El cine de Chaplin, lo cómico como una forma sutil de crítica

Por Tania Reyes Vázquez[1] y Eduardo López Velasco[2]

El cine de Chaplin es un excepcional representante del período del cine mudo y de la cultura popular estadounidense. Una de las características más representativas era la comedia, sus acciones llenas de distracciones y torpezas generaban en la gente constantes risas, esto fusionado con ideales que hacían críticas en contra del sistema capitalista en el cual estaba inmerso, pero ¿cómo estar en seno del imperialismo yanqui y criticarlo desde adentro?

Los personajes de Chaplin son complejos dentro de la sencillez de la que buscaba retratar en sus filmes, su crítica a veces de forma sutil y en otras de forma muy evidente como en: Armas al Hombro (1918), Tiempos Modernos (1936), El Gran Dictador (1940). Para poder comprender las denuncias de Chaplin al sistema, tendremos que analizar su nacimiento e infancia y de esta manera asimilar cómo el medio social en el cuale se desarrolló determinó sus ideales políticos reflejados en su obra.

Charles Spencer Chaplin (1889-1977) nació en Londres, sus padres eran artistas de variedades, lo que influyó en el joven para querer ser actor pero su infancia estuvo llena de dificultades, ya que su padre tenía problemas económicos aunado a su alcoholismo crónico que lo llevó a su muerte a los 36 años. Su madre, de naturaleza enfermiza, fue acogida por la beneficencia pública, mientras que Charles y su hermano mayor Sidney estuvieron en el hospicio Hanwell, cuya estancia fue corta, para después regresar con su madre. Así, iniciaron una nueva vida en una miserable casa en Kennington, de aquí en adelante se tornó aún más dificil, ya que lo que ganaba su madre como costurera no era suficiente. En 1897 Chaplin recibe una buena noticia y consigue un breve papel en la compañía infantil en la que actúa durante año y medio.

Así fue el ascenso de su carrera, de 1910 a 1913 inicia una gira por Norteamérica, el 12 de mayo de 1913 recibe un telegrama para una entrevista con la New York Motion Pictures Company, con la cual posteriormente firma, pasa de tener un salario de 50 a 150 dólares a la semana, de esta manera firma por un año; en 1914 firma otro contrato con la casa Essanay por un año a razón de un salario de 1250 dólares a la semana, desde este momento deja el teatro por el cine e inicia a realizar cortometrajes. Es en esta parte de su vida que toma el seudonimo de Charlie.

Cabe recalcar que cuando Chaplin llegó a Hollywood se vivía un periodo de experimentación, ya que tan solo un año antes, o sea, en 1915, el Tribunal de Estados Unidos obligó a la disolución del consorcio de Tomas Alva Edison, quien no solo proveía los materiales necesarios para rodar las películas, sino que hasta decidía qué temas se podían filmar o no, este triunfo inaguró una época de libertades generándose cintas para judios, irlandes, trabajadores, socialistas y anarquistas (Wu,2016:102 citado en Velasco 2020). En esa época el género de la comedia o gag era uno de los más populares, los productores sabían que el efecto cómico era una poderosa arma para atraer al público (D´Esposito, 2014).

Para 1916, Chaplin ya era una estrella del cine, la compañía Essanay ofrece renovar su contrato por un millón de dólares por año y con la ayuda de su hermano consigue un contrato con Motion Pictures Company de New York por 10 mil dólares a la semana, al terminar ese año firma con la First National Pictures y es aquí donde diseña al conocido personaje de Charlot conocido por todo el mundo. Según la opinión del director de cine, Marco Ferreri, el cine de Chaplin es una sabia combinación entre cine e industria, arte y espectáculo, calidad y comercialidad, es una fórmula que muchos buscan y pocos encuentran (Salvat, 1974).

Entre los principales atributos de su personaje Charlot, encontramos:

El tipo vagabundo trashumante, más desgraciado cuando más generoso… Siempre lucha en contra del egoismo humano que abusa de la debilidad y bajo la recelosa vigilancia de la justicia, Charlot sabe salir bien de los apuros, pero fracasa en sus intentos de solidaridad emotiva (…) Hace reír por la incongruencia de su atuendo y por sus esfuerzos de conservar su dignidad y modales en las situaciones más ridiculas y desastrosas. Con Charlot acentúa Chaplin el aislamiento moderno del individuo, y vuelve su filosofía personal en un tono amargo y generalmente desesperado (Pujol, 1980: 278).

En la cita se puede comprender cómo el actor es congruente con lo que le sucedió en su infancia llena de injusticia, que convierte en su sello característico, el pobre que sufre los abusos de los capitalistas; y cómo por medio de sus actuaciones cómicas hace sus denuncias para llegar a amplios sectores de la población, sin embargo, también puede pasar de la risa a las lágrimas, Chaplin nos demuestra que amabas van tomadas de la mano y caminan juntas por la vida, nos reímos de sus torpezas, pero también lloramos por los abusos en contra de la población más pobre.

