Los clásicos también son adolescentes

Por Karla Hernández Jiménez

Desde sus inicios, el cine ha seducido a espectadores de todas las edades ya que se ha mostrado como un reflejo de la vida cotidiana. No obstante, durante la década de 1950 se suscita la inclusión de la vida de los jóvenes en el cine, principalmente como una estrategia ante las ventas bajas en las taquillas, para con ello fomentar el consumo en un nuevo sector de la población que también se encontraba ávido de entretenimiento:

Aparecen así las primeras muestras de las películas fabricadas de manera específica para los públicos juveniles y para las nuevas formas de consumo: con el fenómeno de los teenagers como protagonistas del consumo familiar, se produce la llegada de las teenpics o películas vinculadas a instituciones educativas (colegios y universidades) en las que los principales protagonistas son personas jóvenes. (Rodríguez 2)

Sin embargo, es durante los años ochenta que el cine para adolescentes tuvo mayor auge y, en palabras de Eduardo Rodríguez (2017), el cine para adolescentes en Estados Unidos se “infantilizó” aún más debido a los tópicos fáciles presentes en él: “(…) tratan sobre asuntos nimios de la colectividad estudiantil (amoríos, novatadas, chistes fáciles…) sustituyen con celeridad a otras que se analizan en apartados posteriores de este trabajo, constituyéndose en un “género” específico dirigido a los públicos adolescentes y que la industria aprovecha con avidez”. (3)

Durante toda la década de los noventa hubo una nueva ola del cine para adolescentes y aunque muchas de las producciones de esa época repitieron las fórmulas de los años ochenta, hubo películas que intentaron aportar formatos y fórmulas mucho más novedosas; entre las propuestas que surgieron estaba pasar por el tamiz de la época de los noventa a grandes clásicos de la literatura.

En el presente trabajo se analizará la narrativa cinematográfica de Cruel Intentions (1999, “Juegos sexuales” en Hispanoamérica) de Roger Kumble como ejemplo de lo mencionado arriba, ya que a pesar de estar basada en la novela Las relaciones peligrosas  de Choderlos de Laclos, la película de Kumble propone elementos que no dejan duda que esta producción cinematográfica está adaptada a una época más contemporánea y orientada al público adolescente.

Asimismo, el presente análisis no constituirá, como mencionaba Susana Lozano en su artículo La adaptación cinematográfica como traducción intersemiótica, en la búsqueda de las 10 diferencias entre el guión cinematográfico y el guión literario con motivos de demeritar el proceso realizado durante la traducción intersemiótica entre la película de Kumble y la novela de Laclos, sino que, precisamente, se trata de mostrar que en esas diferencias están los elementos que hacen del film Cruel intentions un producto realizado para el público adolescente, pero con la particularidad de contar con la inclusión de las fórmulas de la literatura clásica.

Utilizando la propuesta de Lauro Zavala en su artículo La traducción intersemiótica en el cine de ficción se analizará la traducción intersemiótica entre el texto y el filme y, a partir de los elementos que este autor propone, se llegará a la conclusión de los elementos que lograron pasar de la novela de Choderlos de Laclos a la película de Roger Kumble, además de realzar la propuesta de la película orientada al público juvenil de la platea.

En su artículo, Lauro Zavala (2008) propone una clasificación de las traducciones en el cine; la que interesa  para el presente análisis es la traducción intersemiótica, la cual consiste en: “la extrapolación de algunos principios formales de un sistema semiótico a otro sistema semiótico” (49). Entre los tipos de traducción intersemiótica mencionados por este autor, la que concierne al presente análisis es la traducción intersemiótica de la literatura al cine. Lauro Zavala realiza una comparativa entre los elementos que conforman la experiencia estética de una película y los que conforman la experiencia estética de una narración literaria, y concluye comentando que los elementos que tienen en común ambas experiencias son: inicio, final, intertexto, ideología.

Sin embargo, llevar a cabo una traducción intersemiótica de la literatura al cine no es una tarea sencilla, pues el guionista cinematográfico se enfrenta no sólo a espectadores que intentarán buscar el número máximo de discrepancias entre el guión cinematográfico y el guión literario sino que, igualmente, se enfrenta a la tradición detrás del guión literario: “El adaptador de un libro al cine acomete una traducción intersemiótica que le obliga a moverse entre la tradición y la traición. Él, como todos los demás creadores, no crea de la nada ya que germina en la tradición que hereda” (Lozano, 2010)

Al momento de llevar a cabo las relaciones intertextuales entre un texto literario  y una película hay que tener en consideración, de acuerdo con Zavala, los elementos formales y estructurales de la ideología en el plano de la sustancia del contenido en ambos sistemas semióticos, a saber: la elección del título, el empleo de las convenciones genológicas y las relaciones intertextuales de la versión cinematográfica, tanto en relación con la construcción de los personajes literarios y el empleo del lenguaje verbal como en la puesta en escena y la estructura narrativa (Zavala, 2008: 51).

