Savonarola: el renovador de un Dios en transición

Por Francisco Octavio Valadez Tapia*

Así son siempre los redentores en el mundo.

Para llegar a la veneración de las generaciones venideras;
para subir a los altares de la historia;
para obtener la apoteosis de la inmortalidad,
 tienen que sudar sangre en el huerto de los Olivos.
Emilio Castelar cit. por Llugdar (2022:1).

Severo crítico de una Iglesia católica disoluta, confrontando al Papa Alejandro VI y predicador de las virtudes teologales, Girolamo Maria Francesco Matteo Savonarola fue quemado en el año de 1498, y sus cenizas tiradas al río Arno; empero, siendo —según Francesco De Sanctis (cit. por Granada, 2000:38)— “el último rayo de un pasado que menguaba en el horizonte (…), el último tipo del viejo hombre medieval”,[1] fue el precursor de Martin Lutero (1483-1546) y la Reforma Protestante, considerada por unos —entre ellos Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831), Heinrich Gotthard von Treitschke (1834-1896) y Wilhelm Dilthey (1833-1911)— “el origen de la era moderna” (Granada, 2000:38), y por otros —como Ernst Troeltsch (1865-1923)— “una restauración de patrones medievales contrarios al espíritu de la modernidad” (Granada, 2000:38).

Si bien es cierto que Savonarola no es el único religioso que ha fallecido martirizado bajo acusaciones de herejía, sí es relevante hoy —cuando la Iglesia católica pretende reformarse—[2] señalar que por el periodo y las circunstancias en que emergió la apasionada palabra del predicador ferrarés, su condena a muerte por el Papa Alejandro VI, así como la decadencia en que habían caído tanto el papado como muchos clérigos, nos indican que su voluntad reformadora en cuanto a las costumbres, de habérsele hecho caso, es probable que hubiese soslayado la emergencia de un personaje y una acción histórica más radicales: Martín Lutero y la Reforma Protestante.

Lo anterior es lo que confiere importancia historiográfica e histórica a Savonarola, ya que fue precursor, intensamente sincero respecto de sus creencias religiosas, del ahínco por regresar a la Iglesia católica a —las que consideraba— sus auténticas corrientes teológicas, propias de una época con “objetivos transcendentales [e] interés por el otro mundo” (Koyré, 1999:5).[3]

Savonarola nació en Ferrara el 21 de setiembre de 1452. Su abuelo Michele, reconocido galeno y hombre de principios morales y religiosos estrictos, fue quien le instruyó durante su niñez, incluyendo el estudio del latín (Pasalodos Requejo, 2021). Fallecido su abuelo en 1468, Savonarola se ocupó en profundizar sus conocimientos humanísticos, y consiguió el título de maestro en artes liberales. Su carácter y su formación objetaban ya la atenuación de las costumbres, y en el poema De ruina mundi de 1472 escribió: “La Tierra está tan oprimida por los vicios” (Savonarola cit. por Mondragón González, 2013:200).

Más adelante, el 24 de abril de 1475, Savonarola se fue de su casa y “tomó el hábito dominicano en el Convento de San Domenico en Bolonia. Este mismo año compuso De ruina Ecclesiae. Emitió sus votos como religioso el 28 de abril de 1476, siendo ordenado sacerdote a fines del año siguiente” (Esponera Cerdán, 2019: página web). En 1482, durante el capítulo de la Congregación Lombarda de la Orden, Savonarola fue elegido lector del convento de San Marcos, en Florencia. Sobre Savonarola y su estancia en Florencia, el filósofo Ernst Alfred Cassirer escribió que:

Aun antes de la aparición de Savonarola y antes de su actuación propiamente histórica es posible percibir en ese círculo, por decirlo así, su sombra. No se puede explicar el hecho de que los espíritus verdaderamente directores de la Academia de Florencia acabaran por rendirse a Savonarola, de que se inclinaran ante él casi sin resistencia, si no se presta atención a los rasgos ascéticos que desde el principio se entremezclan en la imagen del mundo del círculo florentino (Cassirer, 1951:87).

El 25 de julio de 1495 falleció el Papa Inocencio VIII. El cardenal Rodrigo Borgia (1431-1503) fue elegido nuevo Papa con el nombre de Alejandro VI. Hacia éste, Savonarola realizó fuertes críticas, como cuando sentenció que:

El Papa es infalible en cuanto Papa, porque entonces marcha derecho en la vía del deber. Cuando se equivoca no es más Papa, y si manda mal, no es como Papa como él manda. (…) Si os mandan algo contrario al honor no debéis obedecer aunque sea el Papa quien lo mande. Pero se dice “Papa omnia potest”. Decidme: si el Papa todo lo puede ¿podría decir a un hombre casado que deje a su mujer y se case con otra? Luego es claro que el Papa no puede mandar más que las cosas justas y razonables (Savonarola cit. por Llugdar, 2022:29).[4]

En la anterior tesitura, el 8 de setiembre de 1495, el Papa Alejandro VI expidió una breve[5] en la que acusó a Savonarola de desobediencia, errores dogmáticos, proposiciones heréticas y falsa profecía; se abrió en contra de éste una causa, se le prohibió dar lecciones o sermones públicos y se le ordenó que el convento de San Marcos se reincorporara a la Congregación de Lombardía, de la cual, con la autorización del mismo Papa, se habían separado para continuar con mayor rigor las reglas instituidas por el fundador de la Orden.

