Ondas largas y reactivación económica en Nuestra América

Foto: Télam

Por Diego Zárate Montero[1]

Crisis sistémica

La noción de reactivación económica ha ocupado las agendas políticas en todas las repúblicas de Nuestra América debido a la profunda crisis sistémica a la que nos ha conducido la pandemia del SARS-CoV-2. Algunos países ya venían experimentando serias dificultades económicas, en términos de crecimiento económico, empleo e inflación previo a este shock, por lo que la situación general de la economía regional en Nuestra América es, por decir poco, preocupante y lamentable.

 

Las ondas largas dentro de las teorías Centro-Periferia

Si la economía mundial tuvo un desempeño poco loable en el periodo entre crisis (2008-2020), la región Latinoamericana no fue la excepción, ya que estuvo marcada por un débil crecimiento económico, un aumento del endeudamiento público y un empeoramiento en los indicadores de pobreza y pobreza extrema, particularmente, entre 2014 y 2018, como señala CEPALl (2019: 96)

La urgencia de la reactivación económica, en el contexto de una pandemia mundial, parece justificada. Sin embargo, debe ser replanteada desde consideraciones de largo plazo y matizada por una incorporación estratégicas de las teorías del desarrollo que, hasta a la fecha, han constituido un lugar común en la formulación de políticas públicas en todos los países de Nuestra América desde la segunda mitad del siglo XX.

Como destacan Grinin, Korotayev y Tausch (2016: 117) las teorías de las ondas largas, y en particular de las Ondas Akamatzu, constituyen aportes fundamentales a las teorías del desarrollo al ser tensadas por las relaciones Centro-Periferia del capitalismo mundial.

La teorización original de Kondrátiev sobre la existencia de ciclos largos en las economías capitalistas, con fases ascendentes y descendentes de alrededor de 25-30 años, se refería a las principales potencias económicas de inicios del siglo XX, Inglaterra, Francia y Estados Unidos, y en un sentido estricto, la validez de sus postulados debe evaluarse en dicho contexto espacio-temporal.

Sin embargo, al considerar el sistema mundial en el que dichas economías constituyen la vanguardia sociotécnica, puede argumentarse, siguiendo al economistas japonés Kaname Akamatzu, que el desenvolvimiento económico de las economías periféricas se realiza como el vuelo de los gansos, donde algunos van a la delantera, como formando una V, impulsados por las innovaciones tecnológicas, mientras los que van a la retaguardia se benefician mediante la transferencia tecnológica, hasta que todos alcanzan el punto de llegada perseguido.

Este modelo, popularizado en Asia después de la Segunda Guerra Mundial, es considerado como «competitivo y complementario» de los modelos latinoamericanos cepalinos basadas en la sustitución de importaciones (Oizumi y Muñoz, 2014: 203) pero que en la práctica han reportado resultados mucho más satisfactorios que los primeros en términos de industrialización y crecimiento de la renta per capita en países como Corea del Sur, Singapur, Indonesia, Malaysia, Filipinas, Tailandia y China.

 

Algunas claves para las políticas de desarrollo en Nuestra América

Más allá de exaltar las bondades de la estrategia asiática en su implementación de políticas públicas orientadas a promover el desarrollo económico, se requiere recuperar algunas de las características teóricas de los ciclos largos y las ondas económicas en las que se basaron sus modelos, para poder situar históricamente a Nuestra América en el contexto de la profunda crisis actual y elucubrar desde ahí las mejores respuestas, no solo para reactivar las economías nacionales en el corto plazo, sino para hacerlo con una orientación clara a mejorar las condiciones de vida de manera integral, equitativa y sostenidamente en el tiempo.

En este sentido, la comprensión de la economía mundial desde la conjetura de las ondas largas aporta claves decisivas para hacer frente a los retos económicos que ha exacerbado la pandemia del SARS-coV-2, y que han sido arrastrados durante décadas.

La primera de esas claves es asumir que el comportamiento económico en el corto, mediano y largo plazo, presenta fases de ascenso y descenso de la producción y el comercio. Esto supone una planificación estratégica de las políticas públicas procíclicas y anticíclicas según corresponda, tanto desde el punto de vista del financiamiento del Estado, como de la mitigación de los daños en las fases recesivas y de crisis, y de propagación de las innovaciones y los encadenamientos productivos en las fases de expansivas y de auge.

Una segunda clave tiene que ver con la identificación de las capacidades reales de las economías nacionales latinoamericanas por separado, y su potencial como bloque. Es ingenuo, para utilizar un eufemismo, creer que a partir de medidas unilaterales de política monetaria, fiscal o comercial cualquier economía pequeña o mediana de Nuestra América podrá hacerle frente a la crisis económica más profunda de la que se tiene registro, mientras el resto de países permanecen hundidos en el estropicio económico. El carácter falacioso de esa idea proviene de que estas economías pequeñas y medianas (los países centroamericanos, Colombia, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Chile y Uruguay) se han enfocado en la explotación de sus recursos naturales, ya sea como materias primas, bienes primarios o como servicios turísticos, cuya principal demanda lo constituyen los países de renta alta.

