Trabajadoras y trabajadores precarizados de PILARES unidos

Por Enpoli

Crónica de un proyecto fallido.

En su segundo informe de gobierno, el 5 de diciembre del 2020, hace casi un año, la jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, señaló que no descansaría hasta hacer de la ciudad “una realidad” (sic), es decir, una “Ciudad Innovadora y de Derechos”, con Esperanza. Además, añadió que “iniciamos el camino de la gran transformación de nuestra ciudad de la mano de la transformación del país”. Esto significa que rompería con la continuidad que, hasta ese momento, se había estado reproduciendo, a saber, las malas prácticas públicas, la corrupción, pero también se le pondría atención a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, haciéndoles valer sus derechos educativos, culturales y deportivos, dotándoles de sueños, de esperanza para la transformación social.

Asimismo, entendemos que el camino de la transformación social en la ciudad se suma a la visión de la nación, como habría dicho el presidente de México López Obrador: “declaramos formalmente desde Palacio Nacional el fin de la política neoliberal, aparejada esa política con su política económica. Quedan abolidas las dos cosas: el modelo neoliberal y su política económica de pillaje, antipopular y entreguista”. Por consiguiente, entendemos que la innovación de la que habla la jefa de gobierno implica también romper con esta fase del capitalismo y devolver la soberanía a quien pertenece, que es el pueblo. Es decir, que tanto los recursos como la toma de decisiones sea de la gente, que eso se vea reflejado en los derechos de las personas.

De esa manera, Claudia Sheinbaum, en sintonía con el gobierno federal, proclamó que su forma de gobernar estaría basada en el modelo de Austeridad Republicana, la disciplina fiscal, en el pago de impuestos sin indultos al que más posee; modelo que distribuye riqueza de forma directa al pueblo sin intermediarios, que dignifica y aumenta el trabajo y el salario de los de abajo, y que invierte donde históricamente no se ha hecho, para disminuir desigualdades.

Hoy podemos decir, a prácticamente 3 años de gobierno de la Dra. Claudia Sheinbaum, que, efectivamente, se ha repartido mejor el dinero, ha llegado un poco más íntegro a proyectos como el rescate de parques y deportivos, arreglo de avenidas intransitables por los baches, aperturas de líneas de Metrobús, Cablebús o el aún no terminado Trolebús elevado de Ermita; además de la creación de los Puntos de Innovación, Libertad, Artes, Educación y Saberes (PILARES), espacios para que la gente, en su mayoría población con altos índices de marginalidad social y económica, accedan a derechos educativos, deportivos y culturales.

Sin embargo, el gobierno de la CDMX no ha roto con la dinámica neoliberal. Lo que realmente supondría ser un gobierno innovador, de derechos y con esperanza, está reproduciendo un sistema que hace más pobres a los y las trabajadoras, pues los y las pone a laborar como aprendices de empresas que les exprimen hasta el último aliento a cambio de una mísera beca que no paga el empleador, o los y las emplea como becarios y becarias de ”Programas Sociales” bajo la figura de docente, promotor cultural y deportivo o talleristas en los PILARES, para despojarlas/os de derechos laborales.

En contraste, el nuevo Coordinador General de Inclusión Educativa e Innovación de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI), César Martínez López, en reunión con los y las Líderes Coordinadores de Proyectos de Operación (LCPO), afirmó que tanto la educación como el programa PILARES son el corazón de la política pública del gobierno de la CDMX; y durante la inauguración del PILARES “San Juan Tepepan” el pasado 07 de noviembre (2021), puntualizó que “el objetivo de este programa es que el ciudadano se empodere y que demos un paso a lo que denominamos una Democracia Participativa; por eso, felicitamos esta acción y por eso (sic) vamos a estar aquí, día y noche, laborando en conjunto con ustedes para que nuestros jóvenes tengan un mejor futuro”.

Así pues, de lo anterior podemos sacar dos reflexiones fundamentales: primero, que MORENA, al haber perdido media Ciudad de México en las votaciones pasadas por las alcaldías, y PILARES, al ser el proyecto maestro —por estar en toda la ciudad— de Claudia Sheinbaum, les permite hacerse precampaña política al promocionar la estrategia casa x casa. Y, segundo, que solo se les considera ciudadanos y ciudadanas a las personas que atiende el programa, pero no a los que laboran en él.

