Crónica de una leyenda urbana: Por desobedecer a sus padres de Ana Clavel

Por Diego Medina

 

De caminar a oscuras por calles heladas hasta el amanecer

Te quedó una larga historia, una vida rota y todo por hacer
Hablas de poetas muertos y escribes canciones para olvidar
Que has sido ángel sin techo, bala por derecho y reina de bar

Dorian

 

Hace algunos años (2020) se reeditó La ciencia de la tristeza de Darío Galicia, de la cual hablamos brevemente aquí en Enpoli, en mi opinión este fue un suceso que marcó el fin de una época que ahora me parece lejana y resplandeciente —no pretendo ser objetivo—, la época de los dosmildiez fue una época de una efervescencia literaria como no se había visto desde la generación de medio siglo, repito que no pretendo ser objetivo. Una época en la que jóvenes poetas salieron a las calles, famélicos, con los corazones psicotrópicos y el deseo inmarcesible de cambiar el mundo o al menos de arrebatarle un poquito de utopía al futuro.

 

Jóvenes que inundaron los micrófonos abiertos, que reventaron la escena del poetry slam, que marcharon en el #Yosoy132, por Ayotzinapa, que fundaron editoriales independientes a granel, que fueron a las últimas MegaPedas de Ciudad Universitaria, una época en la que levantabas una piedra y aparecían cinco o seis poetas y cuya biblia fue Los detectives salvajes, además de los evangelios apócrifos que cada uno canonizaba para sí mismo. Pero eso sí: NUNCA OCTAVIO PAZ. Una escena literaria de jóvenes que se vio sacudida por el sismo del 19 de septiembre de 2017 y por el #Metoo, sin mencionar que muchos fueron víctimas de la edad, esa terrible enfermedad que a muchos les curó eso de la poesía y la utopía.

 

Luego, llegó el 2020 y la consabida pandemia que echó por los aires lo que quedaba de la poesía joven mexicana, poco antes, el 30 de diciembre de 2019 Darío Galicia había fallecido, la noticia medio se viralizó en los círculos literarios y se empezó a hablar de Los detectives salvajes y de San Epifanio, del poeta que había terminado en la indigencia tras una lobotomía y del homenaje que le iban a hacer en Bellas Artes en 2020. La muerte de Darío Galicia marcó no el fin del infrarrealismo —o del real visceralismo— después de todo las estéticas son inmortales malditos, pero sí él fue el fin de una época de la poesía joven, la muerte de ese santo laico, dejó huérfanos a los poetas jóvenes que no pudieron canonizarlo porque entre otras cosas estábamos encerrados, pero por otro lado, por una suerte de ironía poética, pues justo cuando la historia parecía hacer un ejercicio de memoria restaurativa, la muerte de Galicia no fue más que el fin que necesitaba una leyenda urbana como la suya.

 

He dicho que no pretendo ser objetivo porque hablo desde dentro de lo que pasó en aquella dispersa, caótica y muy sensual década de los dosmildiez, pero algo habrá de cierto en lo que digo. Al momento de escribir esto no puedo evitar sonreír con cierta satisfacción, pues a pesar de la traición de la edad, me parece que no me quedé con ganas de probar ninguna droga, ni de besar a nadie, fue una buena época y al final no hubo necesidad de irse al desierto de Sonora para dejar el pasado atrás. Aunque siempre tendremos…

 

*

El libro que nos convoca hoy, sin embargo, no es de Darío Galicia, bueno sí, más o menos, es decir, es sobre él, es una suerte de biografía ficcionada que Ana Clavel, la autora, construye gracias a un trabajo documental que incluye entrevistas, investigación de archivo, investigación documental sobre las lobotomías y trabajo de campo, pues la autora fue parte del grupo de escritores que acudió al llamado de la solidaridad para procurarle a Galicia una vida más digna en los últimos años de su vida. Sin embargo, Ana Clavel no se limita a hacer una biografía tradicional, ¿cómo podría hacerse semejante cosa con un poeta que se convirtió en leyenda urbana?

