio. El cuento se mueve en entre, abandonando la narrativa lineal. Cortázar se aparta de la temporalidad lineal y se acerca a una concepción temporal vivencial, el cuento abordado lo constante, el desarrollo narrativo se genera en los saltos temporales del pasado y futuro confluyendo en el presente, es decir, no hay linealidad si no que cohabitan y se determinan mutuamente. El individuo cortaziano, vive en una presencialidad permanente, pero, esta manera de entenderlo, contradice al mismo tiempo. ¿Cómo así?, ¿la idea de tiempo de Cortázar es un no-tiempo? para aclararlo, es necesario recurrir a la consideración kierkeguiana (1982) del presente:

Lo eterno es por lo contrario, lo presente, Se piensa lo eterno, lo presente, como la sucesión suprimida (el tiempo era la sucesión que pasa) (…) En lo eterno pues, encontrar de nuevo la distinción de lo pasado y lo futuro, porque lo presente es puesto como la sucesión anulada. (p. 108)

Con respecto al tiempo

Cuando se define exactamente el tiempo como la sucesión infinita, resulta aparentemente fácil definirlo también como lo pasado, presente y futuro. Sin embargo, es esta distinción inexacta, tan pronto como se piensa que radica en el tiempo mismo, pues solo aparece en escena cuanto el tiempo entra en relación con la eternidad y esta se refleja en el. (Kierkegaard Sore, 1982, p . 107)

El tiempo al entrar en contacto con la eternidad, se pierde en una sucesión anulada, se queda en un estar presente eterno, en un no-tiempo, para Kierkegaard (1982), el tiempo se distingue de lo eterno, porque no es un estar presente temporal, la vivencia se manifiesta de esta manera, la vida y sus fenómenos se viven en un presente: se recuerda el pasado en el presente y el futuro se ansia en el presente . El tiempo no se vive en su temporalidad, sino en una eternidad fuera de ella, la presencialidad que anula la sensación de tiempo. Al mostrar temporalidad paralela, Cortázar evita mostrar el tiempo en sus divisiones: pasado, presente y futuro. Lo presenta como en un estar constante, es decir, se trasgreden las líneas temporales, y el propio individuo, el humano parece vivir fuera del tiempo, en una presencialidad. ¿no es esta la sensación que nos da el presente?. Consideración cercana pero desde una visión social es la de Joan Hartmann (1969), que en su análisis de Cortázar afirma:

Todos los fuegos el fuego» con la idea de que la vida del hombre fuera del tiempo y del espacio y más allá de los límites de su propia conciencia y razón, se vincula estructural y geométricamente a las vidas de una «constelación» de otros seres. Cortázar reconoce que el término, si no la idea, de una «constelación» de figuras se toma de la discusión de Cocteau sobre el hecho de que las estrellas individuales no saben que son parte de una constelación más grande, como la Osa Mayor, por ejemplo.» Es la premisa de Cortázar, como él sugiere en el título del cuento. (p. 544)

El sujeto vive y siente su yoidad, fuera de una temporalidad, porque esta los aísla; es el presente que los une en una constelación, las dos historias de todos los fuegos, el fuego, se unen en un estar presente, es uno y lo múltiple, imperio Romano y siglo XIX. Se muestra el tiempo en esta situación, como un contra-tiempo, ya que el presente no solo transgrede la temporalidad si no que la contradice. Se acerca a una concepción diferente del tiempo, una concepción del tiempo vivencial antes indicada: el sujeto vive el tiempo solo en una presencialidad, si bien concibe el pasado y el futuro, solo lo hace, como recuerdo o como expectativa. Para Hartmann (1969) esta concepción se acerca al pensamiento oriental, en el que el concepto del tiempo es ‘’tiempo eterno más allá el tiempo transitorio’’ (p. 543).

Otra categoria que juega un papel fundamental en el tiempo eterno en el cuento, es la muerte. La muerte es transgresión al presente o como considera Hartman (1969) desde la concepción oriental, es un salto fuera del tiempo a la inmortalidad. Desde mi consideración y distanciándome de Hartman, la muerte en el cuento no es un salto a la inmortalidad, sino un salto fuera de ésta: es el presente el que es eterno e inmortal, la muerte rompe con este presente, y de ella no puede hablarse, porque se encuentra en el futuro. Puesto que el sujeto vive en la presencialidad, la muerte no es el fin, y, si se toma al sujeto desde la constelación que indicaba Hartmann, la muerte singular no trasgrede la vida:

El hombre, estando metafísicamente enlazado a otros seres a través del tiempo y del espacio, participa de la inmortalidad, de una «duración» o continuación de la humanidad, así como de una duración bergsoniana del tiempo. (Hartman Joan, 196, p. 546)

Cortázar al mostrar al sujeto enlazado al destino colectivo, éste, participa de la inmortalidad del presente, contradictoriamente la muerte es también un destino inminente. Se encuentra otra liminal, una ruptura en la dicotomía vida-muerte. En el cuento, la muerte de un individuo representa la muerte de todos, porque un fuego es todos los fuegos.

 

Conclusón

Entonces, Todos los fuego, el fuego, porque todos se confluye en un mismo estar en el tiempo, en una presencialidad; las historias no se entrelazan se viven en un mismo momento, es en el presente en el que se transgrede el tiempo, también es el mismo fuego que lleva al destino colectivo, a la muerte, por tanto también, el fuego, todos los fuegos. Las figuras usadas por Cortázar proponen una realidad múltiple y una a la vez, el sujeto y su propio fondo de subsistencia, el tiempo, son redes entrelazadas inseparables, no dicotómicas.

 

 

 

Bibliografía.

  • Arroyave, Carlos. (2017) ‘’Tiempo y construcciones Amerindias en La noche boca arriba de Julio Cortázar’’. Garrafa
  • Cortázar, Julio. (1966). Todos los fuegos el fuego. España: Punto de lectura
  • Hartmann, Joan. (1969). ‘’La búsqueda de las figuras en algunos cuentos de Cortázar’’. Estados Unidos: Revista Iberoamericana
  • Soren, Kierkegaard. (1982). El concepto de la angustia. Madrid: ESPASA-CALPE S.
  • Lagmanovich, David. (1972) ‘’Rasgos distintivos de algunos cuentos de Julio Cortázar’’. Hispamérica: revista de literatura
  • Levinas, Emmanuel. (1993). El tiempo y el otro. Barcelona: Ediciones Paidós
  • Ortega y Gasset, José. (2008) La idea de teatro y los otros escritos sobre teatro. España: Edición de Antonio Tordera
  • Ortega, José. (1986). ‘’La dinámica de lo fantástico en 4 cuentos de Cortázar’’. Revista de Crítica Literaria Latinoamericana.

 

 

 

[1] Daniela Fernanda Alfaro Lobo, hondureña que reside actualmente en Buenos Aires Argentina. Licenciada en Filosofía y pasante de la maestría en Teatro y Artes Performáticas de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Es actriz de teatro, y escritora investigativa amateur.

 

 

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