 

El outsourcing gubernamental.

El neoliberalismo es una ideología que justifica y actúa para debilitar al Estado, ya que lo somete a los intereses de la clase dominante, al sector que representa a la burguesía, los empresarios, ya sean nacionales o extranjeros. Esta ideología actúa como la siguiente fase del capitalismo, pues de lo que se trata es de enriquecer a un puñado de personas y empobrecer a la mayoría, a los que realmente sí trabajan y generan la riqueza nacional.

En consecuencia, el neoliberalismo comercializa toda la vida, es decir, abre el mercado a todos lo sectores, ya no solo en el intercambio de productos o servicios, sino que los derechos que están estipulados en la constitución se vuelven mercancías y, por ende, también las personas. O sea, que quien desee acceder a un derecho, por ejemplo, el de la educación, solo podrá hacerlo si tiene las condiciones y recursos necesarios para lograrlo, haciendo de los derechos un servicio.

De esa manera, el programa PILARES hace de sus “trabajadoras” y “trabajadores” meras mercancías, pues al no tener derechos laborales: contrato de trabajo, aumento de sueldo, seguro médico y alguna instancia o ley que lo/la proteja, etc., está en manos de sus capataces, los LCPO, quienes sí tienen esos derechos laborales y nadie los supervisa. Esas figuras son las causantes de que estos centros de inclusión, igualdad, equidad, solidaridad, libertad y esperanza, se vuelvan espacios de horror, frustración y autoritarismo. En estos espacios se premia al amigo o amiga y se castiga al profesional, al que sí hace su trabajo y mantiene el compromiso social de trabajar en comunidad para el desarrollo.

Siguiendo esta línea, se han presentado casos ya no solo de autoritarismo o de acoso laboral, sino de violencia sexual hacia las compañeras, y esto no es un caso aislado, sabemos de varios y seguro hay más, pero el miedo paraliza y no deja actuar, no permite dar el siguiente paso hacia la denuncia, ya se formal o pública. Además de que la precarización laboral conduce a quienes han sido víctimas de esta clase de violencia a someterse al silenciamiento por necesidad económica; existe, entonces, un amplio espectro de violencias imbricadas en la violencia raíz que es la violencia sexual de la que han sido sujetas algunas compañeras.

Por ello, la organización y las movilizaciones también son un llamado a las autoridades para que podamos hablar y exigir justicia, ya que estos coordinadores de Promotores Culturales, de PILARES y de Ponte Pila no han castigado a los responsables, y muchas veces son ellos los culpables y quienes ejercen estas violencias de manera directa, además, en un claro abuso de poder dada la jerarquización existente en la estructura misma de los programas.

Por otra parte, tampoco es que los y las trabajadoras de PILARES se quejen de realizar tareas que son responsabilidad histórica del país, me refiero a las jornadas de vacunación contra el COVID-19. El problema consiste en un desbalance de tareas y responsabilidades asignadas cuando mandan a las mismas personas, pero a los amigos/as no, incluso, por una mala organización, les llegó a tocar a algunos compañeros y compañeras ir hasta tres días seguidos, de 6 am. a 4 pm, y en ocasiones sin que se les proporcionara el transporte para llegar a la hora indicada hasta la sede de vacunación que no siempre quedaba dentro de una distancia razonable. En ciertas ocasiones hubo casos en que los/las aventaban al ruedo sin siquiera ponerse la vacuna con todos los riesgos que esto implicaba debido al flujo de personas en dichas jornadas. El disgusto, entonces, radica en las condiciones de precariedad con que les asignaban dichas tareas.  

Sumado a lo anterior, tampoco es que se quejasen de que los mandaran a la estrategia “casa x casa”,  a donde iban para hablarle a la gente sobre el programa PILARES para que pudieran acceder a sus derechos. Como bien lo explicara César Martínez al referir dicha estrategia:

Hemos hablado con todos los talleristas, con todos los docentes que ustedes van a ver aquí, día y noche, laborando en este espacio; y les hemos solicitado que ahora salgan a las calles, que los busquen, que toquen sus puertas, que cada uno de ustedes sepan y tengan claro que el gobierno está en las calles y los está buscando porque quiere que se incorporen en estos espacios y que eso ayude a recomponer el tejido social y ayude a que la sociedad alcance sus objetivos.

