Por Diego Medina
[…] la muerte es la verdadera afirmadora: solo dice sí. Ante la eternidad
Rilke
Sergio Carrillo Loo fue un poeta chilango nacido el 14 de abril de 1982 a quien el cáncer nos arrebató prematuramente el 28 de enero de 2014, su carrera, aunque breve, lo consolidó como un referente de la poesía mexicana de finales de los dosmiles y principios de los domisldiez. Participó en diversas antologías, escribió guiones para cortometrajes y para la película Yo soy la felicidad de este mundo (2014) de Julián Hernández, incursionó en la narrativa con House: retratos desarmables (2011) y Narvarte pesadilla (2017, edición póstuma). Entre su obra poética destacan Sus brazos labios en mi boca rodando (2007), Guía Roji (2012) y, desde luego, Operación al cuerpo enfermo (2015, de publicación también póstuma).
Sergio se ha convertido, sin embargo, en un poeta de culto, en parte por su talento y sus escritos que encabalgan los géneros literarios y porque lo rodea la leyenda del poeta que escribió del cáncer que lo mató, dicha obra es Operación al cuerpo enfermo, la cual fue publicada por la Universidad Autónoma de Nuevo León y Editorial Sexto Piso el año posterior a su muerte gracias al trabajo de familiares y amigos. Este libro se reeditó en 2023 bajo el sello de Editorial Comisura, aunque se trata de una versión de tapa blanda, sin el diseño de la primera versión y en general de una calidad inferior, no obstante, merece una oportunidad ya que los ejemplares de la primera edición se agotaron. Aunque puede encontrarse la versión electrónica en Poesía Mexa [ Aquí].
Este libro destaca por poner en crisis los géneros literarios, por ejemplo, en la edición de 2015 forma parte de la colección de Poesía, mientras que la ficha para su compra en la edición de 2023 nos habla de narradores y autobiografía ficcionada. Esta discrepancia en la clasificación del género literario se debe a que el libro integra elementos asociados a la poesía, otros de la narrativa y otros más bien experimentales, pero si ubicamos este libro dentro del proyecto escritural de Sergio Loo, lo indicado sería clasificarlo como poesía, ya que anteriormente el autor había experimentado con la hibridación de discursos, la metatextualidad y la construcción de una poética transmedia, como lo es el monólogo en Yo soy la felicidad de este mundo (2015), donde una voz en off declama un poema mientras sucede un performance, de la misma manera en Operación al cuerpo enfermo suceden muchas cosas sincrónicamente.
Antes de discutir la forma de la obra, tratemos de identificar la estructura de ésta. El poemario tiene 137 títulos que corresponden a partes del cuerpo, por ejemplo “Metatarso”, “Falanges”, “Lóbulo frontal”, etc., además es importante mencionar que el primer texto es escrito a forma de bitácora, en dicha bitácora de apenas una cuartilla el autor escribe desde la perspectiva del enfermo y parece (he ahí el artificio) que va contarnos su historia. Sin embargo, en los restantes 137 fragmentos seguimos la historia de Cecilia y Pedro, el problema es que Pedro a veces funciona como la pareja del enfermo y otras como el enfermo, finalmente el autor revela que Pedro es una invención para contar la historia de la enfermedad y esa es la operación al cuerpo enfermo: escribir sobre la enfermedad, poetizar el cuerpo enfermo.
Pedro y Cecilia funcionan, hasta cierto punto, como psicopompos que acompañan al lector en el descenso al infierno que supone la enfermedad, es decir, estamos frente a una poética de catábasis. El que se cuente una historia, pseudo autobiográfica, no convierte dicha obra en una novela, ni en narrativa, de hecho, la inestabilidad de los personajes se debe a la necesidad del texto poético de explorar la enfermedad, el cuerpo y el lenguaje —principales temas del libro— desde diferentes aristas. No se trata de herramientas narrativas para contar una historia con un solo significado, de hecho, la polisemia y la ambigüedad son herramientas que se usan en esta obra para crear una especie de caleidoscopio sobre los temas tratados.
Nora Reneé habla de un texto-instalación, retomando dicho concepto de Teresa López-Pellisa, sin embargo, advierte que la propuesta de una bitácora de la enfermedad es desmantelada por el propio autor para que el texto opera como una “instalación”, es decir, como una especie de performance. La propuesta no me parece mala del todo, de hecho, hemos mencionado antes que Loo fue un escritor transmedia y que en algunos de sus proyectos pasaban muchas cosas al mismo tiempo. Sin embargo, creo que, aunque “intrincado”, Operación al cuerpo enfermo se puede leer como un poema cuyo fondo y forma es la metástasis.
Sucede que los recursos metatextuales, las referencias a otros géneros como la novela, el guion o el cine , usar láminas anatómicas (33 en total), así como títulos anatómicos en cada fragmento están relacionados con los temas centrales: cuerpo, enfermedad y lenguaje, siendo este último el tema eje del poemario, pues es a través del lenguaje que el género literario, el cuerpo, la enfermedad y el propio lenguaje entran en crisis, todo esto sucede de forma sincrónica. En este sentido, el lenguaje es un rompecabezas tridimensional, cuya aparente solución es imposible, pero ahí donde colisiona el cuerpo y el lenguaje me parece que triunfa la poética del cuerpo enfermo: el desarme, “Mi yo adolescente, suicida despeinado, me dice que no tenga miedo, que desarticule los mecanismos de supervivencia y estaré mejor. Así es”.
Un fracaso liberador, similar al fracaso en la anábasis sorjuania cuando la Décima Musa declara al final del Primero Sueño: “el mundo iluminado, y yo despierta”. La poética de Operación al cuerpo enfermo es la del fracaso del lenguaje como herramienta —bisturí— para curar la enfermedad, detener la muerte, pues en este fracaso el poeta se libera y entonces trasciende. Este poema me parece una odisea del lenguaje ante el cuerpo enfermo, cuyo final redime al enfermo desahuciado, con la aceptación del fracaso. En este punto me permito hacer mías las palabras de Andreu Jaume sobre las Elegías de Duino de Rilke: “Al dejar de ser futuro amenazante, la muerte ya no es reducible al ahora y la vida queda libre, al igual que antes la palabra y la cosa”.
Si bien la poesía de Loo no emana de una inspiración rilkeana, por lo que he podido leer de su obra, sí que hay una convergencia en la conclusión de este poemario con la conclusión del poeta checo. Sin embargo, algo que caracteriza este poemario, como otras producciones escriturales del autor, es su estética camp a través del humor negro, la sátira, la ironía de sí mismo, de la ciencia médica y las convenciones sociales, un rasgo identitario de Loo y de la comunidad LGBTTTIQ+ a la que perteneció, he ahí otra contribución del autor en la relación entre lenguaje, cuerpo y enfermedad.
Finalmente, a diez años de la primera edición de Operación al cuerpo enfermo me resulta fundamental leer y hablar de un autor tan juguetón —lingüísticamente hablando—, tan inteligente, pues no es menos que admirable la destreza con la que está articulada la obra y los detalles de su propuesta estética, así como hablar de la sensibilidad con la que aborda el tema del cáncer, todavía tabú entre muchos. Espero que esta breve observación de su obra, que no agota otros análisis, sirva de invitación para que se acerquen a una de las mentes más lúcidas y humanas del siglo XXI.
Respecto a la calificación del libro me permitiré ser totalmente imparcial como sucede cuando uno es fan y le daré a este libro un 5/5. Aunque la nueva edición tiene varias áreas de oportunidad le daremos una puntuación de 4.5/5, pues sigue siendo un imprescindible en nuestros libreros y repisas de poesía homosexual.