 

El libro de la autora sigue la vida de Darío G.Alicia —se nombraba así porque era un adepto de Lewis Carroll— a través de testimonios, reconstruye así sus años mozos y su ascenso en la vida literaria de la Ciudad de México, profundiza en la mitología de la lobotomía que le hicieron para curarle la homosexualidad y nos ofrece un testimonio patético —en el sentido griego de la palabra— de la caída en desgracia de uno de los pioneros de la poesía mexicana abiertamente gay, quien terminó viviendo en la indigencia.

 

El poeta, que fue inmortalizado en Los detectives salvajes de Roberto Bolaño, habría sido víctima de un aneurisma o de una lobotomía —o de ambas— dependiendo el testimonio, nunca lo sabremos, pero de lo que sí parece haber certeza es de que después de ser internado en el hospital las capacidades intelectuales y la creatividad de San Epifanio decaerían progresivamente, situación que lo llevó a vivir en la indigencia, luego de que su madre muriera, la única persona que le había sido leal, muriera. El poeta sería rescatado por un grupo de amigos, quienes le procuraron cuidados durante sus últimos meses de vida.

 

Sin embargo, este libro no se limita a ser una simple biografía, pues Ana Clavel introduce una serie de digresiones, reflexiones, invenciones y un ¿relato? inserto — “G.Alicia a través del espejo” — a lo largo del cual dialoga con Da Río, a veces G.Alicia, en forma de conejo blanco apresurado por llegar a tiempo a quién sabe dónde, otras en forma de la sonrisa de un gato que se desplaza caprichosa y etéreamente por las profundidades de ese mundo de maravillas, en cualquier caso, Darío es el psicopompo que nos guía en los misterios alrededor de su leyenda y su poesía. Al principio, como todo texto que pone en crisis los géneros literarios, resulta complicado adecuarse a la estructura propuesta, pero sólo al principio, posteriormente este recurso del cual Ana Clavel echa mano resulta en una metáfora juguetona de la personalidad del propio Darío Galicia.

 

El libro rescata varios poemas de Galicia; tiene, como hemos dicho, una fuerte relación intertextual con Alicia a través del espejo, pero no es la única, se menciona, por supuesto, a Roberto Bolaño y Los detectives salvajes, y a una pléyade de escritores, a Angélica María, y se termina el relato con una canción del gran Charly García, a saber, “Canción de dos por tres”.

 

Por desobedecer a sus padres de Ana Clavel es parte de la bibliografía obligada para los interesados en la vida y obra del mítico autor-personaje, sin embargo, como es un texto que se desarrolla intermitentemente en la ficción y no consigna sus fuentes (lo cual echamos de menos, sobre todo en los testimonios) lo que aquí se cuenta no pasa de ser “radio pasillo”, es decir, es parte de la leyenda urbana. Literatura, pues. Le agradezco a Ana Clavel por esta novela —ya hemos dicho que el género está en crisis en este libro— que nos da detalles sobre este ser tan querido por un servidor y cuya muerte y redescubrimiento marcó el fin de una época en la vida literaria del país.

 

En cuanto al precio de esta suerte de crónica, novela, collage de una leyenda, oscila entre los $359 y los $400, dependiendo de la librería; los materiales son de excelente calidad, no esperaríamos menos por el precio, ni por la editorial: Alfaguara, la portada no es de mis favoritas, pero no está mal. Mi calificación final para este indispensable es de 3.9/5.

 

P.S. Darío Galicia nació un 24 de julio así que he pensado que podríamos hacer una lectura anual en su memoria, ¿qué opinan?

 

 

 

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Un comentario

  1. Gracias a este texto ahora leeré “La ciencia de la tristeza” y “Por desobedecer a sus padres”.
    Me recordé de un poeta regio que también desapareció y entiendo que se le llegó a ver en situación de calle también. 🙁

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