Entonces, la objeción está en que, al ser personas en condiciones de precariedad y ser víctimas del actual sistema capitalista, aceptaron ser “trabajadoras/es” de PILARES, como un programa con sentido social, mas no de MORENA o del gobierno en turno, y lo que les pedían hacer en dicha estrategia era realizar proselitismo político “hola, buenos días, venimos por parte de la doctora Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México, somos parte del programa PILARES…”

Asimismo, cabe destacar que por ello los y las trabajadoras de PILARES se han empezado a organizar para implementar acciones que los acerquen a los derechos que les han sido negados y, de esa manera, consolidarse como ciudadanas y ciudadanos activos de una democracia participativa, como el gobierno de la ciudad pregona.

Sin embargo, que tampoco se confunda la derecha más acérrima, no es que marchen los sectores más precarizados para hacerle la campaña política al PRIANRD, está claro que ellos no llegarán al poder, están derrotados. Lo importante es abrir el diálogo con las instituciones de gobierno que no han hecho las cosas del todo bien, pero que lo están intentando. En ese sentido, parte de la crítica que hacen, no solamente los compañeros de PILARES, sino todos los movimientos sociales, ya sea de estudiantes, de maestras/os, de trabajadoras/es, las feministas y la población en general, no se halla encaminada a acabar con el gobierno, por el contrario, busca fortalecerlo para que no vuelvan a gobernar los partidos políticos que tanto mal han hecho a México.

De lo que se trata es de crear organizaciones de trabajadores y trabajadoras que hagan frente a las políticas de despojo emanadas del capitalismo y del neoliberalismo que acrecientan la desigualdad social, que sean la fuente de empoderamiento del gobierno que se dice de izquierda y que gobiernen juntos; que puedan desarrollar políticas públicas a través de propuestas de la población que más sufre opresión, que son los y las mismas trabajadoras y trabajadores. Que sean, pues, creadores de esperanza.

 

Hacia una Democracia Participativa.

Hay que dejarlo claro, la democracia participativa tiene que ver con que la gente involucrada en situaciones o problemáticas públicas desarrollen alternativas y participen activamente para resolverlas, no se reduce al hecho simple de dejar un voto en la urna. Por ello, la propuesta que traen las y los trabajadores de PILARES de ser parte, no tanto de la crítica, sino de la solución, es darle un salto al desarrollo de la Ciudad de México.

En consecuencia, este lunes 29 de noviembre del 2021, cientos de trabajadoras y trabajadores precarizados/as de PILARES, de la Comunidad de trabajadores de Ciberescuela, Autonomía Económica, Promotores Culturales Comunitarios, Cultura Comunitaria y TAOC, marcharon desde Bellas Artes hasta el zócalo capitalino, manifestación que se realizó para visibilizar su descontento y hacer llegar el pliego petitorio en las inmediaciones de la Fiscalía de Partes de la CDMX, quienes aceptaron dichas propuestas para poder discutirlas.

Algunas de las demandas a discutir con las autoridades son:

  • Derecho a la continuidad, al trabajo y contratación basificada.
  • Que se modifique el estatus de nuestra relación con el programa (Que se cambie la figura de becarios por la de trabajadores adscritos a los programas Ciberescuelas y Autonomía Económica en PILARES, Promotores Culturales Comunitarios, Cultura Comunitaria y TAOC).
  • Recontratación de todos/as los/las trabajadores/as que actualmente laboran en los programas Ciberescuelas y Autonomía Económica en PILARES, Promotores Culturales Comunitarios, Cultura Comunitaria y TAOC.
  • Se nos otorguen los derechos laborales y obligaciones que se estipulan en la Ley Federal del Trabajo:
  1. Seguridad social
  2. Reconocimiento de la antigüedad
  3. Estabilidad laboral
  4. Oportunidad de crecimiento laboral
  5. Vacaciones
  6. Aguinaldo
  • Igualar los salarios al de mayor monto y que se aumente de acuerdo a la inflación.
  • Toma de decisiones en espacios democráticos, elegir y evaluar a los coordinadores y que roten cada año.

Publicado en Noticias y etiquetado , , .

Un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *