Por Diego Medina
Decir solamente que una obra es interesante, pero no atreverse a decir que es bella, nos obliga a reflexionar lo que entendemos por arte. Habría que recordar que lo bello sólo es lo terrible que podemos soportar, como diría Rilke, y que no todo el arte goza de tal monstruosidad. Mas no por eso deja de tener valor artístico. Dicho en cristiano: el alma del arte no es la belleza. Una verdad difícil de tragar por muchos puristas y, sobre todo, por aficionados al arte en cualquiera de sus expresiones.
Cuando leí Week-end en Zipolite y otros poemas póstumos me quedó claro que no estaba ante una obra que desbordara belleza, sino ante una propuesta interesante. Sabedor de sus recursos escriturales, Armando Gutiérrez Victoria, cuenta la historia de la muerte de A.G.V. a través de una serie de poemas que pueden dividirse en tres secciones. La primera parte titulada “A propósito de la vida y obra de A.G.V.” gira en torno al descensus ad inferos de A.G.V. y se hace una semblanza del occiso a través de una serie de poemas que llevan títulos como “Esquela del domingo” y “De un Arcángel que está leyendo esto”.
En la segunda parte, titulada “Poemas póstumos y otros papeles impresos”, se encuentran poemas que, en la estructura profunda —en términos deleuzianos—, son parte de la obra inédita de A.G.V. y, desde mi parecer, donde hay destellos de monstruosidad, es decir, de belleza. Destacan los poemas “De cuando fui perro” y “Week-end en Zipolite” —el corazón del poemario que nos revela que todo se trata de una muerte en vida—.
Finalmente, la tercera sección titulada “Retrato de familia y última conversación” sea quizá la más “floja”, pero termina de darle “redondez” a la propuesta de Armando Gutiérrez. Estamos ante una obra “rara”. Tres son los temas en Week-end en Zipolite, la muerte, el deseo homosexual y la escritura. Los tres temas convergen en la imposibilidad de ser comunicados. La mediocridad, la falta de talento y la “mala escritura” son motivos repetidos en la obra, ya desde los títulos de los poemas, en algunos versos e incluso en poemas enteros, por ejemplo: “Poema cursi en las redes sociales atribuido a A.G.V.”, “Iteraciones para el estudio crítico de la obra de A.G.V.” y “Aportes de A.G.V. a la poesía mexicana”.
La reflexión de nuestro autor sobre el estado actual de la poesía —y en menor medida del fenómeno poético— son en realidad una crítica felizmente irónica de su propia escritura y de las escrituras que la orbitan, sirvan como contraste los siguientes versos: “con este circo que me empeño, / neciamente, / en llamar poesía”, “[…] por las ganas del fracaso / y de mi eterna enemistad / con el talento”, y compárense con estos otros: “nadie jamás leerá este libro / porque realmente sale sobrando / otro poemario sobre los muerto […] lo de hoy es la poesía industrial / de metal rugiente y de cocaína / autocompasivo // antidepresivo 500 mg / […] hay manifestaciones / más urgentes / como para andar leyendo / algo sin sentido /sin argumento / sin compromiso social […]”. En esta paleta de colores es necesario rescatar el carácter contingente de la obra y su madera experimental.
Este poemario de Arturo Gutiérrez Victoria no aspira a las coronas de laurel, su estandarte no es el numen de la belleza, por el contrario, apela a la crítica, a la incomodidad, casi, casi que se hace un roastyourself. Esta poesía es autoinmoladora. Estos poemas no son bellos, salvo algunos casos ya comentados, sino interesantes. Entonces, si la belleza no es el alma de este poemario, ¿qué sí lo es? La pregunta permanece en el aire, porque definitivamente hay duende —en términos lorquianos— en la obra de Armando Gutiérrez, pero la respuesta se nos antoja mucho más compleja.
Para concluir, en la pluma de Armando Gutiérrez hay inteligencia, sensibilidad, humor, duende y conciencia de la palabra. Su poesía merece la atención de lectores y críticos, quienes encontraran un interesante aparato literario construido desde la perspectiva de un difunto. Publicado bajo el sello de Escrúpulos Editorial en la Colección El día de mi suerte, esta obra de 2023 tiene un merecido lugar en los libreros de nuestros lectores. La calificación que me merece es de 3.5/5