La romantización de la pobreza y el exceso de positividad

Por Aldhair Alvarez Guido[1]

“Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profano, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas”

Manifiesto Comunista, Karl Marx.

Hay ciertas concepciones que perviven en la sociedad y que es necesario erradicar porque revelan pensamientos reduccionistas y antipáticos. Me refiero a la romantización de la pobreza y su criminalización.

Los llamados “testimonios de vida” -que son tan frecuentes en nuestra época- encierran un encubrimiento de la realidad. Aunque son usados comúnmente en iglesias para reafirmar la fe, en donde más ha calado, y además obtiene la característica de ser romantizante, es en el mundo empresarial; sin embargo, sería muy equivocado de mi parte introducirlo en esta esfera como tal, pues en realidad ha calado en el terreno del subdesarrollo, específicamente, en el mundo del emprendedor, esa nómina de tipo “premio consuelo” para el tercer mundo.

Mi padre nació en un caserío pobre de Junín, el sexto hermano de una pareja de agricultores sin estudios. Su padre siempre se esmeró en enseñarle a estudiar y conseguir superarse. Se mudó a la ciudad y trabajó. Se convirtió en universitario de una importante universidad pública y logró titularse en el rubro de salud. Dime ¿tuvo los medios? Eso es buscar los medios. No esperar a que lleguen a uno.

A menudo, uno se topa con comentarios como éste que pretenden generalizar experiencias y testimonios sin comprender al humano, su entorno y su supeditación estructural. Estas experiencias particulares, normalmente, son aprehendidas de personas cercanas o de sí mismos, experiencias en donde han podido superar situaciones de pobreza.

La superación de estas adversidades produce, comúnmente, un sesgo que no permite ver más allá de la propia vivencia y que hace creer que ésta es universalizable. Esto se intensifica y -podríamos decir- se convierte en discurso[2] cuando tales casos de “superación” son reproducidos, en palabras de Althusser, por los aparatos ideológicos del Estado, que son, por ejemplo, las escuelas, los medios de comunicación, las iglesias, etc.[3] Esto desemboca en pensamientos como “si él pudo, los demás también”, “el pobre es pobre porque quiere”, “si se esfuerza y le pone voluntad lo logrará” o, de lo contrario, “es un conformista con su mediocridad”.

Esta forma de pensar tiene mucha conexión, quizás originaria, con el concepto de exceso de positividad[4], propuesto por el surcoreano Byung-Chul Han, como característica de una sociedad de rendimiento, en donde el poder se torna ilimitado. Cabe aclarar que este poder no está entendido como sustantivo, sino como el verbo que refiere a capacidad. Desde aquí es que se señala que el “todo se puede” es contrario a la sociedad disciplinaria de Foucault, en el que la prohibición era el paradigma. No está por demás explicitar que esta sociedad de rendimiento se encuentra en el marco del modelo neoliberal, por algo el surcoreano señala que el neoliberalismo es un sistema muy “inteligente para explotar la libertad”[5].

En este nuevo paradigma de rendimiento, surge el individuo emprendedor, el que posee como valores el esfuerzo, la voluntad, la tenacidad, la perseverancia y todos los demás valores positivos que se le puedan asignar. Valores que, por su exceso, nublan o sesgan a la persona romantizando la pobreza, el sobresfuerzo y la auto explotación, haciéndose creer que el sacrificio (de su tiempo, de sus energías, de su felicidad) es necesario para una vida digna. Si antes se condenaba la pobreza, ahora se le romantiza y, de esta manera, libros de autoayuda y educación financiera best seller se vuelven la Biblia del pobre y la clase media, que cada día tiene que encomendarse religiosamente para el vía crucis hacía la prosperidad.

El problema con la sociedad de rendimiento y el surgimiento de estos pensamientos es que engendra personas depresivas y ansiosas (algo que se ha elevado últimamente en todo el mundo, aunque en este caso me refiero al Perú[6]). El «todo se puede» tiene sus efectos negativos cuando la persona se topa con la realidad de la desigualdad de oportunidades y de condiciones. El exceso de positividad es tan perjudicial como el de negatividad, en donde se prohíbe de todo.

