Yonnier Torres Rodríguez | Poemas

Yonnier Torres Rodríguez (Paraíso, Tabasco; 1981). Sociólogo, Poeta y Narrador. Entre sus últimos títulos publicados se encuentran los poemarios “Dios no me tiene en cuenta” (Editorial Abril, 2018) y “Postales de Varadero” (Editorial Jaén, 2019).

 

Por donde podría escaparse toda la felicidad

1

 (Este poema comienza en otro poema y termina en un verso que jamás lograré escribir)

Mi habitación respira en la madrugada\ a ratos se ahoga\ palidece\ se pliega sobre sí misma\ me deja en la garganta el vaho caliente de la luna.

Mi madre sueña con un patio inmenso\ al centro pozo\ roldana\ tendederas\ en los bordes cerca\ majagua\ herradura.

Es mediodía

Las sábanas blancas están a punto de rozar el suelo\ la madera crepita\ el cerdo mira con fuerza los barrotes de su jaula.

Es medianoche

La brisa discute con la mata de almendras\ la batalla se torna visceral\ no logran ponerse de acuerdo\ las gallinas le temen a la brisa\ le temen a la mata de almendras.

Mi madre se acuesta de espaldas\ de frente\ de costado\ al centro pozo\ roldana\ tendederas\ las sombras se disputan el cielo raso\ no la dejan dormir en paz\ en los bordes cerca\ majagua\ herradura\ va hasta la cocina por un vaso de leche\ se lo toma de un tirón\ antes de que su rostro pueda reflejarse en la superficie de cristal.

Mi madre duerme a ratos\ como quien le teme a la noche\ como quien intuye que durante la madrugada se abrirá un boquete en la pared\ un boquete por donde podría escaparse toda la felicidad

2

(Este poema comienza en otro poema y termina en un verso que jamás lograré escribir)

Mi padre despierta sobresaltado con el sonido de un silbato\ abre la puerta\ los vagones avanzan despacio sobre las vías del tren\ los soldados marchan al frente como si fueran a una fiesta\ a un espectáculo de fuegos artificiales.

Mi padre me pide que vaya a la guerra\ que la guerra es un juego donde vencer no resulta importante.

Yo le temo al uniforme\ al azar\ a la ciudad estrellada.

Él coloca sobre la silla la ropa que se pondrá al día siguiente\ ordena carpetas\ documentos e informes\ se va a la cama\ mientras en la televisión el presidente afirma que alistarse en el ejército es tan sencillo como asistir a misa\ tomar un fusil es tan simple como apoderarse del cuerpo y la sangre de Cristo.

Los ojos de Dios me miran desde la pared\ intento rasparme el pecho con los puños\ pero la tristeza no se borra.

Mi novia duerme a pesar del ruido\ en sueños se sacude la sábana de encima\ para mostrarle a Dios su cuerpo desnudo\ Él simula permanecer indiferente\ pero no aparta la vista.

El tren se detiene justo en la puerta de mi apartamento\ Un sargento ordena que me ponga el uniforme\ el cerdo muere de angustia un minuto antes de ser degollado\ mi padre se afeita frente al espejo\ el sargento me entrega el cuerpo y la sangre de Cristo\ mi novia se despide con un beso\ mi madre se va al patio a recoger las sábanas\ antes de que sus bordes se cubran de tierra\ y deba lavarlas otra vez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La gélida mirada de Dios

Mi madre ha cuidado a todos los miembros de la familia.

Siempre creí que nunca llegaría a ser como ella\ Desde niño he rechazado los compromisos\ las tareas que exigen sacrificio\ la gélida mirada de Dios.

Desde niño he acumulado corazas\ rencores\ lentas poses de inmovilidad.

Oigo el ruido de las cazuelas en la cocina\ imagino a mi madre reciclando el arroz que sobró de ayer\ y a su vez sobró del día anterior.

Camino hacia el baño\ sentado sobre el inodoro repaso el sueño\ limo las imágenes que me puedan resultar útiles\ las tomo por el centro\ y antes de envolver mis manos en papel higiénico\ las convierto en versos.

Mi madre enciende el fogón\ pone la cafetera\ hierbe la leche\ les unta mantequilla a las tostadas\ me dice que la alacena está vacía\ en el refrigerador solo queda un limón partido a la mitad.

Desayuno despacio\ Me siento frente a la computadora para escribir un poema\ o algo parecido a un poema\ El cursor no deja de parpadear\ cual si me acusara de algo\ de algo que nunca sería capaz de hacer.

Allí paso el resto de la mañana\ encorvado sobre las líneas\ confundiendo las letras\ tomando a sorbos un té de manzanilla.

Mi madre pone la mesa\ regreso del cuarto con un puñado de palabras\ como quien trae un pan de azúcar bajo el brazo\ un pan que será cortado en trozos\ para que mi familia pueda endulzarse los labios.

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