Cruel Intentions, dirigida por Roger Kumble y estrenada en 1999, cuenta la historia de Sebastian Valmont, un joven perteneciente a la clase alta neoyorkina, y cuya mayor diversión consiste en ser un seductor. La vida de Valmont da un giro cuando su hermanastra, Kathryn Merteuil, le propone arrebatarle la virginidad a una de sus compañeras de colegio, Cecile Caldwell, no obstante, él está más interesado en Annette Hargrove, la hija del director. En ese sentido, puede decirse que tanto los personajes como la estructura narrativa de la película de Kumble y la novela de Laclos son semejantes.

Tanto en el guión literario como en el cinematográfico se mantienen los personajes e, incluso, algunos de los nombres se siguen utilizando, como en el caso de Valmont, Merteuil y Cecile. El resto de los personajes, a pesar de contar con nombres distintos a los del guión literario, desempeñan las mismas funciones que en la novela de Laclos, como es el caso de la presidenta de Tourvel, a quien en el guión cinematográfico se le denomina Annette Hargrove, pero que representa el ideal de una mujer piadosa y de gran rectitud moral al defender la castidad hasta el matrimonio en un artículo del periódico escolar y que, al igual que su homóloga de la novela de Laclos, se presenta como un reto ante Valmont.

En el caso de la estructura narrativa, a excepción de unas variantes que se comentarán más adelante, ambas narraciones contienen un gran número de elementos comunes, ya que en la narración fílmica se mantiene la estructura base de la novela de Laclos, tales como la petición de Kathryn Merteuil (la marquesa) a Sebastian Valmont (el vizconde) de seducir a Cecile Caldwell. También, permanece el hecho de que Cecile desea mantener una relación con su maestro de música, Ronald Clifford, a pesar de las protestas de su madre y, al igual que en la novela, acaba siendo seducida por Valmont con la excusa de ayudarla a conquistar a Ronald.

De la misma forma, se conserva el proceso de enamoramiento y conquista de Annette Hargrove (la presidenta de Tourvel), así como del enamoramiento que Valmont experimenta por ella más adelante y que, igual que en el discurso literario, se consuma en la noche que pasan juntos ambos personajes. Asimismo, otro elemento narrativo en común lo constituye el final de Sebastian Valmont ya que, de igual forma que el vizconde, muere en manos de su rival y Kathryn Merteuil, como la marquesa, termina desterrada de la sociedad cuando se dan a conocer las intrigas de las que formó parte.

Como puede observarse, en lo concerniente a los elementos base, ambos guiones comparten componentes, no obstante, también existen divergencias en el modo de realizar la traducción intersemiótica de la narración de Laclos a la película de Kumble. El título del film, por ejemplo, no guarda relación con la novela de Las relaciones peligrosas, ya que la elección del mismo se debe al nombre del diario íntimo de Sebastian Valmont, el cual aparece durante las secuencias finales de la película y en el que ha plasmado sus experiencias como seductor y enamorado.

Al inicio de la película, por otra parte, puede verse la primera diferencia entre el guión cinematográfico y la novela de Choderlos de Laclos debido a que, aunque en la novela se hace alusión a la reputación como seductor del vizconde de Valmont en las cartas de la marquesa de Merteuil y las de la señora de Volanges, el filme inicia con el encuentro entre Sebastian Valmont y su psiquiatra quien lo da de alta sólo para enterarse que su hija no solamente fue seducida por el joven sino que, incluso, se difundieron imágenes sexuales explicitas de la muchacha en internet, lo cual da a entender que en esta nueva adaptación el joven Valmont utiliza los recursos electrónicos, en esa época en reciente auge, para conseguir sus fines.

De igual forma, otro elemento que difiere con la novela de Laclos es la inclusión de relaciones de tintes homoeróticas entre los personajes, así como relaciones interraciales. En el caso de los elementos homoeróticos, estos pueden observarse en la relación de confianza establecida entre Cecile Caldwell y Kathryn Merteuil, concretamente en el momento en que Kathryn le enseña a Cecile a dar un beso francés.

Asimismo, la relación entre Blain y Gregory, quienes se corresponden en la novela con el criado de Valmont y la doncella de la presidenta de Tourvel respectivamente, también contiene elementos homoeróticos ya que el nexo entre ambos personajes, al igual que los criados mencionados, es ante todo una relación física que se concreta con las visitas nocturnas de Gregory a la habitación de Blain.

Por otra parte, las relaciones interraciales se aprecian en la relación establecida entre Cecile y Ronald Clifford (el caballero Danceny en la novela), puesto que el muchacho en cuestión es afroamericano, hecho que disgusta a la madre de Cecile y que directamente la hace enfurecer cuando se entera del lazo amoroso entre ambos, reclamándole al chico que fue ella quien lo sacó de las calles del gueto.