En la cinta Armas al Hombro (1918), se puede observar su posición pacifista, en la que hace un retrato bufonesco de las trincheras, de cómo los soldados están llenos de soledad. En conjunto, nos muestra la guerra como algo terriblemente cruel. Otra cinta donde hace una fuerte crítica es en Tiempos Mordernos; antes de rodarla estuvo 15 meses con sus amigos con tendencias socialistas. Al presentarla no fue bien recibida por el público en general, sin embargo, fue aclamada por grupos de amigos y de intelectuales que sí apreciaban su trabajo por la denuncia que ahí se presentaba. Empero, desde este momento el gobierno norteamericano relacionó su imagen con un tinte revolucionario, pues evidente el mensaje que hacía al retratar en un ejercicio visual que se convirtío en nuestros tiempos en una no perecedera, mostrando cómo el sujeto vive en la sociedad capitalista. Su personaje retrata una empatía y nobleza que le impide encajar y convivir en el contexto de su historia de pobreza, refleja la posición de Chaplin y su influencia por la enajención laboral, reflexionada por Karl Marx.

Al siguiente año, en 1939, comienza con el guión de su polémica película El Gran Dictador, en la que hace una parodia a Hitler y Mussolini, los grupos judios reciben la película con gran afecto, igual que los soviéticos con los que el gobierno norteamericano relacionaba a Chaplin, lo cual se complicaría al oponerse a la deportación del compositor comunista Hanns Eisler. En 1947 se hizo pública una declaración de Chaplin en la que manifestó su descontento con Hollywood, esto porque los espectadores no aceptaron su nueva interpretación como el Monsiur Verdoux de Orson Welles, dejando atrás el clásico papel de Charlot. Ante estos cuestionamientos, Chaplin arremetió con profundas críticas a la sociedad, declarando que «esta sociedad obliga al crimen y luego lo condena» (Pujol, 1980). En la parte final de la película señala: “Todas las guerras son un negocio. Un crimen hace un asesino; millones de muertes hacen un héroe, la cantidad santifica” La película es su último grito de rebeldía anárquica y atea, en la que los teóricos extremistas descubrieron abismos de profundidad y significado.

En 1952, Chaplin viaja con su familia a Europa, y en este momento el departamento de Estado norteamericano decide prohibir su regreso hasta que aclarara sus conductas políticas, al no poder regresar, se establece en Suiza. En este punto es interesante ver cómo por medio de su actividad artística concientizaba a la población, en 1947 declaró que no era comunista, pero sí simpatizaba con los soviéticos, en otra ocasión se definía como anarquista social, mencionaba que su ideología era la defensa del pobre hombre, y de su derecho a un hogar, un trabajo o una familia.

Para comprender la cacería de brujas emprendida en esa época es necesario mencionar que Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) se encontraban en el punto más álgido de la “Guerra Fría” en donde ambas naciones buscaban crear una hegemonía a nivel mundial, por tal motivo en la Unión Americana se perseguía a todo lo que no coincidiera con su ideología de libre mercado. Joseph McCarthy encabezó a un equipo de trabajo para perseguir a los simpatizantes del comunismo, entre los sectores más afectados nos encontramos precisamente a Hollywood, quien según McCarthy se había convertido en un semillero de comunistas, que pretendían utilizar la industria cinematográfica para colonizar el imaginario colectivo (Velasco, 2020).

Para finalizar, quisieramos retomar la declaración realizada en una entrevista en la cual Chaplin dijo: “Me propuse predicar en mi obra. Quise mostrar ciertas condiciones de la vida. Podrían ser simbólicas, pero reales también. Un artista no puede, no debe ignorar lo que ocurre en el mundo que nos rodea. Es parte de nuestro mundo y tiene su acción en el” (Toledano, 1989). En ese se rido, la dolorosa infancia de Chaplin no solo estuvo envuelta en un espiral de miseria económica, o desatención familiar; tristemente, la vida de Chaplin estuvo plagada de opresión. Chaplin, sin duda alguna, fue y sigue siendo un excelente artista, que a pesar de esa opresión del sistema logra que sus personajes siempre muestren una gran solidaridad y empatía, demostrándonos que a pesar de todo existen personas que no han perdido su humanidad.

Bibliografía:

Charles Spencer Chaplin (El genio cómico del cine mudo). (1980). En C. Pujol, Forjadores del Mundo Contemporaneo, los 126 personajes que más han influido en la formación de nuestro mundo (págs. 274-286). Barcelona: Planeta.

D´Esposito, L. (2014). TODO lo que necesitas saber sobre CINE. Buenos Aires: Paidós.

Salvat, M. (1974). El cine, arte e industria. Barcelona: Salvat.

Toledano, V. L. (1989). Cine, arte y sociedad. Ciudad de México: UNAM.

Velasco, E. L. (2020). Nuevas formas comunitarias de consumos cinematográficos para la construcción de una cinamatografía alternativa a la lógica cultural hollywoodense en la Ciudad de México. Tesis de Licenciatura de Antropología Social. Ciudad de México : Escuela Nacional de Antropología e Historia.

  1. Estudiante de Creación Literaria por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México UACM-SLT.

  2. Antropólogo social y estudiante de Ciencia Política y Administración Urbana en UACM-SLT.

 

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