Y aún los escuchamos cantar

Los Fabulosos Cadillac en el Zócalo de la Ciudad de México

Por Perla Espínola[1]

La semana había sido complicada y agotadora, la duda de ir o no ir se manifestaba en mi cansancio y en las pocas ganas de salir. Durante la mañana y por la tarde, llegaban mensajes de amigas y amigos para quedar en un punto u otro. El motivo, ir a ver a los Cadillacs, pero aún no tomaba la decisión de hacerlo.

El gobierno de la Ciudad de México ha presentado a varios grupos musicales de forma gratuita en el cuadro del Zócalo, tanto nacionales como internacionales. Sin duda, nadie sabía de la magnitud que este evento tendría, lo que significa para tantos y lo que empieza a significar para las personas que recién se acercan a escuchar a Los Fabulosos Cadillacs.

Llegó la noche y con ella la lluvia que disipó todas las dudas. No pude localizar a varixs compas, la mayoría ya estaba en camino o en la explanada del Zócalo. Las canciones se manifestaban en un tarareo mental: Ya me veo esta noche corriendo como las demás. La lluvia me hace despabilar y en este tren mis zapatos son distintos a los demás… Un porrito caminero y fuga.

Los Cadillacs surgen en 1984, en una época de acercamiento con la música inglesa y jamaiquina. Recién terminaba la dictadura argentina, cuando se conocieron un grupo de amigos que contaban con los ingredientes básicos: amistad,  afinidad, gusto por la música y un interés genuino por crearla. “Decir que Los Cadillacs hacen ska significa simplificar demasiado”. Entre las  influencias, de sus inicios, se encuentran grupos como: The Selekter, Bad Manners, Madness, The Police, The Clash, Specials, English Beat, Tha Jam, entre otros.

Pude tomar el metrobús gracias a unos punks que detuvieron su partida y que animaban al chofer a ir más rápido,  mientras  veía cómo pasaban de mano en mano la cerveza. En otros tiempos la historia hubiera sido diferente y no porque la criminalización a las y los jóvenes no exista, sino porque se sentía una especie de permisibilidad en el ambiente. Llegó otro mensaje: “Si aún no llegas, nos vemos en Bellas Artes”. “Sobres, ahí te veo” respondí. Llegar al centro, por los distintos medios, se complicaba mientras más nos acercábamos. El chofer, abrió la puerta de enfrente para que bajáramos y se despidió de nosotrxs de mano. “Se portó chido el morro” dijo uno de los punks, refiriéndose al chófer que aparentaba tener 20 años, como ellxs. En poco tiempo les perdí de vista.

En menos de 5 minutos ya  estaba con Doris, caminando sobre 5 de mayo hacia el Zócalo, Chío nos esperaba en Los Arcos, muy cerca de la esquina ruda. Las personas iban de un lado para otro, algunas con más prisa y otras disfrutando o padeciendo el calor que la lluvia había alborotado. Sonaron los primeros acordes de “Demasiada presión” y la gente comenzó a correr hacia la explanada a la cual ya no se podía pasar con tanta facilidad. La segunda canción fue “El muerto” y “Carmela” la tercera. Nosotros caminábamos de una calle a otra para ver por cuál era más fácil el acceso. Algunos policías animaban a la gente a caminar hacia 20 de noviembre porque ahí había pantallas, pero decidimos entrar por Tacuba y dar vuelta por República de Brasil, o sea, por atrás del escenario. Mientras tanto sonaba “Estoy harto de verte con otros” la cual pude cantar y bailar mientras la multitud nos hacía caminar al ritmo de la música y los empujones nos hacían mover el cuerpo aunque no se tuviera la intención. 

El primer disco que sacaron Los Cadillacs, fue en 1984, Bares y fondas pero no cantaron ninguna de las canciones de ese álbum, pese a ser su 40 aniversario. La cuarta canción fue “Genio del dub” de su segundo álbum de estudio “Yo te avise!”  de 1986 y que los posicionó como la banda más importante de 2-Tone, Ska, Dub con tintes punk de su país. De ese disco tocaron 3 canciones más. Pasaban de un disco a otro de: “Volumen v” a “Fabulosos calavera” a “El León” a “El ritmo mundial”

Sin embargo, el audio era bastante malo, a duras penas se escuchaba en el lugar que estábamos, esto hacía que la gente quisiera estar de lleno en la plancha del Zócalo. De todos modos, sólo se podía seguir caminando porque la multitud no te permitía quedarte quieto. Muy cerca del punto de reunión con Chío, en la esquina de Madero, se comenzaron a pelear unas personas, el resto abrió espacio para no recibir ningún golpe, otros intentaban detener la bronca. Los  empujones de un lado y de otro se comenzaron a sentir con más fuerza. “Hay niñas, hay niños”, “Aquí hay una mujer embarazada” gritaban algunas personas, a las y los bebés, incluso a perros y otros animales, los cargaban sobre la multitud para que pudieran respirar. Las estampidas llegaban de todos lados, entre las personas que resistían a quedarse y a avanzar más, hasta las que ya querían salir. Las y los privilegiados veían el concierto desde las terrazas, hoteles y balcones que tienen vista al Zócalo.

