Alejandra Durán | Poemas

Alejandra Gabriela Durán Escamilla (Puebla, México, 1992) es Técnico en Música, licenciada en Lingüística y Literatura Hispánica y Maestra en Literatura Hispanoamericana por la Benemérita Universidad de Puebla. Actualmente se dedica a la difusión de la LIJ y a la gestión de proyectos musicales relacionados con el bolero y la música tradicional mexicana.

 

 

 

Ser – vil

Habito a una mujer que nunca ha sabido quererse.

Vivo en la mente de su cuerpo ansioso,

me escondo en las voces que le susurran sueños perdidos,

falsas palabras,

adioses violentos.

 

Me muestro a diario en

los ojos de quienes la juzgan.

Reinvento,

cada noche,

el discurso decrépito de sus recuerdos.

 

Soy tempestad y frío.

Le muevo las manos, orquesto su miedo.

Me gusta llevarla a los pasillos oscuros,

someterla a una memoria inventada.

 

Siempre llora, cae,

se arrodilla.

El silencio atormenta su lucidez escasa.

 

Los otros han sabido hacer su parte.

Desaparecen, le tributan olvido,

la echan al rescoldo melancólico de tiempo.

 

Me gusta jugar en ese cuerpo,

cavilar su mente,

dirigirle los pensamientos.

Vivo aquí

y no quiero irme,

este fiambre de mujer

ya cedió al delirio.

 

 

 

Vaticinio

Estará esperándote a la salida.

Mirará tus ojos con alegría mustia.

En su mundo yo ya no existo.

Tendré que irme, es hora.

Saldré a pisar las piedras cuyo musgo avisaba la llegada.

Me abrirás la puerta, comenzaré el camino sin regreso.

No dirás nada

ni volveré a oírte.

 

Tu palabra ya no tocará mis dientes.

 

Eres otro, ya no me encuentras, te quedaste, nos perdimos.

 

Caminaré por el sendero que regresa,

desvestiré sola el camino que aprendí en poco tiempo.

 

Me estoy yendo.

 

No quiero mirar lo poco que ha quedado, lo nada que te estremezco.

No irás a buscarme,

no alcanzarás mis dedos.

 

Me he ido para que te vayas, avanzo, me alejo.

 

Tus ojos no irán a atraparme.

El jardín ya está marchito.

 

Saldré de tu mente,

Mi imagen ya estará desvanecida.

 

Desapareceré de los lugares habitados.

 

Me quebraré para siempre.

 

El pedregal se avistará, frío, a lo lejos.

Lejos, vestiré de lágrimas la ciudad sobre el lago.

 

Su voz perpetrará mi aliento,

apuñalará las ilusiones moribundas.

Perderé la inocencia,

desconoceré el mundo que avanza corriente.

 

No volveré a tenerte cerca,

a verte,

a saber quién eras.

 

Quedaré asfixiada en la ceniza.

Seré polvo,

una migaja que rueda al infierno.

Me quedaré a oscuras,

Abandonaré mis huesos bajo la hiedra.

Nadie sabrá que viviré ahí por siempre.

 

Ahí estaré,

quieta,

muda,

habitando la nada.

 

 

 

Somnolencia

Soñé que soñabas que estábamos despiertos.

Reposábamos sobre las fauces de la tierra.

De pie, mirándonos, habitamos la ausencia,

veníamos de la nada. 

 

Caminaste movido por un impulso hiriente, 

no querías morir solo.

 

Te atravesé el pecho, 

jugué con el calor de tus entrañas.

 

Pediste que abrazara tus huesos.

Lo hice como nadie. 

 

Te sentí transparente, ligero.

En un segundo 

                        n

                        o

                        s 

 

                        c

                        o

                        n

                        v

                        e

                        r

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                        o

                        s

 

                        e

                        n 

                            agua.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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