Jhonny García | Poemas

Jhonny García (Colombia, 2005). Nací a orillas de una ciudad costera, cultural, llamada Cartagena de Indias, y apodada coloquialmente como el corralito de piedra, en el país de Colombia.  Actualmente tengo dieciocho años; soy estudiante de Lingüística y Literatura, y una de los hábitos que consolidan mi presente es la pasión que tengo por la poesía como forma de vida.

 

 

 

Las horas tempranas son carne

Había que romper el muro

Lo hicimos a tientas

de nuestro sol enardecido

 

Sacudimos la mañana

como un temblor purísimo

ni tus padres, ni tus mascotas

asomaban nuestra ondulación

Y palabras atravesaron el follaje

del aire, del mundo

que acosábamos con tu estrella palpitante

con mi brazo en espiral

como una frecuencia

que te afinaba el corazón

y lo volvía grito, ráfaga de luz

empotrada

hacia el llano

de nuestras primeras muertes

 

No sé cuándo volverá a ocurrir

Cuándo nos reposaremos uno al otro

con una insistencia grave

Cuándo el día será un terremoto en la cama

que nos destruya y nos arregle

Pero hará falta retener más que un grito

para el aire que nos colinda

en las mañanas donde el mundo

es igual a la carne

Al roce temporal de mi instrumento

en ti misma

 

 

 

Para un canto de intimidad

¿Me dejará la muerte

gritar

como ahora?

José Watanabe

Qué debo sostener por la madrugada

si no es solo el ritual de mi cuerpo

secándose

como un papel deshitadratado

 

Qué otra cosa voy a sostener

si cuando más retengo el hambre

más se frotan las manos

en busca de una luz para anidar

el deseo, su río blanco

con un disparo que desespere gravemente

al cielo

 

Lo siento por mi herencia

pero ya soy parte de la noche

La luna es alma mía

yo no impido nada y ella tampoco

Por eso

qué más puedo sostener

si no son esas rocas morenas

/con su pico rosa

llamando a la felicidad, ese beso

de la noche

en un aliento fugaz

 

Qué más sostengo

si no es mi propia vida

desvaneciéndose un momento

 

 

 

Metalurgia de la poética

I

Otro rostro clava el tornillo

del andamio que yergue la palabra

La sostiene como una luz débil

por su cuerpo de cristales, de fonemas,

que retienen un sonido místico

Un espacio en constante ritmo

del mundo

de la vida que se desgaja en el papel

de las letras que preñan al verso

y engendran el respiro

que acuña la vida de la mano, del rostro

que desaparece al mirarse a sí mismo.

 

II

En el andamio

como una fragua de sílabas ardientes

como el cuerpo donde nace el poema

se gestan el sol y la luna:

Un río que empieza en los pies de la palabra

en el fuego donde los ojos del poeta

se confunden

y vida y texto quedan cruzados

por ese doble filo de rostros:

el que escribe,

el andamio que soporta la palabra

como la vida misma

Y el que vislumbra: el rostro

en el que nace el universo

el poema antes del poema, el tornillo

antes de clavarse y discurrir su ondulación

como un cuchillo

en la carne del lenguaje.

 

 

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