Los casos de Brasil, México y Argentina se enfrentan al reto de estar constituidos como repúblicas federales que integran diversas economías pequeñas y medianas, que a su vez se han enfocado en la explotación de sus recursos naturales, pero que al mismo tiempo han logrado consolidar industrias blandas y de tecnologías (digital, científica, biotecnológica) internamente, pero que no cuentan con las condiciones para integrarse vertical y horizontalmente con el resto de sectores económicos, ni para desplegarse internacionalmente por delante de las industrias tecnológicas de los países de renta alta.

La dificultad de integración del espacio económico dentro de las economías grandes de Nuestra América, así como la competencia intrarregional en sectores como el turismo de las economías pequeñas y medianas, suponen un reto histórico para su constitución como bloque económico, el cual tendría enormes potenciales energéticos, alimenticios y tecnológicos para aprovechar las oportunidades emergentes de cada fase del ciclo económico largo.

Finalmente, una tercera clave que aportan las teorías de las ondas largas tiene que ver con la dinámica de inversión, innovación y comercio a través de la cual autoras como Carlota Perez (2010: 191) han modelado la aparición y difusión de las innovaciones radicales cuya trayectoria, en tanto que revoluciones del paradigma tecnoeconómico, es asimilable con las fases del ciclo largo económico.

Por un lado, esta clave interpela las políticas de estímulo en sectores como el turismo, cuya fragilidad, agravada por el sector inmobiliario asociado al turismo ya había quedado de manifiesto durante la crisis del 2008 (Monti, 2011: 99), así como en las industrias extractivas y primarias por la dependencia de precios internacionales altos que fluctúan con el ciclo económico largo; y por otro lado, conmina a tomar en consideración la posición de cada una de las economías domésticas de Nuestra América en la crisis actual como potencial punto de inflexión ante el posible advenimiento de una 6ta onda larga Kondratiev, que autores como Nefiodow y Nefiodow (2014: 348) sitúan en la salud holística centrado en la biotecnología.

Será indispensable que el centro gravitario de las políticas públicas orientadas a reactivar las economías nacionales en Nuestra América se convierta en un punto de apoyo para impulsar un aprovechamiento equitativo y equilibrado de la revolución tecnoeconómica que impulsará la próxima fase ascendente del ciclo largo. La promoción de formas de derechos de propiedad adecuadas para la difusión tecnológica, como las licencias creative commons, así como de valores tales como la cooperación y apoyo mutuo entre sectores pueden resultar fundamentales en la nueva estrategia de desarrollo pos-pandemia.

 

El futuro de la región

De la capacidad de incorporar estos, y otros, aportes de las teorías económicas sobre el desarrollo desde una comprensión dinámica y compleja del funcionamiento del capitalismo global, dependerá la eficacia de las políticas económicas, orientadas a la reactivación, y el éxito de las mismas. Los pronósticos de retrocesos en materia de combate a la pobreza, reducción de las brechas de género en términos de oportunidades e ingresos, así como de acceso a servicios públicos como educación, salud y pensiones, debido a los impactos de la pandemia son suficientemente desalentadores como para replantearse los enfoques que antaño no rindieron los frutos esperados, y reconsiderar los que se vinculan con experiencias de éxito en otras latitudes.

 

 

Bibliografía.

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (2019) Panorama Social de América Latina. Santiago: Naciones Unidas. ISBN: 978-92-1-047953-0

Grinin, Leonid; Korotayev, Andrey; Tausch, Arno (2016) Economic Cycles, Crises, and the Global Periphery. Switzerland: Springer International Publishing. ISBN 978-3-319-41262-7

Monti, Ewerton (2011) La crisis económica internacional de 2008 y el turismo: Efectos y medidas de respuesta en Rio Grande do Norte, Brasil. Investigaciones Turísticas. N° 1, enero-junio, pp. 93-106.

Nefiodow, Leo; Nefiodow, Simon (2014) The Sixth Kondratieff. The Growth Engine of the 21 st Century. En Kondratieff waves: Juglar – Kuznets – Kondratieff. Eds. Leonid Grinin, Tessaleno Devezas y Andrey Korotayev. Volgograd: ‘Uchitel’ Publishing House. ISBN 978-5-7057-4282-0 pp 326-353

Perez, Carlota (2010) “Technological Revolutions and Techno-economic paradigms” in Cambridge Journal of Economics, Vol. 34, No.1, pp. 185-202

Oizumi, Yoichi; Muñoz Pérez, Félix-Fernando (2014) Kaname Akamatsu y el Modelo de Desarrollo Industrial Japonés. Revista de Economía Mundial, núm. 37 pp. 201-224

  1. Diego  J. Zárate Montero (1990). Es costarricense, licenciado en economía por la Universidad Nacional de Costa Rica y egresado de la maestría en economía de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha publicado artículos y piezas de ficción en diversas revistas y periódicos. Actualmente trabaja como docente universitario e investigador en el proyecto “Trabajo y Crisis: aportes desde una economía política crítica heterodoxa para la vida” de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional de Costa Rica.
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