La breve del 8 de setiembre de 1495 fue respondida por Savonarola el 29 de setiembre del mismo año, demostrando lo injusto de las acusaciones. Sin embargo, el 16 de otubre de 1495, una nueva breve papal prohibió a Savonarola realizar cualquier predicación, manteniendo la veda hasta febrero de 1496. Se emplearon varios medios para silenciar la voz de denuncia de Savonarola contra el papado; en agosto de 1496 Alejandro VI le ofreció primero el obispado de Florencia, y después el capelo cardenalicio —el sombrero rojo de cardenal— para acallarlo. Savonarola respondió: “Yo no quiero otro capelo que el del martirio, enrojecido con mi propia sangre. (…) Si yo hubiera aspirado a dignidades, sabéis perfectamente que no andaría usando ahora hábitos raídos. Estoy completamente preparado para dar mi vida por el cumplimiento del deber” (Savonarola cit. por Llugdar, 2022:27).

El 26 de febrero de 1498 el Papa envió una carta a la Signoria —gobierno colectivo de Florencia integrado por diversos personajes, electo para un plazo determinado—, en la cual “amenazaba con el castigo colectivo de la ciudad si Savonarola no era prendido y enviado a Roma de inmediato. Por otro breve de la misma fecha, ordenaba a los canónigos de la catedral que no permitiesen predicar al rebelde en este templo” (Haller, 1965:88).

Debido a las amenazas papales, la Signoria prohibió a Savonarola predicar. El predicador ferrarés respondió lo siguiente:

“Anoche la Señoría me ha suplicado que no predicase más, y yo respondí a sus diputados: –Yo tengo todavía un Señor, yo sabré su voluntad y mañana os daré la respuesta desde el púlpito. –He aquí ahora lo que dice el Señor: <Suplicando a este fraile que renuncie a predicar es a mí a quien hacéis la demanda y no a él porque soy yo quien predica…>. Cuando Dios quiera que yo predique, él me inspirará y yo predicaré, ya lo veréis. Por su gracia me veré libre de todo temor, de toda consideración humana. Cuando Dios quiera nadie podrá cerrarme la boca…”. Concluyó su sermón diciendo “Señor, líbranos de todo mal. Yo te recomiendo las almas de nuestros adversarios, ilumínalos Señor, para que no vayan al infierno. Yo te recomiendo este pueblo; dale, Señor, tu bendición” (Savonarola cit. por Llugdar, 2022:30).

El 8 de abril de 1498 grupos de provocadores comenzaron a atacar a los fieles que iban hacia la Catedral de Florencia para escuchar al fraile Mariano Ughi, uno de los seguidores de Savonarola. Posteriormente, se encaminaron hacia el convento de San Carlos para generar disturbio y al día siguiente capturaron al predicador ferrarés.

A tres procesos fue sometido Savonarola, uno de estos a cargo de los comisionados de Alejandro VI. El predicador ferrarés fue sometido a tortura. Concluido el último proceso el 22 de mayo de 1498, se dictó la sentencia: Savonarola, y los frailes Doménico y Silvestre —colegas del predicador ferrarés— fueron “condenados a muerte por herejes y cismáticos; sin haber podido demostrar los jueces ninguna de las acusaciones. Esta sentencia se leyó en ausencia de los imputados y de los magistrados de Florencia, impidiendo de esta manera el derecho a defensa de los acusados” (Llugdar, 2022:30).

El 23 de mayo de 1948 Savonarola y los frailes Doménico y Silvestre fueron reunidos para asistir a misa y recibir la comunión. Después se les despojó de sus hábitos y fueron conducidos por una pasarela hasta el tablado levantado en la Plaza de la Signoria. “El obispo de Vaison tomó de la mano a Girolamo y le dijo: «Yo te separo de la Iglesia militante y de la Iglesia triunfante» a lo que Savonarola respondió «Solo de la militante, lo otro está por encima de tus posibilidades»” (Llugdar, 2022:34).