Lo que no se está comprendiendo es la complejidad del humano en función de sus capacidades y oportunidades de vida. No todos consiguen atravesar el umbral que divide a lo “pobre” de lo “no pobre” o, si se quiere, el que divide la “vida indigna” de la “vida digna”. Tampoco es pobre porque así lo quiso; en realidad, y siendo coherentes, a nadie (creo yo) le gustaría vivir indignamente, pobre, sin servicios básicos. El pensamiento que se tiene como parte de un discurso romantizante, encubridor y -para rematar- criminalizador es inhumano y denota una falta de empatía y de comprensión del otro.

Antes de que se me objete que mis ideas son un detonador de pensamientos limitantes y conformistas, quisiera expresar que lo que se hace aquí es reconocer la realidad y comprenderla como paso necesario para no crear sujetos depresivos y ansiosos; realidad que usualmente no está al 100% en manos del individuo que se encuentra constantemente supeditado a una estructura. Esto permite que varios puedan luchar por generar espacios de participación ciudadana sin caer en el romántico «todo se puede», que es tan nocivo como el «nada se puede». Es una propuesta de cambio de mentalidad, de generar más empatía y de desmantelar las deficiencias estructurales del sistema capitalista actual que se expresa en el modelo neoliberal. Un modelo en el que “salvo el mercado, todo es ilusión”[7]; y en el que un conocimiento no garantiza puestos de trabajo si estos no se ajustan a la dinámica de mercado laboral en donde la “herramienta es más importante que el hombre que la usa”[8].

Hemos de llegar, pues, a repensar nuestra mentalidad y nuestra forma de abordar al otro y de concebirlo. Si queremos transformar algo, primero hay que conocerlo; si queremos transformar personas, primero hay que comprender su realidad y su contexto, no juzgarlas.

  1. Egresado de Filosofía de la Universidad Nacional Federico Villarreal (Lima-Perú). Mis ejes de interés giran en torno a problemas sociales y políticos, con una férrea concepción de que la transformación social solo puede partir de la organización del pueblo y de su participación íntegra como ciudadano con condiciones y oportunidades equitativas para desarrollarse plenamente.
  2. Tampoco hay necesidad de culpabilizar a quienes siguen el discurso; de manera interesante, y quizás burlesca, Foucault en sus primeras líneas de El orden del discurso menciona “Me habría gustado darme cuenta de que en el momento de ponerme a hablar ya me precedía una voz sin nombre desde hacía mucho tiempo”. Foucault, M., & Troyano, A. G. (1999). El orden del discurso. Tusquets Editores.
  3. Althusser, L. (2003). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Freud y Lacan (Primera ed.). Buenos Aires, Argentina: Nueva Visión.
  4. Han, B. C. (2012). La sociedad del cansancio. (A. S. Arregi, Trad.). Barcelona, España: Herder.
  5. Han, B. C. (2014). Psicopolítica: neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. (A. Bergés, Trad.). Barcelona, España: Herder.
  6. Afirma Malena Pineda que “de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2020 la depresión será la segunda causa de morbilidad a nivel mundial, por lo que es urgente que la prevención de los suicidios y de otros problemas de salud mental sean trabajados con acciones, indicadores y metas claras que involucren a diversos sectores”. En: Defensoría del Pueblo. (2019, octubre 9). Solo el 0.1% del presupuesto nacional está dirigido a la atención de los problemas de salud mental en el país. Recuperado de https://www.defensoria.gob.pe/solo-el-0-1-del-presupuesto-nacional-esta-dirigido-a-la-atencion-de-los-problemas-de-salud-mental-en-el-pais/

    Además, según el portal Andina, en el Perú los casos de suicidio ocurren en todos los sectores sociales, pero con mayor frecuencia en el C y D (sectores socioeconómicos de clase media y pobreza). En: Andina. (2019, abril 23). ¡Alarmante! Cada día se suicida una persona en el Perú. Recuperado de https://andina.pe/agencia/noticia-alarmante-cada-dia-se-suicida-una-persona-el-peru-749249.aspx

  7. Frase en alusión satírica al título de uno de los cánticos de la organización terrorista peruana Sendero Luminoso: “salvo el poder, todo es ilusión”.
  8. En: https://www.academia.edu/36854474/La_naturaleza_de_las_Ciencias_Humanas

 

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