De fondo “Calaveras y diablitos” y tras el coro No quiero morir sin antes haber amado, pero tampoco quiero morir de amor, alguien gritaba, “ni quiero morir aplastada”. Detenerse no era opción, la gente gritaba con más fuerza que no podía respirar. Decidimos salir. El sudor nos empapó a todos que nos movíamos a pesar de la opresión de los cuerpos; en situaciones como ésas lo mejor es la calma, aunque se sentía y se notaba la ansiedad de muchas personas, a otros nos llegó a la mente la estampida, convertida en tragedia, ocurrida hace poco en Corea. A alguien se le cayó la mochila y una señora quiso levantarla, “déjela ahí” le decían “si se agacha puede provocar un accidente”. Sobre Madero seguía el caos y en la esquina con Palma, la gente se hacía para los lados con la intención de sentarse y respirar, algunas niñas y niños lloraban. Muchas personas se desmayaron, pero no había ni una sola ambulancia o personal de asistencia.

Tal vez con pantallas distribuidas por las diferentes calles se hubiera resuelto el problema de las estampidas, tal vez no. Lo cierto es que Los Cadillacs siempre han provocado ese tipo de dinámicas; en sus primeras presentaciones sus seguidores ya hacían portazos con tal de verlos. En otros conciertos organizados por el gobierno de la ciudad han puesto pantallas, distribuidas en algunas calles aledañas y con un volumen apto para una gran cantidad de personas, pero esta vez decidieron omitir la acción.

Decidimos esperar a Chío sobre Madero, al fondo a penas se alcanzaba a escuchar “El Aguijón”, “El n.2 de tu lista” y “Saco azul”. En la esquina de Isabel la Católica había una valla que la gente logró quitar cuando sonó “Siguiendo la luna” pero las personas que estaban hasta el frente cayeron de bruces y algunas otras intentaban, sin mucho éxito, detener la estampida.

El volumen mejoró en ese momento, tal vez se escuchaba más fuerte porque comenzaban a interpretar sus canciones más populares y ya no sólo se escuchaban la voz de Vicentico y Flavio, si no de la mayoría de las personas que coreaban, a grito pelado, afinadas y desafinadas sus canciones. Un amigo al que encontramos nos comentó que ya estaba confirmado que la asistencia fue de 300 mil personas, “si somos un chingo” dije. Por momentos especulábamos sobre quién sería el próximo artista que pisará el Zócalo y quiénes ya se habían presentado.

Quinto centenario del recopilatorio “Vasos vacíos” fue la siguiente canción. Sin embargo, la carrera de los Cadillac ha tenido sus altas y bajas. Tras el no tan exitoso álbum “El satánico Dr. Cadillac”, en “El León” y “Rey Azúcar” marcan otra pauta en su historia musical, donde incluyen ritmos que van más allá del 2-Tone como: salsa, murga y hasta marchas fúnebres. En estos dos discos, muestran su postura política, no porque antes no la tuvieran, sino porque la vuelven más clara. Remarcan, también que son una banda con letras pensadas, basadas en momentos históricos, muy al estilo de The Clash y proponen una reflexión política y latinoamericana.

Entre “Carnaval toda la vida”, “Mal Bicho” y “Matador” platicábamos sobre las elecciones, “ya están ganadas”, “con esto ya compraron los votos”, decían algunos “ni por esto iré a votar”, “Claudia va fuerte”  decían otros más. Ojalá no, pensaba. Con este tipo de eventos y a través de una “propuesta cercana a la población” que han querido generar a través de redes sociales y con eventos masivos, han sabido llegar a diferentes grupos generacionales que suman voto tras voto. Al otro día, Morena, partido que gobierna actualmente la Cdmx, ganó las elecciones en el Estado de México, hecho que en definitiva no fue coincidencia.

Hubo una pausa musical, muy breve, pero muchas personas aprovecharon para salir del centro, mientras que vendedores ambulantes se tendían sobre el piso de Madero y otras calles de al rededor. Las últimas canciones fueron “Vasos vacíos”, “El satánico Dr. Cadillac” y por supuesto cerraron con su himno a la amistad donde Vicentico tocó el bajo y Flavio cantó: “Yo no me sentaría en tu mesa”.

Fue sin duda alguna, una noche de clásicos, aunque siempre hacen falta canciones, pero con una carrera de 40 años y con más de 16 álbumes grabados sería muy difícil interpretar en hora y media.

Después de ver pasar a muchísima gente llegó Chío, Paquito y la demás bandita. Con quienes nos encaminamos al “París de noche” para seguir platicando alrededor de una mesa llena de palomitas y cerveza sobre los Cadillac, nuestras canciones favoritas, la vida, los amores, sacar la risa con los vampiros que también llegaron. En mi mente resonaba la última canción: ahora somos más hermanos que antes. Y la frase de una canción que esta vez no cantaron: Sé que moriré riéndome

La madrugada me puso a  pensar en un grupo de amigos que en 1984 decidieron crear un grupo musical, enraizado en la amistad, la pasión por la música y la constancia para llegar a ser uno de los grupos más importantes de la historia latinoamericana. Jóvenes que tal vez nunca imaginaron tener a más de 300 mil personas escuchándoles en este pedacito de mundo, en otra ciudad llamada vacío.

 

 

 

[1] Perla Espínola. Guardiana de leyendas. Gestora contracultural, etnóloga por parte de la ENAH, coordinadora de actividades en Clandestina Espacio de encuentros. Licenciada en Etnología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Sus investigaciones se han centrado en temas de antropología urbana que versan sobre las generaciones, feminismos, música y contracultura.

 

 

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