La horca se levantó sobre el montón de leña que la rodeaba. En esta fueron colgados Savonarola y compañía, en tanto se encendía el fuego. “En la gran plaza de Florencia, donde una vez las hogueras de las vanidades hacían volver los corazones de los hombres hacia Dios, se producía ahora un espectáculo grotesco: Fray Girolamo Savonarola, degradado por su Orden de Domínicos, despreciado por la Iglesia que quiso reformar, y traicionado por la República que tanto amaba, caminaba rumbo al patíbulo. La vanidad de un Papa le enviaba a la hoguera” (Llugdar, 2022:34).

Si bien Villoro (1992) señaló que: “Tampoco tiene todo el pensamiento importante de esa época el sello de la modernidad. Basta pensar en nombres como Savonarola (…) para comprender que no todo el pensamiento del siglo XVI es renacentista” (p. 10);[6] empero, puede afirmarse que lo realizado por el predicador ferrarés “se encuentra impregnado de las contradicciones entre ‘retorno’ y ‘ruptura’ que caracterizaron al primer renacimiento florentino del Quattrocento” (Mondragón González, 2013:209-210). Asimismo, si Savonarola, el renovador de un Dios en transición —de ser centro a espectador de la humanidad—, hubiera sido escuchado, quizá la propia Iglesia católica habría visto nacer la necesaria Reforma en su interior de manera armónica. Pero lo disoluto le corroía a esta Iglesia a tal grado que le impedía apreciar objetivamente su situación.

Al final, Girolamo Maria Francesco Matteo Savonarola, el precursor y renovador de un Dios en transición, fue muerto. Sobre la resonancia de sus prédicas, lejos, en lo que hoy es Alemania, se elevaría la voz de Martin Lutero, aunque hacer una comparación precisa entre el pensamiento de ambos autores bien puede ser materia de otro ensayo.

 

 

 

Referencias

Cassirer, E. (1951). Individuo y cosmos en la filosofía del Renacimiento, trad. de Alberto Bixio. Emecé Editores.

Esponera Cerdán, A. (2019). “Fray Jerónimo Savonarola. ¿Hereje o Santo? Apuntes biográficos” en Dominicos (página web). Orden de Predicadores Dominicos Provincia de Hispania Curia Provincial. Disponible en https://www.dominicos.org/quienes-somos/grandes-figuras/personajes/jeronimo-savonarola/

Granada, M. A. (2000). “Introducción. ¿Qué es el «Renacimiento»? Algunas consideraciones sobre el concepto y el período” en El umbral de la modernidad. Herder, pp. 15-51.

Haller, C. E. (1965, julio-setiembre). “Savonarola: una pasión contra su siglo” en Universidad, Núm. 65, pp. 73-99.

Koyré, A. (1999). Del mundo cerrado al universo infinito, trad. de Carlos Solís Santos. Siglo XXI.

Llugdar, G. E. (2022). Biografía de Savonarola. Diarios de Avivamientos.

Mondragón González, A. (2013). “Política y utopía en el Tratado sobre el gobierno de la ciudad de Florencia de Girolamo Savonarola” en Veredas Especial, pp. 199-212.

Pasalodos Requejo, S. (2021). “La transmisión del conocimiento en un tratado renacentista de medicina termal. Fuentes del De Balneis et Termis Ytalie de Michele Savonarola” en Juanes Cortes, A. et al. (coords.). Ciencia, técnica y tecnología en la historia. Ediciones Universidad de Salamanca (Col. Aquilafuente, 309), pp. 89-99.

Verdú, D. (2021, 4 de noviembre). “El Papa nombra a una mujer como ‘número dos’ del Gobierno del Vaticano” en El País (periódico en línea). Disponible en https://elpais.com/internacional/2021-11-04/el-papa-nombra-a-una-mujer-como-numero-dos-del-gobierno-del-vaticano.html

Villoro, L. (1996). El pensamiento moderno. Filosofía del Renacimiento. FCE (Col. Cuadernos de la Gaceta, 82).

 

 

 

* Maestro en Ciencias Sociales, con Especialidad en Estudios Políticos, por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ). Estudiante de la Licenciatura en Filosofía e Historia de las Ideas de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Integrante del Seminario Permanente de Consultoría Filosófica y Prácticas Filosóficas del Plantel Cuautepec de la UACM. Miembro numerario de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas (AMECIP). Correo electrónico: maestroactor@yahoo.com.mx

 

 

 

[1] Paréntesis añadidos.

[2] Muestra de ello es que el Papa Francisco tenga la intención de posicionar a las mujeres en puestos importantes de toma de decisión al interior de la Iglesia católica, como cuando en noviembre de 2021 nombró a la religiosa franciscana italiana Raffaella Petrini como Secretaria General de la Gobernación de la Ciudad de Vaticano, el segundo cargo de mayor relevancia solo después del de Papa (Verdú, 2021).

[3] Corchetes añadidos.

[4] Paréntesis añadidos.

[5] Documento

[6] Paréntesis añadidos.

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