Si bien este tipo de relaciones entre personajes no llama la atención en la época actual, en la década de los noventa resultaba novedoso exhibir estos temas, especialmente en una producción más orientada al público adolescente y alejada de los dramas urbanos que venían proliferando en el cine estadounidense desde finales de los ochenta, enfocado al público adulto, como las producciones del director Spike Lee.

A su vez, la inclusión de las fiestas, las drogas y el alcohol también constituía un tópico común en las teenpics y Cruel intentions no es la excepción, basta con apreciar la forma en la que Kathryn Merteuil usa el crucifijo que siempre carga para esconder cocaína, así como el momento en que Sebastian Valmont seduce a Cecile utilizando drogas previo al momento del encuentro sexual. Aunado a ello, un elemento más que emparenta a Cruel intentions con otras películas para adolescentes radica en el hecho de que los escenarios principales llegaron a ser icónicos en la vida de los jóvenes estadounidenses, el primero es el colegio y el segundo la ciudad de Nueva York.

El colegio, o hihg school, se constituye como un escenario clásico dentro del cine para adolescentes como apuntaba Eduardo Rodríguez (2010), ya que representa un terreno conocido para gran parte de los jóvenes y, por tanto, se busca que sea un entorno empático con las circunstancias de los espectadores afuera de la sala de cine.

Por otro lado, la ciudad de Nueva York de finales de la década de los noventa, en lugar de Francia durante el siglo XVIII, no fue seleccionada al azar ya que para muchos representaba en esa época lo que estaba de moda, la vida intelectual y un espacio de referencia para el resto de Estados Unidos, la anhelada Costa Este.

Finalmente, a diferencia de la novela de Laclos y de otras adaptaciones cinematográficas contemporáneas como la realizada por Stephen Frears, Anette Hargrove (la presidenta de Tourvel) no tiene un fin trágico debido a la muerte de su amado Valmont, sino que sobrevive y busca salir adelante, recordando los buenos momentos que vivió junto a él, o al menos esa es la imagen final que nos brinda Kumble en una especie de mensaje positivo para el público.

Por su parte, la banda sonora de la película también desempeñó un papel importante para que el filme tuviera éxito entre los adolescentes ya que era un reflejo de la cultura pop consumida por el público juvenil por lo que no es de extrañar que se incluyeran hits de aquel momento, baste recordar, por ejemplo, el instante en que “Bitter Sweet Symphony” de The Verve suena de fondo durante la secuencia en la que Kathryn Merteuil cae de su puesto como representante del estudiantado después de su discurso en el funeral de su hermanastro donde se revela, mediante el diario de Sebastian, acerca de las intrigas que realizó para destruir a Cecile además de descubrir ante todos su adicción a la cocaína, la cual siempre lleva escondida en su crucifijo.

Como puede apreciarse, el film de Roger Kumble conserva un número considerable de elementos provenientes de la novela de Chaderlos de Laclos, no obstante, se hace patente que la propuesta ha sido hecha pensando en realizar una película para adolescentes, una teen movie, y como tal presenta recursos que llamen la atención de este sector del público.

Ante esto, puede decirse que la propuesta de Roger Kumble, sin perder de vista los elementos característicos de las películas para adolescentes, plasma en Cruel Intentios una propuesta diferente: llevar a la pantalla un clásico de la literatura universal, actualizando el contexto y agregando recursos que permiten mostrar el discurso de forma atractiva para los jóvenes. El resultado puede gustar o no, pero eso constituye un tema mucho más personal.

 

Bibliografía

Lozano, S. (2010) “La adaptación cinematográfica como traducción intersemiótica” en María Pilar Blanco García, El Cid y la Guerra de Independencia: dos hitos en la historia de la traducción y la literatura. Madrid: Instituto Universitario de Lenguas Modernas y Traductores, Universidad Complutense de Madrid. Pp. 67-82.

Rodríguez, E. (2017) “Adolescentes en el cine” Revista de estudios de Juventud, 13 (101), Pp. 19-33.

Zavala, L. (2017). “La traducción intersemiótica en el cine de ficción”. CIENCIA Ergo-Sum, 16 (1), Pp. 47-54. Consultado el 31 de marzo de 2019 de: https://cienciaergosum.uaemex.mx/article/view/7814

Nacida en Veracruz, Ver, México. Licenciada en Lingüística y Literatura Hispánica. Lectora por pasión y narradora por convicción, ha publicado un par de relatos en páginas especializadas como Íkaro, Casa Rosa, Monolito, Melancolía desenchufada, Solar Flare, Teoría Omicrón, Poetómanos, Caracola Magazin, Teresa Magazin, Penumbría y Página Salmón, pero siempre con el deseo de dar a conocer más de su narrativa.

 

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